lunes, 16 de enero de 2017

El canario canta.

- ¡¡¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡Corre, pon la radio que habla Luis Bárcenas! ¡Que emoción! Mira, mira, se me saltan las lágrimas. - La Cotilla estaba hecha un flan y sin aliento. Había subido las escaleras de dos en dos y ni siquiera se enteró de que yo estaba desayunando. Solo tenía oídos para la voz, varonil y segura, de su gurú. Y mientras él iba largando delante de un juez las pillerías de las que le acusan a él y a otros, yo seguí comiendo tranquila porque, llevada por el frenesí, la vecina no me quitaría la comida.

De repente empezó a gritar como una fan enloquecida: ¡¡¡BARCENAAAAAAAAAAAS, TE QUIEROOOOOOOO!!! ¡¡¡QUIERO UN HIJO TUYOOOOOOO!!! Las lágrimas le salían a borbotones. Cuando el suelo de la cocina acabó lleno de lágrimas y mocos, me preocupé. - ¡Coja la fregona, coñe, que nos vamos a resbalar!

Entre la escandalera histérica oí la voz amenazadora de la abuela - "¿Qué le has hecho a mi amiga?" - Creo que tiene un orgasmo descomunal¡ Que pesada está con Luís Bárcenas. Y encima, con tanto griterío que monta, no sé que dice. - "Yo lo oía en el rolls royce. Canta como un canario flauta dando nombres, fechas y cantidades. No quiere ir solo a la cárcel" - Bien puesto tiene el apodo de Luis el cabrón. Cuando el juez diga ¡todos a la cárcel! entrarán en fila india. - ¡¡¡No digas eso, boba de Coria. MI Luis no ha hecho nada!!!

Otro que entró en casa fue Andresito. - ¿Qué le pasa a la Cotilla? ¿Se ha pillado un dedo con la puerta? - Ojalá, no gritaría tanto si fuera así. Es que habla su gurú y va desatada. - Ay, nena, no me hables. Quién va desatada es mi madre ¡A sus años y lleva dos días sin salir de su habitación! - ¿Ha cogido la gripe? - ¡Va más caliente que un misto! - Hasta la abuela se escandalizó. - "¡No hables así de tu madre!"

Cuando en la radio dieron paso a otra noticia y dejamos de escuchar el histerismo de la Cotilla, me enteré que a los cubanitos culito-respingones les hizo efecto las viagras que les había dado la Momia para que se mantuviera la hinchazón trasera, que no se mantuvo porque el efecto del veneno había pasado pero el de delante había comenzado.

Me moría de envidia y despotricaba en voz alta cuando estaba sola: - ¡¡¡Que suerte tiene la puñetera Momia, que es más vieja que Matusalen y disfruta de lo que me correspondería A MI, por edad ¡¡¡LA MADRE QUE LA PARIOOOOOOOO!!! - Pascualita, sentada en el borde del acuario, mostró su horrible sonrisa mientras con los deditos hacía la señal de OK.

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