martes, 17 de enero de 2017

Sant Antoni obra el milagro.

No me puedo quedar a la Cotilla de encima ni con agua caliente. Hizo que le grabara la declaración de Bárcenas y se pasa el día delante de la televisión, viéndola una y otra vez, sin descanso ni sosiego porque sigue gritando como la primera vez que lo vio. Y ahora, encima, dice: - ¡¡¡QUIERO UN HIJO TUYOOOOOOOOOO!!!

Hasta me da vergüenza salir a la calle porque se ríen de mi. La primera vez que una vecina me preguntó qué pasaba en mi casa con tanto escándalo, se lo conté, luego la tía corrió la voz y ahora hay un cachondeo general en el barrio. Y como la Cotilla no sale a la calle, recaen las guasas sobre mi.

Tampoco se va a trapichear y limpiar cepillos de iglesias. Ni se lava, ni se peina, apenas come. Vamos, que está hecha una pena y la que aguanta los olores soy yo. Le dije a la abuela que se la llevara a la Torre del Paseo Marítimo, al fin y al cabo es su amiga de toda la vida. - "Que egoísta eres, boba de Coria. Menudo jaleo tenemos en casa con la Momia, que es un no parar, para que encima me endilgues a la Cotilla. Dale chinchón y te dejará tranquila" - ¡Dale tu también chinchón a tu suegra y la borrachera acabará con su ardor uterino! - "¡Mira, por una vez dices algo coherente!"

Que poco caso hizo la vecina del chinchón ¡Si es que no lo veía! Decidí que había que tomar al toro por los cuernos: empecé pasando una copa llena delante de sus narices. Esperaba que su aroma obrara el milagro de devolverla a la realidad... Pero, no.

- ¡Mira si es previsor mi gurú, boba de Coria! Guardaba dinero fuera de España en plan Fondo de Pensiones para que, el día de mañana, tener un capitalito por lo que pueda pasar ¡Y por esto, los envidiosos, lo quieren mandar cuarenta y tantos años a la cárcel! ¿Cómo quieres que coma o beba si se me cierra el estómago del disgusto ante tamaña injusticia?.

Mojé pan en el chinchón, le abrí la boca y se lo comió sin enterarse. Me paseé con la botella por delante de la tele y era como si me hubiese vuelto transparente... Llamé a la abuela para contárselo - "¡Pues la Momia y los cubanitos culito-respingones llevan todo el día durmiendo la mona!" - ¿No se habrán mueto? - "Ella ¡que vaaaaa! Ellos no lo sé"

Me asomé al balcón con Pascualita. Llovía. Hacía viento y frío y yo estaba harta del invierno, de la Cotilla y de... ¡¡¡NIEVEEEEEEEEEEEEEE!!! (grité) - ¡Estaban cayendo copos blancos que se fundían al tocar el suelo, Pero nevaba! - La voz de la Cotilla en mi espalda, me sobresaltó. - ¡¿NIEVA?! ¡¡¡QUE ILUSIÓN!!! - Metí a Pascualita, apresuradamente, en el bolsillo de la bata. - ¡Me voy a verla! ¡¡¡Gracias Sant Antoniiiiiiii!!! - Y salió corriendo con la botella de chinchón en la mano.
















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