jueves, 16 de marzo de 2017

¡A por Beduliio!

 Por más que me esforcé en conseguir un acercamiento con Bedulio, no lo logré. En primer lugar porque a las cuatro de la madrugada no son horas para ir a visitar a nadie. Y aunque se lo remaché a la abuela, no quiso dar su brazo a torcer ¡buena es ella!

Después de tirarme un buen rato con el dedo pegado al timbre del interfono, una voz cascada y somnolienta preguntó - ¿Quién foño llama a eftas horafs? - ¡Hola, Bedulio, soy...! - ¡Vade retro, Satanás! ¡Lárgate o llamo a los GEOS! - Solo quería felicit... - Me colgó. Y no tuve más remedio que volver a casa porque me moría de frío y de sueño.

La abuela no quiso abrirme la puerta del portal - "¡Insiste" - ¡No. Abre! - "¡Qué cruz tengo contigo! A mi, a tus años, no se me escapaba ninguno vivo. Eres la vergüenza de la familia"

En la quietud de la noche nuestra conversación rebotaba por las paredes de las casas, amplificándose y pronto se escucharon voces de protesta - ¡Callarse ya, leches! - No me quedó más remedio que volver sobre mis pasos. Llamé de nuevo. - ¿Sí? - Hola, guapo... - ¡La madre que la parió! - ¡No tengas miedo que vengo sola y... - A traves del telefonillo oí un alarido desgarrador - ¡Aaaaaaaaaah! - ¡No te asustes. He dejado el ánima del abuelito en... casa... - Demasiado tarde me di cuenta de que mi comentario no había sido nada oportuno. - ¡¡¡IROOOOOOOS, FANTASMAAAAAAAAAAS!!! - No te exaltes, Bedulio. Déjame subir y te haré una demostración de mi erotismo. - Esto lo dije susurrando pero, con tanto grito, dudo que me oyera. Acabé enfadándome. - Bueno ¡ya está bien! ¿Acaso no eres un hombre y futuro Jefe de los municipales?... El alarido cesó pero le siguió un pesado silencio... - ¿Bedulio?... Abre y te haré padre.

Estuve más de una hora sentada en el portal esperando a que me abriera. Abrí el termo de los chinos para que Pascualita pudiera asomarse un poco. Hacía frío. Vi una tienda de 24 horas y compré chinchón. De vuelta al portal de Bedulio, Pascualita y yo, traguito a traguito, nos fuimos calentando y el primer rayo de sol me pilló cantando Asturias, Patria querida mientras la sirena se movía al compás en mi regazo, donde se había acomodado porque ha engordado y el termo le viene estrecho.

El roce de una tela en mi cara me confirmó que me había dormido y alguien pasaba muy cerca de mi. A través de los ojos legañosos, vi a Bedulio escaparse de puntillas, camino de donde estaba aparcado su coche. Me tiré en plancha sobre él, agarrándome a sus piernas, hasta hacerle caer de morros contra el asfalto. Entonces el demonio que hay en mi, actuó muy a mi pesar. - ¿Te vas sin saludar a los amigos? el abuelito te tiende la mano para que se la estreches. - Antes de acabar la frase, Bedulio aullaba como el Hermano Lobo. - ¡¡¡LO SABÍA, LO SABÍAAAAAAAAAAAAAA!!!

También Pascualita se dio un buen morrón cuando me lancé sobre el Municipal. Quedó algo grogi y MUY cabreada. Sin encomendarse ni a Dios, ni al Diablo. se impulsó con su fuerte cola de pez y cayó junto al cuello de la americana. Se escurrió, acercándose a la zona velluda del pecho del futuro padre del biznieto. Una vez allí ¡ATACÓ!

El escándalo en aquel barrio fue de los que hacen época. A Bedulio los vecinos lo trataron de borracho, drogadicto, corrupto y más que corrupto, vamos, que nadie le dijo Guapo y alguno le tiró un zapato. Para cuando conseguí hacerme con la sirena ya no quedaban pelos en el cuerpo del Municipal. - Buena depilación, dije. - Mientras el pobre lloraba, gritaba, moqueaba, temblaba como un conejo. Harta de oírla, pregunté a qué venía tanto escándalo. - ¡El ánima de tu abuelo ha estado a punto de... ¡snif!... dejarme sin hombría... ¡snif!... y casi lo logra! - Puse los ojos en blanco mientras miraba al cielo -. Aprendió que las cosas inútiles se tiran y... ya ves tú.


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