miércoles, 1 de marzo de 2017

La nieta se disfraza.

Para compensar lo que tenemos que aguantar de la clase política, hoy ha amanecido un día espléndido. Soleado y caluroso, de estos que te echan a la calle porque es un pecado quedarse en casa. Así que he metido, a duras penas, porque toda ella es un michelín cada vez más gordo, a Pascualita en el termo de los chinos y después de disfrazarme de monja sexi,con pestañas extralargas, labios rojo pasión, hábito rosa fucsia acabado en una impresionante mini falda ribeteada de puntillas y botas negras con tacón de vértigo, nos hemos ido a pasear.

El sol brillaba en todo lo alto, a la gente se la veía contenta porque, además, es fiesta. Encaminé mis pasos hacia es Born donde esperaba encontrarme con más gente disfrazada. Durante el camino me dedicaron risas, piropos muuuuy subidos de tono, nada que  no se de en Carnaval.

A mitad del recorrido las piernas me empezaron a flaquear ¿Cómo puede aguantar la abuela el suplicio de los taconazos durante horas y horas? ¡y bailando! Tuve que buscar un sitio donde sentarme. - ¿Te has escapado del convento, nena? (soltó uno que pasó por allí) - Ya me estaba cansando de tanto "gracioso" - Voy a ver a tu madre que es la Superiora. - le solté y se cabreó el tío.

Sentí la necesidad de meter los pies en remojo y me encaminé a la playa. - ¡Mirad, un pato mareado con hábito! jajajajaja - ¡Uf! que cargante es la gente. Pero debo reconocer que mi paso ya no era garboso. Mientras esperaba, agarrada a un semáforo, para poder cruzar hacia el mar, caí en la cuenta de que no había visto ningún disfrazado. Ni siquiera en es Born.

Tal vez era pronto... o me había equivocado de día. ¡Oh, no! ¡Estaba haciendo el ridículo en plena calle! - Unas chicas que pasaron corriendo a mi lado, me lo confirmaron - ¡La sardina ya está enterrada, tía! jajajajajaja - ¿La sardina?... ¿Hablaban de Pascualita? Miré el termo y allí estaba ella, observando el paisaje. Entonces... ¿qué sardina?... ¡Ostras! (me di un manotazo en la frente) ¡El entierro de la sardina fue ayer! Así que hoy es... ¡Cuaresma! Menos mal que estamos en el siglo XXI, que si no me queman en la Plaza Mayor.

Paré un taxi y di una dirección cercana a mi casa. ¡No quería que nadie supiera dónde vivo. Que vergüenzaaaaa! La cara de guasa del taxista me ofendió. Así que saqué a Pascualita, que iba medio dormida, y la aplasté contra la nuca del hombre diciendo - ¡Esto es un atraco! - Rabiosa por haber sido molestada, Pascualita atacó y en un abrir y cerrar de ojos, la cabeza del taxista quedó como una bola de billar. Antes de que pudiera reaccionar, arranqué a la sirena y un trocito de cuero cabelludo del guasón y salí corriendo como alma que lleva el diablo mientras él gritaba, lloraba, moqueaba y sangraba como un toro de lídia.

Unos pasos más adelante me encontré con Bedulio - ¡Detén a ese hombre! ¡Va borracho perdido y conduciendo! - El Municipal me miró de arriba abajo, sacó el móvil y llamó al cuartel. - Mandad a alguien. Yo estoy atendiendo un caso grave y no puedo hacerme cargo del taxista. - Partimos cada uno por su lado pero tuve tiempo de oírle decir. - Prefiero curarme en salud aunque me cueste una bronca del jefe.

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