lunes, 10 de abril de 2017

¡El anillo!

Bedulio no levanta cabeza. Está perdiendo la poca autoridad que tenía, por lo menos sobre nosotras. La Cotilla ha conseguido que, además de que no le requise las empanadas robadas, se comiera todas las que su estómago admitiera. Menudo tragaldabas - ¿Has estado a pan y agua? - Es que mi mujer me ha puesto a plan. Dice que no quiere avergonzarse de mi barriga cervecera cuando vayamos a la playa y paso más hambre un tonto... ¿puedo coger otra empanada? - ¡Sí, hombre, no te cortes!

El chinchón ayudó mucho a que diéramos buena cuenta de las empanadas pero  el anillo no aparecía por ninguna parte. - Vamos a dejar éstas para mañana, Cotilla. Solo de verlas me entran los siete males ¡Voy a reventar! - Entonces oímos un CRAK y la vecina se llevó las manos a la boca mientras soltaba un lastimero quejío. No pude contenerme y grité, entusiasmada. - ¡¡¡OLE, OLE Y OLE, VECINA!!! - Recibí una lluvia de empanadas.

Pascualita, que no había sido invitada a la merienda, apareció, arrastrándose, por el suelo de la salita. Fue cuando la Cotilla escupió lo que tenía en la boca: restos de empanada y ¡el anillo! aunque ella, quizás a consecuencia del dolor, tomó por un hueso. - ¡Me va a oir el Juanlanas del pastelero! ¿A quién se le ocurre poner huesos en el relleno? ¡Le pondré una denuncia!. - Te recuerdo (Bedulio estaba un poco achispado) que le has... ¡hip! robado una montaña jijijjijiiji de empanadas. - Por su culpa me he roto una muela ¡estamos en paz! - ¿La única que le quedaba? (yo estaba de cachondeo) - Esa sigue en su sitio. Es de la dentadura postiza que encontré en un contenedor de barrio rico. - ¡Ah, bueno. Más se perdió en Cuba. - Como se nota que no necesitas dentadura postiza... de momento ¿Crees que todos los días se encuentra una? ¡Que fastidio!

Mientras tanto, a Pascualita le llamó mucho la atención ese pequeño objeto brillante que por poco la deja tuerta. Intentó vengarse mordiéndolo pero no consiguió gran cosa. Y decidió llevárselo a su casa. La única que advirtió la maniobra fui yo. Y la ayudé a entrar en el acuario con el arte que me caracteriza, con un tri-tri-tripleeeeee!!! Pero la jodía no soltó la joya .

De repente Bedulio se puso a llorar a lágrima viva - ¡Soy un corruptooooooo! ¡Me mandarán a la cárceeeeeeeeel! - La abuela saltó de la butaca - "¿Qué has hecho, sinverguenza?" - Comerme el cuerpo del delitoooooo. - ¡Soy cómplice de la Cotillaaaaaaaaaa! - ¡Y de éstas dos también, Bedulio! (dijo ella) - "Te tenemos pillado por donde más duele" -  Así que, de detenerme, ná de ná... ¿Otro chinchón, amigo? - Vale... Ya puestos...

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