miércoles, 12 de abril de 2017

La abuela y la Cotilla van de pesca.

La próxima vez que a Pascualita le de por morder el pecho a la Cotilla, me la comeré en escabeche.  No hay quién aguante a ésta mujer desde que lleva cuatro tallas más de sostén. La abuela ha querido tirarla por la ventana y se lo he impedido ¡Seré tonta!

Cuando despertó y se vio tan voluminosa y exhuberante dio saltos de alegría y corrió a la salita para encenderle velas al ánima de mi primer abuelito. - ¡Este hombre tiene que estar en el Cielo! Con las barrabasadas que le hice cuando estaba vivo, siempre dirigida por tu abuela, y no me guarda rencor. Ahora me arrepiento de haberle dado un mejunje poco antes de que muriera. ¡Me voy corriendoooooooooo! - ¿A dónde va tan deprisa? - A pasearme junto a los yates del Paseo Marítimo para "exponer" mi mercancía y que la vean los millonarios. ¡Voy a ser más rica que tu abuela!

Fue una mañana m.a.r.a.v.i.l.l.o.s.a. porque nadie me molestó. De todas maneras, cuando ya estaba harta de estar sola y me aburría como una ostra, pensé que era raro que la abuela no se hubiera pasado por casa. Llamé a su móvil y contestó Andresito. - ¡Hola, nena! - Quiero hablar con la abuela, plis. - Hace un buen rato que salió diciendo que iba de pesca, pero no se llevó la caña. Solo los estilettos verde botella y un mini-vestido ibicenco que le sienta como un guante ¡Mira que es original tu abuela! vestirse así para ir a pescar jajajajaja

Enseguida supe que, para coger al pez gordo cuyo hábitat es un mega yate, las "artes de pesca" que llevaba la abuela eran las indicadas. ¡Pobre Cotilla, su gozo en un pozo!

Me llevé a Pascualita a la cocina y la senté sobre el azucarero mientras le comentaba la sucia jugada de la abuela a su amiga de la infancia. Entonces llamaron a la puerta. Con la sirena en la mano, abrí y me encontré frente a un municipal que estaba de toma pan y moja, que, muy serio, me entregó una citación del Juzgado para la Cotilla. - No vive aquí - Estoy bien informado. Bedulio me ha dicho que la traiga a ésta casa "donde viven sus compinches" han sido sus palabras textuales.  - Vaya con Bedulio... Tendré que apretarle las tuercas. - Los ojos del municipal se achinaron. - ¿Estoy escuchando una amenaza contra un oficial de la policía? - ¿Oficial? - Sí. - ¿Bedulio? - Sí. - ¿Me está contando un chiste? - No. - Pues yo no he amenazado a nadie, mi teniente general jijijijijijijijiji - ¿Se está cachondeando? - Igual que usted.(y luci mi mejor sonrisa) - ¿Hablamos en serio? - Hablemos jijijijijiji - ¡En serio! - ¡Perdón, perdón... ! - ¿Qué lleva en la mano? - Una sirena (dije tan pancha) - El municipal dio media vuelta y entró en el ascensor - Menos mal que Bedulio me avisó ¡Está tía está como un cencerro! - Cerré la puerta, satisfecha: el mejor modo de esconder algo es no esconderlo.


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