martes, 11 de abril de 2017

La Cotilla sospecha de todos.

La Cotilla está desesperada. No le entra en la cabeza que no hayamos encontrado el valioso anillo que cayó en la masa de las empanadas y ha empezado a sospechar de todo el mundo empezando por mi - Quítate la ropa, boba de Coria, que voy a hacerte un cacheo integral. - ¿Qué quiere decir con ésto? - Es lo que les hacen a los trabajadores de las minas de diamantes.  - ¡Está loca! Yo no tengo el puñetero anillo - Estoy segura que te lo has tragado ¡Bebe ésto! - ¿Qué es? ¿Una medicina? - ¡Un laxante!

De la abuela tardó más en sospechar porque es rica y no necesita quedarse con las joyas de los demás pero poco después cambió de idea. - ¡Lo tiene tu abuela! Me ha robado el anillo igual que hacía con mis novios ¡Es una ladrona! ¿Cómo no le vergüenza hacerle esto a una pobre jubilada que no llega a final de mes? - Lo mismo dirá el panadero que se ha quedado sin empanadas... - ¡No es lo mismo!. El puede hacer más pero mi pensión es la que es y no hay más cera que la que arde. 

Salió corriendo hacia la Torre del Paseo Marítimo pero, antes de llegar al ascensor, volvió a buscarme. - Pasa delante de mi que no quiero quitarte el ojo de encima, por si acaso. - No tengo ganas de ir de visita a éstas horas - Mis palabras cayeron en saco roto y "encañonándome" con su huesudo dedo índice, no me quedó más remedio que seguirle la corriente.  Pero fue un paseo en balde porque la abuela no estaba en su casa. - ¡Habrá ido a venderlo a un perista y se quedará con los cuartos! - ¿Cómo va a conocer la abuela a un perista? - Lo que no sepa ella, no lo sabe nadie.

Por el camino de vuelta intenté convencerla que, el único que puede tener el anillo es Bedulio -No digas tonterías, es un guardia. - Por eso nadie sospecharía de él ¡Fue el que más comió! - Eso es cierto ¡Vamos a su cuartel! - Pero tampoco tuvimos suerte. Nos dijeron que estaba en cama con un empacho monumental

Al entrar en casa, la Cotilla dio un grito - ¡Pascual! ¡Él tiene que haber sido! - ¿Pascual? Pero si no lo conoce. - No me hace falta. Es un cínico y un sinvergüenza porque, sabiendo que tu abuela está casada, el sigue, erre que erre, tras ella ¡Claro, como es rica, no quiere que se le escape la presa! Y tú, que eres una alcahueta, le bailas el agua para llevarte una buena comisión. - Me quedé pasmada. Nunca me habían dicho algo así. - No pongas esa cara de no haber roto nunca un plato ¿dime, dónde tiene sus encuentros amorosos? ¡Aquí, en tu casa! - Se me escapó la risa porque la vecina no iba desencaminada. Los encuentros entre la abuela y Pascualita ¡eran en mi casa!

La Cotilla tenía los nervios alteradísimos y no me costó nada que tomara unas copitas de chinchón - De copitas, nada. ¡Trae la botella, boba de Coria! - Al poco rato sus ronquidos "amenizaban" el ambiente. Aproveché para cerciorarme que el anillo seguía en el fondo del acuario. Metí la mano para cogerlo pero Pascualita me adivinó la intención e intentó morderme ¡Ese juguete era suyo! Le di un manotazo y voló hasta aterrizar en el escote de la Cotilla. Rabiosa como estaba, la sirena atacó pero la cogorza era tan grande que la vecina ni se inmutó, aunque el veneno hizo su consabido efecto y en unos minutos tenía unos pectorales que ya hubiese querido para sí Marilín Monroe... Bueno, si no encuentra el anillo (que no lo encontrará) por lo menos tendrá una agradable sorpresa.



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