miércoles, 17 de mayo de 2017

La lista se alarga.

Ni me enteré cuando llegó la Cotilla. Me había dormido como un ceporro después de pasarme media noche en vela. 

Estaba sentada delante de la tele, con una copa de chinchón en la mano y pinta de haberse bebido unas cuantas. No le quitaba ojo a la patalla donde daban la noticia de todos los días a la que solo cambian el nombre: Nuevo caso de corrupción : etc. etc. Después cogió el periódico que traía y recortó una foto que, después colocó en el altar de los Amigos de lo Ajeno. Me moví para ver quién era el personaje y entonces la Cotilla exclamó: - ¡Sabía que eres tonta pero no mala! Que detalle el de acojer a los turistas en tu casa. Los pobres se encuentran desplazados porque no conocen a nadie en el barrio.

¡Los turistas! ya no me acordaba de ellos. - ¿Dónde están? - Han ido al circo. Se lo he recomendado. Es un sitio para pedir trabajo como Fenómenos. No me había dado cuenta de lo feos y mal hechos que están. Uno tiene una nariz descomunal y el otro la Oreja de Dumbo ¡que adefesios, por Dios!

- ¿Por qué los manda a trabajar si han venido de vacaciones? - Así será seguro que tendrán dinero para pagarme... Mira que no darme cuenta antes de lo mal hechos que están. - Cotilla, aquí no pueden estar. - ¡Es el sitio ideal! - ¡Son salvajes! - No será para tanto. - ¡No los quiero por aquí!

Una hora de discusión no aclaró mucho las cosas. Sonó el teléfono: eran los turistas que habían encontrado trabajo. Tenían que poner sus caras como dianas y aguantar los tartazos que les tiraría la gente. - Luego dicen que no hay trabajo en España... (murmuró la Cotilla)

Después recompuso el altar de los Amigos de lo ajeno para dar cabida a un nuevo personaje: Cristina Cifuentes. - ¡¿Esta también?! - Tendrás que comprar una mesa más grande porque aquí ya no caben. - Cómprela usted. - No puedo o no llegaré a fin de mes. - Pues no lo comprendo porque todos los días
me pega la gorra con la comida. - ¡Egoísta! Que cruz tenemos contigo...


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