domingo, 21 de mayo de 2017

Tiempo de calores.

Pascualita está alterada ¿será cosa de la Primavera? El caso es que está insoportable. Me la encuentro en cualquier sitio. Ayer, sin ir más lejos, estuve a punto de mandarla de vuelta al mar pasando por las cloacas de la Ciudad cuando la muy insensata, se tiró de cabeza al agua del wáter. Escuché el chapoteo en un lugar indebido y pensé que era una rata. Menos mal que me dio por mirar cuando ya tenía el dedo en el botón de la cisterna.

Tuve que pescarla con las pinzas de girar la carne. Hoy la he encontrado escalando por las sábanas de mi cama. Le pregunté qué intenciones tenía haciendo eso. Como no me constó pensé que tenía sueño y quería echar una cabezadita pero, fijándome en su dentadura de tiburón, se me encogió el ánimo... ¿No querrá tenerme a mano por si le entra hambre de noche?

El caso es que, cuando llegan estos periódos de tiempo caluroso, sus hormonas se alteran y puede hacer cualquier locura y tengo que aplacar su temperamento hiper activo. Le he propuesto hacer la comida juntas. Y como no ha dicho ni que sí ni que no, he entendido que sí. - Haremos una ensaladilla rusa...

La tenía sentada en frente de mi, sobre el frutero. Saqué de la nevera los avíos para empezar el trabajo y al volver a la mesa la sirena había desaparecido. Me pasé un buen rato buscándola y la encontré en la bolsa de la basura, entre las peladuras de patata. - ¡Pero ¿qué quieres loca? ¿acabar en el basurero?

Sería casualidad o no, pero el caso es que el bicho hizo la señal de OK. Continuamos trabajando y ella se perdió varias veces más, cosa que me obligaba a enredarme con sus cosas. Finalmente pude guardar en la nevera una hermosa ensaladilla rusa. Después me senté en el sofá y dormí dos horas por lo menos.

A mediodía los abuelitos y la Cotilla vinieron a comer. Nos servimos buenos platos de ensaladilla. Mientras comíamos la abuela, de pasada, preguntó por "Tu ya sabes" Le dije: - Por ahí anda. - Y me prometí que después de comer la buscaría. Pero no hizo falta. Pascualita misma se delató. La ensaladilla se movió como asolada por un terrermoto y la sirena salió del interior llena de mahonesa, con tiras de pimientos morrones colgándole de las orejas.

Sin darles tiempo a que la vieran, la cogí y lancé por la ventana. Estupefactos, dijeron - ¿Qué ha sido eso? - Y yo me hice la loca. - ¿Alguien viene a la playa?

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