sábado, 24 de junio de 2017

La noche de San Juan.

Un día Matin Luther King dijo: He tenido un sueño... y la frase se acuñó para la posteridad. Vale, pues ahora la diré yo y espero recibir el mismo tratamiento que él. - He tenido un sueño... Bueno, ya está dicho ¿ Y ahora qué?

Una hora después he llamado a la abuela para comentárselo. - Y creo que no ha pasado nada porque no he notado nada especial ¿Tú que crees, abuela? - "Que llevas camino de que te den el Premio Princesa de Asturias de la Tontería Supina." - ¡¿Lo crees de verdad?! - "Cada día estoy más convencida... ¿A qué ha venido decir ésta frase?" - A que he tenido un sueño esta noche sobre las fiestas de San Juan. - "¿Crees que éste "acontecimiento" cambiará el mundo?"

Sigo sin tener noticias sobre la repercusión de la frase. Tal vez los periódicos de mañana digan algo. Tienen que decirlo o pecarán de discriminatorios por el simple hecho de que el señor King la dijo en inglés y yo no.

En vista de que no pasaba nada ni venía nadie he ido a por Pascualita y Pepe, los he colocado frente a mi, en la mesa de la cocina y les he contado mi sueño. He empezado así el relato:  - He tenido un sueño (los miré fijamente pero no hubo ninguna reacción) estaba en es Born de Ciudadela. No había nadie en la calle, de repente entraron en la plaza, a galope tendido, montados en sus caballos negros, los caixes. ¡Me arrollarán! pensé pero hicieron algo mejor, los caballos caracolearon y se levantaron de manos al ritmo del Jaleo que tocaba una orquesta, que se cobijaba bajo los árboles del sol y el calor. ¡Todo el espectáculo ancestral para mi sola!

Pascualita bostezó ostensiblemente. - Aprende de lo que te digo y podrás ponerlo en práctica, cuando vuelvas a tu hábitat, con los caballitos de mar. Pepe, más prudente, ni se inmutó.

En mi sueño salía también una playa abarrotada de gente, bailando junto a las hogueras, saltándolas, mientras Serrat cantaba: Vamos subiendo la cuesta que arriba en mi calle empezóooooo la fiestaaaaaa.

Fue una velada preciosa, con mil olores en el aire: a pólvora, chorizos, panceta, sudor, el salitre del mar, la madera quemada, papeles en los que ardían viejas ilusiones que no fueron y las nuevas que están por ver... Entonces todo se trocó en una enorme piara de cerdos. Cuando éstos desaparecieron con las claras del día, la playa estaba arrasada, sucia, violada, abandonada...

Pascualita mordió una magdalena . Pepe siguió con su estricto régimen y no comió nada. Metí a la sirena en el termo de los chinos, que ya le viene muy justo y me la llevé al mar... Por el camino cambié de idea y volvimos a casa. Tuve miedo de que el sueño tuviera algo de realidad.

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