miércoles, 12 de julio de 2017

El interrogatorio.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Vete levantando, boba de Coria, que tu abuela está en camino. - La Cotilla irrumpió en mi habitación como un huracán desatado cuando yo estaba en el mejor de los sueños. Como consecuencia del susto quedé desconcertada. La abuela llegó en ese momento.

- ¡Mírala! (le dijo la Cotilla) se ha quedado peor que estaba. - "Pues ya es difícil" - Sabe que está en pecado mortal. - "No seas tiquismiquis. Son cosas que pasan." - Cada vez pienso más en el Juicio Final... - "Pues ya son ganas... Y según tú ¿por qué está mi nieta en pecado  mortal?" - Por liarse con un hombre casado, con el agravante de que es amigo nuestro. - "Eso son cosas del Destino. A mi me da igual con quién entre o salga con tal de que me de un biznieto" - ¿Y su alma inmortal? - "¿Qué le pasa a esa?" - Que irá al Infierno. - "Ya no hay, lo dijo uno de estos últimos Papas" - Yo no me fiaría mucho...

Entre que estaba aturdida y que no sabía de qué hablaban, me entró un sueño tan rico que me enrosque en la cama y me dormí. - De ésta nieta tuya no vamos a hacer carrera ¡Que cruz tenemos con ella!

Finalmente, después de zarandearme a gusto, empezó el interrogatorio. - ¿Por qué no me invitaste a langosta? - ¿Perdón? - ¡No te perdono! - Quiero decir que no se de qué va la cosa. - Ayer tu novio te pagó una buena cuenta de pescado y marisco. Lo sé de buena tinta. - Por eso la llaman Cotilla. Pero no es mi novio. - ¡Ya! Así que Bedulio paga una cuenta por amor al arte y no a ti. - Pues, si. - "A ver, nena, que no nacimos ayer ¿Habrá biznieto o no?" - ¿Con Bedulio? - "No. Con Donald Trump." - No me lo han presentado... -

Una hora después seguía el malentendido y yo tenía la cabeza como un bombo. En vista de que no me sacaban información, la Cotilla quiso cortar por lo sano. - ¡Vamos al cuartel de los municipales y le preguntamos, directamente, a Bedulio. No creo que mienta en tu cara... ¿No podías haber elegido a un soltero y salvarías a tu alma inmortal? - "¡Que pesada estás con eso, Cotilla" - El se ofreció (dije, inocentemente) - ¿Y no supiste decir que no? ¡Pecadora! - No tenía tanto dinero... - ¡Y encima se vende! Que bajo has caído... (dramatizó la vecina)

En ese momento se escuchó un ¡chof! y otro, y otro y otro... procedente del comedor. Pascualita nos oía discutir y anunciaba su intención de estar presente. La Cotilla, sin embargo, lo tomó por la tremenda - ¡¿Tu primer abuelito?! (vi el cielo abierto) - ¡Sí! Y se nota que está muy enfadado por lo que me estáis haciendo.

En un santiamén, la Cotilla cogió su bolso y puso pies en polvorosa. Cuando sonó el portazo le conté a la abuela lo que ocurrió en el mercado. Sirvió dos copas de chinchón - ¿A éstas horas? (pregunté) - "Bebe y calla... Al final vuelvo a quedarme sin biznieto (dijo, mohína)."


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