domingo, 2 de julio de 2017

Haciendo guardia.

Esta noche he montado guardia tras la puerta de la calle, a pesar de que la atranqué con el taquillón de entrada y varias macetas grandes, pero no quiero que me encuentren con la guardia baja cuando vengan a por Pascualita.

Me ha resultado muy pesado mantener los ojos abiertos y debo reconocer que he dado algunas cabezadas pero enseguida me he rehecho... salvo un lapsus de más de dos horas en que he dormido a pierna suelta. Me han despertado mis ronquidos, menos mal. He corrido a comprobar que Pascualita seguía en casa. Y así era. La sirena dormía acostada sobre la arena del fondo del acuario.

He sentido rabia contra la abuela porque, a pesar de que tiene más años que Matusalen, se comporta como una alocada dejando que la pandilla de vejestorios de El Funeral vean a la sirena. Debe ser la comidilla de toda la ciudad.

Esta mañana no he desayunado con ella, no puedo despistarme. Y aquí sigo, sentada en una hamaca de playa en el recibidor. Hace unas horas alguien ha intentado entrar. Al no conseguirlo  ha aporreado la puerta y luego se ha puesto a gritar como una energúmena. Por eso he sabido que era la Cotilla pero, como no me fio de ella por si los científicos la han sobornado para quitarme a la sirena, No he dicho nada para que pensara que la casa estaba vacía.

Cuando lo vecinos han protestado, ha llamado por el móvil a los bomberos y a la policía. - Que no está muerta, se lo digo yo. Soy como su segunda madre y no paro de avisarla: Nena, no bebas más chinchón o tendrás un coma etílico, pero ya saben ustedes que los hijos de hoy en día no hacen caso de los consejos maternos... - Escuché lo que decía la "buena samaritana" a los policías y bomberos que habían acudido raudos.

La voz temblorosa de Bedulio, dijo: - Yo ahí no entro. Que no..., que no... - Me acordé de Lola Flores en la boda de su hija y haciendo acopio de valor, grite: - ¡Si me queréis, irse! - Y funcionó.

La abuela me llama al móvil. - "¿Se puede saber qué haces, boba de Coria?" - ¡Defender a Pascualita! - "Pero si nadie se acuerda de ella. Estábamos todos borrachos. Fíjate que me ha llamado Conchi muerta de risa preguntando cómo se llama ese juguete japonés que nos tirábamos unos a otros." - ¿Tú que has dicho? - "Tamagochi" - ¿Os lo tirábais y no mordió a nadie? - "¡Que vaaaaa! jajajajajajaja La sirena también iba servida porque se cayó dentro de la ponchera, llena de frutas y de dos botellas de chinchón. ¡No daba pie con bola!" - ¿Entonces no vendrán a llevársela? - "Nooooooooo"

Por fin me acosté en mi cama, pero antes cogí a Pascualita, que seguía durmiendo plácidamente, para que me hiciera compañía... Pero se me olvidó que hay algo que la media sardina no soporta y es ¡que la despierten bruscamente! Ahora tengo un pecho enorme, una oreja de elefante, las dos manos como morcillas de dinosaurio... ¡Que rencoroso es éste bicho!

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