jueves, 17 de agosto de 2017

Barcelona en el corazón.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Ya les he sacado partido a los papelitos de las colillas y a los filtros. Unos para confetti... - Si están quemados y asquerosos, Cotilla. - Si todo el mundo sacara tantos defectos a todo como tú, el comercio haría siglos que no existiría. - Vale. ¿Y los filtros? - Se mojan, se hinchan y luego sirven de tapones para los oídos. Me los quitan de las manos... por eso estoy pensando hacer un contra-anuncio en favor de tirar las colillas en la arena de las playas. - ¡La avaricia rompe el saco! - ¿No te gusta la idea? Que retrógrada eres, boba de Coria.

La abuela llamó: - "Prepara café, nena, que ahora vengo" - Pregúntale si traerá ensaimadas (dijo la Cotilla) - "No me pasaría ni un trocito" - ¿Estás enferma? - "Estoy triste"

Sentadas frente a unos vasos de café con hielo, la abuela nos relató el terrible atentado de Barcelona. - " Las preciosas Ramblas de Barcelona se han teñido de rojo sangre y negro luto cuando un hijo de puta ha arrollado a una multitud con una furgoneta. ¡Asesino!... Hace unos años, cuando no se viajaba tan lejos, raro era el taxista barcelonés que al escuchar nuestro acento isleño, no nos hiciera confidentes de su Luna de Miel. - Fuimos a Mallorca, decían con un punto de añoranza en la voz. Lo mismo que muchos mallorquines saben que fueron encargados en Cataluña"

- Yo misma, sin ir más lejos (la Cotilla se puso melancólica) Me lo contaba mi madre cuando yo era niña... - A pesar de la tragedia, exclamé: ¿Ya existía Barcelona en aquellos lejanos tiempos? - Como si de un resorte se tratara, el brazo derecho de la abuela salió disparado hacia mi y recibí un pescozón que me hizo rebotar la cabeza contra la pared tres veces seguidas. Aún estoy conmocionada.  Cuando dejé de ver pajaritos volando en derredor mío, me atreví a preguntar. - ¿Qué he dicho? - "La palabra prohibída" - ¿Vieja? ¡¡¡PAPAMMMM!!! ¡otro pescozón de reglamento! Es mentira ¡no he nombrado esa palabra ¡Estoy segura! - "Pero la has pensado y te has regodeado en ella" - Oculta entre las algas del acuario, Pascualita acercó una manita al cristal e hizo la señal de OK. - ¡La madre que la parió!

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