viernes, 4 de agosto de 2017

¡Menudo negocio!

Pusimos a la Cotilla como hoja de perejil por aprovecharse de una desgracia que tocó el corazón de tantos millones de gentes de todas las naciones y razas. Al final acabó poniéndose colorada, cosa que aproveché para incitarla a donar el dinero que había ganado, a una obra de caridad de las que patrocinaba la princesa... Se lo pensó medio segundo y como si hubiése descubierto América, gritó: - ¡Yo soy mi propia ONG: Afectados por las mini pagas! así que el dinero, íntegro, me lo embolso yo.

Geooorge subió a casa. Estaba medio deshidratado por el calor . Su piel blanca y pecosa se había vuelto roja como una gamba a la parrilla. Cuando le abrí la puerta dijo, casi en un suspiro, : - Tee, please.

Mientras nosotros le dábamos buenos tientos al chinchón él bebía té helado y como el Ave Fénix, fue renaciendo de sus británicas cenizas. - Tu mayordomo está demacrado, abuela. - "Está de luto por Lady Di y como son tan tradicionales se lo toman todo muy a pecho" - Pues como se entere de lo que ha hecho la Cotilla, le corta el cuello. - A la vecina le entró la risa: Tomando tanta agua caliente le entrarán ganas de mear y mientras lo hace, que tendrá para rato, a mi me dará tiempo de hacer mutis por el foro y largarme a seguir trapicheando.

En dos zancadas, Geooorge, estuvo a su lado. Entrecerró los ojillos y preguntó: - ¿Qué ser que pasar, Cotillau?  - ¡Ostras, que susto me has dado!... Nada, que... jejejejejejeje. Gracias a tu querida Diana... - ¿Yes? - Pues, eso, que me he ganado unos... euros jejejejejejeje mira tú que tontería ¿no?

La Cotilla se iba poniendo nerviosa y Geoooorge ni pestañeaba esperando la explicación. La abuela intervino: - "Déjala, ¿no ves que es una vieja?" - ¡Di un respingo! Muy peligroso debió ver el panorama la abuela para que soltara una de sus palabras prohibidas. La Cotilla, a su vez, se revolvió con rabia contra ella. - ¡Te recuerdo que eres unos minutos más v-i-e-j-a que yo! - Se estaba mascando la tragedia y corrí en busca de Pascualita. Sería interesante ver una pelea entre las dos amigas.

Finalmente no llegó la sangre al río y la Cotilla, confiada, le contó cómo había ganado unos euros extras. Fue como si al inglés le hubiera picado una cobra egipcia. Cerró las manos al rededor del cuello de pollo de la Cotilla. En ese momento entró Bedulio al que había llamado y abierto la puerta, Andresito.

La vecina estaba sin resuello pero con mucho veneno en la sangre. Y lo escupió. - ¡¡¡No soy yo quién hace el gran negocio con Lady Di, sino sus hijos amantísimos poniendo a la venta en Europa una revista Hola con exclusivas fotos de su mamá!!! - Geooorge se desmayó mientras nosotros, Bedulio (y Pascualita) incluídos, brindábamos con chinchón, una y otra vez, por la Cotilla.

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