viernes, 18 de agosto de 2017

Muerto el perro, se acabó la rabia.

Un grupo de pájaros negros, oliendo a azufre, ha pasado en vuelo rasante sobre mi cabeza y no  me he parado a preguntar. Tenía la escoba a mano y les he dado tal viaje que han salido por la ventana estrellándose contra el tronco del árbol que hay pegado a mi casa.

Ahí siguen. Y, cosa curiosa, cada vez se parecen más a un montón de viejas, apolillada y polvorientas momias egipcias. Muerto el perro se acabó la rabia dice el refrán, acertado como casi todos.

Cuando se lo he contado a la abuela, ha dicho - "¡Muy bien hecho! en casos como éste no hay que andarse con medias tintas" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿a qué tintas os referís? - Puesta al corriente de la conversación se enfadó conmigo. - ¿Dónde tienes el olfato comercial? ¡Esta nieta tuya es tonta de remate! Hubiése podido sacarles rendimiento a los pajarracos y llegaría sin apuros a fin de mes. - Pero si dijo que estaba ganando una pasta vendiendo las colillas por piezas... - ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? ¿Acaso no hay más meses en el año, boba de Coria? - ¿Que hubiese hecho con esos bichos asquerosos? - Venderlos como pajaritos a un restaurante donde tienen como plato estrella, Fritada de gorriones. - Pues no le hubiesen validos porque estaban entre el mirlo y el águila, Cotilla. - ¡Va! No tienes idea de trapichear. Con decir que los he cazado en un trigal de grano gordo...

Llamaron a la puerta. Bedulio, con cara de pocos amigos y bloc de multas en mano, dijo: - ¿Has sido tu quién a puesto a esos pajarracos en el árbol? - Sí, señor ¿pasa algo? - Sí, como siempre que gente de ésta casa anda por en medio. Tengo un dilema: te multo o no te multo. - La cosa es fácil: No me multes. - Tengo que hacerlo por cargarte a esos pájaros. pero, por otra parte, al hacerlo, has salvado a las mujeres del barrio de tener que lavar, una y otra vez, la colada tendida porque la llenaban de excrementos... entre ellas, la mía. Por ello harán una manifestación vecinal, todos codo con codo... se hablen o no, para agradecerte el detalle de haberlos quitado de enmedio.

Dicho esto, dio media vuelta hacia el ascensor... Se volvió y dijo. - Lo de multarte me lo pensaré. - Un ¡CHOFF! llegó a sus oídos. Palideció y corrió escaleras abajo. - ¡¡¡¿TU PRIMER ABUELITOOOO?!!! (gritó mientras su voz se perdía en cada recodo)

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