miércoles, 13 de septiembre de 2017

El trío Lalalá.

En tropel han entrado la abuela y la Cotilla en casa. - ¿Estáis haciendo una carrera? - pregunté después de hacerme a un lado para evitar que me atropellaran. - "¡Después de cincuenta años sin vernos, nos hemos topado con nuestra amiga de la infancia!" (gritó, fuera de sí, la abuela) - ¿Otra? - ¿A qué te refieres, boba de Coria? - Pensaba que erais solo vosotras dos y ya me daba por contenta. - ¡Que cruz tienes con tu nieta! - "Pues estabas equivocadas porque éramos ¡cuatro!" - ¿Y no os véis desde pequeñas? - "No he dicho eso pero... practicamente, sí ¿verdad, Cotilla?" - Practicamente... sí. - Pues no me salen las cuentas. Tendría que hacer más años porq... ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYY!!!

Menudo pescozón me llevé de la abuela. No quise replicar pero ¿cómo van a ser cincuenta años si están rondando los cien? - "¿En qué estás pensando? (El tono de su voz era amenazador) - En... en lo que voy a... comer hoy.

- "Prepararemos una buena jarra de chinchón on the rocks porque en un ratito estarán aquí" - ¿Quiénes? - "Las dos que faltan" - Desistí de entenderla y fui a ponerme agua en la cabeza. Pascualita, sentada en el borde del acuario, me enseñó sus dientecitos de tiburón en lo que, creo, fue una sonrisa.

De repente, la casa se llenó de gritos, risas y ronroneo de un motor. Corrí al comedor y allí estaban la abuela, la Cotilla, Conchi y una desconocida y motorizada mujer que, deducí, era la amiga "encontrada" - ¡Oiga, no puede entrar aquí con la moto! (no pude callarme) Esto no es un circuíto de carreras sino una casa decent... - "¡Mira, nena, es Ñoñi! siéntate que vamos a dejarte con la boca abierta." - Y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, tres de ellas se pusieron a cantar como grillos. Estuve tentada de taparme las orejas pero me acordé del pescozón y decidí que con uno ya iba servida.

Llamaron a la puerta. Una vecina, preocupada, preguntó qué que le estaba haciendo al gato. Cuando le dije que no tenía se preocupó todavía más. - ¿No pensarás hacer gato con cebolla, verdad?

El "concierto" se fue alargando a medida que trasegaban copita tras copita de chinchón fresquito. Afortunadamente fueron quedando afónicas. - "¿Qué te ha parecido, nena? estamos un poco desentrenadas pero  en cuanto ensayemos unos días, volveremos a ser el famoso Trío Lalalá" - ¿Pero
no sois cuatro? - "La Cotilla no cantaba. Era nuestra representante" -

De repente, una idea espantosa me vino a la mente. - ¿Ensayaréis en la Torre del Paseo Marítimo, verdad? - "¡Claro que no! Vendremos aquí para que te deleites con nuestras melodías" - Me lo temía.

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