jueves, 21 de septiembre de 2017

La Cotilla pide un milagro.

- ¿Es necesario que se pase el día entrando y saliendo del cuarto de baño? ¿Por que no se va a trapichear por ahí como hace siempre? ¡Póngase compresas si tiene el grifo flojo, Cotilla, que ya me tiene mareada! - Que "delicada" eres boba de Coria. ¿Cómo vas a encontrar novio si eres más basta que unas bragas de esparto?

No sé que mosca le ha picado a ésta mujer que lleva unos días sin salir de casa y cada vez que voy al baño la encuentro mirando fijamente el interior del wáter. La primera vez le pregunté si se le había caído algo dentro. Me dijo que no. Mucho más tarde y preocupada por esa actitud, volví a preguntar y muy enigmática ella, contestó: - Algo tiene que salir de aquí.

Con afán de retirarla de allí, le propuse tomar unas copitas de chinchón en la salita. Como yo imaginaba, no se hizo de rogar y en un momento se bebió tres copas de un solo trago. ¡Cómo para llevarla a un circo!

Llamé a la abuela. - Llevatela a tu casa que allí tienes más cuartos de baño. - "¡Ni hablar! Los tengo limpios como los chorros del oro y no quiero que se manchen si sale por ahí lo que sea que espera la Cotilla que salga." - ¡Muy bonito! Y yo me tengo que cargar el muerto, como siempre! - Un rato después llegó la abuela y se encerró con su amiga. Escuché, pegando la oreja a la puerta del baño. - "¿Qué crees que puede salir de aquí? ¿una rata? ¿un chorro de agua sucia? ¿una papeleta para votar el 1 de octubre? ¿La peluca de Puigdemont o los tics de Rajoy...? ¡¿Qué, Cotilla?!" - Un billete de 500 euros...

- "¿Esto es Suiza? ¿No, verdad? Aquí los billetes de 500 euros no se tiran al wáter. Se los llevan los políticos corruptos y no dejar caer ni uno al suelo" - Es que... hoy no he "limpiado" los cepillos en las iglesias... y a cambio he pedido el mismo milagro de Suiza... - "Pues espera sentada, alma de cántaro."

Al quedarme sola y pensando en la conversación que había oído, decidí que si había un billete metido en el wáter, sería para mi. Fui a por Pascualita, le até un cordel largo a la cintura, le enseñé un billete de 10 euros - Busca un papel como este pero más grande. Si lo encuentras te compraré gambas frescas para comer. -  Y la dejé caer en agua del inodoro.

Solo cuando el cordel dejó de moverse recordé que ese agua era dulce ¡Pascualita se estaba ahogando... o había palmado ya!

Como no recuperaba el pulso, tuve que hacerle el boca a boca ¡que ascooooooo! Después le costó mucho recuperar su color cianótico natural. Finalmente abrió los ojos, bizqueó durante un rato hasta que consiguió fijarlos en mi. Antes de que su pequeño cerebro estuviera a pleno rendimiento, le di una copa de chinchón y la apuró hasta la última gota. Ahora duerme la mona tan profundamente que más parece estar en pleno coma etílico... Espero que no recuerde nada de lo ocurrido cuando despierte o me veo llevando las gafas de sol por casa, hasta Navidad.  

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