domingo, 10 de septiembre de 2017

¡Se acabó!

- Desde ésta tarde vivo sin vivir en mi. ¿Pero qué mal hacían los pobres para que les hayan clausurado el programa? ¡Ninguno! Era un bien para la Humanidad y encima tenían entretenido al Pinocho Mayor del Reino y dejaba de hacer de Don Tancredo en un lado para pasar a hacerlo en otro... ¿Quién me arrullará, a partir de ahora, a la hora de la siesta? ¿Quién? ¡¡¡¿QUIEEEEEEEN?!!!

Todo esto se lo estaba explicando a Pascualita ,sentadas ante el televisor, mientras abundantes lágrimas manaban de mis ojos. La sirena, harta de la lluvia que le caía encima, me enseñó la dentadura y yo entendí, rápidamente, su mensaje. Hice un esfuerzo sobre humano para calmarme pero me era imposible ¡Que llorera me había entrado! Y mientras, los ciclistas de la Vuelta a España seguían rodando por Madrid en su última carrera hasta el verano que viene.

- Eres un bicho insensible, Pascualita y eso que tu también duermes a pierna suelta viéndoles pedalear, bajo un sol de justicia, cada vez que abrimos los ojos porque suena el teléfono y una teleoperadora, con el suave acento del otro lado del Atlántico nos interrumpe la siesta. Menos mal que los ciclistas calmaban nuestra ira y en seguida nos invadía el sopor y dormíamos como ceporras.

Cuando se me pasó el disgusto preparé chinchón on the rock a pesar de la traidora bajada de temperaturas. Esto debe ser cosa del Gobierno para tenernos entretenidos, aparte de los deportes, porque nunca está demás una ayudita que nos aparte los malos pensamientos.

Decidí poner al mal tiempo buena cara y nos tomamos los chinchones con cañita... Pensé que era una buena idea. Los alemanes del Arenal beben así sus cervezas ¿por qué no hacerlo nosotros que somos los autóctonos de ésta tierra?... ahora estamos mal... muy... mal...

Pascualita tiene el color ahogado más acentuado y me temo que yo también... aunque tal vez sea porque vamos en barco y el suelo se mueve... pero me sorprende que el camarote se parezca tanto... al comedor de casa... con balcón y árbol de la calle, incluídos... ¡hip!



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