lunes, 11 de septiembre de 2017

S.O:S: Pascualita en peligro.

Es necesario que Pascualita y yo tengamos una charla de mujer a media mujer porque, no puede ser que cada vez que escucha caer el agua de la cisterna del water se ponga como loca, tirándose del acuario al suelo y reptando como una cobra camino del baño para, si no la sujetase, tirarse de cabeza al inodoro.

Tengo el guante de acero a mano para no perder tiempo buscándolo. Puede que en su estrafalaria cabeza se haya formado la peregrina idea de que el ruido de la cisterna es el del mar. Le recuerde al oleaje y crea que ese es el lugar de entrada a su hábitat natural.

Tengo que tener la puerta del baño bien cerrada porque no me puedo pasar el día pendiente de la sirena. Lo malo es cuando están aquí o la Cotilla o la abuela, o las dos a la vez. Cuando una se levanta para ir al baño, a la otra le entran las ganas y ante éste panorama, he acabado poniendo una tapa de metacrilato sobre el acuario para que el bicho no salte fuera y muera aplastada por las prisas de las dos amigas que salen corriendo pasillo adelante. Luego salen diciendo - "¡Ay, no podía aguantar más! y total, solo he hecho unas gotitas..."

Si no hacemos algo, Pascualita entrará en depresión y no conozco ningún psiquiatra de sirenas que se la pueda aliviar. La abuela, ante esta tesitura, me aconsejó que la llevara a dar un paseo en uno de esos barcos para turistas que tiene el suelo de cristal para ver el fondo del mar. No lo catará pero lo verá. Lo malo es que la verán a ella los que manejan el barco y eso no puede pasar. Entonces recurrimos a Andresito. El tiene influencias y a pesar de que la mayoría de sus amigos de partido están en prisión, seguro que queda por ahí alguien que pueda ayudarnos a satisfacer éste capricho sin meter las narices en lo que estemos haciendo durante la travesía.

Los abuelitos vinieron a casa a comer la paella que traían. - Nena ¿a qué viene tanto misterio con lo del barco? - La abuela saltó. - "¡Ya te lo he dicho en casa! conocemos a una sirena que quiere ver de nuevo "su casa"! (yo tragué saliva) - Hummm. A mi me gustaría ver a la sirena. Debe estar de toma pan y moja jejejejejeje. - "Yo soy tu sirena, truhán" (la voz de la abuela se había convertido en un canto a la lujuria mientras se acercaba cimbreante al abuelito) - Vale, valeeeee jajajajajaja Podéis ir cuando queráis a pasear a vuestra sirena... ¿Me cantarás al oído, sirenita mía?

 




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