jueves, 14 de septiembre de 2017

¡Un contrato!

Poco a poco, en mi escalera se van acostumbrando a las voces desaforadas de las tres cantantes. Naturalmente ellas creen que son como los Tres Tenores en femenino y cada día gritan más. Porque esa es otra: la abuela dijo que ensayarían en mi casa, de vez en cuando, pero lo hacen cada día. Cuando se lo comenté dijo que no estaban para perder el tiempo. Comprendí que quería decir que, dadas sus edades tan avanzadas, les quedaba poco tiempo para disfrutarlo juntas.

Algo debió ver en mi mirada compasiva que, a la velocidad del rayo, me cayó otro pescozón de los que hacen época. - "¡No es lo que piensas, boba de Coria! Es que se acaba el verano y nos gustaría actúar en las últimas verbenas" - Está convencidas que las contratarán. Que ilusa jajajajajajaja

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Oído, cocina! He conseguido un contrato para que actuéis en una verbena de barriada. - ¡Yupiiiiiiiiiiiiii! - gritó el Trío Lalalá a unísono.

El vecindario estaba revolucionado con las tres amigas, a pesar de que nadie se acordaba o había oído hablar de ellas como cantantes, pero las encontraban "adorables" "encantadoras" "originales" etc. etc. etc. Originales, sí eran: la abuela con sus minifaldas, lentejuelas, plumas, colorido de la cabeza a los pies y taconazos de cuyos zapatos salían unas piernecitas que ya quisieran muchas. Conchi era modosita, buena como ella sola y más despistada que un pulpo en un solar. Siempre con su móvil a cuestas con Paquito el chocolatero como musiquilla. Me parecía raro que sonara en los sitios más intempestivos hasta que supe que lo tenía programado. Era su contribución humorística diaria. Y Ñoñi, la brusquera con su moto de inválida, convertida en el terror de los peatones que se le ponían  por delante y que, en cuanto te despistabas, ya estaba hablando de dinero.

Gracias a las voces que daban las amigas, las vecinas se enteraron de lo del concierto y entraron en tropel a felicitarlas y enterarse de dónde sería. - ¡¡¡Aquí, en el barrio. En Pere Garau!!! - La que se lió. En un santiamén se vació una botella de chinchón a la que nadie le hizo ascos.

Camuflada en el frutero, Pascualia convertida en la fan número uno del Trío Lalalá al que escuchaba embobada, no perdía rípio y festejaba la buenanueva haciendo la señal de OK. Menos mal que nadie la vio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario