jueves, 30 de noviembre de 2017

¡Nos lo quedamos!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Mira lo que he encontrado, boba de Coria! - A fuerza de gritos y zarandeos, la Cotilla logró despertarme a medias. A través de la ventana todo era negro y pensé que, una de dos: o era noche cerrada o las legañas me impedían la visión.

- ¡Mira que bonita! - Me da igual si es bonita o fea porque no veo nada. - Un fogonazo de luz me dio de lleno en los ojos y solté todos los tacos que pude recordar en unos momentos en que mi cerebro estaba muy embotado. - ¡Jopé! ¡Mecachis!

- ¿Ahora ves? - Ahora sí. - Pues solo tenías que encender la luz, boba de Coria. - ¿De dónde ha sacado ésto? (dije, sorprendida e incorporándome en la cama) - De por ahí... - ¡Es un tesoro! - Imposible. Solo mide un palmo. - Es una figurita egipcia. Un ushety. - ¿Y? (los ojos de la Cotilla se iban abriendo como platos llenos de avaricia, a medida que yo hablaba) - Se ponían en las tumbas como criados eternos para servir a sus amos muertos durante toda la eternidad. - ¡Tu estás tonta!.. ¿Vale mucho?

- Cotilla ¿dónde la ha encontrado) - Estaba tirada encima de una mesa... - ¿A éstas horas qué mesas hay en las calles? - No he dicho nada de "éstas horas"... - ¿Esta tarde? - Más o menos... - ¿En un barrio de ricos? - No me he fijado... Voy a ponerle una vela... - ¿Dónde estaba la mesa? - Pues... en una sala grande. Si la han dejado allí tirada en lugar de meterla en las vitrinas como a las otras, no es problema mío... - ¿Era un museo? - No he visto ningún letrero... ¿quiéres un chinchón? -

- ¿Ha robado ésta figurita del museo del Obispado? ¿Se la ha robado al Obispo? - ¡No, no, no! ¡que boca más sucia tienes! No te he dicho que no había nadie... ¿Un cola cao con magdalenas del contenedor del súper...? - ¡En cuanto amanezca, la devuelve o llamo a Bedulio! - Soltó un suspiro de alivio. - Llámalo y nos reiremos un rato.

Viendo que no había manera de que entrara en razón, me di media vuelta y he dormido hasta las diez de la mañana. Estaba sola, así que he cogido a Pascualita para desayunar juntas. Al entrar en la cocina he visto al ushety sobre la mesa, junto al paquete de magdalenas caducadas.

Los pelo-algas de la sirena se han erizado de celos ante la figurita y sin darme tiempo a nada, la ha atacado con sus dientecitos de tiburón. He tenido que ponerme el guante de acero para separarlas. Afortunadamente el ushety ha salido indemne. Después hemos desayunado sin más contratiempos.

Estaba metiendo a Pascualita en el acuario cuando se abrió la puerta de la calle y entró la Cotilla , seguida del Municipal. - Nena, saca lo que me he encontrado y cuéntale a Bedulio para qué sirve mientras tomamos unos chinchones. - La cara del hombre, algo descompuesta, fue tomando los colores grisaceo-morado-lila-blanco mortaja, mientras yo hablaba: - ... y siempre he pensado que la abuela había puesto la figurita junto al cuerpo de mi primer abuelito... Ya ves que no ha sido así... Ahora, solo falta esperar a que su ánima inmortal venga a por ella... - Entonces, desde la salita, escuchamos claramente, tres ¡chof! ¡¡¡chof!!! ¡¡¡CHOOOOOOF!!!  (era  Pascualita haciendo sus ejercicios matutinos) y Bedulio cayó redondo al suelo. - ¿Cree que es un ataque al corazón? (pregunté a la Cotilla) - No creo... respira...  Entonces ¿nos quedamos con el ushety, boba de Coria? - Por supuesto.

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