domingo, 22 de abril de 2018

La abuela es Oristela.

¡¡¡TALAN, TALAN, TALAAAAAAAAN!!! Las campanas de la Catedral voltean en lo alto del campanario y la Ciudad se despierta ansiosa, asustad y también legañosa. ¿Qué ocurre? ¿Hay fuego? pues que llamen a los bomberos por teléfono y se dejen de dramatismos... Ah, ¿no es eso? entonces ¿qué pasa en Palma?

Llamé a la abuela porque estaba en un sinvivir. - Tu que vives en el barrio catedralicio tendrás alguna idea de lo que ocurre. - "Ni el obispo lo sabe" - ¡Calla! ¿No será porque ha venido el Pinocho Mayor del Reino a visitar a los suyos? - "Puede ser... o tal vez no." - Gracias abuela, me lo has dejado claro ¡anda qué...!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Uno de mis sueños de juventud se ha cumplido. - Vale, Cotilla, ya me lo contará después. Antes dígame si ha escuchado las campanas de la Catedral. - ¡Claro que sí! - Y, usted que lo sabe todo, puede decirme ¿por qué han repicado? - ¡Naturalmente! - Me lo imaginaba. Cuente, cuente.

Hoy he ido a limpiar los cepillos de la Catedral y me ha cundido más que con los de las iglesias de barrios menos pomposos. Esto me ha puesto de muy buen humor y, ya que estaba allí y no había moros en la costa, he satisfecho un deseo largamente guardado: ¡tocar las campanas de la Catedral! - ¡Cotilla! - ¡Como he disfrutado! - ¡¡¡COTILLA!!!

- No me ha visto nadie y he salido tranquilamente a la calle. Me ha encantado ver a la gente arremolinada en las calles adyacentes comentando lo sucedido sin pensar que la autora de tan bello espectáculo sonoro era yo. - ¡Que dirá la abuela cuando se entere! - Que diga misa... aunque se quedará muda cuando sepa que he descubierto su secreto jijijiji

_ ¿La abuela tiene un secreto? - ¡Ya lo creo! Aparte del amante, ese tal Pascual... Estoy deseando verle la cara a Andresito. Y la Torre del Paseo Marítimo será mía. - ¡Ni hablar! Es para mi. - Tu abuela ha mentido. No se llama María de la Degollación de San Juan Bautista como creíamos todos. - ¿Entonces?

Geoooorge trajo a los abuelitos en el rolls royce. Sobre la mesa del comedor puse unas botellas de chinchón por lo que pudiera pasar. Una vez sentados, la Cotilla carraspeó y señalando con el índice a la abuela dijo con voz solemne. - Andresito, tu mujer te ha engañado. - Ambos dieron un respingo. - "¿Estás tonta? - He descubierto tu secreto mirando los viejos papeles que guardaste hace ochenta años en la maleta que guardas sobre el armario de tu antiguo dormitorio de ésta casa. Papeles oficiales. - La abuela palideció. - "¡Noooooo!" - Sí. - "¡Noooooooooooooooooooo!"

Sobre la mesa del comedor extendió un documento oficial del tiempo de la República. - Lee, Andresito. - Lo hizo y se quedó tan pancho. - ¿Qué te parece? - No sé qué quieres que te diga. además esto no es de mi señora. - ¡Ya lo creo que sí! - "¡Ya basta, Cotilla!" - ¡Dejaros de tanto cuento y al grano, que tengo hambre"

La Cotilla tomó la palabra mientras la abuela, venida de la cocina con copas en las manos... y a Pascualita en su solapa en plan broche, se sentaba y tiraba de la minifalda hacia abajo con la ingenua intención de tapar algo, cosa que no ocurrió. - Este documento está a nombre de ORISTELA. - ¿Y? (preguntamos todos a la vez) - Se llama Oristela.

Cogida en una mentira, la abuela escondía la cara roja de vergüenza. - ¡Ha mentido! ¡La casa del Paseo Marítimo tiene que ser para mi que nunca digo mentiras! - Andresito se levantó. Con gesto grave ¿preguntó a su mujer? - ¿Es cierto ésto? - "¡Sí, sí. SIIIIIIIIIIIIII! ¡Que peso me he quitado de encima! Me pusieron Oristela, como mi tía. De mayor me hizo más gracia lo de Degollación. Era muy atrevido y original. Ahora pienso que Oristela también es original, así que me lo quedo. - Desconcertada, pregunté: - ¿Cómo tengo que llamarte, abuela? - "¡Abuela! y yo a ti, boba de Coria"

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