miércoles, 18 de abril de 2018

Menuda es la abuela.


En menudo lío me ha metido la Cotilla trayendo a casa al Mago Cantalapiedra. Y lo peor es que se ha quedado a vivir hasta que se le pase la hinchazón de los ojos que le produjo el chorrito de agua envenenada que le tiró Pascualita.

Menos mal que la Cotilla sí que se ha ido. Dijo que no quiere estar en el mismo lugar donde habita la invisible ánima de mi abuelito primero. Al escucharla estuve a punto de darle un beso en los dos carrillos, pero me contuve a tiempo. Y es que pensé que el Mago saldría con ella, despavorido y no volvería a verle más pero me equivoqué.  Sintió tanta curiosidad que decidió quedarse para estudiar "el fenómeno paranormal" que le puso los ojos como un colchón.

Cuando la abuela se enteró le faltó tiempo para venir. Traía la varita mágica consigo y al ver al Mago, se la tiró a la cara con muy malos modos. - "¡Esto ni es mágico ni es nada! Un tongo como una casa es lo que es.  ¡Este palitroque no levanta nada!."

Con aire ofendido, Cantalapiedra dijo: - Hay que decir las palabras correctas que solo los iniciados en la magia como yo, sabemos. - "Pues ya me las estás diciendo" - Imposible, señora. El Código Deontológico de Magos, brujas, duendes, hadas... - "¡Y demás zarandajas!" (la abuela no se podía callar) - ... y demás seres extraordinarios, me lo impiden. - "¡Todo esto son cuentos chinos!" - Bien, como veo que ya no le sirve, me quedo la varita. - "¡Ni hablar! ¡O me apunta esas palabras mágicas o llamo a mi primer marido, que en gloria esté, para que le haga otro "trabajito" en la cara"

Finalmente, la abuela se marchó con un papelito en el bolsillo y cara de satisfacción. La cara del Mago, sin embargo, era un poema. El miedo le había hecho perder el color. Además, caminaba encogido, temeroso. Me daba penita y se lo conté a Pascualita. - La abuela le ha comido la moral. Hasta los bigotes miran al suelo. - ¿Con... quién habla?... ¿Hay alguien en... el acuario...? - Sin pensarlo, respondí: - El abuelito se está dando un baño... ¿Adónde va?

¡Por fin solas! Bueno, está Pepe pero al ser mayoría las mujeres, queda incluído en el término SOLAS. Mojé los labios de la cabeza decapitada, con chinchón. Eché un buen chorro en el acuario mientras Pascualita se zambullía feliz. Y por último, me serví unas copas de chinchón y me dormí frente a la tele donde una rubia renunciaba a un Máster que jamás tuvo... Eso sí que es magia.


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