sábado, 30 de junio de 2018

¡El torico no está!

Más enfadada que un mono, la abuela corrió hacia el trenecillo turístico, a pesar de sus estilettos verde esperanza, para que  nos sacara de esa plaza donde no estaban seguros ni los bobos que reían a mandíbula batiente. - "¡Le digo que ponga en marcha éste trasto! ¿No ve que vendrá el toro y esto será una tragedia?"

Yo no hacía más que mirar a todos lados, asustadísima. De pronto veo venir hacia nosotras, a un grupo de personas. Con una sonrisa de oreja a oreja, el señor que parecía mandar más, dijo: - ¡Muy buenos días, señoras! Somos el Alcalde, servidor, y la Comisión de Festejos de éste Ayuntamiento y venimos a contratarlas para que actúen en las Fiestas Patronales. Hacía tiempo que no reíamos tan a gusto ¡Y miren el éxito que han tenido! ¡La Plaza del Torico entera, les aplaude!

Esto ya pasa de castaño oscuro por muy cachonda que sea ésta gente. - Señores, ya hablaremos en otro momento. Lo principal ahora es largarse de aquí antes de venga el becerro. (dije, intentando ser lo más educada posible)

- Becerro no. Toro, aunque chiquitín. Por eso le decimos Torico. ¡Mire, está en lo alto de ésta columna! - Menudo respingo dimos las dos, cosa que sirvió para que se reanudaran los aplausos. - "¡Ya está bien, coñe con tanta guasa!" - El alcalde levantó un dedo señalando arriba. Y así fue como descubrimos que el morlaquito no tenía peligro ninguno.

Con un suspiro de alivio nos despedimos de los políticos, que insistían en contratarnos como pareja cómica, para ir a reunirnos con la Cotilla junto al Mausoleo de los Amantes de Teruel.

- He oído aplausos ¿qué pasaba? - "Ya te contaré" - Debe estar cansada de esperarnos, Cotilla. - ¡Que va! entretiene mucho "hacer" carteras. - ¿Qué hará con ellas? ¿venderlas? - Mira que eres interesada ¡claro que no! Las echo en un contenedor para que las encuentren sus dueños junto con la documentación. - No, si al final tendrán que darle las gracias.

Visitamos el precioso mausoleo. A la Cotilla no se la ve nada entusiasmada. - "¿Qué te pasa?" - Aquí no hay nada para llevarse. Las estatuas son muy bonitas pero pesan un quintal. Me llevaría el techo de la iglesia, aunque fuera un trozo. Siempre habría quién me lo comprara para pegarlo en el techo de su salita de estar, por ejemplo... pero ya he visto que a los de mi oficio no nos dan facilidades. Fijáos en lo altísimo que es el techo ¡y no hay ninguna escalera a mano!. - A usted lo que le gusta es que se lo den todo mascado. - La Cotilla gruñó: - ¡Qué cruz tienes con tu nieta!

Salimos a la calle, con dirección a la plaza del Torico. La gente se levantó a nuestro paso y nos pidió autógrafos. Como no podíamos defraudar a nuestro público, firmamos todo lo que nos presentaron. Al final tuvo que ser la Cotilla quién nos sacara de allí a empujones. - ¡¡¡VAMOS, VAMOOOOOOOSSSSSSSSSSS!!! - "¡Jesús, que prisas!"

La Cotilla bajaba la cuesta a toda pastilla, agarrando el bolso con las dos manos. - ¿Tiene miedo a que se lo roben? jajajajajajaja (no me pude reprimir)

Al llegar abajo paró un taxi. Se subió de un salto y dio la dirección de nuestro hotel - ¡Rápido y le doy el doble de lo que valga la carrera! - ¡Hecho! (gritó el taxista. Y a punto estuvo de dejarnos, a la abuela y a mi, en tierra)

Por la noche, el telediario local abrió con ésta noticia: - ¡Ha desaparecido el Torico! ¡¡¡Nos lo han robado!!!

viernes, 29 de junio de 2018

El torico.

Leí en el periódico de Teruel que en la ciudad ocurrían cosas extrañas. Desaparecían carteras. Era como una epidemia de peste bubónica extendiéndose por la ciudad antigua. A mi eso no me dijo ni fú ni fá y seguí pasando páginas hasta llegar al crucigrama. Es una costumbre que tengo y que pongo en práctica todas las mañanas mientras desayuno pero ¡ya estaba hecho!

- ¡¿Quién ha resuelto el crucigrama?! (la voz me salió histerica) - El vendedor. Por eso me ha costado más barato. - Miré a la Cotilla como si la viera por primera vez - ¿Eso es verdad? - ¿Por qué no va a serlo? Hemos llegado a un entente cordiale después de decirle que soy una pobre pensionista que apenas llega a fin de mes. - ¿Y tiene que ser, precisamente, hacer el crucigrama lo que abarate el periódico? - Es que es un forofo de esta tontá. Pues, hija, si puedo ahorrar treinta céntimos, buenos son.

- Abuela, que no lo compre más. Ya lo haré yo. - "Ni que te hubiera tocado la lotería, potentada" -

Propongo hacer un viaje por la ciudad a bordo del trenecito turístico. - ¿Hay que pagar? - Supongo, Cotilla. - Entonces iré caminando. - Allá usted.

La abuela, Pascualita y yo nos subimos a uno de los vagones en los que aún había asientos libres. De repente la abuela me dio un codazo. - "¡Mira quién es el cobrador!" - ¡La Cotilla! - "Qué mujer. Siempre sacando dinero hasta de debajo de las piedras para llegar a fin de mes" - Habrá ido a pedir trabajo al Ayuntamiento (pensé) - Dos minutos después vino un hombre pretendiendo cobrarnos de nuevo. Y todos, extranjeros y nacionales, le dijimos ¡tararí que te vi! y le hicimos una pedorreta general. - ¡Ladrones, aprovechados, sinvergüenzas! (le gritamos al presunto cobrador) Y nos sacó a todos a empellones.

Mientras nosotras nos quejábamos del trato recibido, la Cotilla llamó al móvil de la abuela diciendo que estaba en la entrada del mausoleo de los Amantes de Teruel, los de tonto ella y tonto él. Y remató con un: - Mientras venís me entretendré "haciendo" carteras.

- Abuela ¿es lo que me imagino? - "Sí" - Me acerqué a la fuente de la plaza para refrescarme y que no me diera un soponcio. La abuela hizo lo mismo y al inclinarse para echarse agua en el cogote, Pascualita resbaló del termo de los chinos y se dio un buen chapuzón de agua dulce.

Ese fue el momento en que se acercó un grupo de la tercera edad a fotografiarse. - ¡Que se vea el torico! (repetían) - Se me pusieron los pelos como escarpias. Ahora teníamos dos problemas: ¡que no vieran a Pascualita y que no nos pillara la vaquilla que habían soltado por la calle!

- ¡¡¡Corre, abuela, que nos pillará el toro!!! - Sin ninguna clase de miramiento, cogió a Pascualita por los pelo-algas y la metió en su escote. Corríamos calle arriba gritando como posesas - : ¡¡¡Que viene el torico, que viene el torico!!! - Acabamos siendo la atracción de cuantos paseaban o disfrutaban de las terrazas de los bares en aquel momento y nos aplaudieron como si hubiésemos cortado las orejas y el rabo a ese toro que no veíamos por ninguna parte. - La abuela y yo nos miramos aturdidas. ¿Eramos las únicas personas conscientes del peligro de un toro suelto por pequeño que sea?  Eso parecía. No tuvimos más remedio que pedir unos chinchones en el primer bar y ni aún así, entendimos qué pasaba.

jueves, 28 de junio de 2018

Empieza el viaje a Teruel.



¡Que vergüenza he pasado! sabía que con la Cotilla no se puede ir a ningún sitio pero, yendo de viaje con ella y con la abuela, lo he confirmado.

Cuando, en el aeropuerto de Palma, la maleta de la Cotilla pasó por el escáner había que ver la cara de estupefacción del guardia civil. Hasta tres veces repitió la operación para ver si lo que había dentro era realmente lo que había visto... ¡Nada! - Señora (le dijo) se le ha olvidado llenarla. - Es que soy una pobre jubilada con una mísera pensión y no tengo nada qué ponerme (dijo, llorosa). - Una lágrima resbaló por las mejillas del emocionado guardia y propuso a sus compañeros hacer una rápida recolecta para ayudar a la pobre pensionista. Con razón les llaman la Benemérita.

Y lo peor del caso es que yo también tuve que apoquinar porque el guardia que llevaba la gorra en la mano para que la gente de las colas echaran sus euros, se paró a mi lado y poco después fruncía el ceño diciendo: - ¡Que es para hoy!

En cuanto entramos en el avión, tanto la abuela como yo, le pedimos la devolución de nuestra "aportación" - ¡Rácanas! (nos dijo la tía)

Según nos contó, llevaba la maleta vacía porque pensaba llenarla durante la estancia en Teruel. - Haré una visita a  las iglesias de allí para ver cuánto aportan los feligreses a los cepillos. - ¡A mi no me conoce, Cotilla!

La abuela, a pesar de mi oposición, llevaba al cuello el termo de los chinos con Pascualita dentro. - He mirado en google y dice que en Teruel no hay mar. ¿Para qué traes a la sirena? Se nos va a quedar más tiesa que la mojama. - "No pongas el parche antes de que salga el grano, boba de Coria. Tampoco es tan difícil echarle sal al agua del grifo" (sentenció la abuela)

El caso es que, aunque no estábamos seguras, Teruel existe. Y es una capital preciosa. Tranquila. Visitada por turistas que, de momento, no agobian. Y a pesar de eso, la Cotilla hizo su agosto con las carteras patrias y foráneas.

Tampoco las iglesias se libraron. La vecina no cabía en sí de gozo. - Este verano ya no tendré que preocuparme de si llego o no, a fin de mes. - Pues estírese e invítenos a comer, que es usted más agarrada que un chotis. - ¡Así que tiene doble moral la señorita! Me dices que no haga ésto o lo otro pero no te quejas cuando pago. - Que tendrá que ver la gimnasia con la magnesia. (contesté muy digna yo)

Después de comer cogimos el autobús para ir a nuestro hotel. De repente nos cruzamos con coches de la policía, con las sirenas a todo meter, camino de la Plaza del Torico. - "Vaya, ahora que nos vamos empieza la juerga" - ¡Vamos a brindar! (dijo la Cotilla) - ¿Con qué? - ¡Con chinchón! ¿Con qué va a ser? (y la Cotilla sacó una botella sin estrenar, de su bolso que parecía pesar bastante) - ¿Y ésto? - La he encontrado en la escalera que lleva a los lavabos del restaurante. No iba a dejarla allí para que alguien la tirara... ¿no? - Y mientras bebíamos a morro, la abuela, disimuladamente, mojaba el dedo y le daba licor a Pascualita.

miércoles, 20 de junio de 2018

¿Teruel existe?

- ¡¡¡Nenaaaaaa!!! ¿está tu abuelaaaaaaaaaaaaa? - ¿Cotilla? ¿No se le olvida nada? - Ay sí ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿está tu abuela? - En ese momento salía del cuarto de baño después de haberse puesto más rímel en las pestañas. Llevaba tanto que apenas podía abrir los ojos. - Te has pasado, abuela. - "¡Qué sabrás tú, boba de Coria! Tengo que mantener mi mirada exótica y lujuriosa de siempre"

- ¡Que bien que estáis las dos aquí! Mirad lo que acabo de encontrarme en la calle. - Miedo me da (dije yo) - ¡¡¡Tres pasajes de avión!!! ¡Nos vamos a Teruel! - Si los ha encontrado debe entregarlos en la Oficina de Objetos Encontrados. - Esta nieta tuya es cada vez más tonta. - "Hombre, un poco de razón sí que tiene" - ¿Ah, sí? - "Un poquito, tampoco gran cosa... pero vaya, si hay que ir a Teruel ¡se va!" - ¡¡¡Abuela!!!

- ¿Y dónde los ha encontrado? - En la calle. - ¿Se le ha caído a alguien? - Probablemente a un hombre que salía de una agencia de viajes... - ¡Lo ha visto! - Incluso lo he llamado. He dicho pichs, pichs... y no me ha echo ni caso. Así que no serían suyos. - ¿Se le han caído a él? - No lo sé... han salido del bolsillo del pantalón... - ¡Se los ha robado! - ¡Malhablada! - "¡Que cruz tenemos contigo, nena! No dice la Cotilla que se los ha encontrado pues ¡ya está! No le des más vueltas... ¿Cuándo nos vamos?" - Mañana.

Acercándome al oído de la abuela, le dije: - ¿Y qué hacemos con Pascualita? - La Cotilla que, como siempre, tenía la oreja puesta, cogió al vuelo algo de la frase. - ¡Pascual no puede venir! ¿No te da vergüenza hacer de alcahueta de tu abuela? Cómo se entere Andresito te quedas si herencia. - Y salió dando un portazo.

Decidimos que nos llevaríamos a la sirena... De repente me asaltó una duda. - Abuela ¿en Teruel hay mar? - "No lo sé. Ni siquiera sé si Teruel existe" - Como no tenga mar Pascualita tendrá un problema con el agua... - "De momento, nos vamos. Los problemas los resolveremos a medida que aparezcan" - Preparamos chinchón on the rocks y brindamos ¡Teruel, allá vamos!


martes, 19 de junio de 2018

La nieta se declar ecologista.

He soñado que era domingo y me he despertado con la sonrisa puesta. Y así he seguido mientras esperaba la llegada de la abuela con las ensaimadas domingueras. Pero no ocurrió nada. Y tuve uno de mis soliloquios con Pascualita y Pepe como oyentes o escuchantes.

La sirena se llegó a impacientar al ver su taza vacía de cola cao y ni corta ni perezosa, saltó dentro de ella como si estuviera llena. El golpe que se dio sonó hueco y me dio la risa. Creo que Pepe, si pudiera pensar, también se hubiese reído ¡menudo coscorrón se dio la medio sardina! - ¡Muy bien! repite el salto y te haré una foto (la jaleé yo)

Entonces se armó la de San Quintín. Pascualita saltó hacia mi con la dentadura de tiburón por delante. Yo corrí como si me fuera la vida en ello mientras, con la mano me retiraba las lágrimas de risa que no dejaban de aflorar a mis ojos.

 - ¡Tonta, más que tontaaaaaaaaaaaaa! ¡No me cogeeees! jajajajajajaja - De repente. la puerta de la calle se abrió y sonó el clásico - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué pasa aquí? ¿quién es tonta? - No va con usted, Cotilla - Dije poniéndome firmes ante la vecina inoportuna. Mientras, por el rabillo del ojo veía acercarse, reptando sobre las baldosas, a Pascualita.

Estaba en un aprieto. La Cotilla no podía, ni debía, ver a la sirena. No tenía tiempo que planear nada. Cogí mi pañuelo del bolsillo, envolví, rápidamente, a Pascualita en él. Entonces volteé, con garbo y salero, ese pequeño paquetito y lo lancé muy lejos de mi, yendo a parar al interior del acuario.

- ¿Qué tiras, boba de Coria? No ves que vas a contaminar ese agua y se morirán las algas. Necesitas cursillos acelerados de ecologismo. - No es nada malo, no se preocupe. Yo también se reciclar. - No me hagas reír ¿Qué vas a saber tu, alma cándida? A ver ¿en que contenedor va el papel?

- Muy fácil, en el que hay más.

lunes, 18 de junio de 2018

El canario ya está en la jaula.

- Aún no sé cómo se me ocurrió hablar de la sirena y sobre todo, enseñarle un dibujo de ella, a la Cotilla. Será porque ya estoy harta de andar escondiéndola. ¿Quién nos va a quitar a ese bicho si lo descubren? es feísima y tiene un genio endiablado, por no decir que hay que estar siempre pendiente de tener agua de mar en casa porque no se le puede llenar el acuario de agua dulce. Se moriría.

- Me extraña porque dicen que bicho malo nunca muere. Cómo me fastidie mucho, el día menos pensado, hago una prueba.

Todo esto se lo estaba contando a Pepe el jivarizado mientras me ponía un trapo mojado sobre la frente donde me había salido un chichón digno de ser llevado a un concurso. Y hubiese ganado. ¡La de rebotes que dió mi cabeza gracias al pescozon de la abuela. esta mujer cada día tiene más energía. Creo que cumple años al revés.

Pascualita dormía flotando, lánguidamente, muy cerca de las algas del fondo del acuario. Y no quise despertarla. Me dolía demasiado la cabeza para bregar con la sirena si se levantara de mal humor.

En estos casos prefiero hablar con Pepe. Desde que el pobre hombre... (nunca he tenido muy claro cuál es su sexo porque también lo perdió junto con el resto de su cuerpo , cuando le cortaron la cabeza) fue decapitado y reducido al tamaño de un llavero, no opina, ni discute, ni ná de ná. Pero escucha. Y no se mueve. Ni me tira agua envenenada a los ojos. Ni muerde como la sirena pensando que es un tiburón.. En fin, que en Pepe tengo un amigo. En cambio, con Pascualita... nunca se sabe.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! El ex duque enPALMAdo ya está en la jaula. - Será el gallo del gallinero... - He encontrado a Andresito en la calle y dice que irá a hacerle una visita para que no se encuentre tan solo. Tu abuela le acompañará. - ¿También irá a ver al ex jugador de balonmano? - Sí. Para sacarle algunas fotos y venderlas a la prensa ¡Se va a forrar la tía! - ¿Y usted se queda tan pancha? - Somos socias, boba de Coria. Los novios me los quitó pero la pela es la pela.

domingo, 17 de junio de 2018

La línea roja.

El Alcalde ha dicho que como tire a la calle una gota de agua de más, me va a dar p´al pelo. Y me he quedado que no sé que me ha querido decir... ¿Se tratará de algo sexual? Si fuera así, seguiría regando el balcón porque no es moco de pavo tener un bisnieto con el Alcalde. Y quién sabe si ese niño saldría al padre y con el tiempo, heredaría la Alcaldía de Palma.

Ya sé que es una tontería entablar conversaciones sesudas con Pascualita y Pepe pero me da no sé qué hablarle a una pared que, para el caso, es lo mismo pero por lo menos imagino que me están escuchando.

Pascualita me miraba con sus ojos de pez, saltones e inexpresivos. De repente y sin venir a cuento, ha saltado sobre Pepe y le ha arreado tal bocado que ha vuelto a dejarlo sin nariz. Menos mal que la abuela es una buena restauradora y se la ha arreglado miles de veces. Eso sí, nunca le queda igual y el pobre Pepe, que ya llegó a mi casa hecho un desastre: sin cuerpo, sin lengua, con los ojos y la boca cosidos, ya no se parece al que fue y cada vez nos es más difícil identificar rasgos conocidos o por lo menos, europeos. Ya no podemos saber si fue indígena o no, mujer u hombre... Tendríamos que buscar su ADN pero no me da mi sueldo para tantas alegrías y a la abuela se la sopla que haya sido Pepe en el pasado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Vengo de hablar con el cura de una de las parroquias que "límpio"
 y pedirle que celebre una misa por el pobre Urdangarín. Ha dicho que si no le queda otra, lo hará... pero no gratis. Tengo que pagar una tarifa ¿Te lo puedes creer? - Que la pague el ex duque. - ¡Eso mismo me ha dicho el cura! ¿No tiene dinero? Pues que pague él.

- ¿Con quién hablabas cuando he entrado, boba de Coria? - Con una medio sardina (no quise mentir a la Cotilla y le enseñé un dibujo que había hecho de la sirena) - ¡Jesús, que cosa más fea! (y puso cara de asco) Parece... una sirena ¿fea? ¡Estás tonta! Las sirenas son bellísimas.

Iba a iniciar una discusión con la Cotilla cuando la abuela entró en casa. Al ver el dibujo que tenía la vecina en las manos se acercó a mi de improviso y me dio tal pescozón que mi cabeza rebotó, los menos diez veces, contra la pared de la cocina. Yo había traspasado una línea roja con respecto al pacto de silencio sobre Pascualita...

sábado, 16 de junio de 2018

Pura envidia.

Que envidiosa es la gente. Ahora resulta que me critican porque tengo las macetas más guapas del barrio y hay quien no lo puede consentir. Una de ellas es la Cotilla. Aprovecha cualquier oportunidad cuando llega a MI CASA para ponerme a caldo.

Naturalmente, no le hago ni caso. - ¡Mire, Cotilla. Lo que usted me dice me entra por éste oído y me sale por el otro! - Esto sí que le da rabia ¡pues más se lo digo!

Es algo que he comentado varias veces con Pascualita y Pepe y no es que me hayan dado la razón pero tampoco me la han quitado, de  modo que si los de casa no se quejan, los demás ¡allá ellos!

El concierto de pitos me anunció la llegada del rolls royce de los abuelitos. Es más, los vi llegar y aparcar mal como de costumbre, porque en ese momento estaba yo asomada al balcón que, dicho sea de paso, parece un vergel.

Lo he llenado de macetas de flores multicolores. Es una alegría para la vista. Y las abejas lo agradecen. Al principio vinieron una o dos, timidamente, pero han ido cogiendo confianza y cada vez son más las que vienen a cargar sus patitas de polen. Se me ensancha el corazón al verlas. Tan chiquititas y tan laboriosas...

- "¿Se puede saber qué haces, boba de Coria?" - ¡Hola, abuelitos! - "¡Cierra el balcón de una puñetera vez! ¡Nos has puesto chorreando con la manía que te ha entrado de regar las plantas con manguera! ¡Es como si tuvieses las cataratas del Niágara en tu casa! ¿No se han quejado las vecinas?" - Sí, pero es pura envidia. - "¡Y llama a los bomberos que se te ha puesto un enjambre de abejas bajo el balcón!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Llamad a una ambulancia! ¡Me ha atacado un enjambre! - Eso es porque usted las maltrata ¡A mi no me pican! - ¡Ni sangre tiene tu nieta! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYY!!!

En poco tiempo se juntaron en casa los bomberos, Bedulio y unas ambulancias porque, a parte de la Cotilla, hubo más gente atacada por los aguijones de las abejas. Ante tal despliegue de medios, me cambié de ropa, peiné y pinté por si salía en las noticias de la tele. Además, entre tanta gente bien pudiera estar el futuro padre del bisnieto de mi abuela

viernes, 15 de junio de 2018

El dragón.

- Ha llegado el calor... relativamente, porque cualquiera sabe si piensa quedarse a pasar el verano aquí o vuelve a las andadas y vuelve a refrescar. El caso es que con el calor vienen los bichos. Esto es así desde que el mundo es mundo, que digo yo que para qué conservar estas tontas "tradiciones" A mi no me hacen falta los mosquitos para nada, por ejemplo. Aunque a los pájaros sí...

- "¡Para ya de tanto rollo, boba de Coria! Eres agónica. ¿A dónde quieres llegar a parar?" - A los dragones... - "Me lo veía venir" - ¿Por qué regla de tres aparecen estos bichos antidiluvianos en nuestras casas? ¿Por qué no puedo mover una maceta sin sufrír el desasosiego de ver correr a esos bichos repelentes? ...

- "Las quejas no me las des a mi sino al Maestro Armero" - ¿Y quién es? - "El que creó el mundo en seis días" - O sea... ¿EL? - "Exacto" - Pues... tendría que decirle cuatro cosas... - "Espero que EL tenga más paciencia que yo o te fulminará con un rayo" - ¿No acepta críticas a su trabajo? Vaya, se ve que no tiene abuela. - "Exacto. No la tiene."

- Ha entrado un dragón en casa. Hace calor, tenía la ventana abierta y ¡se ha colado uno! Lo he visto correr... ¡hiiiiiiiiiiiiiiii! ¡Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo! No sabía qué hacer, pero he soltado un suspiro de alivio cuando ha ido derecho hacia el acuario. Con un poco de suerte Pascualita se lo merendará. ¡Claro que no quiero verlo Aaaaaaaaaaaaaaag!

"Eso es lo que te gusta. Que los demás te saquemos las castañas del fuego... ¿Y qué ha pasado?" - Pascualita lo ha visto y ha subido, suavemente, hasta la superficie. Con movimientos pausados de cazadora, se ha acercado al borde del acuario. Los dos bichos se han examinado y ambos se han asustado al verse ¡No me extraña porque son más feos que Picio!

Se miraban de reojo. La sirena ha tocado al dragón con la mano y él se ha acercado más. Yo pensaba ¡ahora se lo comerá! Y cerraba los ojos para no ver la carnicería de vísceras y sangre que se avecinaba pero no pasaba nada. Acabé cansándome de esperar y me serví unas cuantas copas de chinchón para estar entretenida.

Cuando volví con la botella y la copa en las manos, Pascualita y el dragón se sobaban a base de bien - ¡Eeeeeh, no quiero pornografía en mi casa! (les grité) - Pero ellos iban a lo suyo. - "¿Por qué no puedes dejar que la gente viva en paz?" - ¿Gente? ¡son bichos! - "Mejor me lo pones ¡Déjalos, reprimida de las narices!... ¿Qué pasó al final?" - Pues... no lo sé porque, entre el calorcito del día y el del chinchón, me quedé dormida como un ceporro y al despertar, unas cuantas horas después, el dragón no estaba y Pascualita descansaba sobre el banco de arena del acuario... - "¡No eres más tonta porque no te entrenas"!




jueves, 14 de junio de 2018

Cinco años de cárcel... ¿cinco años?

Ayer, en Palma, había un hombre feliz, Blas el Parado.Y todo porque el ex duque enPALMAdo, su socio Torres y Jaume Matas, tuvieron que venir a la Audiencia de Palma a recoger la orden de entrar en prisión.

En la calle, un montón de periodistas de prensa, radio y televisión, aguardaban impacientes y hambrientos que llegara "la celebridad" Mientras Blas el Parado corría hacia allí cargado con un gran taperware lleno de croquetas, recién hechas, de la abuela.

Y se las quitaron de las manos en un santiamén. De modo que volvió a por más varias veces y yo tuve que quedarme en casa para abrirle la puerta en cada ocasión. Al final de la mañana estaba agotado y con los bolsillos llenos de euros.

La abuela me llamó: - "¡Que no me entere yo de que le has cobrado comisión a Blas el Parado o el día de mañana, te quedaras sin la Torre del Paseo Marítimo!" - No hay nada que me de más rabia que venga ella a desbaratar mis planes

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - He visto jaleo delante de la Audiencia de Palma... - Viene Urdangarín a recoger la órden de entrar en prisión... -  ¡Corre, saca las croquetas de tu abuela!... Los periodistas son muy aficionados... - Se las ha llevado Blas el Parado. - ¡¿Cómoooooooooo?! - En un taper... - ¿Qué cómo puede ser tan rápido el jodío? - ¿Por que pasa penurias?

No probé ni una croqueta. Y eso que me aparté unas cuantas para comerlas al mediodía... Al ir a por ellas ¡habían desaparecido! - Pero... pero... - Me pareció que Pepe se había movido en su estante. - ¡¿No me digas que has sido tú, mosquita muerta?! - No me contestó. Le di diez minutos de cortesía para que lo hiciera pero no los aprovechó. Ya iba a tirarlo a la basura cuando, de reojo, vi una sombra que se arrastraba por el suelo de la cocina. Grité como una condenada - ¡¡¡UNA RATAAAAAAAA!!!

Inmediatamente, el grito se reprodujo en todos los pisos de la finca. Poco después llegaron los bomberos a los que alguien llamó: - ¿Dónde está el fuego, señora? (Me preguntó uno al que el uniforme le caía de maravilla): - No hay. - ¿Está de guasa?

Una vecina se sumó a la conversación: - ¡Les he llamado yo! ¡¡¡HAY UNA RATAAAAAAAA!!! - Y toda la escalera reprodujo el grito. - Escuché a un bombero decirle a un compañero - Cuando reciban nuestra factura habrá que oírlas.

Cerré la puerta. Tenía una cuenta pendiente con Pascualita. Ella se había comido las croquetas... Ella era "la rata"



miércoles, 13 de junio de 2018

Que barra tienen las vecinas.

Asomada al balcón contemplé como un grupo de vecinas abordaba a Bedulio, que andaba por el barrio haciendo su ronda. Hablaban gesticulando mucho y , de vez en cuando señalaban hacia mi como si yo no estuviera. A todo esto, Bedulio respondía diciendo que no con la cabeza. ¡Y no, que no y que no! O eso fue lo que entendí.

Pero las vecinas estaban decididas a que el Municipal entrara en nuestra finca y se lo llevaron a empujones hasta quedar junto a la puerta de la calle. Y fue allí donde, agarrándose con fuerza al dintel de la puerta, gritó: - ¡¡¡QUE NO ENTRO AHÍ HE DICHO!!!

Yo estaba intrigada y pregunté: - ¿Qué pasa? - ¡Bedulio no quiere subir a tu casa! - ¿Por qué? - Porque su salud mental no se lo permite... dice. ¡Pero si es la autoridad! ¡¡¡SUBE O TE SUBIMOS!!!

- Anda, sube hombre y te invitaré a chinchón. - ¡¡¡HE DICHO QUE NO!!! - La vecina del 5º derecha me dijo que llamara al cuartel y contara lo que pasaba. - No me gusta ser chivata (le dije) - Vale, pero ésto es una emergencia. - Me convenció y llamé. Pocos minutos después llegó un furgón lleno de municipales. - ¿Dónde debemos actúar? (preguntó el jefe de los recién llegados) - En el primer piso, donde está asomada esta chica. - ¿Vienen a mi casa? (me asombré) - ¡Claro! Tu eres la que tiene los guiris realquilados que montan tanto escándalo y no nos dejan dormir. ¡¡¡ES ILEGAL, BOBA DE CORIA!!!

¡Menuda cara la de mis vecinas. Me piden que coopere a mi detención! Antes de que los municipales corrieran escaleras arriba , oí cómo Bedulio se excusaba para no entrar en mi casa. - El espíritu de su primer abuelito... del que dudo que tuviera una muerte natural... vaga por la casa y tiene muy malas pulgas... ¡Y me da miedooooooooo!

Los hombretones, con sus artilugios antidisturbios, dieron un paso atrás. - ¿Qué hay un fantasma?- Perdone, sargento, pero los fantasmas no son santos de mi devoción... Y no puedo... - Todos se fueron echando para atrás hasta que solo quedó uno. Miró a su alrededor, tragó saliva y se dispuso a echar la puerta abajo. No hizo falta porque la abrí yo. No están los sueldos para gastos extras. Y entonces Pascualita comenzó sus ejercicios de salto. Los ¡¡¡CHOFS!!! fueron contínuos. Estos se juntaron con los ¡¡¡PAPAM!!!  y el terror se pintó en el rostro blanquecino del municipal. Y su alarido se unió a otro, de mujer, que salió del antiguo cuarto de la abuela. Ese fue el momento es que, en la escalera, no quedó ni el apuntador

martes, 12 de junio de 2018

Disimulando.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿está tu abuela? - Estará en su casa. - ¡¡¡PAPAM!!! - ¡Aaaaayyyyyyyy, que sustoooo! ¿Qué ha sido eso? - ¿El qué? - Ese estruendo... ¿estás sorda? - Que yo sepa, no...

La Cotilla me miró extrañada. - Le he dicho que la abuela estará en la... - Ya sé lo que me has dicho y también lo que he oído... ¿no será cosa de tu primer abuelito, verdad? - Como no me de más datos. ¿Quiére un cola cao con chinchón? - ¡Venga!

Finalmente, la Cotilla se marchó. Entonces Pascualita se sentó en el borde del acuario. La cogí y entramos a la cocina a desayunar. Estaba la sirena en pleno ejercicio de saltos mortales dentro de su taza y poniendo perdido mesa y suelo, cuando otro ¡¡¡PAPAM!!! movió los cimientos del edificio.

La media sardina saltó a mis brazos y se escondió en el escote. - Lo siento, guapa, pero tendrás que ir acostumbrándote a los ruídos si quiero ganar unos euros para largarnos de aquí. No pensé que los turista fueran tan escandalosos.

El timbre de la puerta sacaba humo: - ¡Ya va, ya vaaaaaaaaaaaaaaaa! - Tal como me esperaba, los vecinos, indignados, estaban en el rellano de la escalera con las uñas afiladas. - ¿Piensas tirar la finca abajo? - ¡Así no se puede vivir! - ¡¡¡FUERA, FUERA, FUERAAAAAAAAAAA!!!

No dejaban que cerrara la puerta. - ¡Que salga quien haya sido el culpable de éste escándalo! ¡Pero si no hay nadie. ¡Mirad! - Me aparté un poco de la pared para que pudiesen ver el interior de mi casa. - - ¿Véis?¡No hay nadie!

De repente, un vecino jubilado que se fijaba en todo, gritó - ¡¡¡ESTA ENDEMONIADA. SE LE MUEVE LA PECHERA!!! - Pascualita estaba harta de sentirse oprimida y quería salir de su encierro, lo cual era un peligro para ella. - ¡¡¡PAPAM!!! - El  ruído se expandió por todos los rincones del edificio y los cimientos crujieron. La reacción de los vecinos fue contraria a lo que hubiese imaginado. Como una de aquellas famosas estampidas de búfalos en las grandes praderas del lejano Oeste, los vecinos me empujaron y entraron en tropel, pisoteándome,

El señor Li, que paseaba por mi barrio, subió al escuchar el escándalo. - ¿Qué pasal aquí, nieta? - ¡¡¡Tiene gente escondida!!! (gritaron algunos) - En ese momento se abrió la puerta del baño y un adonis rubio y de intensos ojos azules, salió de allí tal como su madre lo trajo al mundo. Un montón de pares de ojos lo admiraron. Y un vecino soltó aquello de: ¡Esto es un cuerpo y no el de Infantería de Marina! - La mujer le dio un codazo: - ¡Estás haciendo el ridículo, Atahualpa Yupanqui!
- El hombre se encabritó. - ¡Te he dicho mil veces que no me llames con el nombre de tu amante! - ¡¡¡PAPAM!!! sonó de nuevo. Y el despelotado corrió a esconderse en la antigua habitación de la abuela donde una voz femenina gritó: - ¡¡¡ALELUYAAAAAAAAAAAAAAA!!!



lunes, 11 de junio de 2018

¡Guiris en casa!

He decidido transgredir la Ley y alquilar la habitación de soltera de la abuela a unos guiris. Es la única manera que se me ocurre de ganar un dinerito rápido y descansado. Además, no pienso decírselo a nadie, ni a Pascualita siquiera, no sea cosa que se vaya de la lengua y me multen.

Los vecinos no sabrán nada. Los extranjeros, al venir a Mallorca, solo buscan sol y playa. Así que se irán temprano a pasar el día junto al mar, tomarán el sol, se quemarán y al llegar por la tarde a casa, quedarán rendidos en la cama después de la ducha. De éste modo, los vecinos no se quejarán porque no oirán nada. Y yo iré juntando euros hasta poder irme bien lejos de aquí.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿De quién son éstas maletas? - ¡Oh, nooooooo! acabo de llegar del aeropuerto a donde he ido a "pescar" turistas. He encontrado dos sin alojamiento y los he traído a casa. No sé de dónde son porque los extranjeros hablan muy raro y no los entiendo. Ya es mala suerte que me halla pillado la Cotilla. que, en cuanto agarra una presa no la suelta.

Tuve que improvisar la respuesta a su pregunta: - Son de Mariano. - Se quedó lívida. - ¿Mariano?... ¿Nuestro Mariano?... - ¿El Mariano de siempre?... ¿El Mariano al que acaban de echar?... (y le faltó tiempo para llamar a la abuela) - ¡Tráete a Andresito! Verás que alegría tendrá.

Mientras ella hablaba yo quería cortarla diciendo . ¡Oiga!... ¿oiga? ... ¡¡¡Oigaaaaaa!!! - Pero no hubo manera.

El frenazo del rolls royce, llegando a toda pastilla, me sacó de mi atontamiento - ¿Qué hago ahora? (me pregunté) - Andresito subió los escalones en dos en dos y llegó sin resuello a mi rellano mientras el corazón latía su boca. - Nena... ¿seguro...  que es... Mariano? - Que sí, abuelo, aunque está un poco cambiado a cómo le veíamos en el plasma porque se siente relajado después de dejar de lado la política... Incluso parece más joven.

- ¿Dónde está? - Durmiendo. Ha tenido muchos sobresaltos estos días atrás. - Dejémoslo tranquilo... pobrecillo (dijo Andresito,  muy comprensivo con su jefe)

En ese momento, una espectacular rubia entró en el comedor envuelta en una mínima toalla. - "¿Quién es ésta pájara?" (preguntó la abuela)

Yo dije que Visi, la mujer de Rajoy. - Os lo dije, la tele "come" mucho. No se parece a cuando salía en pantalla. Pues el marido, menos aún. Esto debería ser digno de estudio. El Poder desgasta mucho.

De pronto decidieron irse. Les dije que cuando despertara les llamaría y se fueron, para alivio mío... Por cierto ¿qué estaba haciendo el guiri mientras tanto? Estaba en la cocina dando buena cuenta de la botella nueva de chinchón ¡Ni una gota dejó el jodío! pero lo peor fue cuando quiso bailar flamenco, borracho perdido, y por castañuelas usó dos tapadoras de olla de aluminio, hasta las cinco de la madrugada que cayó al suelo, se acurrucó bajo el aparador del comedor y ahí se quedó, durmiendo la mona.

domingo, 10 de junio de 2018

Intentando cambiar de vida.

Es necesario poner un poco de calma en mi vida, y eso pasa por alejarme de los abuelitos y sus problemas político-maritales. Así que voy a ver los euros que encuentro por los rincones, cajones y escondrijos de mi casa, reúno un capitalito y me compro un billete y una habitación de hotel para el lugar que pueda pagar. Y encima me hace mucha ilusión jugar, yo sola, a ¡Buscar el tesoro! Así, cuando lo encuentre, no tendré que repartirlo con nadie.

Me he pasado todo el día buscando, rebuscando y volviendo a buscar y he encontrado unas quinientas pesetas en monedas de una peseta, unos cuantos céntimos de euro, dos monedas de cincuenta céntimos, de las plateadas, enfiladas en el dedo de San Pancracio, que debió poner mi abuela allá por los años cincuenta del siglo pasado y un billete de banco del tiempo de la República entre las páginas de un viejo libro a modo de punto de lectura...

Estoy deslomada y desolada. Mi gozo en un pozo... No puedo ni coger el autobús de línea para ir al centro de Palma... En mi desesperación he pensado en hacer autostop y largarme hasta Groenlándia, con los pingüinos pero me he enterado que los barcos no cogen a nadie aunque pueda demostrar que lleva dos días plantada en el muelle y con el dedo pulgar mirando hacia Barcelona ¡Que asco de vida! Todo se reduce al vil metal.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Mira, nena, lo que he encontrado en mi piso rebuscando un poco: ¡dos mil y pico de euros! Había pensado que, aunque  no vaya a ponerlo para alquiler vacacional, bien le vendría un buen baldeo y he estado poniendo Carcomín porque salen mariposillas de la carcoma por todo. Tal vez sea cosa de la Primavera pero como la de éste año es tan rara, he preferido cargármelas a todas ¡Y aquí está mi premio!

- ¿No es usted quién se queja de no llegar nunca a fin de mes? ¿Cómo puede tener tanto dinero perdido por ahí? - Porque se me olvida dónde lo he puesto. - De eso no habla nunca (me estaba enojando de verdad) - ¿Para qué? Lo que no se llevan los ladrones aparece por los rincones.

- Pues yo he hecho lo mismo ¡y no he encontrado nada que valga la pena! - Es que ésto tiene un truco. - ¿Ah, sí? - Si no dejas dinero primero, después no busques que no habrá, boba de Coria. - ¡Así, cualquiera! (respondí despreciativamente)... Por cierto, ¿No me puede regalar la mitad de lo encontrado? - ¡¡¡NO!!!





viernes, 8 de junio de 2018

Nuevo negocio.

La abuela ha venido a casa con el delantal puesto y una cesta colgada del brazo. Eso sí, también llevaba sus estilettos que lo cortés no quita lo valiente. - ¿A dónde vas a sí? - "A la compra ¿No es evidente, boba de Coria?" - ¿Con el delantal? - "Sí. Estoy implantado una nueva moda: ir a comprar con delantal y cesta." - Eso es más viejo que (iba a decir que ella pero, afortunadamente, me contuve) andar palante. ¡Vaya tontería!- "¿Tontería? Pues anda que no han ganado dinero los que pusieron de moda ir de fiesta o de paseo, en pijama. Ahora el dinero lo ganaré yo." - Ninguna señorona saldrá a la calle de esta guisa. - "En mi barrio, sí!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa con una sonrisa de oreja a oreja - ¡Que buena idea has tenido! (gritó dirigiéndose a la abuela.Y la abrazó) - Me quitan los delantales y las cestas de las manos ¡Tu idea es un éxito!

- "Por cierto, Cotilla, hay que "encargar" más material" - El tonillo que usó la abuela cuando dijo "e.n.c.a.r.g.a.r." no me gustó ni poco ni mucho. - ¿Dónde compráis esas cosas? - ¿Comprar? (dijo la Cotilla) de tu nieta nunca harás carrera. - La abuela suspiró y dijo: "¡Qué cruz tengo con ella!"

- Esto es un negocio para ganar mucho dinero y no podemos empezar gastando comprando el material... - "¿Comprendes, nena?" - Creo... que sí... - "La Cotilla encontró, por casualidad, un almacén abandonado, en el que hay miles de cestas y delantales" - ¿Abandonado? - "¡Sí! Menudo, chollo" - ¡Saca el chinchón, nena!

Llamaron a la puerta. Era Bedulio y llevaba tres pares de esposas en las manos. - ¿Quiéres chinchón? (le dije, amablemente) - ¿Para brindar por el negocio que habéis montado? - Han montado... pero, sí.

No quiso oír más y nos esposó a las tres en un santiamén. - ¡Eh, que yo no he hecho nada! (grité) y corrí alrededor de la mesa del comedor dando vueltas y más vueltas mientras Bedulio me perseguía. Cuando el Municipal empezó a perder fuelle, me acerqué al acuario, cogí a Pascualita que había subido a la superficie al escuchar el jaleo que hicimos, y se la tiré a Bedulio a la cara.

Seguí corriendo. Esta vez era yo quién lo perseguía. Arranqué a la sirena, con un fuerte tirón, de la naríz del hombre y acto seguido la lancé a la cara de la Cotilla. Y luego, también se la arranqué.

Fue una maniobra difícil debido a tener las manos atadas pero salió bien. La abuela consiguió las llaves de las esposas y entre las dos emborrachamos a los heridos, después de la danza de lloros, gritos y lamentos, para que, al despertar horas después, no recordaran nada de lo sucedido. Mientras, Pascualita se relamía merendando los trocitos de carne arrancada a sus víctimas.

miércoles, 6 de junio de 2018

Andresito sufre un soponcio.

La bisabuelastra y la abuela ya están en su casa. Y lo primero que ha pedido la Momia ha sido ver a sus cubanitos culito-respingones ¡antes que a su hijo! Y ya tenemos a Andresito hecho, de nuevo, un mar de lágrimas porque se ha sentido menospreciado por su madre. La abuela, con su toque diplomático que siempre la ha caracterizado, le ha dicho: - "Compréndela, están buenísimos"

- "¡Nenaaaaa, ven en seguida si quieres despedirte de tu abuelito! ¡¡¡Se nos muere!!!" - La llamada, desesperada, de la abuela me ha puesto los pelos de punta. - ¿Qué ha pasado? - "¡No lo sé. Estaba viendo la televisión y se ha quedado tieso, mudo y parece que sordo también porque lo llamo y no contesta" - ¡Me voy pitando a vuestra casa! - "No te olvides a Pascualita" - ¿Qué pinta la sirena en todo esto? - "Es para que aprenda el ritual mortuorio y así, cuando vuelva a su hábitat..." - ¡¡¡ABUELA!!!

Al final lo han tenido que ingresar porque no responde a ningún estímulo. Los médicos se hacen cruces porque no tienen ni idea de lo que le pasa. Yo quise dar mi opinión sobre la edad de Andresito pero tenía a la abuela muy cerca y no me quise arriesgar.

El neurocirujano, haciendo cábalas, llegó a decir: - Parece haber recibido una fortísima impresión... ¿no tienen ni idea de cuál puede ser?... - De repente a una de las enfermeras le dio un ataque de risa. - ¡Perdonen, perdonen pero es que he tenido como un flash y me ha parecido divertido! - La pobre estaba ruborizada hasta la punta del pelo. - ¡¡¡CUÉNTELO!!! - gritamos todos.

- ,Es que salió el careto de Aznar en la pantalla repudiando todo lo que huela a su Partido y yo misma di un respingo. Al final no sabía si reír o llorar del susto, sobre todo cuando se postuló como salvapatrias. - ¡Ostras!  Yo también lo vi (apostilló otro de los médicos) - El neurocirujano dijo: - Ahora podemos diagnosticar: es un estado comatoso temporal. En cuanto se le pase la impresión volverá a su estado normal. - "¡¿Seguirá siendo un llorón?!" - Probablemente, señora. Los milagros no existen.


martes, 5 de junio de 2018

Siguen en la UCI.

Lo que tiene Andresito en la cara ya no son ojos sino ojones. Están tan hinchados que parece que van a saltar de sus órbitas de un momento a otro. Cuando estoy cerca de él procuro llevar puestos los guantes de fregar porque, si se le caen, ¡no pienso recogerlos con la mano desnuda! ¡Aaaagggggg, que repelús!

Y de éste drama tiene la culpa su Partido. Hoy, sin ir más lejos, al ver al Pinocho Mayor del Reino despidiéndose de los suyos se ha deshecho en lágrimas. Era un Nilo desbordado, incontenible, en plena inundación anual y no puedo dejar el cubo y la fregona muy lejos porque me lo pone todo perdido de agua ocular.

Ahora llora también por su madre y su mujer. Cosa que me parece más razonable que lo anterior. Ambas siguen en la UCI. La abuela insiste en que le demos un espejo pero como no queremos que le de un patatús, no se lo damos. Y cómo siempre, las culpa recae sobre mi. Dice Andresito que vale más que la abuela concentre la rabia en una sola persona porque tiene el cerebro abotargado a causa del veneno de la puñetera carabela portuguesa y le cuesta discernir. Así que cuando pregunta por qué no le hemos dado ya un espejo, tanto Andresito como la Cotilla dicen, exagerando y mintiendo: - ¡¡¡NENA, YA TE HAS VUELTO A OLVIDAR DEL ESPEJO!!!

Y aunque sigue hablando a la puñeta, cada vez se la entiende más: -  "¡¡¡fpgpoinútil.x,vflfgaddsquécruzqliwqvlfk!!!"

Yo me vengo de ella mentándole los verdaderos años que tiene y me parto de risa porque, aunque se enfada como una  monea, no puede fruncir el ceño de inflada que tiene la cara. La Cotilla me ha aconsejado que emigre a Kazastán porque, cuando la abuela mejore, su venganza será terrible. Aunque no lo creo, estará debilitada mucho tiempo.

Pascualita se extraña de no ver a su amiga por casa, por eso esta mañana le he hecho una foto a la abuela y al llegar a casa se la he enseñado ¡¡¡MADRE MIA, LA QUE HA LIADO LA MEDIA SARDINA!!! - Creyendo que la abuela era algo monstruoso, ha saltado al móvil con los dientecitos de tiburón hacia afuera y ha mordido y desgarrado el aparato hasta que no ha quedado nada de él. ¡Era el móvil nuevo de la abuela!... Cada vez pienso que la Cotilla tiene razón... Creo que emigraré a Pernambuco, donde quiera que esté ese sitio.

lunes, 4 de junio de 2018

Recogiendo plásticos.

¿Quién será el Santo encargado del Tiempo? Menudo cachondeo se trae: hoy llueve, mañana no. Y cuando crees que siempre será así, un día sí y otro no, cambia de táctica y nos deja descolocados. Así que la abuela y la bisabuelastra han decidido no salir de casa sin el bikini puesto.

Como hoy. Y con la bolsa de las toallas al hombro. La abuela me ha llamado por teléfono. Estaba eufórica. - "¡Por fin estamos en la playa y hace sol!" - Unas horas después vinieron a casa. Fue tal la impresión que me llevé que pensé que volvían de la guerra de Corea. Llenas de moratones y latigazos por todas partes.

Asustada, llamé a Andresito. - ¡Ven, corre. Yo sola no puedo hacerme cargo de ellas! - En un santiamén el rolls royce aparcó, con un fuerte chirrido de frenos, en la parada del bus y ésta vez quedó más atravesado todavía.

También Andresito se asustó al ver a las dos mujeres de su vida en tal estado. - ¿Qué os han hecho? ¡Todo es por mi culpa!  (gritaba en su desespero) - ¿Has sido tú, abuelito? ¡No me lo esperaba de ti! - ¡¡¡NOOOOO, MIS ENEMIGOS POLÍTICOS!!! -  La abuela movió los labios, exageradamente hinchados (como si la hubiese mordido Pascualita) pero no se la entendía. - wojgvsdiuhgsdifgimbécilrufaspof -  ¿Imbécil?... eso va por ti, abuelito.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡Madre del amor Hermoso! ¿Qué os ha pasado? ¿Ha sido tu nieta? ¡Me la cargo! - La Cotilla estaba fuera de sí y tuve que contenerla para que no me dejara baldada. - ¡Quieta, parada! - La abuela intentó de nuevo comunicarse con nosotros. - Xorugfdfvzp998plásticoslzcfor. - ¿Has dicho "plásticos"? - Afirmó con la cabeza. - ¡Aaah! (dijo la Cotilla) me dijo que se habían sumado, ella y la Momia, a la campaña "Mantenga límpia la playa de plásticos" y recogen todos los que ven. - ¡¿TE REFERÍAS A ESOOOOOO?! (pregunté) - Volvió a afirmar y luego dijo algo así. - qpfjlskfjvidiota,mowruicm, ´ña - Ahora ha dicho ¿idiota? (Andresito hizo de traductor) - ¡¿HAS DICHO IDIOTAAAAAAAAA?! -  Me señaló con el dedo. - ¿A mi?... ¿Por qué? - Porque no es sorda, boba de Coria ¿A qué viene tanto grito? - Como no puede hablar...

Poco a poco se fueron haciendo entender. Esta mañana recogieron bastante plástico y eso las animó a seguir buscando. Entraron en el mar al ver bolsas hinchadas flotando. Al ir a cogerlas recibieron un montón de latigazos urticarios de los tentáculos de las carabelas portuguesas, por todo el cuerpo.

Al final no nos quedó más remedio que pedir una ambulancia. La bisabuelastra y la abuela estaban muy mal. Ahora están en la UCI para que nos las dejen como nuevas.

domingo, 3 de junio de 2018

¡¡¡Llueve!!!

No ha podido estrenar el bikini y ha venido a casa más cabreada que un mono. - "¡Esta lloviendo a mares!... ¿Me oyes, boba de Coria?" - El zarandeo que me dio la abuela me devolvió al mundo de los vivos. - "¡Pero cuándo llegará el veranoooooooooooooo!" - ¿Qué... pasa?... ¿quién se ha... muerto?... ¿Llamo a los bomberos?... - "¡¡¡QUIERO IR A LA PLAYAAAAAAAAAAAAAAAA!!!"

La abuela está que trina. - ¿Te parece normal venir dando voces cuando aún no han puesto las calles? ¿Qué dirán los vecinos? - "¿Por qué me sales por la tangente cuando no sabes qué decir? ¡¡¡ DI, NO LO SÉ Y BASTA!!! ¡Te estoy hablando de lluvia y me sales por peteneras. Me tienes harta!"

A mi me costaba entender de qué hablaba y solo tenía ganas de dormir otra vez. - "Y luego esos hombres durmiendo (¡Andresito y Geoooorge, se supone)¡A éstas horas! Menos mal que mi suegra a tomado partido por mi bando y tengo una aliada que me comprende."

Harta de escuchar sus lamentaciones, me levanté y fui a la cocina. Allí quedé boquiabierta: - ¡¡¡¿Y LAS ENSAIMADAS?!!! - Al estar deprimida y empardalada, se le olvidó comprar las ensaimadas para el desayuno - ¡Llama al abuelito, a Geoooorge, a quién sea! ¡Es domingo y toca ensaimada! Tanto si en España mandan unos como otros, la ensaimada de los domingos es sagrada!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! se te oye desde la calle (dijo la Cotilla que venía de sus trapicheos nocturnos) cuando le conté el descuido de la abuela puso el grito en el cielo. - ¡Tu nieta tiene razón por una vez en la vida! ¡Llama para que las traigan!

Poco después el mayordomo inglés entró en casa, bandeja en mano y despidiendo una aroma intenso y acariciador que nos hizo salivar. Le dimos una larga ovación como a los divos de la Ópera y desayunamos.

Cuando la Cotilla se dio cuenta de que faltaba una ensaimada (porque las había contando) nos echó en cara que comiéramos más que ella. No había visto a Pascualita, reptando entre las tazas de cola cao, arrastrando la dichosa ensaimada. Se la quité y escondí para que no comiera delante de la vecina y lancé, después, a la sirena al acuario donde entró límpiamente sin apenas salpicar. Pero, en seguida, subió a flote y empezó con sus ejercicios de saltos mortales con tirabuzón y llenó el suelo del comedor de charcos.

sábado, 2 de junio de 2018

El bikini.

La abuela se ha comprado un bikini para la nueva temporada de baños. Tiene más brillos que los de años anteriores. Y para rematar su mal gusto (espero que no lea esto) el estampado es un tiburón con las fauces abiertas y jirones de carne colgados de sus dientes. Claro que los dibujos son pequeñitos porque el bikini tiene poca tela. La mínima expresión.

- Te habrá costado poco porque apenas tiene tela. - "Que poco entiendes de moda. ¡Es caríiiiiiiiisimo! de otro  modo no me lo hubiese comprado. Y la Momia se ha comprado otro igual, solo cambia el color de fondo" - (¡Me escandalicé!) ¿Para qué lo quiere? - "Para ponérselo, boba de Coria" - ¡Si tiene más de cien años! - "¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia? - Pues que... ya no tiene edad de... llevar tanga... - (Tengo que ir con pies de plomo cuando toco el tema de la edad delante de la abuela) - "No entiendo por qué.. (.De repente abrió mucho los ojos) ¡Te estás conviertiendo en una puritana! ¡Lo que me faltaba! Esta visto que contigo no tendré nunca un bisnieto"

Decidí llevar el foco de atención a otro rasgo del bikini: el dibujo. - ¿No tienes miedo de que se te acerque un tiburón con el señuelo que lleva impreso? - "¿No esperarás que un bicho de esos entienda de arte?" - Por si acaso, nunca me lo pondría yo. - "Harás bien porque, para llevar un bikini así hay que tener un cuerpo como el mío: ¡perfecto!"

¡Caray! la abuela pecaba de vanidad al cubo. Decidí darle una lección y recurrí a Pascualita. - Vamos a ver cómo reacciona la sirena ante el dibujo y veremos quién tiene razón.

Pascualita dormitaba, plácidamente, sobre la superfície del agua del acuario donde el sol que entraba por la ventana, le daba calorcito.

No le hizo ninguna gracia ser molestada sin consideración ninguna y a punto estuvo de morderme. La solté en la mesa de la cocina y la abuela le enseñó el bikini. Como la rabia cegaba a la medio sardina, ni se fijó en él, solo ante la insistencia de su amiga, enfocó los ojos hasta lograr ver nítidamente el dibujo. Inmediatamente los pelo-algas se le pusieron de punta. Los dientecitos de tiburón sonaban a castañuela cuando las mandíbulas chocaban una contra otra y se lanzó sobre la tela con la boca abierta. - ¡TE LO DIJE! ¡TE MORDERÁ UN TIBURÓN!

La abuela hizo fotos con el móvil a la sirena que seguía muy agresiva. - "¡Tengo la solución! Mandaré estas fotos a la casa Dior para que me haga un bikini con la mejor de las fotos y no me atacarán los tiburones ¡PORQUE LE TIENEN MIEDO A LAS SIRENAS!" - ¿Puedes confirmar esto? - "No, pero para eso estás tú. Mañana iremos a la playa y llevarás mi bikini..." - ¿Y?... (un sudor frío recorría mi espalda) - "Saldremos de dudas" - ¡Ni hablar! - "¿Sigues queriendo la Torre del Paseo Marítimo el día de mañana?... pues, ya sabes..."


viernes, 1 de junio de 2018

Andresito no tiene nada que celebrar.

Me han despertado unos gritos que sonaban en casa. Al darme cuenta de ello pensé que habían entrado ladrones y discutían por algo que a mi, recién salida del sueño, se me escapaba. También pensé que ¡menudos profesionales del robo! Mucho tendrían que aprender de la Cotilla. Y eso me dio una idea para que la vecina pudiera llegar a fin de mes holgadamente: dar clases particulares de Cómo ser finos en el trabajo.

A medida que me espabilaba reconocí las voces: eran los abuelitos en plena gresca. A punto estuve de darme la vuelta en la cama y seguir durmiendo pero el aroma de las ensaimadas me convenció de lo contrario.

La discusión transcurría a voces y con la puerta de la calle abierta. La hora: las seis de  la mañana. Por esto, algunos vecinos se juntaron en mi rellano para protestar: - ¡A ver cuando se podrá dormir en ésta finca! - ¡Pero si estos no viven aquí, solo la pesada de la nieta! - ¡Fuera, fueraaaaaaaa. Cada mochuelo a su olivo!...

Arrastré a los abuelitos hasta la cocina. - ¿Qué os pasa? - Tu abuela está empeñada en que celebremos la salida de los Pinochos del Gobierno ¡Y a mi no me da la gana! - "¡Que mal perdedor eres, Andresito!" - ¡Cada uno es cómo es y no tengo nada que celebrar! - Déjale, abuela, al fin y al cabo los que han perdido son los suyos... - "¡Tu no le sigas la corriente! ¿Qué hay de malo en que se tome unas copitas de chinchón con ensaimada con nosotras?" - ¡¡¡QUE NO QUIERO, HE DICHO!!! - "¡Qué cabezón eres y que ancha se quedó tu madre cuando te parió!"

Así se tiraron un montón de tiempo porque me volví a la cama, me dormí y cuando desperté ya era de día y ellos seguían erre que erre. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Hummmm, ensaimadas! - Y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, la Cotilla se sentó a la mesa y en un momento se había comido cuatro. - ¿Usted no tiene colesterol? (le pregunté?) - Si lo tuviera lo vendería para poder llegar a fin de mes. Por cierto, no os las terminéis todas y me las llevaré para venderlas.

Cuando los abuelitos decidieron tirar la toalla estaban afónicos, agotados pero tan cabezones como siempre. Se sentaron a desayunar. Tomaron cola caos, ensaimadas y chinchón ¡LOS DOS!

De repente, la abuela se marcó un zapateado sobre la mesa de la cocina con sus estilettos amarillos. - ¡Eeeeeh, que te cargas la vajilla, abuela! - "¡¡¡LO HAS CELEBRADO, ANDRESITOOOOOO!!!" - El pobre se dio cabezazos contra la pared, furioso y la vibración hizo caer al pobre Pepe, de su repisa a mi tercera taza de cola cao poniéndome perdida.