miércoles, 6 de junio de 2018

Andresito sufre un soponcio.

La bisabuelastra y la abuela ya están en su casa. Y lo primero que ha pedido la Momia ha sido ver a sus cubanitos culito-respingones ¡antes que a su hijo! Y ya tenemos a Andresito hecho, de nuevo, un mar de lágrimas porque se ha sentido menospreciado por su madre. La abuela, con su toque diplomático que siempre la ha caracterizado, le ha dicho: - "Compréndela, están buenísimos"

- "¡Nenaaaaa, ven en seguida si quieres despedirte de tu abuelito! ¡¡¡Se nos muere!!!" - La llamada, desesperada, de la abuela me ha puesto los pelos de punta. - ¿Qué ha pasado? - "¡No lo sé. Estaba viendo la televisión y se ha quedado tieso, mudo y parece que sordo también porque lo llamo y no contesta" - ¡Me voy pitando a vuestra casa! - "No te olvides a Pascualita" - ¿Qué pinta la sirena en todo esto? - "Es para que aprenda el ritual mortuorio y así, cuando vuelva a su hábitat..." - ¡¡¡ABUELA!!!

Al final lo han tenido que ingresar porque no responde a ningún estímulo. Los médicos se hacen cruces porque no tienen ni idea de lo que le pasa. Yo quise dar mi opinión sobre la edad de Andresito pero tenía a la abuela muy cerca y no me quise arriesgar.

El neurocirujano, haciendo cábalas, llegó a decir: - Parece haber recibido una fortísima impresión... ¿no tienen ni idea de cuál puede ser?... - De repente a una de las enfermeras le dio un ataque de risa. - ¡Perdonen, perdonen pero es que he tenido como un flash y me ha parecido divertido! - La pobre estaba ruborizada hasta la punta del pelo. - ¡¡¡CUÉNTELO!!! - gritamos todos.

- ,Es que salió el careto de Aznar en la pantalla repudiando todo lo que huela a su Partido y yo misma di un respingo. Al final no sabía si reír o llorar del susto, sobre todo cuando se postuló como salvapatrias. - ¡Ostras!  Yo también lo vi (apostilló otro de los médicos) - El neurocirujano dijo: - Ahora podemos diagnosticar: es un estado comatoso temporal. En cuanto se le pase la impresión volverá a su estado normal. - "¡¿Seguirá siendo un llorón?!" - Probablemente, señora. Los milagros no existen.


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