sábado, 2 de junio de 2018

El bikini.

La abuela se ha comprado un bikini para la nueva temporada de baños. Tiene más brillos que los de años anteriores. Y para rematar su mal gusto (espero que no lea esto) el estampado es un tiburón con las fauces abiertas y jirones de carne colgados de sus dientes. Claro que los dibujos son pequeñitos porque el bikini tiene poca tela. La mínima expresión.

- Te habrá costado poco porque apenas tiene tela. - "Que poco entiendes de moda. ¡Es caríiiiiiiiisimo! de otro  modo no me lo hubiese comprado. Y la Momia se ha comprado otro igual, solo cambia el color de fondo" - (¡Me escandalicé!) ¿Para qué lo quiere? - "Para ponérselo, boba de Coria" - ¡Si tiene más de cien años! - "¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia? - Pues que... ya no tiene edad de... llevar tanga... - (Tengo que ir con pies de plomo cuando toco el tema de la edad delante de la abuela) - "No entiendo por qué.. (.De repente abrió mucho los ojos) ¡Te estás conviertiendo en una puritana! ¡Lo que me faltaba! Esta visto que contigo no tendré nunca un bisnieto"

Decidí llevar el foco de atención a otro rasgo del bikini: el dibujo. - ¿No tienes miedo de que se te acerque un tiburón con el señuelo que lleva impreso? - "¿No esperarás que un bicho de esos entienda de arte?" - Por si acaso, nunca me lo pondría yo. - "Harás bien porque, para llevar un bikini así hay que tener un cuerpo como el mío: ¡perfecto!"

¡Caray! la abuela pecaba de vanidad al cubo. Decidí darle una lección y recurrí a Pascualita. - Vamos a ver cómo reacciona la sirena ante el dibujo y veremos quién tiene razón.

Pascualita dormitaba, plácidamente, sobre la superfície del agua del acuario donde el sol que entraba por la ventana, le daba calorcito.

No le hizo ninguna gracia ser molestada sin consideración ninguna y a punto estuvo de morderme. La solté en la mesa de la cocina y la abuela le enseñó el bikini. Como la rabia cegaba a la medio sardina, ni se fijó en él, solo ante la insistencia de su amiga, enfocó los ojos hasta lograr ver nítidamente el dibujo. Inmediatamente los pelo-algas se le pusieron de punta. Los dientecitos de tiburón sonaban a castañuela cuando las mandíbulas chocaban una contra otra y se lanzó sobre la tela con la boca abierta. - ¡TE LO DIJE! ¡TE MORDERÁ UN TIBURÓN!

La abuela hizo fotos con el móvil a la sirena que seguía muy agresiva. - "¡Tengo la solución! Mandaré estas fotos a la casa Dior para que me haga un bikini con la mejor de las fotos y no me atacarán los tiburones ¡PORQUE LE TIENEN MIEDO A LAS SIRENAS!" - ¿Puedes confirmar esto? - "No, pero para eso estás tú. Mañana iremos a la playa y llevarás mi bikini..." - ¿Y?... (un sudor frío recorría mi espalda) - "Saldremos de dudas" - ¡Ni hablar! - "¿Sigues queriendo la Torre del Paseo Marítimo el día de mañana?... pues, ya sabes..."


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