domingo, 19 de mayo de 2024

Bendita afonía.

Menuda la que me ha liado Pascualita con sus cantos de sirena. Los vecinos siguen llenando la escalera de casa.

Yo ya tengo el síndrome del Orador porque, de buena mañana abro la puerta de la calle y  trato de convencerlos para que se larguen a sus casas, aunque sé que no lo harán mientras la sirena cante. - ¡Pascualita, por tu padre, calla ya, desgraciada!

Las vecinas han plantado una horca junto al árbol de la calle y gritan que es un "regalito" para mi ¡Creen que sus maridos han caído rendidos a mis pies! Por eso no me los lavo desde que comenzó éste lío. A ver si les llega la peste y comprenden que no vienen por mi. En casa, hasta los comensales de la Ultima Cena, se esconden para no olerme.

La Cristalera está veinticuatro horas abierta y el árbol de la calle protesta: - ¡Que tufo! ¡ciérrate, jodía!

Tuve que llamar al trabajo diciendo que se había muerto mi bisabuelastra y estaría unos días guardando luto. El jefe me preguntó: ¿No se había muerto ya? ... No. Esta es por parte de padre...

De repente en casa se hizo el silencio. ¡Pascualita está afónica! La desilusión de los vecinos salta a la vista viéndolos regresar a sus casas arrastrando los pies y las ilusiones. Allí les esperaban sus mujeres, rodillo de amasar en ristre. 

Los días venideros, en el PAC del barrio, se vieron muchos casos de depresión masculina.

Mientras Pascualita, causante del desaguisado, disfruta nadando en la pila de lavar del comedor, yo tengo que soportar miradas asesinas y comentarios como: - ¿"Esto" es el  objeto de deseo de nuestros hombres? ¡Mamarracha! - Que cruz tengo con este bicho...

sábado, 18 de mayo de 2024

Cantos de sirena.

Dura poco la alegría en casa del pobre, dicen y es cierto porque los rompesiestas han atacado de nuevo. Pero la experiencia es un grado y ahora, en lugar de Pepe el jibarizado, quien contesta a esos impertinentes es el árbol de la calle. 

Pongo el teléfono en su copa y cuando preguntan por José (como si Pepe y José no fuera lo mismo), la bocaza de madera del árbol se abre para cantar, a voz en grito, cualquier canción que se le ocurra. Desde Que se mueran los feos a Francisco alegre y olé porque ya tiene una edad y se sabe todo el repertorio de doña Concha Piquer. 

Nos hemos dado cuenta de que ésto exaspera a los Rompesiestas, lo cual nos alegra a tod@s, por eso, al acabar de cantar, aplaudimos como si se tratara de Plácido Domingo. 

El otro día, el árbol de la calle estaba afónico y Pascualita se ofreció voluntaria para suplirlo. ¡La que se lió en un momento! La voz de la sirena, una vez más, atrajo a los hombres hacia ella. De las entradas de las fincas salían los vecinos a la calle y, en fila india, llegaron ante nuestra entrada. En pocos momentos la entrada, la escalera y el descansillo de la escalera se llenaron de hombres de todas las edades y condición.

Y mientras Pascualita cantaba y cantaba, la escoba paró un momento en su trajín barrendero contra las bolas de polvo y la fregona gritó: - ¡Nena, nunca tendrás tantos hombres a tu al rededor ¡¡¡Aprovecha y que te hagan al dichoso bisnieto de tu abuela de una vez!!!

Ay... aquello me puso nerviosa ¡No estaba preparada para ello porque me cogió a contrapelo! ¡No me lo esperaba! Ay, ay, ¡que nervioooooooossss! ¡Además, no sé si la abuela lo quiere rubio, moreno o a rayas...! - ¡Que original! (se entusiasmó la Cristalera) Los comensales de la Santa Cena estaban escandalizados: - Pensábamos que queríais un niño, no una cebra... - Mientras sea bisnieto ¿Qué más da?

viernes, 17 de mayo de 2024

Los Rompesiestas.

- ¡Estoy de los nervios, Pascualita! Toooodos los días suena el teléfono para soltarme una retahíla de cosas que ni entiendo, porque me acaban de despertar de la siesta. Y al día siguiente y al otro y al otro..., volverá a repetirse la historia.

Ya no sé que decirles a ésta gente porque es como hablarle a una pared: - No me interesa, gracias - No necesito nada. - ¡Que no quiero nada, coñe!  - Y llega el momento en que ya no dices nada, simplemente cuelgas. ¡Pero da igual porque, otra vez, mañana, a la hora de la siesta,volverán a la carga.

La sirena, a la que también despiertan, saca la dentadura de tiburón a pasear y lanza dentelladas al aire cuando el timbre del teléfono nos despierta. Descuelgo con rabia: - ¡Diga. Digaaaaa! - Primero, silencio, después la pregunta: - ¿Está Pepe? llamamos de... - ¡PEPEEE, TE LLAMAN! - En mi cabeza se encendió una bombilla.

Fui en busca de Pepe el jibarizado a quien le hizo una ilusión bárbara que le llamaran por teléfono. Un artefacto que no había empleado, ni siquiera tocado, jamás. En la selva usaban el tam tam. - Contesta, hombre, que te quieren conocer. - Y eso hizo: ¡OOOOOOOOOOOOOO!

A partir de entonces Pepe el jibarizado fue el responsable de contestar a esas llamadas. Estaba feliz. Se sentía realizado. ¡Había nacido para ese puesto! Y como una cosa lleva a la otra, la escoba quedó prendada de la oratoria de Pepe y se pasaba el tiempo barriendo, enérgicamente, a las bolas de polvo que se acercaban a él porque les hacía mucha gracia el desparpajo conque decía: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

La fama de Pepe el jibarizado fue efímera porque los Rompesiestas dejaron de llamar. Pensé que el pobre tendría una depresión de caballo pero nada más lejos de la realidad porque mi primer abuelito le oyó decir: Fue bonito mientras duró.

Volvió a su repisa de la cocina y vivió, durante un tiempo, recordando los días más interesantes  de su vida: Cuando se lo comió el jefe de la tribu enemiga y cuando habló, por primera vez, por teléfono.

 

jueves, 16 de mayo de 2024

La risa tonta.

Los abuelitos vinieron a casa portando toda la artillería pesada: o sea, los avíos de una paella de mariscos y a Geoooorge el mayordomo inglés que triunfa en el mundo anglosajón con sus comidas muy brithis, elaboradas con té.

Imitando a la estatua de Colón, estiré el brazo en toda su longitud para que el dedo índice rozara su nariz: - ¿Va a cocinar ESTE? - La abuela saltó como un resorte: - ¡¿Acaso no te he enseñado que está muy feo señalar?! - El golpe que me dio me hizo dar media vuelta y acabé señalando el pasillo por donde, mira que casualidad, venía la Cotilla dispuesta a enterarse de todo.

Sus ojillos se posaron en la cesta con los avíos del arroz. Repitieron la operación mirando al inglés y dijo: - Si ESTE va a cocinar yo me abro una lata de fabada asturiana... - "Hoy cocino yo:" (dijo la abuela) - Andresito, la Cotilla y yo aplaudimos a rabiar. También lo hizo Pascualita, a salvo de miradas extrañas dentro del bolsillo de mi bata.

Mi primer abuelito apareció sobre la lámpara del comedor acompañado de varios personajes. - Nena, ven que te voy a presentar... - En otro momento, porfi. Ahora tengo que dejar que Geooorge me corteje... jijijijijiji ...Ay, que me está dando la risa floja... jijijijijijiji... Ay que me voy a ganar una bronca de jijijijijijijiji... la abuela... JAJAJAJAJAJAJA... ¡¡¡AAAAAYYYY!!!

El capón me dejó grogui mientras el resto de la familia se ponían tibios de paella. Menos mal que me guardaron un poquito que me comeré después de la tortilla de aspirinas... Ay, que dolor de cabezaaaaa... 

Y a todo ésto... ¿dónde está mi rondador?... ¡Oh, no. Otra vez NO!... jijijijijiji...

 

miércoles, 15 de mayo de 2024

La casa de Saber... ¿qué?

La abuela me llamó: - "¿Hablas sola? ¿Discutes sola? ¿Tu crees que así vas a encontrar a quien quiera hacerte a mi bisnieto? ¿Por qué me lo pones tan difícil?" - ¡La Cotilla tiene mucha imaginación cuando lleva dos copas de chinchón en el estómago, abuela! - "No busques excusas. ¿También es tener imaginación decir que tienes la casa llena de espíritus imperiales" - Ah, eso... Lo dijo tu ex marido.  "¡Ni me lo nombres!"

Durante un buen rato aguanté el chaparrón de críticas hasta que, la cantinela de la abuela se transformó en una nana y dormí como un ceporro varias horas.

Al despertar seguía dando la vara cuando mi primer abuelito, deslumbrante con un sudario repleto de coronas reales que giraban a su alrededor, apareció en el cuadro de la Santa Cena. - ¿Otra vez con esta tropa? (pregunté con un puntito de celos en la voz) - He venido a charlar con ellos y decirles que tendrán que dejar, de una vez, los sayones que visten desde siempre. 

- ¡Ah, sí...? - ¡Claro! Esta casa será un Centro del Saber ... - ¿Qué hay que saber? - Los Reyes y Emperadores de antaño, con el Faraón a la cabeza, expondrán los temas y... - ¿Me estás diciendo que vendrá Carlomagno con el genio que tiene la escoba? - ¿Qué tiene que ver la gimnasia con la magnesia, nena? 

En ese momento Pascualita lanzó una dentellada al aire y clavó los dientes en las patas de atrás de una mosca despistada.

Poco después aquellas dos patitas eran unas enormes y rollizas patas que, ganas me daban de hacerlas al horno con cebollas y bien regada con coñac.

Era una extraña figura. Y al hacerle una foto, ¡PAFF! la máquina ... se rompió.

martes, 14 de mayo de 2024

Que cosas más raras.

Pascualita quiere ir a la playa, sola y me amenaza mostrándome su pequeña pero terrible dentadura de tiburón. - Por mi puedes hacer el pino-puente pero, o te bañas dentro del termo de los chinos o te quedas en casa ¡No estoy dispuesta a que la abuela me desherede por un capricho tuyo!

Como suele ocurrir, la conversación que comenzó con educación y calma, acabó a grito pelado. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Te oyen desde la calle, boba de Coria... (la Cotilla miró en rededor) ¿Con quién discutes? - ¡Con Pasc... ! (¡huy, por poco meto la pata) ¡Con el árbol de la calle! Me llena la casa de hojas caídas... - ¡Dile al sinvergüenza de P.A.S.C.U.A.L. que dé la cara si es hombre! (ahora la que gritaba como una loca era la Cotilla).

- En lo alto de la lámpara del comedor apareció mi primer abuelito, gritando! ¡Estoy entusiasmado viendo como alternas con la realeza! - ¿Quién, yo? - No disimules, pillina. Tú si que has triunfado sin necesidad de estar en el Más Allá. ¡Que orgullo para nuestra familia!

- Mírala (murmuró la Cotilla) con la boca abierta y mirando al techo: - ¡Nena, que te entrará una mosca! 

- ¡Nada menos que el Emperador del País de los Rábanos Dorados vino a visitarte! ¡¡¡TODO UN EMPERADOR!!! Eso no se consigue así como así. - Vale, abuelito jejejejejeje pero era el señor Li. - ¡De eso nada! si lo sabré yo. Por aquí todo el mundo está revolucionado y los modistos quieren vestirte con sedas de mil colores.

Corrí a la salita y bebí media jarra de chinchón on the rocks. Después dormí la mona toda la tarde... Al despertar, mi primer abuelito seguía tan emocionado o más, que horas antes y entonces dudé: - ¿Será... verdad lo que... dice...?

 

lunes, 13 de mayo de 2024

Estoy echa un lío...

Recibí una llamada extraña: - Yo sel espílitu del Empeladol del País de los Lábanos Dolados. - ¡Anda, que bonito! - Yo no sel bonito. Sel malo de colazón neglo. - ¡Que original! - ¡Tu sel boba de Colia, jopé! Yo quelel que tu dal a mi la Cotilla. - ¿Quiere a la Cotilla? Es usted rarito, eh.

De repente, sin venir a cuento, tuve la impresión de que quién me hablaba era el señor Li ¡Menudo tuno, queriendo dármelas con queso! Decidí seguirle el juego. - ¿Cuánto está dispuesto a darme por ella? 

Por el ruido de fondo que oí, al señor Li se le cayó el teléfono al suelo: - ¡¿Cuándo vel tu que espílitus pagal algo?! No tenel dinelo. - Pues no hablemos más. - ¡Mi tenel que hablal! - Pues hable con el señor Li. - ¿Quién sel? ¿tu novio?

Me dio un ataque de risa: - ¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!! ¡QUE ESPÍRITU TAN GRACIOSO JAJAJAJAJAJAJAJAJA!

El espíritu  del Emperador del País de los Rábanos Dorados estaba más enfadado que un mono. Gritaba que iba a mandar contra mi a todos los demonios de su corte y un montón de cosas más. Yo no podía parar de reir. Me gustaba ese tipo para papá del bisnieto de la abuela.

Llamaron a la puerta. Abrí mientras me secaba las lágrimas. - Hola. ¿estal aquí la Cotilla, nena? - ¡Señor Li!... (no entendía nada) ¿desde dónde me ha llamado? - De la puelta ¿No velme ahola? ¡Que cluz tenemos contigo!

Por el rabillo del ojo vi como Pascualita se sumergía hasta el fondo de la pila de lavar del comedor y se encerraba en el barco hundido. - Vaya...