domingo, 7 de septiembre de 2014

Geoooooge llegó a casa cargado de periódicos. - Madame decir que you mirar anuncious para trabajou. - ¿Yooooo? Si ya tengo... A ver si aprendes a hablar en cristiano, Unitetillo, que no te entiendo. - Sin venir a cuento el inglés se puso rojo como la grana ¿Sería la pitopausia? - ¿Los ingleses tenéis pitopausia? Es que con tanto té como tomáis cualquiera sabe. - ¡Mi no entender! - ¡Anda que no!

Llamé a la abuela - "¿Has encontrado un nuevo trabajo?" - Pero si ya... - "Ya sé que tienes uno pero con lo que ganas no podrás sufragar todos los gastos" - ¿De quién? - "De tu hijo. ¡No pensarás llevarle a la escuela pública! Será mi bisnieto y con lo rica que soy no puedo caer tan bajo" - ¿Mi hijo? Si aún no está hecho ni el borrador del proyecto... Pero, siendo tan rica, espero que pagues tú los gastos de su educación. - "¡Sí, hombre! Tu serás la que se lo pase bien con el futuro padre ¿y yo a pagar? Y parecías tonta. Lo que tienes que hacer es ahorrar porque llevarlo al colegio te costará los dos ojos de la cara y parte del otro" - ¿Quieres que me deslome trabajando y ahorre "por si tengo un hijo"?... Lo llevaría a la escuela pública... - "¿Sin esos uniformes tan bonitos con el escudo de la escuela bordado con hilos de oro? ... Bueno, siempre podré decir, si me encontrara con mis vecinas, que es el hijo de mi jornalera y que llevo a ver escaparates y así, encima,quedaré como un alma caritativa"

- ¡Abuela, aquí hablan de nosotras!... Dice que somos un blog para pasar un buen rato. - "¡Eso lo serás tú, no yo!" - ¿El qué? - "Un blog... o como se llame.. ¿A ver?... ¿Cómo que Pascualita es una sardina?  ¡¿Qué has contado, alma de cántaro?! ¡¡¡Pascualita, te llaman SARDINA públicamente por culpa de la boba de Coria ésta!!!

Desde que Pascualita se ha quedado sin jarrón chino donde vivir, está en un cubo de fregar transparente que compré en la tienda de los chinos del señor Li. Al oír los gritos de su amiga, surgió del fondo como un misil y se sentó en el escurridor de la fregona. Fijó en mi sus ojos de pez y me tiró un chorrito de agua envenenada que no me dio en el ojo por poco. - ¡Que yo no he echo nada! (protesté enérgicamente) - "¿Afirmas, con toda tu cara dura, que Flavia Mertehikian... ¡uf!... se ha inventado lo de la sardina?" - Bueno... alguna vez he dicho que... Pascualita parecía una birria de... sardina... - "¡¿Lo ves?! Se coge antes a un mentiroso que a un cojo... ¡¡¡Haz el pino!!!" - ¿Comoooo? - "Estás castigada a estar boca abajo por inepta, como la Consellera de Educación" - ¡No vale! A ella solo le giran los retratos. - "Porque no me dejan hacer a mí que si no... ¡¡¡El pino, te he dicho!!!"

sábado, 6 de septiembre de 2014

El timbre de la puerta ha sonado imperiosamente, así que no me he echo de rogar y ido a abrir lo más rápido que he podido - ¡¡¡Abuela!!! ¿Desde cuando llamas a la puerta? - "Desde que me he dado cuenta de que soy rica y me encanta que me las abran"  - Me miró de arriba abajo - "¿Aún estás sin vestir a éstas horas?" - Estaba remoloneando en la cama con Rabito. - "¿Quién es ese? ¿Tenemos posibilidades con él?" - Depende para qué lo quieras. - "¿Te suena la palabra bisnieto?" - Me dio un ataque de risa.

- "No me puedo creer que pierdas el tiempo en la cama con un conejo ¡A quién has salido tú, alma de cántaro!" - Como la cosa tomaba mal cariz decidí dar un giro a la conversación. - ¿Por qué no ha venido el abuelito contigo? - "Pasará mucho tiempo hasta que nos veas juntos otra vez. Está castigado" - ¿El abuelito? ... ¿qué ha echo? - "Darme un ultimátum. Me dijo: o el perro, o yo" - ¡Vaya! - "No puede ni ver a Onofre. Y eso son manías de viejo. No debí casarme con alguien tan mayor" (se puso melodramática) - ¿Pasó algo entre el perro y él? - "Onofre rompió el orinal decimonónico que iba a ser parte de la herencia de su madre ¡Pero no lo hizo queriendo!" - ¿Eso quiere decir que "alguien" se lo ordenó? -"No sé a qué viene eso"

Entonces la abuela se acercó hasta la foto de Andresito que tengo en casa y la puso al revés. - "Así están todas sus fotos en casa ahora... Hasta que corrija su postura" - ¿La postura de las fotos? - "La de su forma de ser, boba de Coria" - Miró hacia el jarrón chino y se alarmó al no ver a Pascualita. - "¿No la habrás castigado?" - Se ha castigado sola porque por poco la palma. Está comatosa. - Me dio tal empujón al abalanzarse sobre el jarrón que caímos al suelo él y yo.

Litros de agua de mar se metieron por todos los rincones. Yo quedé empapada y llena de algas. Busqué a Pascualita bajó los sofás y las sillas... - ¡Búscala, abuela! - ... el cantarano,.. hasta que la vi, arrastrada por la ola, camino del balcón abierto de par en par. Me tiré en plancha y me estampé contra los barrotes mientras un río salino caí a la calle en cascada. Conseguí coger a la sirena por los pelo-algas, en el último segundo pero no pude hacer nada por Bedulio que, en esos momentos hacía la ronda por la acera de casa.

viernes, 5 de septiembre de 2014

¡Que silencio reina en casa! Es como estar dentro de una campana de cristal que no deja pasar el ruido del exterior. Ni siquiera Pascualita me molesta con sus saltos mortales porque está echa una piltrafa después de ingerir champú y agua dulce. ¡Estoy que no quepo en mi de gozo!

Hace dos horas que he desayunado y solo he podido hablar con Pepe. Más que una conversación ha sido un monólogo porque es muy callado. Ya sé que tiene el handicap de la boca cosida pero, no sé, podría hacer un esfuerzo e indicar por gestos de la cara, que sabe de qué le hablo y si está de acuerdo o no. Seguro que fue inglés, tal como cree Geoooorge. Y más estirado que una tabla. Así que en seguida me he cansado de hablar y he puesto la tele... Van a sentar en el banquillo a Esperanza Aguirre (si ella quiere sentarse. Menudo genio gasta la mujer) por aquello de la multa que le pusieron por estar mal aparcada y salir huyendo dándole un meneo al guardia. Vale, he pensado, Y ahora ¿con quién lo comento?

He llamado a la abuela pero no estaba - Ha ido a por Onofre (me ha dicho el abuelito) - ¿Ese quién es? - Lo verás dentro de un rato... No puedo decirte nada más. - Me he quedado peor que estaba... ¿Quién será el tal Onofre?... ¿Un novio que me ha buscado en su afán de tener un bisnieto?... Bueno, me ahorrará el trabajo de buscarlo... Pero ha pasado el tiempo y no ha venido nadie... No sé qué hacer ¡¡¡ME ABURROOOOOOOOOOOOOO!!!

He sacado a Rabito de su jaula, cosa que le ha impresionado. Ha estado un rato sin saber hacia que lado tirar y finalmente se ha escondido bajo el cantarano. ¿Le doy la libertad y es todo cuanto hace? ¿Esconderse como un conejo asustado? Si piensa que voy a agacharme para cogerlo lo tiene claro.

Me he echo un café... luego un té... más tarde un cola cao... y cuando iba a comerme un helado los pitidos de los coches han anunciado que llegaba el rolls royce de la abuela. Y por este orden han entrado en casa: la abuela, Onofre y Geoooorge. - ¿ESO es Onofre? - "Haber como le hablas que es muy quisquilloso" - De repente Onofre, un enorme perro labrador de dos años, fuerte, robusto y juguetón, salió corriendo arrastrando tras de sí al Unitetillo e intentó meterse bajo el cantarano. - ¡Ahí está Rabito! (grité) - ¡Oooooooh, nou. Onofreu no comer Rabit! - ¡Como lo pille, aquí habrá una escabechina y no servirá ni para hacerlo con cebolla! - La abuela se puso muy digna y con autoridad, gritó - "¡¡¡Onofre. Ven aquí!!!" - Pero que si quieres arroz, Catalina.

Entre el jaleo de la calle y el de casa, allí no se entendía nadie. De repente una figura inesperada apareció en el comedor - ¡Cotilla. Que susto nos ha dado! Es que no puede hablar (expliqué a la abuela) - Pero sí silbar, cosa que hizo la vecina con una fuerza inusitada. Y fue mano de santo. Onofre dejó de ladrar, agachó las orejas y con el rabo entre las piernas, se tumbó a los pies de la Cotilla y ahí se quedó hasta que la abuela decidió marcharse. Yo estaba maravillada - ¿Cómo lo ha echo? - Por la mirada que me echó me di cuenta que no me perdonaba lo de su ronquera, luego señaló la botella de chinchón, se tomó dos copas seguidas, se relamió los finos labios y vocalizó la palabra "g i l i p o l l a s" mientras me señalaba con un dedo artrítico. Que poca correa tiene esta mujer.
La Cotilla tiene las manos en remojo con agua y sal de las agujetas que le han salido por tirarse horas "tocando" las castañuelas. Voy a ver si consigo que se pase el día cantando y se queda afónica una semana. - La Seguridad Social tendría que indemnizarme porque, ahora mismo estoy de baja laboral. - ¿No me diga que está asegurada todavía? - Ese "todavía" sobra. Si no me tienen asegurada es cosa de los políticos, porque yo voy todos los días a trabajar. - A "limpiar" cepillos querrá decir... Si es que, aunque fuese mucho más joven, con ese trabajo no la asegurarían... La mandarían a hacer compañía a la ex Presidenta Munar, por lo menos... ¿Y digo yo. No le gusta cantar? Creo recordar que tiene muy buena voz, sobre todo cuando canta ópera. - ¿A sí? ¡vaya! ¿Estás segura de lo que dices?... Entonces ya tengo trabajo asegurado. Ahora mismo voy a la iglesia a que me contraten para cantar allí... ¿ópera es lo mismo que gregoriano? - Saliendo de su garganta, sí.

Me he duchado y he metido a Pascualita en la pecera para que viera como se hace y me imita porque ella está todo el día en remojo, sí, pero lo que es lavarse no la he visto hacerlo nunca. Ahora no tendrá excusa porque habrá visto como se hace.

No se ha perdido detalle sentada en el borde de la pecera. Cuando me lavaba la cabeza me ha imitado levantando los brazos y frotando su pelo-alga estropajoso. Así que le he puesto un poquito de espuma en las manos. En lugar de usarla se la ha comido - ¡No, no, Pascualita! No se come. Se hace así. - Entonces ha saltado sobre mi cabeza y vaya si ha frotado. Me ha clavado las uñas, los dientes. Me ha dado tirones, ha arrancado mechones de pelo. He gritado, llorado. He intentado cogerla poniéndome delante del espejo del lavabo pero es muy rápida. Como un molinete a tope. Además, muerde todo lo que se le pone por delante, mis dedos inclusive. Solo ha parado cuando le ha entrado hipo.

De su boca, con cada hipo, salía una pompa de jabón. Su cara inexpresiva iba cambiando de color pasando del blanco amoratado de ahogado al verde, en todas sus gamas, después al gris, vuelta al morado y luego cayó a plomo al wáter, que tenía la tapa abierta. Yo iba llena de jabón porque con el ataque de la sirena no había podido enjuagarme y a penas veía. Los ojos me escocían horrores, patinaba peligrosamente dando tumbos contra las paredes y buscando a tientas un grifo. Me agarré a una toalla y me caí.  Me levanté apoyándome en... ¿el depósito del agua? Sí, porque toqué el pulsador y oí la descarga. Finalmente dí con el grifo del lavabo y pude aclararme la cara. Busqué a Pascualita y no la vi. - ¡Ay, que se ha ido por el desagüe!

Pero no. A pesar de estar a punto de entrar en coma por culpa del jabón y del agua potable, había podido agarrarse a la toalla caída para no ser arrastrada por la corriente. La cogí y estuve tentada de tirarle de los pelos en plan revancha pero las pompas de jabón que seguía sacando me hicieron reaccionar. Le dí un poco de bicarbonato mezclado con zumo de limón y agua de mar para que vomitara y la dejé en el lavabo un rato. Luego la metí en el jarrón chino y aprovechamos la Vuelta a España para dormir una buena siesta.

La Cotilla vino tarde. Entró sin anunciarse como hace siempre y me mostró un papel escrito que decía: Estoy afónica por tu culpa y encima, no me han contratado ¡gilipollas!

miércoles, 3 de septiembre de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Ayer tarde cogí una bolsa de ensaimadas del contenedor del super.  Prepara café y congela las que sobren. - Un día nos vamos a intoxicar. - Si hacemos caso al ministro no. El se come los danones supercaducados y está como una rosa. - Pues yo creo que le afectan al cerebro. - Esta mañana he encontrado ésto junto a una papelera ¡unas castañuelas! Me ha echo una ilusión loca. Siempre he querido aprender a tocarlas y ahora tengo la oportunidad ¡Mira! - Se colocó las castañuelas... - ¡No,no, no, no, no! Aquí no. Tóquelas en su casa. - Allí no me oirás... - Por eso mismo. - Pero quiero que me digas qué tal lo hago. - Mal. Ya se lo digo. Lo hará mal. - ¡Que cruz tengo contigo!

Cuando a la Cotilla se le mete una cosa entre ceja y ceja, no hay quién la pare y lleva toda la mañana dale que te pego con el ta-ca-ta-ta-ca-ta- Hasta Pascualita está hasta las narices de oírla. Como todas las mañanas había saltado a la mesa de la cocina para desayunar conmigo y con Pepe el jivarizado pero, en cuanto oímos el saludo de la vecina, la devolví al jarrón chino vía exprés, o sea, volando.

La Cotilla me ha criticado muchas veces por tener el jarrón en la cocina - No es sitio para tener una obra de arte. - ¿Arte? es más basto que unas bragas de esparto. ¡No vale nada! - ¡Pero es chino! Tienes que colocarlo en la entrada... - ¿Para que quien venga piense de mí que soy una quiero y no puedo? No, gracias. - Aún no sé para qué lo quieres. Hay más jarrón que cocina... ponle unas flores por lo menos... unos crisantemos... - ¡Que no! - Pues en la cocina y lleno de agua, me recuerda a las tinajas que había en mi casa cuando era pequeña y no teníamos agua corriente... ¿No me digas que vacías aquí las garrafas que compras y la usas como entonces? sacando con un cazo la que necesitas. - ¡No, mujer, que no estamos en los tiempos de Maricastaña! El jarrón está aquí por me gusta verlo cuando cocino y punto. - Eres rara hasta decir basta...

¿Has pensado en el pobre Pepe? Ponte que un día hay un terremoto, la cabeza jivarizada se cae de la estantería y acaba dentro del jarrón ¡Solo le faltaba ahogarse al pobre infeliz! ¿Nunca piensas en las consecuencias que pueden tener tus actos irreflexivos? ¿No has oído que si una mariposa aletea en Europa, las ondas que expande, al llegar a la India, forman un maremoto? Por eso yo cuando veo una mariposa, antes de que mueva un ala le arreo un zapatazo. - ¡Cotilla! Eso es una metáfora. Pobres mariposas. - ¿Pobres? ¡Pobre gente la que sufre el tsunami! - ¿Me quiere decir de qué estamos hablando?

Reanudó el repiqueteo - Disculpa que haya parado un rato pero, como no estoy acostumbrada a tocar las castañuelas, ya me duelen las manos y los brazos - Y a mi la cabeza y los oídos. - Eso será que una mariposa ha aleteado en el Polo Norte y te ha afectado la onda expansiva al pasar por aquí camino del Polo Sur. -  Será eso. ¿Por qué no les da un concierto a sus santones Bárcenas y Pújol? - ¡Qué buena idea! - ¡Cierre la puertaaaaaaaaa!

Cuando una relativa tranquilidad llegó a la cocina, Pascualita trepó hasta la boca del jarrón, se sentó y me clavo su mirada fija de pez. - A mi no me mires. La culpa de todo es de la Cotilla... ¡Toma! - Eché una aspirina en el agua de mar y yo me tomé otra. Mientras la sirena se zambullía en busca de la pastilla deseé que los Maestros de lo Ajeno, a los que la Cotilla estaba "agasajando" con un concierto, no se quedaran sin su ración, bien colmada, de jaqueca.
.

martes, 2 de septiembre de 2014

- ¡¡¡Riiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnggggggggg!!! - ¡Oh, nooooooooo! ¿Ya es hora de levantarme?... zzzzzzz.. ¡Ya vaaaaaaaaaa! zzzzzzzzzzzz... Si parece que acabo de acostarme zzzzzzzzzzzz... - Pero el timbre insistía machaconamente: ¡¡¡Rinnnnnnngggggggggggggggggg!!! - Entonces hice lo que siempre había querido hacer. Cogí el despertador y lo tiré por la ventana, me di media vuelta y... -¡¡¡Riiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnggggggggggggg!!!

- ¡Maldita Cotilla de las narices! ¡¿Cuándo me dejará en paz?! - Grité mientras iba a paso de carga, pasillo adelante, oyendo los golpes de escoba que daba el vecino de arriba. - ¡¡¡Calla ya, gilipuertas!!! Abrí la puerta de la calle mientras de mi boca salían sapos y culebras... pero no había nadie para recibirlas. - ¿Cotilla?... ¿Cotilla?... No son horas de jugar al escondite... ¡ande y que la zurzan! - Cerré dando un portazo y el vecino de arriba intensificó sus golpes en mi techo. Sin embargo el timbre no dejaba de sonar. - ¿Abuelito... eres tú? - Me fijé en el reloj de pared. Eran las tres y diez de la madrugada. - Vaya horas de visita que tenéis los fantasmas.

Al pasar junto al teléfono mi neurona se despertó ¡Estaba sonando! En cuanto lo descolgué la oí gritar- "¡¿Dónde estabas, alma de cántaro?! Hace una hora que te llamo" - ¿Abuela? ¿Es una emergencia familiar? - "Estamos en El Funeral..." - ¿Por qué no me has avisado? Hubiese ido con vosotros... - "¿Con lo sosa que eres? ¡Deja, deja! - Pobre Momia (lloriqueé) - "¿Pobre por qué?"   - ¡Quiero ir al funeral de mi bisabuelastra! ¡buuuuuuaaaaaaaa! - "Cada vez te sienta peor el chinchón. Estamos en la cafetería El Funeral, alma de cántaro y te llamo para comunicarte una exclusiva periodística: nos han dicho que han detenido al Jefe de la Policía de Calviá y la juez ha ordenado prisión preventiva ¡por supuesta extorsión a comerciantes de la zona! ¡Imagínate. Igual que las películas de gansters de Chicago pero aquí y al natural! Ahora estábamos diciendo, mi amiga Conchi y yo, que si hacen una película sobre esto, nos presentaremos al casting para hacer de chicas cabareteras ¿Qué te parece?" - Pues... que me he desvelado y no voy a pegar ojo ¡¡¡en toda la noche!!! - La oí comentar a su amiga: "Dice que de la emoción de tener una abuela artista, se ha desvelado"

lunes, 1 de septiembre de 2014

La Cotilla estaba de los nervios - ¡¿Pero por qué no se va éste tío?! Lleva desde anoche sentado en la escalera. - Dele lo suyo. - ¿Por qué es suyo? ¿Por que él lo dice? ¡Pues es mío! - Cotilla, las dos sabemos que el hombre lleva razón: los sonotones son suyos... - Con esa actitud que tienes ante la vida no te casarás nunca. Te rindes a las primeras de cambio.

A media mañana mis nervios estaban tensos como cuerdas de violín. Me moría de ganas de tirar a la vecina por la ventana y antes de cometer un vecinocídio preferí llamar a la abuela y contarle lo que pasaba. - ¡Ven y convéncela! - "Tengo cosas más importantes que hacer..." - ¡¡¡Abuela!!!

Dos horas después llegó a casa con cara de pocos amigos - "¡Maldito inglés! No quiere llevarme donde le pido ¡Ha empezado la revolución proletaria! Ya podrías haber esperado a mañana, jodío - ¿Qué pasa Uniteillo? - Madame querer comprar dog. Yo decir nou.- ¿Un dog?... ¿Qué es eso?... el caso es que me suena. - Un dog ser... un dog. - "¡No se dice dog, alma de cántaro, sino perro... Mírame la boca. P E R R O ¿has visto que fácil? - ¿Vas a comprar un perro? Te recuerdo que tienes aquí un conejo. Puedes ponerle un collar y llevártelo de paseo. - "¿Cuándo has visto a alguien pasear un conejo por la calle?" - Nunca. Y eso le da más valor al asunto. ¡Serás la primera señora  de la isla, sumamente atrevida y original, capaz de pasear un conejo como si fuera un perrito! ¡¡¡La primera de todas!!! ¿Te imaginas las envidias que despertarás entre las mujeres de tu clase? Hasta en el Hola te sacarán, paseando tu mascota por el Paseo Marítimo.

La abuela, que me había escuchado atentamente, se volvió hacia Geoooorge y la Cotilla, diciendo - "No creo que deba seguir entrenándose porque ya no se puede ser más tonta ¿verdad?" - Sin embargo insistí porque deseaba que se llevaran a Rabito de mi casa. - Si alguien se te adelanta no quiero que me eches nada en cara. Recuerda que yo te lo dije primero. - Vi un titubeo en los ojos del inglés. Sabía le gustaría tener al conejo con él. - ¿No crees que tengo razón, Geoooooorge? - Yes... yes... yes... Madame... (se cuadró ante la abuela) Sería encantadour... - "¿Siiiiiiiiiiiiii?..." - ¡Oooooooh. Yeeeeeeeeessssssssssssss!

Llevábamos veinte minutos oyendo el concierto de cláxones de la calle cuando la abuela, la Cotilla, Geooooorge y el conejo, se fueron. Al llegar a la entrada de la escalera, la vecina le entregó la cajita con los sonotones a su legítimo dueño que se los puso en seguida. Pascualita y yo estábamos asomadas al balcón viendo como se desarrollaban los acontecimientos.

Mientras el Unitetillo tomaba posesión del volante del rolls roice, la abuela se sentaba como si fuese la mismísima Reina de Saba, con el conejo en el bolso. En cuanto arrancaron, levantó el brazo saludando a los presentes. Fue muy aclamada, como siempre. La Cotilla salió corriendo de la entrada seguida por el sordo. Pensé que quería vengarse a pesar de haber recuperado lo que le robaron pero no fue eso lo que le escuché gritar entre el clamor que se había formado en la calle - ¡¡¡Quédeselos. Prefiero seguir sordoooooooooo!!!