La sirena es una fuente de misterios, historias extrañas de cuando el mundo comenzaba su andadura y podría contar y no parar pero la jodía no quiere hablar mallorquín porque, según me dijo mi primer abuelito, ella ha hablado toooooda su vida la jerga que dio inicio al lenguaje primigenio que aprendió de pequeña y no va a cambiar ahora.
- ¡Pues no vamos a enterarnos de nada! (protesté) - Mi primer abuelito me corrigió, a pesar de que yo no lo veía. - Lo que tenéis que hacer es aprender vosotros su lenguaje... - ¿Llamas lenguaje al batiburrillo de sonidos de la selva, chirriar de dientes, eructos y un sinfín de ruidos irreconocibles? Por cierto ¿dónde estás? - En el probado de Oscar de la Renta y he puesto una especie de manos libres para hablar contigo. No veas cómo me sienta los nuevos sudarios. ¡Hasta la próxima
De la cocina llegó la voz de Pepe el Jibarizado: - OOOOOOOOOOOOOOOOOO - Y otra vez mi primer abuelito dejó oir su voz: - Dice que él, a veces entiende algo. - ¿Ah, sí? ¿Por ejemplo? - El ojo-catalejo empezó a moverse, para ver el panorama, supongo. Pero no dijo ni pío. - ¿Qué pasa? - Tiene tan poca cabeza, literalmente, que se le ha olvidado lo que iba a decir.
Pascualita saltó sobre el llavero y, enfadada, le arreó unos cuantos mordiscos que tendrá que arreglar la abuela.
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