El Relato está roooojo de vergüenza por lo ocurrido con sus escritos. Lleva unos días cara a la pared. Castigo que se ha impuesto él mismo después de leer, con detenimiento, la "obra de arte" que había echo.
Me ha pedido que los mayordomos ingleses dejen de leerlo: - ¡Me avergüenzo! ¡Yo no soy así! ¡Que la abuela deje de hacer negocios con mis bodrios, por favor! - Huy, eso será lo más difícil porque hay mucha pasta por medio y a la abuela le encanta. Así que deja de ponerte cara a la pared y esfuérzate en escribir bodrios, resalao.
Si lo sé no le digo nada porque ha estado berreando todo el santo día. No me ha quedado otra que ponerme firme y zanjar la escandalera con un: ¡Basta ya, premio Nobel!
El Relato ha dado vueltas y más vueltas a palabras que pudieran inspirarlo pero no daba con la tecla. Se echó un sueñecito. Después se tomó unos lingotazos de chinchón on the rocks ¡Y a escribir! Parece que ha encontrado a su musa... ¡hip!
No hay comentarios:
Publicar un comentario