sábado, 14 de noviembre de 2020

¿Por qué a mi?

 Mi problema va creciendo, por eso decido contárselo a la abuela porque Pepe y Pascualita, a su manera, se han cachondeado de mi.

- Geoooooorge, dile a la abuela que se ponga, porfa. - Mi ser inglés ¿you saber? - ¡Claro! - Mi españolo ser buenorro... - Sí, hijo, sí. - Tu hablar mal españolo, pardala. ¿Qué ser porfa? ¿Tú querer que yo decir a you My tailor is rich? ¿Qué contestar tu a mi? 

Me quedé a cuadros: - ¿Me estás dando una conferencia sobre algo que te molesta, estirado mayordomo inglés? - ¡Yes! - Vale. Pues ahora da medida vuelta, acércate a MI abuela y dile que quiero hablar con ella ¡Andando, que es gerundio! - +`qw'eitpqwivtn0289347tvq9 - ¡¿QUÉ DICES?!

- "¿Por qué se cabrea Geoooorge cuando llamas?" - Influencias del Brexit... digo yo. Estooo, tengo un problema, abuela. - "Y yo. Y Andresito. Y el vecino del palacete de la esquina... ¡Hasta el Obispo debe tener un problema con la que está cayendo, boba de Coria!" - Vale, pero como el mío no lo tiene nadie. Ven a casa y lo verás.

- "¿Sabes que soy persona de riesgo, no?" - Sí, por la edad... - "¡¿La edad de quién?! - (Oh, oh. Acababa de tocar un tema tabú y pensé rápido): - ¡De la Momia! - "Exacto" - Aún así, deberías verlo.

- Geoooorge aparcó el rolls royce en la parada del bus bloqueando la calle. En seguida llegó a mi ventana el concierto de pitos habitual.

Cuando la abuela y el mayordomo me vieron abrieron los ojos como platos. Después ella, algo confundida, dijo: - "¿Te ha tomado las medidas un exagerado?"  - No. Sale así. Y no deja de crecer... - "Bueno, busquemos la parte positiva... con semejante mascarilla vas a ahorrar en ropa" - ¡Piiiiiiiiiiip Respuesta equivocada, abuela! - Y mientras daba una vuelta, despacio, para que vieran que, aunque la mascarilla me llegaba ya a las rodillas cubriéndome la parte delantera del cuerpo desde los ojos, no pasaba lo mismo con la espalda. Allí no crecía nada ¡NADA! 

Me ofendió escuchar las risas contenidas de la abuela y el inglés pero no podía negar que iba con el culo al aire.


viernes, 13 de noviembre de 2020

La mascarilla.

 - ¿Os habéis dado cuenta de que, en casa están pasando fenómenos extraños que no tienen nada que ver con que mi primer abuelito, convertido en fantasma, se columpie en las lámparas. Es otra cosa. A ver si me sé explicar. Todos sabemos lo que es un gusano de seda... ¿verdad? - El ojo-catalejo de Pepe inició un garbeo visual, en plan despiste, de lo que nos rodea: la cocina. Pascualita, por su parte, se ha tirado de cabeza al azucarero y ahora el suelo, al pisarlo, hace cric, cric y me pone los dientes largos.

- ¡¿No sabéis decir, NO, coñe?! - Pues es como una araña... a la que no se parece nada peeeeero, ambas fabrican hilo aunque cada una lo usa a su leal saber y entender... ¿Os queda claro? 

- Seguiremos la pista al gusano de seda: es largo, blancuzco (casi como tu, Pascualita, solo que él no da grima), tiene patitas... jijijiiji... ¡No como vosotros jajajajajajajajajajaja!  Bueno, vale.No me río más jijjiji. El gusano usa la seda para hacer un capullo y meterse dentro. Pasados unos días... (el ojo-catalejo me tiene enfocada y no pestañea porque no tiene párpados) (Pascualita asoma la jeta entre el azúcar) rompe el capullo y aparece (aquí hago un redoble de tambor para dar más intriga al asunto) ¡¡¡UNA MARIPOSA!!!

Ni se inmutan. Vaya chasco. - ¿Tampoco sabéis qué es una mariposa? ¡¿Pero a que porquería de colegio fuísteis?!... Una mariposa es... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Estás hablando sola, boba de Coria? - Ejercito la... estooooo... la memoria... eso mismo. - Falta te hace. ¿De que va el ejercicio? - De la metamorfosis (viendo la cara de asombro de la Cotilla, me vengo arriba dispuesta a reirme de ella) ¿sabe la señora robavelas lo que es esooooo? - Lo que hiciste tú al nacer. Ibas para escarabajo y te quedaste en tonta del bote. - ¡Cotilla!

Menos mal que se fue enseguida, no sin antes dejar un buen cargamento de velas en la salita. Retomé mi discurso en cuanto se cerró la puerta de la calle. - Lo que le ha pasado al gusano de seda se llama metamorfosis, guapitos de cara. ¡Y eso me está pasando a mi! - Ambos me miraron con asombro. - No  me he convertido en mariposa, vaaaale. Pero, desde hace unos días, la mascarilla forma parte de mi ser. Me he convertido en una mascarilla andante.

- ¡Mirad, ahora es mi segunda piel facial! ¡No me la puedo quitar! - Pepe, emocionado, soltó un laaaargo OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Pascualita, desde el azucarero hizo la señal de OK con sus deditos palmeados. - Tenéis razón. Es una pasada saber que NUNCA se me va a olvidar la mascarilla en casa.

jueves, 12 de noviembre de 2020

¿Qué es una siesta sin ciclistas?... un horror.

 Mi primer abuelito se ha puesto en plan divo. Está ofendidísimo desde que le prohibí que contara sus descubrimientos a cerca de Pepe el jibarizado y ahora, que le he dicho que ya puede hablar, se ha evaporado en el aire dejando un olorcillo a cuerno quemado.

Como ya me estoy cansando de ésta tropa, voy a dedicarme a mi... y a Pasculita. Me gustaría haber empezado la mañana con un baño de sales marinas y espuma hasta el techo del cuarto de baño pero me ha tocado ¡limpiar el cola cao que ha tirado, como de costumbre, la media sardina!

Esto me ha puesto de mal humor. Pero no todo ha sido malo. He conseguido callar a Pepe el jibarizado. Lleva dos días de protesta y tengo grabado en el cerebro su puñetero OOOOOOOOO. 

He pensado que lo mejor era meterlo en el acuario. Ahogarse, no se va a ahogar porque, con morirse una vez, ya vale. Y Pascualita no se lo va a comer porque es algo así como un amigo... Y lo más importante, por más que grite el llavero bajo el agua, desde fuera no lo oiré. 

Sin pensarlo más, cogí a Pepe por las llaves, hice un molinete con el brazo y lancé al jibarizado al acuario, solo que no calculé bien y se estrelló contra la mesa de la Santa Cena y de allí, ahora sí, rebotó y se sumergió en el acuario hasta perderse entre las algas del fondo arenoso.

Pascualita no perdió detalle y cuando saltó hacia el agua la alcancé al vuelo y sin darle tiempo a reaccionar, subí a la rama del árbol de la calle más cercana al balcón, en el momento en que una hojita vino hacia mi, se subí en ella y tuve el flasch de ver como el rolls royce de los abuelitos aparcaba en su lugar favorito: la parada del bus.

Al abrir los ojos me estaban coronando en el fondo del mar. En una sima enorme donde no llegaba más luz que la que algunos de los peces producen. Pascualita nadaba feliz alrededor de mi trono de madreperla.

Un hermoso tritón apareció ante mi portando un tridente enorme. Lo reconocí enseguida por la fuente que hay en Madrid: era Neptuno. Entonces me pregunté qué hacía yo allí, respirando tan pancha a tropecientos metros bajo el mar. 

En cuanto escuché el chirrido que formaba el roce de muchos dientes contra otros, afilándose, me sentí  besugo a la sal solo que sin hornear. Pascualita había invitado a su parentela ¡a comerme! Cerré los ojos y al abrirlos, estaba en la salita de casa saliendo de una extraña siesta... ¡Ciclistas! ¿Dónde estáis, jodíos?

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Donde dije Digo, digo Diego.

 ¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY! No, no estoy cantando flamenco. Es que me ha crujido la espalda y si me siento no me levanto. Y si me levanto, no me siento...

Toda la culpa la tiene Pepe el jibarizado. Lleva desde ayer haciendo OOOOOOOOOOOOOOOO a todo volúmen. Ya no sé como tengo que callarlo. Hasta lo he tapado con la olla exprés y ahora su voz suena como el lamento de un ánima en pena. - ¡¡¡Calla ya o te arranco la pelambrera que tienes, jodío!!!

Mi primer abuelito llegó muy ufano a contarme las cosas que había conocido de la vida anterior a convertirse en llavero de Pepe pero yo, poniéndome un dedo sobre los labios, le hice callar. - ¿Qué pasa? (dijo, telepáticamente) - No se va a hablar más de éste asunto. Punto. - Peroooo... - NI pero, ni pera. Y pasé a contarle lo que pasaba. - ¿Y? - ¿No lo entiendes? - ¡Claro pero ¿y?! - ¿No oyes como grita? - Sí pero ¿y? - Ay, abuelito, no me saques más de quicio de lo que estoy.

Se subió sobre la olla exprés y se sentó a esperar. - Pascualita se asomó al borde del acuario tapándose las orejas. Después me miró y sacó la dentadura de tiburón a pasear. - ¡Que harta me tiene ésta cabeza! - Un rato después, el OOOOOOOO subio varios tonos y aquello ya fue inaguantable. Saqué a Pepe de la olla y lo encerré en el tambor de la lavadora, poniendo encima todas las mantas que encontré. Pero el grito se seguía oyendo ¡No había nada que hacer! Entonces me senté en la salita a ver el programa de la Esteban. Verla la vi pero no pude escucharla. Y, encima, cuando menos lo esperaba, subió varios tonos más. 

- ¡Ya está bien! Hasta aquí hemos llegado. Me levanté de un  salto de la butaca mientras una rabia compacta me atenazaba la garganta y... un ¡CRACK! en mi espalda hizo que a los vecinos de la escalera se les pusiera la piel de gallina. 

Al principio pensaron que crujía el edificio entero y temblaron pensando en el desalojo. Después salieron a la calle corriendo despavoridos. - Fue en ese momento cuando pronuncié la famosa frase: ¿Por qué no te callas? - El abuelito me informó.: Se ha enfadado tanto porque no quieres que se publique su historia. - ¿En serio? ¿Y su dignidad ofendida? - A la porra con eso ¡Quiere ser famoso! -  ¡DILE QUE LO CONTAREMOS TODOS PERO, QUE SE CALLEEEE...!

martes, 10 de noviembre de 2020

La dignidad.

 Se me ha ocurrido una idea genial y se la he contado a Pascualita y a Pepe porque, las cosas que se explican y razonan, quedan más redondas. Además, para ésta idea necesito la colaboración de mi primer abuelito y como siempre anda por las alturas y está resultando ser más cotillo que la Cotilla, se enterará enseguida de cuál será su cometido.

Subidos en el frutero de la cocina, sin cola cao a la vista para no despistarse cuando les hable, tengo a la media sardina y al llavero. Y a mi primer abuelito sobre la nevera. Lo he visto de reojo.

- Querido Pepe, creo que ha llegado el momento de que desveles tu vida anterior a quedarte sin cabeza sobre los hombros, para que te conozcamos de verdad. 

El ojo-catalejo fue recorriendo la cocina hasta detenerse delante de mi y me enfocó. La boca, ahora descosida, fue formando una O y de ese agujero vacío, salió su famoso OOOOOOOOOOOO.

- ¡Vale, vale! Vamos a necesitar la participación de mi primer abuelito porque, al ser fantasma, lo ve todo, lo entiende todo e, incluso, puede entenderse con tu cerebro... bueno, espera. Creo que me he pasado de la raya porque, a saber el tiempo que hace que se lo comieron tus vecinos de la jungla. Bueno, en todo caso, se entenderá contigo ¡No me cabe la menor duda porque es el mejor fantasma que han conocido los milenios! (he pensado que un poco de coba no le sienta mal a nadie)

Como por arte de mágia, apareció sobre la mesa de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja, - ¡Sabía que no me fallarías, abuelito! (y le tiré un beso) Ya sabes tu cometido: descubrir quién fue Pepe antes de ser jibarizado. Y por qué lo fue. ¿Podrás hacerl...? - En un santiamén desapareció, poniéndose manos a la obra.

Entonces ocurrió lo más inesperado. Lo impensable. Algo que me sacó los colores. 

El ojo-catapulta, fijo en mi, se arrugó un poco hasta parecer que fruncía el ceño. El OOOOOOOOOO sonó más potente que nunca. - ¿Qué pasa, Pepe? - También Pascualita reaccionó, impulsándose con su potente cola de sardina. Salió por la ventana y desapareció en la copa del árbol de la calle no sin antes enseñarme, amenazadora, sus dientecitos de tiburón. 

Y entonces me di cuenta de que no le había pedido permiso a Pepe para urgar en su vida. Sentí que la cara me ardía de vergüenza porque, por mucho que se lo merendaran enterito, algo de dignidad quedó prendida en su ¿pelo?... ¿una mejilla?... ¿los hilos que cosían su boca?... y yo lo había ofendido.
















lunes, 9 de noviembre de 2020

Que rencorosa es la abuela.

La abuela me llama cada dos por tres para recordarme que tiene muy presente que no le he hecho ningún regalo por el "aniversario". - ¿Qué quiéres decir con esto? - "A buen entendedor pocas palabras bastan" - Pues me he quedado como estaba. - "He dicho A BUEN ENTENDEDOR, BOBA DE CORIA"

En la última llamada me ha cantado a voz en grito: - "¡Quién ha pintao tus ojeras, la flor de lirio reaaaaaaaal!" - ¡Abuela, no grites! - "¡Porque te has puesto de seaaaaaaaaa, Aaaaaaaaaaaaaay, campaneraaaaaaaaaaa, ¿por qué seraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa?!... ¿Qué haces, Andresito? (oí que decía) ¿Para qué llamas a la ambulancia? ¡NO, NO ME DUELE NADA!"

Durante un rato, el tiempo que se pasaron discutiendo los abuelitos, me dejó en paz. Y aproveché para hablar con mi primer abuelito. - Si vuelve a llamar ponte tú al teléfono. Al fin y al cabo, es tu mujer.

Me ha dicho, telepáticamente, que ¡Nanay de la China! - ¿Te parece normal lo que hace? - No, pero eso fue lo que me enamoró de ella. - Pero si te mandó al otro barrio. - Fue sin querer. - ¡JA! ¿estás tonto? - 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿A que estás discutiendo con Pascual? ¡No me lo niegues, boba de Coria! ¡Te he pillado! - Pues no. Con Pascual no, pero sí con mi primer abuelito... - ¡Calla, calla, no mientes al Diablo! - ¿Se arrepiente de haber ayudado a darle el pasaporte al otro barrio, Cotilla? - No te diré que no pero... cuando te veo, con tu cachaza, tu poca gracia, tu... - ¡Alto! ya está bien de piropos. - ¡Es que eres igual que él! A veces hasta me dan ganas de ... ¿está por aquí tu abuelito?... - Encima de la lámpara del comedor. - Vale, pues me dan ganas de mandarte con él. - ¡¡¡ABUELITO ¿LO HAS OÍDO?!!!

Cayó espatarrada al suelo y tuve que volverla en sí a base de chinchón. La próxima vez le tiraré a Pascualita encima y que la espabile. Me saldrá más barato que comprar otra botella.

domingo, 8 de noviembre de 2020

49 AÑOS DE CASADA.

El desayuno es un momento muy importante del día, por eso me gusta hacerlo junto con Pepe el jibarizado aunque no coma nada, y Pascualita que, por mucho que se lo he dicho y repetido, es incapáz de estarse quieta. Tiene que saltar dentro de su taza de cola cao como si le fuera la vida en ello. - ¡Un día te sentará mal el poco cola cao que tomas, animal de bellota!            

Mi primer abuelito hace ya un tiempo que también se junta con nosotros y me sale tan barato como Pepe, uno porque no tiene nada dentro de la cabeza, literalmente y el otro porque es un fantasma. 

Y así, reunidos todos los de casa, me gusta contarles cosas como, por ejemplo: - Me ha llamado la abuela para decirme que hoy celebra sus bodas, casi, de oro. - El único que dió señales de vida (es un decir) fue mi primer abuelito. Desvió su atención de la sirena a mi.

- Ella dice que, si junta el tiempo de vuestro matrimonio, más lo que lleva casada con Andresito, hacen 49 años. Y, naturalmente, quiere un regalo. Le he razonado que esas cuentas no se llevan así y me ha llamado ¡tacaña! ¡avariciosa! ¡mala nieta!... ¡Pascualita, para ya, coooooñe!

- ¿Qué puedo hacer, abuelito? - Telepáticamente me llegó su respuesta. - Tu abuela tiene razón porque si yo junto mi matrimonio con ella más el tiempo que llevo de ánima errante ¡también cumplo hoy 49! - ¡No vale. Tu estás muerto! - ¡Exacto "ESTOY" Por lo tanto, cumplo esos años ¡Y QUIERO UN REGALO, TACAÑA!

- ¡Avemariapuerísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿adónde vas tan deprisa, boba de Coria? - ¡A contar los frailes, Cotilla!