jueves, 31 de enero de 2013


- ¡Abuela! ¿Has visto lo que le ha pasado al duque? - "¿Qué le pasa al Archiduque?" - ¿Quién es ese? - "Tú sabrás... Por cierto, el duque ya no está en PALMA do" - ¡De ese te hablaba yo! - "No. Perdona, pero quien ha hablado he sido yo" - Me da una rabia cuando se adelanta a mis noticias y luego quiere hacerme creer que la primicia la tenía ella ¡Que mujer!

- "Ya han cambiado la placa de la calle, que vuelve a llamarse Rambla. Ya ves tú el trajín que se llevan los del Ayuntamiento, como si no hubiera nada más importante que hacer en la ciudad" - ¿Por ejemplo? - "Pues..., estoooooo... ¡Ya te digo, cosas importantísimas! Creo que tendré que ir a hablar con Mateo" - ¿Mateo? - "El alcalde"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Traigo noticias frescas! Al duque se le van a caer los pantalones... - Será el pelo, por la fianza que le ha puesto el Juez Castro, uno de mis héroes. - "¿Está soltero?" - ¡Déjalo ya, abuela! Menuda perra tienes con el biznieto ¡Cómprate uno y olvídame! - Os traigo una noticia y no me hacéis ni caso... menos mal que después vendrá Nicolasa y me escuchará. - ¡¡¡No, que no venga. Ya te escuchamos nosotras!!! (gritamos las dos a la vez) "Cuenta, cuenta" - Pues que como el duque ya no está... no está como estaba... (la mirábamos con ojos de búho) Vamos, que ya no hay tienda de campaña que valga... - "¿Tienda de campaña?" - ¡No te hagas la tonta que sabes de qué hablo! - Cotilla ¿qué tiene que ver eso con que hayan quitado la placa de la calle? - Pues mucho. Se la han quitado por eso... - "¿Tu la entiendes?" (me preguntó la abuela guiñándome un ojo) - ¿Como no sea que tenía una tienda y se la han embargado? - Creía que en esta casa solo había una tonta y resulta que hay dos ¡Que cruz tengo con vosotras!

En la sobremesa aún nos reíamos de ella - ¡Tan mayor y con tantos remilgos! jajajajaja - "¡Tómate otra copita de chinchón, que te las ganado!" - Brindemos porque el duque se ha quedado sin tienda jajajajaja - "¡De campaña! Ay, Cotilla, con lo fácil que es llamar a las cosas por su nombre. - ¡Ya me tenéis harta! Mañana vendrá Nicolasa ¡hale! - "¡Ni hablar!" - ¿Por qué? - "Pues porque es... ¿como te diría?... vamos, que... Dí tú algo (me dijo a mí)" - No creo que sea conveniente que vuelva porque, en fin... no tenemos confianza con ella...y... - Vaya. Ya veo que os resulta fácil llamar a las cosas por su nombre jajajajaja ¡Venga. Un brindis por la facilidad de palabra. Chín, chín!


miércoles, 30 de enero de 2013

La abuela está preocupada por su amiga. La ve sola y desvalida y piensa que no se ha portado bien con ella - "Tenemos que dejarla dormir aquí" - En tú cama. - "No me gusta dormir con nadie" - A mí tampoco - "Pues ves aprendiendo porque es un principio para que un día tengas a mi biznieto. El pobrecillo ya debe estar cansado de esperar, como el Príncipe Carlos de Inglaterra" - Pero si ese ya hace años que nació. - "¡Ay, pareces tonta! La Cotilla dormirá contigo y punto" - ¡Por encima de mi cadáver! ... pero si tú duermes con Andresito ¡tendrás cara! - "Eso no es dormir con alguien. Es mi novio" - Y la otra, tu amiga. - "¿Quieres que todo el barrio sepa que tenemos un relación amorosa?" - ¡¡¡Abuela!!!... ¿la tenéis?

Pascualita no nos quitaba ojo, sobre todo a mí. Pensaría que estábamos discutiendo (como así era). Me puse las gafas de sol y le di un trocito de galleta que había sobre la mesa de la cocina. Y ella hizo algo que no había visto nunca. Señaló a Pepe con un dedo y luego simuló que se metía comida en la boca - ¿Quieres que le de de comer? ¡¡¡Abuela, mira lo que hace la sirena!!! - "No seas acusica, boba de Coria, que ya eres mayor" - Me parecía mentira que un pez fuera tan inteligente. Era fascinante. - "No me extraña que te asombre la inteligencia de algunos seres porque la tuya brilla por su ausencia" - Me di la vuelta para dejarla con la palabra en la boca y entonces, un chorrito de agua me dio en la oreja. Era una advertencia de Pascualita, así que me acerqué a Pepe e hice como que le metía un poco de galleta en su boca cosida. La sirena, desde su atalaya, me hizo la señal de OK.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¡Hale! ya he solucionado mi problema. - ¿Tiene un problema? - "Ves como eres tonta" - He ido a un asilo... - "No puedo consentir que vayas a un sitio de esos, mujer" - Ya, pero es que si no queda otro remedio... He hablado con la directora y hemos quedado que vendrá una mujer todas las noches a dormir conmigo. Aunque hemos discutido un rato porque que yo prefería un hombre... Total, ya está todo arreglado.- "¡Pues miel sobre hojuelas!" - Llamaron a la puerta y al abrir me encontré a una señora entrada en carnes - Hola, soy Nicolasa. La Cotilla me ha dicho que es aquí donde se come.

Nos ha caído el gordo, mejor dicho la gorda. Esa mujer come como una lima nueva y bebe... ¡huy, como bebe!... Estoy empezando a pensar que ha sido peor el remedio que la enfermedad.




martes, 29 de enero de 2013

La Cotilla se ha quedado a dormir en casa porque la abuela ha querido que, si por mí fuera, lo tendría claro. Dice la vecina que tiene "terrores nocturnos" como los críos. Pero yo no tengo la culpa de eso ni de que sus pesadillas se conviertan en realidad como le pasó ayer tarde.

Después de la sobremesa sube a echarse una siesta, de las de pijama y orinal como decía C.J. Cela. El chinchón trasegado debe actuar como somnífero y cuando se despierta, ya hace rato que ha caído la noche. Cuando ayer se despertó y como tiene por costumbre, no encendió la luz del cuarto. Salió al pasillo que lleva al baño y tropezó con un muro que le impedía el paso. Para cuando se dio cuenta de que no había ninguna pared en el pasillo y empezó a chillar, quién quiera que fuese que había entrado en su casa, ya le había dado un empujón y salido por pies del piso. Gritaba como si la estuvieran matando y ganas nos dieron, a la abuela y a mí, de salir al rellano para saber qué pasaba pero al reconocer la voz de la Cotilla nos desentendimos del asunto, como hicieron el resto de los vecinos.

Vino el Municipal y anotó que habían robado un 1/4 de kilo de café - Estaba caducado... como siempre lo tomo en vuestra casa... - Y el libro D. Quijote de la Mancha - "Te ha tocado un ratero intelectual" - ¿Ese? ¡Ni hablar! Ha visto que guardaba dinero entre las páginas... ¿Cómo voy a llegar ahora a fin de mes? (lloriqueó) - La Cotilla sabe latín y se metió a la abuela en el bolsillo a base de lágrimas.

Se había decidido que dormiría en el sofá. Es un sitio que está bien, aunque ella hizo amago de quedarse con mi cama diciendo que sus huesos eran viejos y estaría mejor en la cama en cambio yo, soy joven, fuerte y en edad de procrear (¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?) Pero hice la sorda, como el Gobierno. Por la noche dieron la noticia de que un hombre y su familia fueron "atacados" por un tornado tipo americano: volaron tejas, una nevera, rejas y ¡a dos camiones grandes que estaban aparcados fuera, los volcó como si fueran de juguete. Todo esto en escaso minutos, con mucho ruido y mucho  miedo.

La Cotilla cogió la noticia al vuelo y dijo que de tornados, nada.- Son las almas en pena que están furiosas ¡No puedo quedarme sola en casa! - "Toma, mujer, un chinchón te vendrá de perlas" - ¡Pero no me dará valor! - No se preocupe, que quienes tienen que coger valor son las ánimas en pena para meterse con usted jejejeje - ¡¿Has oído a tu nieta?! ¡Está poseída! - "Que más quisiera yo. A ver si me da un biznieto de una puñetera vez" - Al ver el histerismo de la Cotilla fui a por Pascualita. Los gritos de la vecina estaban llegando a los decibelios deseados y encima miraba a la abuela... No hizo falta que dijera nada porque la sirena, en un intento de defender a su amiga, lanzó un chorrito de agua al ojo de la mujer que, inmediatamente, inició el ritual de los saltos, las carreras, los gritos y los lloros. - Cotilla, será mejor que vuelva a su casa porque nuestros fantasmas ¡son los más peligrosos! - le grité mientras ella corría escaleras arriba.

lunes, 28 de enero de 2013

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - Me desperté sobresaltada al oír el saludo tarzanesco de la Cotilla. El reloj de mi mesita de noche marcaba las 5,30 de la madrugada. Pensé que tenía un pesadilla. La abuela entró en mi cuarto con cara de pocos amigos - "¡Haz el favor de soñar en voz baja, coñe!" - Iba a responderle cuando una sombra se situó a su espalda y entonces grité y grité con todas mis fuerzas, mientras me metía bajo las mantas en un intento de esconderme de las almas en pena. ¡El fantasma del abuelito se estaba haciendo presente! Dos segundos después éramos tres las que estábamos escondidas; la cama no dio abasto y me caí. Entonces aporrearon la puerta de la calle - ¡Abran, somos los bomberos, abran! - también se escuchó una voz, en tono más bajito - Abran... ejem... soy el Muni... municipal.

Salimos a toda pastilla para abrir antes de quedarnos sin puerta - "¡¿Qué pasa?!" - ¿Dónde es el incendio? preguntó un bombero de buen ver. En el rellano estaban todos los vecinos de la finca envueltos en batas y mantas. - ¿Pero quién os manda encender fuego a éstas horas? ¡Nos quedaremos sin casa por vuestra culpa pero os vamos a poner un pleito de tres pares de narices! - La abuela se acercó al bombero cachas y le dijo - "Pellízqueme, por favor, porque ahora mismo no se si estoy despierta o dormida" - La Cotilla, celosa, dijo que mejor a ella porque hacía mucho tiempo que ningún hombre la pellizcaba - ¡Pero no en el brazo, bobo... Aquí, aquí! - gritaba señalando su trasero.

Media hora después volvíamos a estar solas. La falsa alarma se debió a mis gritos al creer ver al fantasma del abuelito cuando, en realidad, se trataba de la Cotilla. Sentadas a la mesa de la cocina, nos contó que había tenido una pesadilla. Había soñado con sor María - "¿Esa quién es?" - ¡La robaniños!... y me robaba a mí de recién nacida... Y me ha dado por pensar en las historias que oía de pequeña, de desapariciones de críos a cargo del Hombre del saco; del tío Camuñas pero quienes me daban más miedo eran los religiosos porque, se supone que de ellos y ellas, te puedes fiar... Anda, dejame un sitio donde dormir un poco que no quiero estar sola... - "Vale, quédate con mi nieta" - y cerró tras de sí, con llave, la puerta de su cuarto.

Ya no me pude dormir. La Cotilla, en la cama, no se está quieta un  momento: sopla, resopla, da patadas, manotazos, habla en sueños y ronca como un elefante afónico. Al final he ido a hacerme un café. Le he contado mis penas a Pascualita y he tenido que invitarla porque amenazaba con tirarme un chorrito de agua si no le daba un poco de coca de la abuela. ¡Que noche más mala he pasado! Y de repente me ha dado por pensar si no habré sido yo una niña robada por la robaniños con toga porque ¿en que nos parecemos la abuela y yo?...Me serví una copa de chinchón para despejarme... ¿en qué? ¡en nada!... o sí... Tal vez nos una el Chinchón pero (¡oh, Dios mío!) ¡a la Cotilla también le gusta! y entonces hinqué las rodillas en el suelo y grité ¡¡¡Virgencita, que me quede como estoy!!!

domingo, 27 de enero de 2013

Tengo a la abuela como un flan. Y encima está de un humor de perros ¿Cual es el motivo? Una resonancia magnética. Llegó muy contenta del médico porque - "Van a hacerme una prueba muy especial" - ¿Qué te pasa, estás embarazada? jejejejeje ¿Qué te van a hacer? - "Una resonancia magnética" - Anda que no hacen resonancias al cabo de la semana. - "Estás equivocada"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Tu nieta está equivocada? que raro, con lo lista que es ( dijo con retintín y ya me puso de mala uva) - "Fíjate si es lista que dice que todos los días hacen resonancias magnéticas. ¡Pero si no sabe lo que son!" - Pues no está equivocada y mira que me sabe mal. - "¿Quieres decir que es una prueba muy común?" - ¡Claro! Es la prueba del tubo, mujer. - "¿Eh?" - Pues eso, que te meten en un tubo, te tienen un rato y después te vas a tu casa... No es agradable sentirse como en un ataúd... aunque tenga luz...  no te puedes mover, estás encajonada y sientes taquicardias... - ¡Bueno, ya está bien! Cállese. - ¿Por qué?... ¿te van a hacer una? jejejejeje - A la abuela. - ¡Síiiiii!...  ¡Vas a pasar por el tubo! jajajajaja

Esta mañana hemos ido al hospital . También ha venido la Cotilla que no ha querido perderse el espectáculo.  Me he enfadado ¿para qué tiene que venir con nosotras la vecina si es un cardo borriquero? solo lo hace por chinchar. En el autobús todo el mundo nos miraba porque no parábamos de discutir y para remate, he visto a Pascualita en plan broche, en la solapa del abrigo de la abuela.

Hemos esperado un rato y la abuela estaba cada vez más nerviosa, gracias sobre todo, a la vecina. - Imagínate que te tienen una hora metida allí. Será una experiencia terrorífica, digna de ser contada a tu biznieto, si lo tienes algún día (y la muy bruja, me miró) A mí no hay médico que me haga eso ¡Buena soy yo! digo que no, no y no antes que meterme en un tubo claustrofóbico. - ¡No piensa callarse!

La abuela, cogió el abrigo y fue al baño, a medio camino se volvió hacia nosotras - "Cotilla ¿me acompañas?" - Al cabo de un rato volvieron y algo había cambiado. La vecina estaba lacia y le costaba andar, como si llevara una borrachera como un piano.  La enfermera llamó a la abuela. Se levantó junto con la Cotilla que no parecía de este mundo y se la entregó a la enfermera junto con el volante del médico - "Como no es capaz de aguantar la prueba le he dado un calmante... ¿Esperamos aquí?" - preguntó con toda la inocencia del mundo.

Por la tarde, en casa, la Cotilla no acaba de coordinar. - He tenido una pesadilla muy real... un bicho me mordía en el cuello y al ir a gritar, porque dolía mucho, me han metido unas pastillas en la boca... - "Si que es raro el sueño" - Y luego estaba en un tubo que hacía mucho ruido... He pasado mucho miedo... - Le está bien empleado por reírse de los demás. - Creo que tienes razón...¿Puedo tomar un chinchón? - Abuela ¿ya puede? - "Vamos a esperar un poco más porque se me ha ido la mano con las pastillas" - ¿Pastillas? ... ¿qué pastillas?

sábado, 26 de enero de 2013

La abuela está contenta y no para de cantar. Es una novedad porque llevaba unos días, sobre todo desde que la Bocazas la fastidió no muriéndose, pesadísima. Y eso que había elegido el mejor sitio para su retrato. Aunque ya da igual porque el sitio ya está ocupado. Se murió Modesta. Su marido es un cachondo mental que lleva colgados del cuello unos pequeños cuernos de oro - ¡Ya que soy cornudo, que se vea que vale la pena! - Su mujer aguantaba las bromas con santa paciencia.

Al funeral fueron cuatro vecinas y la basca de la cafetería, no sin antes advertir a Conchi que apagase el móvil y se dejase de Paquito Chocolatero en la iglesia. En el banco de la familia estaba el compungido marido, asombrado por la jugada que le había hecho el Destino y a su lado un familiar que intentaba consolarlo a pesar de que a él le resultaba difícil contener el llanto.

A la salida fueron todos al Funeral a realizar el último acto: brindar por Modesta; recordarla y finalmente, colgar su foto.El principio fue frío porque de esa mujer no había mucho que contar. A penas hablaba con nadie. Poco a poco la conversación se animó a medida que se llenaban y vaciaban copas y al final, su viudo, fue el más participativo de todos, contando chistes y diciendo cosas cómo éstas, entre suspiro y suspiro - ¡Ay! y ahora ¿de qué voy a vivir? - haciendo llorar de risa al personal.

 En un rincón del local, apartado de todos, el familiar lloraba sin apartarlos ojos de la fotografía de Modesta.  Nicomedes (el viudo)  alzó la copa y propuso un brindis por Rafael - El último querido de mi mujer y el que más años le ha durado. - El desconsolado Rafael, sorbiéndose los mocos, brindó por la memoria de su amada.

Creo que esa es la razón por la que está contenta la abuela. Modesta, que parecía hacer honor a su nombre, se puso un día el mundo por montera y vivió su vida como le dio la gana y lo que es mejor, sin dar tres cuartos al pregonero y se llevó al otro mundo lo poco o mucho que disfrutó en esta vida. A diferencia del marido, un pusilámine consentido y bocazas, que vivió a la sombra de su mujer y de las migajas que ésta dejaba caer. - "¡Niña. Trae el chinchón que vamos a brindar!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa... Esperadmeeeeee!





viernes, 25 de enero de 2013

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Estoy que trino! ¿No dice la Constitución que todos somos iguales ante la Ley? - "Pues... supongo que sí pero es que, a éstas horas, aún no estoy en este mundo ¿No es muy temprano, Cotilla?" - ¡Ni lo sé ni me importa! - "Pues a mí, sí. Ya estás cogiendo el portante y te largas de aquí hasta que sea una hora razonable para ir a dar la lata al prójimo"

La abuela es categórica con sus costumbres. Le gusta comer despacio y compartirlo don Pascualita mientras lee la prensa y la comenta para que sus dos amigos estén al cabo de la calle de la actualidad. Yo la observaba mientras terminaba de arreglarme. De repente arrugó el periódico y lo tiró al suelo con furia. La sirena se sobresaltó y optó por zambullirse en su "acuario" hasta que pasara la tormenta.

Dejé a la abuela murmurando, a saber qué y al volver a mediodía seguía igual. Grave debe ser la cosa, pensé. La Cotilla ya estaba sentada en su silla esperando el condumio y por su cara, se notaba que no estaba contenta. - ¿Habéis discutido? Espero que no a mi costa. - Hemos picado más alto. A las altas esferas - ¿Quiénes son esas? - ¡Que burra eres!... pues la nobleza, la realeza, la Constitución... en ella dice que todos los españoles somos iguales ante la Ley - ¿Se va a presentar a  oposiciones? ... o se ha presentado ya y la han suspendido jajajajaja  - ¡Sujétame o te quedas sin nieta!

En la sobremesa se quejó amargamente de la discriminación que sufre, siendo como es amiga de lo ajeno, y que nadie le haga caso y sin embargo, a un forastero, rubio, alto y bien parecido que tiene en muy alta estima su honor (aunque no sabe muy bien qué es eso) y que hace lo mismo que ella, aunque a mayor escala, se le puso una placa, junto a su mujer, en la Rambla - "No te quejes, Cotilla. Ya llegará tu hora" - No lo digas así que me da repelús. - "También el duque (porque de eso se trata) tiene de que quejarse: les dieron el ducado de Palma de Mallorca para poder hacerles la placa. ¿Y estuvo contento? pues no. Le hubiese gustado más que, en lugar de la Rambla fuese una cuesta: la Cuesta del Polvo que está más en consonancia con su nomenclatura particular: el duque en PALMA do" - ¡Anda y que le vayan dando! Niña, saca el chinchón que hace frio.