jueves, 31 de julio de 2014
Mi ¿amiga? Pascualita: Menudo disgusto se llevó la abuela cuando se enter...
Mi ¿amiga? Pascualita: Menudo disgusto se llevó la abuela cuando se enter...: Menudo disgusto se llevó la abuela cuando se enteró de lo de Santiago - "Era la última esperanza que tenía de conseguir un bisnieto y e...
Menudo disgusto se llevó la abuela cuando se enteró de lo de Santiago - "Era la última esperanza que tenía de conseguir un bisnieto y encima, de alguien famoso" - No desesperes. Ya sabes que cuando menos lo esperas salta la liebre. - "¡Encima eres tonta! ¡Tiene que ser EL liebre, boba, no LA liebre quien te haga el salto del tigre"
Finalmente, convencida de que no había nada qué hacer con respecto al bisnieto, más que nada porque el Santo no parecía estar por la labor, decidió que había que divertirse. Y por la tarde salimos a recorrer la ciudad todos juntos. La abuela iba de punta en blanco con sus estilettos rojos, la minifalda dorada, la camiseta ceñida imitación de leopardo con lentejuelas a tope. Los labios rojo pasión,hacían juego con los zapatos; las pestañas postizas nos abanicaban cuando las movía. En el pelo se plantó plumas de faisán, colocadas de modo que al girarse, entraban siempre en el ojo de alguno de nosotros. Los demás no le llegábamos ni a la suela del zapato. Ella brillaba con luz propia cuando los últimos rayos de sol iluminaron las lentejuelas.
No hubo grupo musical ante el que no se parara y bailara con Andresito, que estaba encantado viendo la expectación que levantaba su mujer. Hasta con una muñeira se atrevieron. La gente los saludaba con alegría, en cambio a la Cotilla, el unitetillo y a mi, ni nos veían.
Cuando ya se cansaron de montar espectáculos, fuimos a cenar. - "Nena, esta noche puedes comer todo el marisco que quieras" - ¡Por fin se había levantado la veda! - A la mesa llegaron ostras, almejas, gambas, cigalas, navajas, pulpo, más ostras, más gambas, más... de todo y en abundancia. Comíamos a dos carrillos y todo regado con vino de la tierra. Brindamos por esto y aquello y lo de aquí, lo de allá y lo de más allá... Al final, cuando me levanté de la silla grité como una posesa - ¡¡¡TERREMOTOOOOOOOOOOOO!!! - El suelo se movía más que en Fukusyma.
Al salir a la calle me acerqué a un grupo de jóvenes que pasaba y me apreté contra el que tenía más a mano. Me pareció que el abuelito iba a reñirme pero la abuela le mandó callar - "Déjala que se divierta, hombre, que no hay mal que por bien no venga... un bisnieto" - ¡Tenía la líbido en pleno apogeo y me sentía la reina del mambo, rodeada y sobada por aquellos jóvenes. Y, de repente... ¡¡¡VOMITÉ, VOMITÉ Y VOMITÉ!!! hasta la última almeja. ¡Que mala me puseeeeeeeeeeeeeee! ¡Me moríaaaaaaaaaaaaa!
Desperté en un ambulatorio de la seguridad social. Estaba hecha una braga. Tenía mucha fiebre, me castañeaban los dientes y me oí a mí misma, rogar con una voz de ultratumba - ¡Que venga mi abuelaaaaaaaaa! - Cuando, finalmente, apareció me miró con desgrado y dijo: "¡Que cruz tengo contigo!"
Finalmente, convencida de que no había nada qué hacer con respecto al bisnieto, más que nada porque el Santo no parecía estar por la labor, decidió que había que divertirse. Y por la tarde salimos a recorrer la ciudad todos juntos. La abuela iba de punta en blanco con sus estilettos rojos, la minifalda dorada, la camiseta ceñida imitación de leopardo con lentejuelas a tope. Los labios rojo pasión,hacían juego con los zapatos; las pestañas postizas nos abanicaban cuando las movía. En el pelo se plantó plumas de faisán, colocadas de modo que al girarse, entraban siempre en el ojo de alguno de nosotros. Los demás no le llegábamos ni a la suela del zapato. Ella brillaba con luz propia cuando los últimos rayos de sol iluminaron las lentejuelas.
No hubo grupo musical ante el que no se parara y bailara con Andresito, que estaba encantado viendo la expectación que levantaba su mujer. Hasta con una muñeira se atrevieron. La gente los saludaba con alegría, en cambio a la Cotilla, el unitetillo y a mi, ni nos veían.
Cuando ya se cansaron de montar espectáculos, fuimos a cenar. - "Nena, esta noche puedes comer todo el marisco que quieras" - ¡Por fin se había levantado la veda! - A la mesa llegaron ostras, almejas, gambas, cigalas, navajas, pulpo, más ostras, más gambas, más... de todo y en abundancia. Comíamos a dos carrillos y todo regado con vino de la tierra. Brindamos por esto y aquello y lo de aquí, lo de allá y lo de más allá... Al final, cuando me levanté de la silla grité como una posesa - ¡¡¡TERREMOTOOOOOOOOOOOO!!! - El suelo se movía más que en Fukusyma.
Al salir a la calle me acerqué a un grupo de jóvenes que pasaba y me apreté contra el que tenía más a mano. Me pareció que el abuelito iba a reñirme pero la abuela le mandó callar - "Déjala que se divierta, hombre, que no hay mal que por bien no venga... un bisnieto" - ¡Tenía la líbido en pleno apogeo y me sentía la reina del mambo, rodeada y sobada por aquellos jóvenes. Y, de repente... ¡¡¡VOMITÉ, VOMITÉ Y VOMITÉ!!! hasta la última almeja. ¡Que mala me puseeeeeeeeeeeeeee! ¡Me moríaaaaaaaaaaaaa!
Desperté en un ambulatorio de la seguridad social. Estaba hecha una braga. Tenía mucha fiebre, me castañeaban los dientes y me oí a mí misma, rogar con una voz de ultratumba - ¡Que venga mi abuelaaaaaaaaa! - Cuando, finalmente, apareció me miró con desgrado y dijo: "¡Que cruz tengo contigo!"
miércoles, 30 de julio de 2014
Mi ¿amiga? Pascualita: El unitetillo conduce y acata órdenes, sin rechist...
Mi ¿amiga? Pascualita: El unitetillo conduce y acata órdenes, sin rechist...: El unitetillo conduce y acata órdenes, sin rechistar y mientras el rolls royce se desliza por las carreteras, yo sigo caminando con la esper...
El unitetillo conduce y acata órdenes, sin rechistar y mientras el rolls royce se desliza por las carreteras, yo sigo caminando con la esperanza de ver a lo lejos la mochila roja del Hombre Caracol. De vez en cuando suena el móvil que la abuela me obliga a llevar - "Nena ¿vas sola?" - Me he juntado con un grupo que... - "¡Apartaté de esta gente! Lo que tienes que hacer es centrarte en Santiago y nada más" - Sí, abuela. - Naturalmente no le hago caso.
Mientras pasabamos por un umbrío túnel formado por las ramas tupidas de los árboles vi, al fondo, una figura espectral. Nos detuvimos en seco y sacamos conjeturas - ¿La santa Compaña?... ¿Una bruja?... ¿El demonio en persona?... Hasta que yo exclamé - ¡La madre que me parió! - ¿Tú madre?... ¿Viene a recibirte... aquí?... - ¡NO! - ¿Entonces? ... ¿Es su espíritu? ¡Ay, dios mío! ¿Qué hacemos ahora? porque yo, por allí no paso... - Es la Cotilla. La abuela la había enviado para vigilarme.
Más tarde alguien gritó, cual Rodrigo de Triana: - ¡Santiago a la vistaaaaaaaaaaaaa! - Ya creía que no existía. Que era una utopía, castillos en el aire para ilusos... Pero no, veía las torres de la Catedral y, lo mejor de todo, en la lejanía se movía el Hombre Caracol, muy cerquita ya de su meta.
Entré sola en la ciudad y justo en la Plaza del Obradoiro estaba el rolls royce con mi familia aplaudiéndome. El abuelito lloraba a moco tendido - Estoy orgulloso de que seas mi nieta. - Y me dio dos besos mientras me llenaba la cara de mocos. La abuela, nerviosa, me recriminó que hubiera tardado tanto - "¡Las he visto más rápidas, coñe! Anda, pregunta por Santiago y no perdamos más el tiempo" - Cuando le dije que estaba en la Catedral le dio un pequeño soponcio - "¿Allí?... ¿No se estará casando con la que ha llegado primero? ¡Te lo dije! Tendrías que haber venido en coche" - Fui a buscar la Compostelana mientras me gritaba - "¡No te vayas. Cámbiate que vas hecha un cromo!" - Allí me dí de narices con la mochila roja - ¡Hola! - le dije al Hombre Caracol como si lo conociera de toda la vida. Y le pregunté - ¿Te llamas...? - Vicente Jiménez-Bravo... ¿Quieres una cervecita, guapa?
Había llegado el momento de decir la verdad. - Abuela, Santiago es un santo. - "Pues no sé si alegrarme. Porque las buenas personas suelen ser aburridas y tu necesitas que te alegren las pajarillas y el nido. Por lo menos hasta que el bisnieto esté en marcha" - Abuela ¿no has oído hablar del Año Jacobeo? - "Sí... Eso es de los tiempos de Fraga, creo... ¿No, Andresito?... La gente iba en romería a Santiago de Compostela a ver a Santia...go... ¿Ese Santiago no será "nuestro" Santiago, no?" - Dije que sí con la cabeza. La Cotilla, que estaba a mi lado, se agachó por si volaban tortas que no la pillaran. Geoooorge se protegió su no tetilla con la mano. Andresito de bajó del coche y nos miró de lejos. La cara de la abuela se había puesto roja y tensa como si fuera a estallar. Pascualita, ajena a todo, saltó de la garrafa de agua de mar y aterrizó en el regazo del mayordomo que, asustado, le dio un manotazo y salió volando hasta caer en la oreja de un tuno que rondaba por allí vendiendo cedés de la Tuna más viejos que la tos.
Los gritos se oyeron en toda la plaza. Las carreras, los brincos, los saltos mortales que daba congregaron a su al rededor a un montón de peregrinos que le aplaudían a rabiar pensando que formaba parte de un espectáculo preparado para recibirlos. No me quedó más remedio que salir tras el tuno y arrancarle a Pascualita que volvió a su garrafa relamiéndose los labios, mientras el hombre sangraba como un toro de lidia en un momento, vendió todos los cedés.
Mientras pasabamos por un umbrío túnel formado por las ramas tupidas de los árboles vi, al fondo, una figura espectral. Nos detuvimos en seco y sacamos conjeturas - ¿La santa Compaña?... ¿Una bruja?... ¿El demonio en persona?... Hasta que yo exclamé - ¡La madre que me parió! - ¿Tú madre?... ¿Viene a recibirte... aquí?... - ¡NO! - ¿Entonces? ... ¿Es su espíritu? ¡Ay, dios mío! ¿Qué hacemos ahora? porque yo, por allí no paso... - Es la Cotilla. La abuela la había enviado para vigilarme.
Más tarde alguien gritó, cual Rodrigo de Triana: - ¡Santiago a la vistaaaaaaaaaaaaa! - Ya creía que no existía. Que era una utopía, castillos en el aire para ilusos... Pero no, veía las torres de la Catedral y, lo mejor de todo, en la lejanía se movía el Hombre Caracol, muy cerquita ya de su meta.
Entré sola en la ciudad y justo en la Plaza del Obradoiro estaba el rolls royce con mi familia aplaudiéndome. El abuelito lloraba a moco tendido - Estoy orgulloso de que seas mi nieta. - Y me dio dos besos mientras me llenaba la cara de mocos. La abuela, nerviosa, me recriminó que hubiera tardado tanto - "¡Las he visto más rápidas, coñe! Anda, pregunta por Santiago y no perdamos más el tiempo" - Cuando le dije que estaba en la Catedral le dio un pequeño soponcio - "¿Allí?... ¿No se estará casando con la que ha llegado primero? ¡Te lo dije! Tendrías que haber venido en coche" - Fui a buscar la Compostelana mientras me gritaba - "¡No te vayas. Cámbiate que vas hecha un cromo!" - Allí me dí de narices con la mochila roja - ¡Hola! - le dije al Hombre Caracol como si lo conociera de toda la vida. Y le pregunté - ¿Te llamas...? - Vicente Jiménez-Bravo... ¿Quieres una cervecita, guapa?
Había llegado el momento de decir la verdad. - Abuela, Santiago es un santo. - "Pues no sé si alegrarme. Porque las buenas personas suelen ser aburridas y tu necesitas que te alegren las pajarillas y el nido. Por lo menos hasta que el bisnieto esté en marcha" - Abuela ¿no has oído hablar del Año Jacobeo? - "Sí... Eso es de los tiempos de Fraga, creo... ¿No, Andresito?... La gente iba en romería a Santiago de Compostela a ver a Santia...go... ¿Ese Santiago no será "nuestro" Santiago, no?" - Dije que sí con la cabeza. La Cotilla, que estaba a mi lado, se agachó por si volaban tortas que no la pillaran. Geoooorge se protegió su no tetilla con la mano. Andresito de bajó del coche y nos miró de lejos. La cara de la abuela se había puesto roja y tensa como si fuera a estallar. Pascualita, ajena a todo, saltó de la garrafa de agua de mar y aterrizó en el regazo del mayordomo que, asustado, le dio un manotazo y salió volando hasta caer en la oreja de un tuno que rondaba por allí vendiendo cedés de la Tuna más viejos que la tos.
Los gritos se oyeron en toda la plaza. Las carreras, los brincos, los saltos mortales que daba congregaron a su al rededor a un montón de peregrinos que le aplaudían a rabiar pensando que formaba parte de un espectáculo preparado para recibirlos. No me quedó más remedio que salir tras el tuno y arrancarle a Pascualita que volvió a su garrafa relamiéndose los labios, mientras el hombre sangraba como un toro de lidia en un momento, vendió todos los cedés.
martes, 29 de julio de 2014
Mi ¿amiga? Pascualita: Si no llegamos pronto al mar voy a tener problemas...
Mi ¿amiga? Pascualita: Si no llegamos pronto al mar voy a tener problemas...: Si no llegamos pronto al mar voy a tener problemas con el agua de Pascualita. Tuve que tirar la que usaba porque tenía más alcohol que sal. ...
Si no llegamos pronto al mar voy a tener problemas con el agua de Pascualita. Tuve que tirar la que usaba porque tenía más alcohol que sal. El bicho se puso echa una furia. Que mal camino lleva... Si algún día vuelve a su hábitat pervertirá a toda la fauna que esté a su alrededor y ya no hará falta echar vino a las salsas de pescado... Ha empezado a remorderme la conciencia. Y ha sido una sensación extraña porque no sabía que tuviese.
Geoooorge le está tomando gusto a ser pasajero en vez de chófer. Hoy le he oído comentar a uno de los camareros del restaurante donde hemos comido, que el rolls royce es suyo y es tan generoso que lleva a la familia del chófer (Andresito) a ver a Santiago. Creía que no le oía nadie y el hombre presumía ante su posible conquista. Me he acercado a él con sonrisa diabólica y desde otra puerta, han aparecido la abuela y la Cotilla enseñando, a su vez, el colmillo. Ahora el inglés está en nuestras manos.
- Mister Andresitou, yo conduzcou, please. - El abuelito no se hizo de rogar. Se apoltronó en el asiento trasero y durmió una siesta reparadora. Más tarde, Geoooorge le dijo. - Mister Andresitou. Yo llevar a marisquería pero mi and Cotilla no comer con ustedes...(Había que ver la cara que se le puso a la Cotilla) - ¡Perfecto! - La abuela y él se pusieron como el Kiko, en cambio para mí pidieron caldo gallego y verduras con patatas. Cuando protesté la abuela dijo que lo hacía por mi bien. - "El marisco despierta la líbido y yendo sola por esos caminos puedes atacar a algún pobre peregrino que luego, te denunciaría ante la guardia civil". - ¡¿Por qué voy a atacarlo?! (protesté) - "Porque llevas mucho tiempo en dique seco. Te prometo que antes de ir a ver a Santiago te hincharás de mariscos para que dejes bien alto el pabellón de nuestra casa, pero mientras, vas a estar a verduras, caldos y a lo sumo, pulpo" -
El Hombre Caracol pasó junto a nosotros con la mochila a cuestas. Ya no llevaba el andar alegre del principio pero no decaía ante el cansancio y seguía marcándome el rumbo. Me aparté de los mío y seguí sus pasos mientras oía gritar a la abuela - "¡Ni se te ocurra meterte con él. Piensa que solo has comido grelooooooosssssssssss!"
Geoooorge le está tomando gusto a ser pasajero en vez de chófer. Hoy le he oído comentar a uno de los camareros del restaurante donde hemos comido, que el rolls royce es suyo y es tan generoso que lleva a la familia del chófer (Andresito) a ver a Santiago. Creía que no le oía nadie y el hombre presumía ante su posible conquista. Me he acercado a él con sonrisa diabólica y desde otra puerta, han aparecido la abuela y la Cotilla enseñando, a su vez, el colmillo. Ahora el inglés está en nuestras manos.
- Mister Andresitou, yo conduzcou, please. - El abuelito no se hizo de rogar. Se apoltronó en el asiento trasero y durmió una siesta reparadora. Más tarde, Geoooorge le dijo. - Mister Andresitou. Yo llevar a marisquería pero mi and Cotilla no comer con ustedes...(Había que ver la cara que se le puso a la Cotilla) - ¡Perfecto! - La abuela y él se pusieron como el Kiko, en cambio para mí pidieron caldo gallego y verduras con patatas. Cuando protesté la abuela dijo que lo hacía por mi bien. - "El marisco despierta la líbido y yendo sola por esos caminos puedes atacar a algún pobre peregrino que luego, te denunciaría ante la guardia civil". - ¡¿Por qué voy a atacarlo?! (protesté) - "Porque llevas mucho tiempo en dique seco. Te prometo que antes de ir a ver a Santiago te hincharás de mariscos para que dejes bien alto el pabellón de nuestra casa, pero mientras, vas a estar a verduras, caldos y a lo sumo, pulpo" -
El Hombre Caracol pasó junto a nosotros con la mochila a cuestas. Ya no llevaba el andar alegre del principio pero no decaía ante el cansancio y seguía marcándome el rumbo. Me aparté de los mío y seguí sus pasos mientras oía gritar a la abuela - "¡Ni se te ocurra meterte con él. Piensa que solo has comido grelooooooosssssssssss!"
lunes, 28 de julio de 2014
Mi ¿amiga? Pascualita: El abuelito ya está harto de conducir el rolls roy...
Mi ¿amiga? Pascualita: El abuelito ya está harto de conducir el rolls roy...: El abuelito ya está harto de conducir el rolls royce. Dice, con razón, que para qué quiere un mayordomo quejica, al que tiene que pagar, tra...
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