La abuela ha agitado ante mis narices un monedero lleno de calderilla, tal como ella ha nominado a los euros que ha ganado vendiendo sus antiguas pertenencias. - ¿Has sacado mucho? - "Eso es lo de menos. Ahora tengo dinero, contante y sonante y si quiero tomarme un café en cualquier sitio, no tengo que pagar con un billete de 500 euros. No sabes la mala cara que me ponen siempre"
- ¿Y la maleta que te dejé? - "Voy a seguir usándola" - ¿Vas a vender toda tu ropa? - "La de Andresito. Tiene montones de cosas que no lleva" - ¿También quiere tener dinero de bolsillo? - "No se lo he preguntado, pero el que saque es para mi" - Que egoísta eres, abuela. - "Rica es lo que soy, boba de Coria"
De pronto una evidencia vino a mi cerebro - ¿No notas algo raro? - "¿Qué no hemos tomado chinchón?" - Presta atención, abuela. No escuchas... el silencio en la calle. - "A cualquier cosa le llamas tu silencio: se oyen coches, gritos de gente, autobuses, un avión, unos perros ladrando, una discusión... Siento desilusionarte. Te recomendaría a nuestro otorrino para que te de un repaso a las orejas pero es muy caro... y tu eres una proletaria del montón. Será mejor que te compres una trompetilla. A principos del siglo XX eran unos sonotones formidables" - ¡Pónte tú la trompetilla! ¡¡¡No hay concierto de pitos debajo del balcón!!! ¡No me digas que, por fin, Geoooorge ha aparcado bien! - "Mi mayordomo no me ha acompañado hoy. Hay cosas que no le importan a nadie ¿Qué hubiese pensado de mi viéndo como me deshago de mi ropa por dinero. No lo entendería" - ¿Cómo has venido, entonces? - "En bicicleta de esas que puso el Ayuntamiento" - ¿En serio? ¿Y por el carril bici? - "Eso, no. Voy por la acera" - ¿Por qué? - "Ese sitio es para las personas que llevan el carrito de la compra. Bien contentos que iba por allí una pareja de viejecitos volviendo del mercado"
Por más que le he dicho que no era así, no he podido convencerla y encima, me ha puesto como hoja de perejil delante de la sirena. Al final le ha preguntado, como si estuviera hablándole al espejo mágico: - "Pascualita, Pascualita... ¿Quién es la mujer más tonta de todo el Estado?" - ¡Y me señalaba a mi la muy jodía! Entonces la sirena ha echo la señal de OK y yo, cogiendola por la cola, la he tirado al acuario psicodélico estampándola contra el cristal. Me he quedado a gusto... a medias. ¡Que bonito hubiese sido poder tirar también a la abuela!
martes, 31 de mayo de 2016
lunes, 30 de mayo de 2016
Magdalena.
La abuela ha llegado temprano a casa, a las seis de la mañana y desde entonces lleva abriendo y cerrando cajones en su antigua habitación. Por supuesto ya no he podido dormir porque, encima, viene cada dos por tres a preguntarme cosas: - "¿Crees que esto le vendrá bien a la Cotilla?" - Y me enseña una blusa, o una falda, un vestido. - Lo venderá al mejor postor. - "Tienes razón. Lo venderé yo a una de esas tiendas chic de segunda mano y me sacaré unos euritos" - A ella le hacen más falta que a ti. - "¡¿Que sabrás tu?! ¿No has escuchado a la Baronesa Thyssen diciendo lo cansado que es ser rica?" - Esta debe darle, más que nosotras, al chinchón. - "No te digo que no pero tiene razón en lo que dice. No sabes lo que es ir a la joyería y tener que usar la Visa oro para pagar porque no llevas suelto" - Cógelo antes de salir de tu casa. - "¿Quieres que lleve encima 6.000 o 12.000 euros? boba de Coria. En cambio tú, cojes tu carterita, metes unos eurillos en monedas, algunos billetitos de 5 o 10 euros y te vas a la calle sin miedo a que te roben. Es muy extresante la vida del rico"
Me tapé la cabeza con la sábana para ver si así me dejaba en paz. Cuando se pone en plan víctima no hay quien la aguante. Siguió viniendo a preguntarme cosas - "¿Tienes una maleta para llevarme todo esto?" - Coge bolsas de basura grandes... - "¡Estás tonta! Tengo un estatus que no me permite ir con una bolsa de basura en las manos y menos con mi ropa dentro" - ¡Si está usada y es de antes de casarte! - "Razón de más. Con lo que me ha costado quitarme de encima el pelo de la dehesa y parecer una señora nacida en cuna de oro, solo falta que vaya ahora a la tienda de mi vecina rica con mi ropa en bolsas de basura ¿No ves que así se depreciaría? Y yo quiero sacarle el jugo a éste negocio para tener dinerito suelto en el bolsillo" - Que complicada eres, abuela.
Por la tarde se vistió para salir con una minifalda de lentejuelas de diversos colores, imitando las escamas de los peces. Un suéter sin mangas, rojo y por cinturón, un pañuelo de fantasía anudado a un costado. Por supuesto no se olvidó de sus estilettos a los que se subió habilmente. - ¿Por qué llevas un pañuelo en lugar del cinturón? (exclamé estrañada) - "Es un homenaje a mi amiga Magdalena. Hoy colgaremos su foto en la Pared de los Finados" - Vaya racha que lleváis ¿no? - "Sí. Hemos acordado los socios de El Funeral, pedir una subvención al Govern para costearnos las fiestas en memoria de nuestros amigos porque, algunos de nosotros no llegan a fin de mes y tienen que hacer malabarismos con el dinero" - ¿Por qué no les ayudáis los ricos? - "Lo pensamos, pero no queremos sentar un mal precedente. Lo justo es que, después de toda una vida cotizando, les paguen los caprichos a los jubilados... Por cierto, me llevo a Pascualita. Cada día le gustan más éstas fiestas" - Será por el chinchón, abuela. - "Será..."
Me tapé la cabeza con la sábana para ver si así me dejaba en paz. Cuando se pone en plan víctima no hay quien la aguante. Siguió viniendo a preguntarme cosas - "¿Tienes una maleta para llevarme todo esto?" - Coge bolsas de basura grandes... - "¡Estás tonta! Tengo un estatus que no me permite ir con una bolsa de basura en las manos y menos con mi ropa dentro" - ¡Si está usada y es de antes de casarte! - "Razón de más. Con lo que me ha costado quitarme de encima el pelo de la dehesa y parecer una señora nacida en cuna de oro, solo falta que vaya ahora a la tienda de mi vecina rica con mi ropa en bolsas de basura ¿No ves que así se depreciaría? Y yo quiero sacarle el jugo a éste negocio para tener dinerito suelto en el bolsillo" - Que complicada eres, abuela.
Por la tarde se vistió para salir con una minifalda de lentejuelas de diversos colores, imitando las escamas de los peces. Un suéter sin mangas, rojo y por cinturón, un pañuelo de fantasía anudado a un costado. Por supuesto no se olvidó de sus estilettos a los que se subió habilmente. - ¿Por qué llevas un pañuelo en lugar del cinturón? (exclamé estrañada) - "Es un homenaje a mi amiga Magdalena. Hoy colgaremos su foto en la Pared de los Finados" - Vaya racha que lleváis ¿no? - "Sí. Hemos acordado los socios de El Funeral, pedir una subvención al Govern para costearnos las fiestas en memoria de nuestros amigos porque, algunos de nosotros no llegan a fin de mes y tienen que hacer malabarismos con el dinero" - ¿Por qué no les ayudáis los ricos? - "Lo pensamos, pero no queremos sentar un mal precedente. Lo justo es que, después de toda una vida cotizando, les paguen los caprichos a los jubilados... Por cierto, me llevo a Pascualita. Cada día le gustan más éstas fiestas" - Será por el chinchón, abuela. - "Será..."
domingo, 29 de mayo de 2016
Pobrecito.
He pasado por la Feria del Libro pero he tenido que dar media vuelta cuando he visto como los municipales se llevaban, en volandas, a la Cotilla. Además le habían requisado MI mesita plegable de playa, cogida sin permiso, igual que MI silla plegable de playa; una bolsa con libros cochambrosos y una pancarta en la que se leía "Libros a precio de crisis"... Me ha parecido que la sábana usada también es MIA.
Cuando ha pasado el tumulto, porque la Cotilla no se calla ni debajo del agua, he vuelto al Born dándome de bruces con Bedulio que, vestido de uniforme, hacia la ronda por allí. - ¡Que casualidad! A ti te quería ver yo (le dije, amigablemente) - ¡Pues yo no! - Necesito que me devolváis mis cosas de playa. - ¿? - ¡Las que le habéis quitado a la Cotilla! - ¿Así que tu también estás en el ajo, eh? - ¡Noooooooo! Me lo ha robado ella. - Voy a hacer como que no te he visto y seguiré mi ronda tranquilamente.
Aquello me enfadó y me propuse amargarle el día. - Lo siento por tí, Bedulio, pero a esa mesa y esa silla les tengo mucho cariño porque me las regaló mi primer abuelito... No le gustará saber que no piensas devolvérmelas.
- No podrá hacerme nada (estaba blanco como el papel) porque no pienso pisar tu casa. - ¿Te acuerdas de Pepe, la cabeza jibarizada?... Quiso ligarse a mi abuela, hace años, y el abuelito se vengó trayendo del Más Allá a un grupo de jíbaros que también habían pasado a mejor vida y se "entretuvieron" con el pobre Pepe hasta dejarle la cabeza del tamaño de un llavero. Quedaron tan agradecidos con el abuelito por haberles proporcionado tan grata distracción que se pusieron a su disposición por si otra vez necesitaba de ellos... - Bedulio consiguió, a duras penas, abrir la boca. - Eso... eso es... mentira... - Siempre te quedará la duda hasta que, un día, alguien le acople unas llaves a tu cabeza. - Y di media vuelta dirigiéndome hacia el mar.
Mientras dormía la siesta ante la televisión, me despertaron unas voces. La Cotilla entró en la salita seguida de Bedulio que sudaba a mares. Ella se sirvió un chinchón on the rocks mientras decía. - Ha sido tan amable de trerme hasta aquí y ayudarme con los trastos (señalaba al Municipal) - El me miraba mohíno - No me salen las cuentas... ¿Tu abuelito... no murió antes de que tú... nacieras? ¿Cómo pudo... regalarte... esto? - Un abuelo, por sus nietos, hace filigranas, Bedulio. - Y justo, en ese momento, Pascualita empezó sus ejercicios de saltos mortales con tirabuzón en su acuario. El ruído alteró al Municipal que dio media vuelta y salió corriendo hacia la puerta. Entonces le grité: - ¡Espera, hombre, mi abuelito quiere saludarte! - Del portazo que dio a punto estuvo de hacer saltar las bisagras.
Cuando ha pasado el tumulto, porque la Cotilla no se calla ni debajo del agua, he vuelto al Born dándome de bruces con Bedulio que, vestido de uniforme, hacia la ronda por allí. - ¡Que casualidad! A ti te quería ver yo (le dije, amigablemente) - ¡Pues yo no! - Necesito que me devolváis mis cosas de playa. - ¿? - ¡Las que le habéis quitado a la Cotilla! - ¿Así que tu también estás en el ajo, eh? - ¡Noooooooo! Me lo ha robado ella. - Voy a hacer como que no te he visto y seguiré mi ronda tranquilamente.
Aquello me enfadó y me propuse amargarle el día. - Lo siento por tí, Bedulio, pero a esa mesa y esa silla les tengo mucho cariño porque me las regaló mi primer abuelito... No le gustará saber que no piensas devolvérmelas.
- No podrá hacerme nada (estaba blanco como el papel) porque no pienso pisar tu casa. - ¿Te acuerdas de Pepe, la cabeza jibarizada?... Quiso ligarse a mi abuela, hace años, y el abuelito se vengó trayendo del Más Allá a un grupo de jíbaros que también habían pasado a mejor vida y se "entretuvieron" con el pobre Pepe hasta dejarle la cabeza del tamaño de un llavero. Quedaron tan agradecidos con el abuelito por haberles proporcionado tan grata distracción que se pusieron a su disposición por si otra vez necesitaba de ellos... - Bedulio consiguió, a duras penas, abrir la boca. - Eso... eso es... mentira... - Siempre te quedará la duda hasta que, un día, alguien le acople unas llaves a tu cabeza. - Y di media vuelta dirigiéndome hacia el mar.
Mientras dormía la siesta ante la televisión, me despertaron unas voces. La Cotilla entró en la salita seguida de Bedulio que sudaba a mares. Ella se sirvió un chinchón on the rocks mientras decía. - Ha sido tan amable de trerme hasta aquí y ayudarme con los trastos (señalaba al Municipal) - El me miraba mohíno - No me salen las cuentas... ¿Tu abuelito... no murió antes de que tú... nacieras? ¿Cómo pudo... regalarte... esto? - Un abuelo, por sus nietos, hace filigranas, Bedulio. - Y justo, en ese momento, Pascualita empezó sus ejercicios de saltos mortales con tirabuzón en su acuario. El ruído alteró al Municipal que dio media vuelta y salió corriendo hacia la puerta. Entonces le grité: - ¡Espera, hombre, mi abuelito quiere saludarte! - Del portazo que dio a punto estuvo de hacer saltar las bisagras.
sábado, 28 de mayo de 2016
Reme.
- ¿Cotilla ¿va a ir a la Feria del Libro? Hoy la inauguran. - En cuanto acabe de desayunar. Tengo que estar bien espabilada para que no me timen. - ¿Cómo van a timarla si los precios van marcados? - Huy, hay mucho resquemos contra quienes, como yo, voy a venderles libros. - No se ha enterado de nada. Usted debe comprar y los libreros vender. Así es como funciona ésto. - ¡¿Comprar yooooo?! ¿Con qué, alma de cántaro, si no llego a fin de mes? Por eso voy a ir a vender. Encontré unas cajas llenas de libros en un contenedor de barrio rico. - Guárdelos para cuando llegue la Feria del libro de Ocasión. - ¡A la ocasión la pintan calva así que voy ahora!.
En cuanto se fue la Cotilla, puse a Pascualita sobre la mesa y reptó hasta lo alto del frutero, sobre los plátanos. Desde allí enfocó sus redondos ojos de pez y se lanzó en plancha en mi taza de cola cao. Después de ponerme perdida y comprobar mi grado de cabreo contra ella, hizo la señal de OK. - ¡Un día me olvidaré que eres la última sirena y haré contigo un arroz mixto de carne y pescado!
Después de comer llegó la abuela: - "Vengo a ver el Giro de Italia aquí para no divorciarme de Andresito" - ¿No compararás a estos chicos con tu marido que les lleva, por lo menos, setenta años? - "¡Claro que los comparo! Le regalé un equipaje completo de ciclismo y no le queda el culillo prieto como a ellos... Tendré que comprarle dos tallas menos" - A ver si le va a quedar voz de pito al pobre jejejejejeje - "Además no para de comentar la carrera en lugar de dejarme dormir la siesta como está mandado" - Eso es peor, abuela... Por cierto ¿dónde vas tan guapa?
- "Hoy tenemos celebración en El Funeral. Se colocará el retrato de Reme en la Pared de los Finados. Luego se bailará, cantará y beberá en recuerdo suyo" - ¿Bailarás con éstos tacones? - "Naturalmente. Con los stilettos se baila de maravilla"
- Vendrá su familia y nos lo pasaremos tan bien que la policía acabará echándonos a las tantas de la noche por escándalo, como es tradicional. - ¿Era jaranera? - "De las que más la liaban cuando celebrábamos la colocación de retratos. Tendremos que ponernos las pilas para estar a su altura"
Después de la siesta se hizo un repaso de chapa y pintura y salió de casa hecha un brazo de mar. - "¡Me llevo a Pascualita!" - ¡No, que la perderás en cuanto te hayas tomado unos chinchones! - "¿Por quién me tomas, boba de Coria? Quiero que conozca a los hijos de Reme y aprenda lo que es dar cariño y alegría. Y sentirse bien con uno mismo cuando llega el momento de la despedida definitiva" - ¿Pascualita lo entenderá? - "Si lo has echo tú, imagínate ella que te da mil vueltas"
Taconeando con gracia sobre los altos tacones, la abuela casi centenaria, abrió la puerta de la calle mientras yo le gritaba. - ¡¡¡Un beso muy fuerte a esos chicos!!! - "¿Uno? ¿cómo vas a encontrar novio siendo tan agarrada? ¡¡¡MIL!!!
En cuanto se fue la Cotilla, puse a Pascualita sobre la mesa y reptó hasta lo alto del frutero, sobre los plátanos. Desde allí enfocó sus redondos ojos de pez y se lanzó en plancha en mi taza de cola cao. Después de ponerme perdida y comprobar mi grado de cabreo contra ella, hizo la señal de OK. - ¡Un día me olvidaré que eres la última sirena y haré contigo un arroz mixto de carne y pescado!
Después de comer llegó la abuela: - "Vengo a ver el Giro de Italia aquí para no divorciarme de Andresito" - ¿No compararás a estos chicos con tu marido que les lleva, por lo menos, setenta años? - "¡Claro que los comparo! Le regalé un equipaje completo de ciclismo y no le queda el culillo prieto como a ellos... Tendré que comprarle dos tallas menos" - A ver si le va a quedar voz de pito al pobre jejejejejeje - "Además no para de comentar la carrera en lugar de dejarme dormir la siesta como está mandado" - Eso es peor, abuela... Por cierto ¿dónde vas tan guapa?
- "Hoy tenemos celebración en El Funeral. Se colocará el retrato de Reme en la Pared de los Finados. Luego se bailará, cantará y beberá en recuerdo suyo" - ¿Bailarás con éstos tacones? - "Naturalmente. Con los stilettos se baila de maravilla"
- Vendrá su familia y nos lo pasaremos tan bien que la policía acabará echándonos a las tantas de la noche por escándalo, como es tradicional. - ¿Era jaranera? - "De las que más la liaban cuando celebrábamos la colocación de retratos. Tendremos que ponernos las pilas para estar a su altura"
Después de la siesta se hizo un repaso de chapa y pintura y salió de casa hecha un brazo de mar. - "¡Me llevo a Pascualita!" - ¡No, que la perderás en cuanto te hayas tomado unos chinchones! - "¿Por quién me tomas, boba de Coria? Quiero que conozca a los hijos de Reme y aprenda lo que es dar cariño y alegría. Y sentirse bien con uno mismo cuando llega el momento de la despedida definitiva" - ¿Pascualita lo entenderá? - "Si lo has echo tú, imagínate ella que te da mil vueltas"
Taconeando con gracia sobre los altos tacones, la abuela casi centenaria, abrió la puerta de la calle mientras yo le gritaba. - ¡¡¡Un beso muy fuerte a esos chicos!!! - "¿Uno? ¿cómo vas a encontrar novio siendo tan agarrada? ¡¡¡MIL!!!
viernes, 27 de mayo de 2016
La discusión.
Ahora no tengo cortinas que tamicen la luz del sol y a penas veo a los ciclistas retorciéndose sobre sus bicicletas mientras suben una montaña tan alta que ni hierbecita tiene. Y no lo veo porque la luz se refleja en la pantalla y así no hay quién se concentre y duerma la siesta como Dios manda ¡Y todo por la puñetera Cotilla y su pasión por Luis Bárcenas!
- ¿No se da cuenta de que si este tío le pudiese sacar a usted algo, lo haría? - ¡Eso sería un grandísimo honor para mi! - ¡La dejaría sin blanca, cabeza hueca! ¿De qué viviría entonces? - Vendría a comer y a tu casa y "limpiaría" los cepillos de las iglesias. - Pero... pero esto ya lo hace, Cotilla. - ¿Te das cuenta? No tendría que cambiar de vida y encima podría contarle a mis nietos que Luis Bárcenas me quitó la pensión, cosa que no puede decir todo el mundo (¡estaba orgullosa, la tía!) - ¿Qué nietos? - Los que tendré algún día. - Como no compre alguno en las rebajas de los chinos, va a ser que no.
A partir de aquí se originó una discusión que fue subiendo de tono hasta volverse virulenta - ¡No necesito al señor Li para nada! ¡Me casaré con alguien que los tenga y seré abuela antes que tu! - ¡¿Ya tiene candidato?! ¿No será de su quinta jajajajajajaja? porque, en lugar de nietos tendrá tataranietastros - ¡¡¡Envidia cochina es lo que tienes, zarrapastrosa!!! (aquello me ofendió muchísimo y le grité rabiosa:) ¡¡¡Repítamelo si se atreve!!! - ¡¡¡Naturalmente, mira: zapatros..., patroz... zapateado..., azpast... Maldita sea!!! ¿Eres sorda? ¡¡¡No pienso repetirlo!!!
- "¿A qué viene tanto escándalo? Me han dicho los vecinos que están en la acera, que abráis el balcón porque se oyen los gritos pero no se os escucha claramente... Y he tenido que dejar abierta la puerta de la calle porque a los de la escalera les pasa lo mismo" - ¡Que se aguanten, no me gusta dar tres cuartos al pregonero! - ¡Ni a mi! (repuse, molesta) - "He dado mi palabra de que abriría y no voy a faltar a ella"
Pascualita daba vueltas sin parar en la parte alta del acuario. Se la veía inquieta a causa de nuestros gritos. Hay que ver lo delicada que es la sirena para éstas cosas y lo bestia que se vuelve cuando menos te lo esperas. Me puse las gafas de sol. Luego recordé haber visto en una revista las fotos de unas hermosas sirenas nadando bajo un mar con un frondoso campo de poseidonia. Las melenas de ambas flotaban a sus espaldas lanzando destellos rojos. Se las enseñé mientras la abuela continuaba la discusión con la Cotilla.
- Mira, Pascualita... son tus primas. - Se acercó hasta aplastar su extraña cara contra el cristal del acuario. Los ojos bizcos giraban en las órbitas buscando el punto ideal para mirar bien. Entonces fijó la vista en aquellas beldades submarinas y la cresta, mezcla de pelo y algas cochambrosas se le erizó y lanzó fuertes dentelladas dedicadas a las sirenas. - Pascualita, tomando impulso, saltó sobre la revista con la dentadura por delante y en menos de lo que se tarda en parpadear, la hizo trizas. Luego saltó a la mesa y de allí al aparador, luego, con una pirueta digna del circo del sol, cayó en lo que quedaba de altar Bárcenas, lo destrozó y acabó su recorrido hundiendo sus dientes en una de las orejas de la Cotilla.
Cuando pude atrapar a la vecina la oreja llevaba camino de superar a las de Dumbo. Y mientras ella bebía chinchón a morro para embrutecer el cerebro y no recordar nada después de dormir la mona, tuve un flasch genial. Si la Cotilla necesitase un logotipo tendría que ser éste: Una gran oreja en una cabeza de tamaño tirando a pequeño.
- ¿No se da cuenta de que si este tío le pudiese sacar a usted algo, lo haría? - ¡Eso sería un grandísimo honor para mi! - ¡La dejaría sin blanca, cabeza hueca! ¿De qué viviría entonces? - Vendría a comer y a tu casa y "limpiaría" los cepillos de las iglesias. - Pero... pero esto ya lo hace, Cotilla. - ¿Te das cuenta? No tendría que cambiar de vida y encima podría contarle a mis nietos que Luis Bárcenas me quitó la pensión, cosa que no puede decir todo el mundo (¡estaba orgullosa, la tía!) - ¿Qué nietos? - Los que tendré algún día. - Como no compre alguno en las rebajas de los chinos, va a ser que no.
A partir de aquí se originó una discusión que fue subiendo de tono hasta volverse virulenta - ¡No necesito al señor Li para nada! ¡Me casaré con alguien que los tenga y seré abuela antes que tu! - ¡¿Ya tiene candidato?! ¿No será de su quinta jajajajajajaja? porque, en lugar de nietos tendrá tataranietastros - ¡¡¡Envidia cochina es lo que tienes, zarrapastrosa!!! (aquello me ofendió muchísimo y le grité rabiosa:) ¡¡¡Repítamelo si se atreve!!! - ¡¡¡Naturalmente, mira: zapatros..., patroz... zapateado..., azpast... Maldita sea!!! ¿Eres sorda? ¡¡¡No pienso repetirlo!!!
- "¿A qué viene tanto escándalo? Me han dicho los vecinos que están en la acera, que abráis el balcón porque se oyen los gritos pero no se os escucha claramente... Y he tenido que dejar abierta la puerta de la calle porque a los de la escalera les pasa lo mismo" - ¡Que se aguanten, no me gusta dar tres cuartos al pregonero! - ¡Ni a mi! (repuse, molesta) - "He dado mi palabra de que abriría y no voy a faltar a ella"
Pascualita daba vueltas sin parar en la parte alta del acuario. Se la veía inquieta a causa de nuestros gritos. Hay que ver lo delicada que es la sirena para éstas cosas y lo bestia que se vuelve cuando menos te lo esperas. Me puse las gafas de sol. Luego recordé haber visto en una revista las fotos de unas hermosas sirenas nadando bajo un mar con un frondoso campo de poseidonia. Las melenas de ambas flotaban a sus espaldas lanzando destellos rojos. Se las enseñé mientras la abuela continuaba la discusión con la Cotilla.
- Mira, Pascualita... son tus primas. - Se acercó hasta aplastar su extraña cara contra el cristal del acuario. Los ojos bizcos giraban en las órbitas buscando el punto ideal para mirar bien. Entonces fijó la vista en aquellas beldades submarinas y la cresta, mezcla de pelo y algas cochambrosas se le erizó y lanzó fuertes dentelladas dedicadas a las sirenas. - Pascualita, tomando impulso, saltó sobre la revista con la dentadura por delante y en menos de lo que se tarda en parpadear, la hizo trizas. Luego saltó a la mesa y de allí al aparador, luego, con una pirueta digna del circo del sol, cayó en lo que quedaba de altar Bárcenas, lo destrozó y acabó su recorrido hundiendo sus dientes en una de las orejas de la Cotilla.
Cuando pude atrapar a la vecina la oreja llevaba camino de superar a las de Dumbo. Y mientras ella bebía chinchón a morro para embrutecer el cerebro y no recordar nada después de dormir la mona, tuve un flasch genial. Si la Cotilla necesitase un logotipo tendría que ser éste: Una gran oreja en una cabeza de tamaño tirando a pequeño.
miércoles, 25 de mayo de 2016
El héroe incomprendido.
- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡vengo súper motivada, vigorizada, encantada y un montón de calificativos más que acaben en ADA! Ahora mismo voy a montarle un altar a mi gurú favorito. el hombre más grande que ha dado España y parte del extranjero ¡Mira cuantos cirios traigo! Pues para él, aún son pocos. - ¿A quién va a ponerle un altar? (dije, recelosa) - ¡A Luis Bárcenas! Ese gran hombre del PP que ahora todos niegan conocer. - ¡Ni se le ocurra! - Ni tú ni nadie me detendrá. Es el moderno Robin Hood: alto, fuerte, con mandíbula de acero y un penacho de hebras plateadas en la cabeza que dejan con la boca abierta a quién lo ve.
- Cotilla, respire o le dará algo. - Sacó una foto de Bárcenas del bolsillo y la llenó de besos dejándola hecha unos zorros con tanta baba. ¡Mi héroe incomprendido! Y corrió hasta la salita para empezar a amontonar cirios sobre la mesita que cubrió con un tapete de ganchillo.
Un cuarto de hora después, la luz cegadora de las velas anunció la inauguración del altar, a pesar de mi más enérgica protesta. La foto de un Bárcenas chulito robaba el corazón de la vecina. Había decidido honrarlo después de verlo injuriado en la tele por sus viejos compañeros de partido: ¡Me da asco! dijo uno. Poco después, como un señorito andaluz a pesar de haber nacido en Andalucía, Barcenas lo puso de vuelta y media sin despeinarse ni subir una ceja.
Pascualita, escondida entre las algas del acuario, no le quitaba ojo a la Cotilla. Tenía curiosidad por ver a qué venía tanta luz. Por eso se tiró al suelo y reptando llegó hasta la salita. La vi y fui tras ella para que no la pisaran. De repente Pascualita escupió su venenosa saliva, frenéticamente, al aire mientras yo, asustada, gritaba a pleno pulmón - ¡¡¡La madre que la parió!!! - Tal era mi enfado. - ¡¡¡LAS CORTINAS, COTILLA, LAS CORTINAAASSSS!!!
- Cotilla, respire o le dará algo. - Sacó una foto de Bárcenas del bolsillo y la llenó de besos dejándola hecha unos zorros con tanta baba. ¡Mi héroe incomprendido! Y corrió hasta la salita para empezar a amontonar cirios sobre la mesita que cubrió con un tapete de ganchillo.
Un cuarto de hora después, la luz cegadora de las velas anunció la inauguración del altar, a pesar de mi más enérgica protesta. La foto de un Bárcenas chulito robaba el corazón de la vecina. Había decidido honrarlo después de verlo injuriado en la tele por sus viejos compañeros de partido: ¡Me da asco! dijo uno. Poco después, como un señorito andaluz a pesar de haber nacido en Andalucía, Barcenas lo puso de vuelta y media sin despeinarse ni subir una ceja.
Pascualita, escondida entre las algas del acuario, no le quitaba ojo a la Cotilla. Tenía curiosidad por ver a qué venía tanta luz. Por eso se tiró al suelo y reptando llegó hasta la salita. La vi y fui tras ella para que no la pisaran. De repente Pascualita escupió su venenosa saliva, frenéticamente, al aire mientras yo, asustada, gritaba a pleno pulmón - ¡¡¡La madre que la parió!!! - Tal era mi enfado. - ¡¡¡LAS CORTINAS, COTILLA, LAS CORTINAAASSSS!!!
martes, 24 de mayo de 2016
El recambio.
- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Acabo de ver a tu abuela en un coche de la policía. - ¿Con Bedulio? - No. La Policía Nacional. Iba detenida. - ¡¿La abuela?! - ¿Quiéres un sonotone? Buscaré en los contenedores del los barrios ricos. - ¡Ay, no diga tonterías, Cotilla. Los ricos no tiran nada, lo venden. Por eso son ricos... ¿Lo sabrá Andresito? - ¡Claro! El también es rico. - Digo lo de la abuela. - A ver si te aclaras que contigo no hay quién se entienda.
Llamé al abuelito. - Han detenido a la abuela... ¿Sabías algo?... Abuelito... ¿Abuelito?... Hola, Geooorge ¿qué le pasa a mi abuelito? ... ¿Desmayado? No habrá desayunado... ¿Sí?... ¿Entonces?... ¡Vaya, ahora resulta que la culpa es mía!... ¿Cómo querías que se lo dijera?... Dile que me llame cuando vuelva en sí, inglés de las narices.
- No te ha llamado Dios por el camino de la diplomacia.(me recriminó la Cotilla) - Tampoco ha tenido usted mucho tacto conmigo. - Contigo no hace falta porque ni sufres, ni padeces, alma de cántaro.
Llamé a Bedulio. Un compañero suyo me dijo que no quería ponerse. - ¡Es cuestión de vida o muerte! - Dice que si tiene que morirse, muérase, pero que él no se pone. - No me quedó más remedio que ir hasta la sede de la policía nacional a preguntar el por qué del arresto - Atentado contra la moral. (me dijeron) - ¿Está diciéndo que mi abuela es una terrorista? - Eso lo ha dicho usted. - Perdone pero quién ha pronunciado la palabra ATENTADO no he sido yo. (Me estaba poniendo de mala leche) Quiero ver a mi abuela. - Está incomunicada. - ¡Si es muy mayor! - ¡Y muy peligrosa! Nos ha atacado. - Reconozco que tiene mucho genio pero ¡algo le habrán echo ustedes! - No hemos querido bajarnos los pantalones.
Al volver a casa convoqué una reunión familiar en la cocina. Pascualita y Pepe no me quitaban ojo (los ojos de Pepe son virtuales pero miran si yo lo digo) - ¿Tenéis idea de lo que ha querido decir el policía con lo de no querer bajarse los pantalones? Podéis hablar en confianza. - Pascualita, por toda respuesta, saltó dentro del vaso de agua que iba a beberme y acabé haciéndole el boca a boca porque se asfixiaba con el agua dulce y Pepe, no abrió la boca porque la tiene cosida, aunque estoy segura que le hubiese gustado dar su opinión.
Al cabo de un rato me llamó el abuelito. - Ay, nena, tu abuela me ha puesto en evidencia en el vecindario. Y si la noticia sale en los periódicos, en toda la isla. - ¿Por qué? - Le pide a los hombres que se cruza con ella, que se bajen los pantalones y si no quieren, se los baja ella a tirones. Está buscándome un recambio. - ¿Busca un nuevo marido? ¿Os vais a divorciar? ¿Me quedaré sin la torre del Paseo Marítimo cuando os muráis? ¡Está loca ésta mujer! - El otro día leyó la noticia de que a un hombre le han trasplantado el pene de un muerto y todo ha ido muy bien. - ¡Huuuuuy, que repelús! - Eso pensó ella. Y se ha propuesto hacerse con uno vivito y coleando. - ¿Para qué? - Para cuando no funcione el mío. Pero quiere elegirlo ella. Pagará una buena cantidad a quién elija y consienta quedarse sin ese apéndice. - Ahora entiendo lo que me ha dicho el policía... ¿quiéres un chinchón? - ¡Mejor dos...! (gritó la Cotilla que entraba en este momento)
Llamé al abuelito. - Han detenido a la abuela... ¿Sabías algo?... Abuelito... ¿Abuelito?... Hola, Geooorge ¿qué le pasa a mi abuelito? ... ¿Desmayado? No habrá desayunado... ¿Sí?... ¿Entonces?... ¡Vaya, ahora resulta que la culpa es mía!... ¿Cómo querías que se lo dijera?... Dile que me llame cuando vuelva en sí, inglés de las narices.
- No te ha llamado Dios por el camino de la diplomacia.(me recriminó la Cotilla) - Tampoco ha tenido usted mucho tacto conmigo. - Contigo no hace falta porque ni sufres, ni padeces, alma de cántaro.
Llamé a Bedulio. Un compañero suyo me dijo que no quería ponerse. - ¡Es cuestión de vida o muerte! - Dice que si tiene que morirse, muérase, pero que él no se pone. - No me quedó más remedio que ir hasta la sede de la policía nacional a preguntar el por qué del arresto - Atentado contra la moral. (me dijeron) - ¿Está diciéndo que mi abuela es una terrorista? - Eso lo ha dicho usted. - Perdone pero quién ha pronunciado la palabra ATENTADO no he sido yo. (Me estaba poniendo de mala leche) Quiero ver a mi abuela. - Está incomunicada. - ¡Si es muy mayor! - ¡Y muy peligrosa! Nos ha atacado. - Reconozco que tiene mucho genio pero ¡algo le habrán echo ustedes! - No hemos querido bajarnos los pantalones.
Al volver a casa convoqué una reunión familiar en la cocina. Pascualita y Pepe no me quitaban ojo (los ojos de Pepe son virtuales pero miran si yo lo digo) - ¿Tenéis idea de lo que ha querido decir el policía con lo de no querer bajarse los pantalones? Podéis hablar en confianza. - Pascualita, por toda respuesta, saltó dentro del vaso de agua que iba a beberme y acabé haciéndole el boca a boca porque se asfixiaba con el agua dulce y Pepe, no abrió la boca porque la tiene cosida, aunque estoy segura que le hubiese gustado dar su opinión.
Al cabo de un rato me llamó el abuelito. - Ay, nena, tu abuela me ha puesto en evidencia en el vecindario. Y si la noticia sale en los periódicos, en toda la isla. - ¿Por qué? - Le pide a los hombres que se cruza con ella, que se bajen los pantalones y si no quieren, se los baja ella a tirones. Está buscándome un recambio. - ¿Busca un nuevo marido? ¿Os vais a divorciar? ¿Me quedaré sin la torre del Paseo Marítimo cuando os muráis? ¡Está loca ésta mujer! - El otro día leyó la noticia de que a un hombre le han trasplantado el pene de un muerto y todo ha ido muy bien. - ¡Huuuuuy, que repelús! - Eso pensó ella. Y se ha propuesto hacerse con uno vivito y coleando. - ¿Para qué? - Para cuando no funcione el mío. Pero quiere elegirlo ella. Pagará una buena cantidad a quién elija y consienta quedarse sin ese apéndice. - Ahora entiendo lo que me ha dicho el policía... ¿quiéres un chinchón? - ¡Mejor dos...! (gritó la Cotilla que entraba en este momento)
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