jueves, 2 de mayo de 2024

Ay, ay, ay...

Pascualita se pasa el día en el balcón. Tanto es así que no me ha quedado más remedio que ponerle al lado un barreño con agua de mar porque a la tiparraca parece que se le ha olvidado que es un pez... o medio. 

La sirena se sienta en el borde del barreño y no pierde calada de lo que ocurre a su alrededor. Sus ojos saltones de pez parecen querer salir de sus órbitas mientras absorben información ciudadana por un tubo.

Estábamos tomando el sol tranquilamente, mientras escuchábamos canturrear al árbol de la calle por lo bajini, cuando sonó como un clarín el ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! de la Cotilla que acababa de entrar en casa.

Como una maquinaria bien engrasada, Pascualita saltó dentro del barreño y yo metí los pies para esconder bajo ellos al bicho. Todo con precisión matemática -  ¿Qué haces con los pies en remojo, boba de Coria? - Refrescarlos... - ¿Sin quitarte los zapatos? ¿Es una moda nueva? ¡No eres más tonta porque no te entrenas! jajajajajajaja

Hubo jolgorio general, como si todo el mundo fuese perfecto. Sin embargo yo solo tenía una preocupación en la cabeza: Que no me muerda los pies porque ¿a ver dónde encuentro yo botas de Siete Leguas? 

 

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