sábado, 30 de septiembre de 2023

Hola, C

La paella de mariscos salió de rechupete pero no la disfruté como hubiese querido (aunque me comí tres platos de arroz) porque la abuela, que es una temeraria, había colocado a Pascualita en el broche que llevaba prendido en su vestido de verano. 

Tampoco Esmeraldito saboreó a gusto la paella porque estaba atento a algo: - Pascualita está cantando (me dijo mi primer abuelito desde lo alto de la lámpara del comedor) 

 Grité mentalmente, - ¡Dile que se calle! - No le da la gana. Dice que hoy comerá marinero en salsa verde, que hace años que no lo prueba. - ¡Está loca! 

Tenía que hacer algo sin pérdida de tiempo. Y lo hice. - Esmeraldito, vamos a cambiarnos los sitios. - Estoy bien aquí (pobre iluso) - Es que ese es mi sitio (repliqué) - La abuela, que no quería que el hombre se fuera de su lado, dijo - "Ni que estuvieras de antojos, nena"

La sirena abrió un poco la boca dejando ver su terrible dentadura de tiburòn. Empecé a sudar mientras volvía a llenar mi plato. - Tengo el trasero hecho a esa silla y no me siento cómoda. - 

La hermosa cola de sardina se tensaba para dar el gran salto...

El sudor caía al suelo imitando a las cataratas del Niágara y desaguando  por el balcón... Iba a ponerme más arroz cuando llamaron a la puerta: - ¡Bien! (pensé) Llega Bedulio con el bloc de multas... - Nadando por el pasillo llegué a la puerta. La abrí y entró esto: C. - Hola, soy C. Agente secreto en busca y captura de Esmeraldito.

Quedamos patidifusos... Pascualita incluída.

viernes, 29 de septiembre de 2023

La abuela depredadora.

La cara de Esmeraldito se convirtió en una máscara. Nada se movía en ella salvo las aletas de la nariz y sus orejas que, curiosamente, lo hacían en todas direcciones. Su novia (anda que...) se asustó y lo meneó como si agitara un jarabe. - ¡Esmeraldito, vuelve en ti!

No se hizo de rogar y volvió a su estado natural. Después dijo una frase que me heló la sangre: - Quien ha escuchado cantos de sirena, no lo olvidará nunca.

La Cotilla aplaudió, embelesada: - ¿Te das cuenta, nena? ¡Es el Cervantes de la palabra!

 En cuanto pude llamé a la abuela y le conté lo ocurrido pero, de toda esta historia solo se quedó con nombre del hombre: - "¿A qué viene ese nombre? ¿Acaso tiene minas de diamantes? ¿Por qué no se lo has preguntado?... " - ¡Abuela! ¿No ves que descubrirá a Pascualita? 

Colgué el teléfono. Un rato después llamó la abuela para preguntarme si Esmeraldito estaba bueno: - No parece enfermo... - "¡Que si tiene un revolcón, jodía!" - ¡¡¡Abuela. Es el novio de tu amiga!!! - "Que cruz tengo contigo"  -  Esta vez colgó ella.

Pasaron unos días de relativa calma porque la sirena tuvo su celo número tropecientos mil millones y no para quieta.

Una mañana el rolls royce de los abuelitos aparcó en su lugar predilecto: la parada del bus. Poco después entraron en casa la abuela seguida de GreooooorgeBrexit llevando los avíos para una paella de marisco. 

Puse la mesa para seis comensales pero la abuela, mirando de soslayo, dijo: - La Cotilla no está invitada. Andresito tampoco... Y Esmeraldito se sienta a mi vera.

 

 

 

 

jueves, 28 de septiembre de 2023

El canto de la sirena.

 La Cotilla llegó a casa derrengada: - ¿Qué le pasa, mujer? - Que estoy hecha cisco. Cada día me resulta más pesado el trajín del trapicheo. - Es que tiene usted más años que Matusalen y no se da por aludida...- ¡Y encima con novio! - A ver cuando me lo presenta. - Esta misma tarde ¿qué te parece? - Qué iba a decir...

Quedamos que el novio vendría a las siete de la tarde a casa y, desde ese momento, la Cotilla no ha parado de arreglar y colocar cosas para causar buena impresión. Y además, trajo un pez rojo: - Así podremos decir, con razón, que la pila de lavar es, en realidad, un acuario.

Tragué saliva. Aquello era problemático porque Pascualita es un bicho de agua salada y el pececito rojo es de agua dulce. La solución era meter a la sirena en la pecera que guardo en mi cuarto para urgencias como ésta. Ahora bien ¿querrá la medio sardina cambiar de "vivienda" y pasar a un cuchitril? Temo por mi integridad física.

Llegaron las siete y con ellas Esmeraldito Cifuentes, el novio de la Cotilla. Repeinadísimos los cuatro pelos larguísimos que llevaba en plan ensaimada, pegados al cráneo con pegamento Imedio para que no lo despeine ni el huracán de las Azores.

La Cotilla revoloteó a su alrededor diciendo: - Nena, éste es mi Esmeraldito. - Mordiéndome la lengua para no reírme, le tendí la mano para saludarle pero él se había quedado traspuesto escuchando... ¿qué?

- El canto de la sirena (dijo mi primer abuelito desde lo alto de la lámpara del comedor) Y también:  Esmeraldito es merinero de profesión desde que llevaba pañales... Ay, dios.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Otra versión de cómo Pepe llegó a ser jibarizado.

Cuando Pascualita ha visto la nueva botella de chichón que he comprado ha puesto los ojos en blanco y a mi me han temblado las piernas ¡Madre del amor hermoso, que bicho más feooooo! Después me ha dado por pensar que si, en el principio de la Creación, todos eran feísimos es un milagro que el mundo se siguiera desarrollando. 

Ha sido tal la impresión que he tenido que he hablado en voz alta sin darme cuenta y quién se ha quedado con la copla es uno que no tiene orejas... Por no tener , no es más que un cascaron vacío: Pepe el jibarizado: su OOOOOOOOOOOOOOOOOO resonó de parte a parte del barrio y los vecinos salieron a la calle, curiosos. Entonces Pepe el jibarizado empezó a hablar y mi primer abuelito, a traducir:

- Yo era el guerrero más guapo de todos los poblados a la redonda. Todas las mañanas el río me llamaba para que me mirara en él. Así lo hacía y eso lo mantenía tranquilo. Yo le dejaba contemplar mi belleza y él entretenía a los cocodrilos con cuentos de los Hermanos Green.

 Ocurrió que un día me desperté ojeroso y legañoso pero, aún así no había quién me hiciese sombra... o eso creía. El agonías del poblado vecino, envidioso a más no poder, pregonó que si yo ya no lucía como siempre: -  Lo mismo da que nos lo comemos a él que a otro (dijo el muy jodío) - Como era la hora de la merienda y no tenían nada mejor a mano, se me comieron, poniéndome antes perdido de mostaza de Dijon ¡Que manía!

 

martes, 26 de septiembre de 2023

Ay, ay, ay...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se ha tomado a sí misma como La alegría de la huerta y así ha entrado en casa. - ¡Hola, nenaaaaaaa! ¿A qué parezco un rayo de sol? ¡Que bella es la vida cuando el corazón salta de alegría en el pecho!- ¿No le parece que es un poco pronto para estar ya piripi?  - ¡¡¡Tengo novio, nenaaaaa!!! 

-  Echeme el aliento, pero con cuidadito no vaya a rizarme las pestañas con la fuerza del alcohol. - ¡Que no he bebido! Es el amor quien habla por mi boca.

Y así siguió, habla que te habla, hasta que tuvo que poner la lengua en remojo de lo hinchada que estaba, pero antes soltó lo que más temo en éste mundo: - Yo tendré el bisnieto que quiere tu abuela y la Torre del Paseo Marítimo ¡será para mi! 

Quedé paralizada. No reaccioné hasta que vi a Pascualita asomando entre las algas de la pila de lavar y pensé que, si pudiera acercarme a ella sin que la Cotilla me viera, se la tiraría a la cara.

Todo se puso a mi favor porque la vecina se había dormido. Me di cuenta por los ronquidos. Y no perdí tiempo: cogí a Pascualita desprevenida  y antes de que me mordiera, la lancé contra "la Bella Durmiente"... errando el tiro. La sirena se estrelló contra el pecho-tabla y mordió. Poco después, entre gritos, llantos y saltos mortales, la Cotilla lucía un escote exagerado que daba gloria verlo.

Y yo "veía" un bisnieto con la cara de la Cotilla .





 

 

lunes, 25 de septiembre de 2023

Buen consejo.

 Sonó el teléfono: - ¿Digaaaaa? - Y la voz dulce y cascada de mi bisabuelastra sonó en mis oídos. - Hola, nena. Tu abuela me ha comentado que Ramsés II se ha hecho construir una nueva y moderna pirámide, según le dijiste tú. 

¡Vaya (pensé) finalmente la abuela se interesa y comenta las cosas que YO digo! - Pues, si y... - ¿Cuántas, según tú, tiene repartidas por las arenas del desierto?  - Estooo... ¿siete? - Mira, nena. Voy a darte un sabio consejo: No hables de lo que no sabes. - ¡Bisabuelastra!

Menudo jarro de agua fría me llevé. No sabía qué decir. 

Después, en cuestión de segundos pasé del estupor a la rabia y no me pude callar. - ¡Siendo un faraón y riquísimo, tuvo pirámides. Anda que no! - Ramsés y yo fuimos como uña y carne, guapita. No había nada que hiciera que no me comentara y como las pirámides, ya en aquellos tiempos, eran más antiguas que andar palante, dedicó su tiempo libre a hacerse estatuas... - ¿Por qué? - Porque aún no se habían inventado los selfies.

Poco después nos despedimos porque llegó el ánima de mi primer abuelito y como están a partir un piñón, tuvieron un cortejo de lo más explosivo.

domingo, 24 de septiembre de 2023

Mal despertar.

 Esta madrugada Pascualita se ha metido en mi cama, mojada. Y fría, la jodía. Un duro despertar. Mi reacción ha sido la normal en éstos casos: agarrarla por la cola, hacer molinete y lanzarla cuanto más lejos mejor. En éste caso a los pies de la Cotilla que en esos momentos iba al baño.

Dos gritos rasgaron la seda de la noche: el mío cuando la sirena se arrastró por mi barriga y el de la Cotilla, aterrada al creer que se le venía encima el ánima de mi primer abuelito.

También fue normal la reacción de los vecinos: patearon la puerta de casa al grito de ¡¡¡QUEREMOS DORMIR, BOBA DE CORIAAAAAAAA!!!

 Pasado el barullo gracias a la intervención de los Municipales con Bedulio al frente, la paz volvió a la finca a pesar de que algun@s vecino@s reclamaron, insistentemente, que me trasladaran al cuartelillo y tiraran la llave al mar. Cosa que no ocurrió porque pude susurrar al oído de Bedulio que mi primer abuelito estaba subido a la lámpara del comedor dispuesto a defenderme como solo el ánima cabreada de un abuelo puede hacerlo.

Antes de intentar conciliar de nuevo el sueño, y con una taza de cola cao en las manos y Pascualita en mi escote, miré a lo lejos, a través de un pequeño hueco en el skay line del barrio, por donde asomaba una pincelada rosada anunciando el nuevo día. Y solo entonces, con el primer y tímido rayo de sol, pude ver la moderna pirámide del gran Ramsés II