lunes, 30 de septiembre de 2024

Calcetines por un tubo.

La escandalera que me montó Pompilio no tiene igual en la Historia de la Humanidad. Había descubierto el tesoro que fueron ampliando todos los Pompilios que le precedieron desde que aparecieron los calcetines en el mundo y se pusieron de moda. 

Como no callaba tuve que gritar para que me oyera: - ¡¡¡¿POR QUE SOLO COGÉIS UNO?!!! (pregunté) - El truco surtió efecto porque me contestó aunque, no sé por qué, lo hizo a grito pelado. - ¡¡¡EL PRIMER POMPILIO SE ROMPIÓ UN TOBILLO AL SALIR CORRIENDO DE LA CASA DEL CALCETIN. POR ESO, EN SU HONOR, LOS POMPILIOS QUISIERON HACERLE UN HOMENAJE: PARTIRSE TODOS UN TOBILLO. SIN EMBARGO NO FUE UNA DECISIÓN A GUSTO DE TODOS. SE DISCUTIÓ MUCHO HASTA QUE UNO DIJO: ¡HAGAMOS VIUDOS A LOS CALCETINES! y SE APROBÓ POR UNANIMIDAD!!! 

A todo esto, no me di cuenta que la Cotilla había llegado a casa y estaba detrás de mi: - ¿Qué haces gritando como una energúmena al agujero de la pared, boba de Coria? 

La Cotilla, ni ve ni oye a Pompilio pero a mi sí. De pronto escuché mi voz que, sin pedirme permiso, dijo: - ¡Mire que he encontrado: todos los calcetines que, un día, desaparecieron! - ¡Trae, a ver! - Echó un vistazo a baúl, vació su contenido en el suelo formando una hermosa cordillera de colores que cubrió todo el piso de arriba abajo. - ¡Me lo llevaré ésta noche al trapicheo!

Me tocó recoger a mi y aguantar el rapapolvo del Pompilio actual. Recuerdo que abrí la puerta de la calle y lancé la mitad de los calcetines a la entrada de la finca. El resto, que salió por el balcón, cubre el tronco del árbol de la calle y alrededores de la acera.

domingo, 29 de septiembre de 2024

Mi gozo en un pozo.

He descubierto un viejo baúl arrinconado en el trastero que, tampoco sabía que teníamos. Lo comenté con la Cotilla. - ¿Esto ha estado siempre aquí? - Parece que sí... Esperaré que salgan mis inquilinos extranjeros para entrar en mi casa y comprobar si allí también hay un trastero.

La abuela, a la que llamé por teléfono, tampoco sabía nada. - "¿Y dónde dices que está la puerta?" - No hay puerta. Era la pared de la despensa. - He ido a meter un sifón, más viejo que la tos y, sin querer, le he dado un buen golpe contra ESA pared y en lugar de romperse el sifón, se ha abierto un buen boquete en la pared y... - "¡Si es que eres más bruta que un arado!"

Después del rapapolvo, la abuela preguntó si había algo en aquel recinto: - "¿Qué ves, nena?" - Cosas maravillosas... - "¡Jopé! Acabas de ponerme la piel de gallina. O sea, sarcófagos de oro y piedras preciosas. Carros de guerra y vasos canopes de alabastro y... " - ¡Y nada, abuela! Solo lo que parece una olla vieja. - "Pero... pero si has dicho: Cosas maravillosas, nena" - No sabes la ilusión que me ha echo siempre decir esta frase. O aquella otra que dice: ¡Como Alcalde vuestro que soy os deb... ! - "¡Calla ya, tarugo!"

Cuando la Cotilla se marchó a sus trapicheos nocturnos saqué el baúl de su escondite. Lo abrí, emocionada. Estaba vacío. Ni siquiera había una vieja olla como le dije a la abuela. Antes de cerrarlo pasé la mano por el fondo del baúl y toqué... ropa.

Pompilio saltó a mi cuello: - ¡¡¡No robes mis calcetineeeeeesssssssss, boba de Coriaaaaa!!! 

sábado, 28 de septiembre de 2024

Arrastrando la moral por los suelos...

No sabía yo que una televisión pudiera tener tanta guasa. Cuando voy a encenderla, canta: - ¡Enchúfame esta veeeeez! ¡enchúfame esta veeeeeez o no te respondereeeeee! - Luego recibe  aplausos entre risas y silbidos de los personajes.

Son muy "graciosos" Como si nunca se hubieran equivocado.  La Cotilla, cómo no, está al cabo de la calle, . - ¿Quién se lo ha dicho? - Las vecinas. - ¡Esta escalera está llena de chafarderas. Empezando por usted! -  Es que tus decibelios batieron récords. Hasta los sordos te oyeron. Creo que quieren hacerte su Patrona porque, ese día, incluso los que tienen una larga sordera, te oyeron.

Mi primer abuelito, subido a la lámpara del comedor, me mandaba besos: - Cuando quieras serás bien recibida en el Más Allá. Lo han dicho los jefazos. Tuviste un detallazo desatascando orejas sin necesidad de aparatitos... Estoy orgulloso de tí, nena. Mira, este sudario de Oscar de la Renta, te lo ha dedicado. Como ves, está lleno de oídos librándose de los tapones de cera. - En efecto: las orejas se abrían y saltaban al aire los tapones con un sonoro ¡PLOF! - Es chulo ¿eh? - Chulísimo...


 


 


viernes, 27 de septiembre de 2024

Y yo sin comer fabada.

Encendí la tele para dormir un ratito antes de comer ... ¡Y no pasó nada! La pantalla siguió como si no le hubiera dado una orden.

Con el mando en ristre toqueteé todos los botones sin ton ni son. - ¡Enciéndete, jodía! - Pero la tele siguió sin darse por aludida. Recordé haber leído una fábula en el colegio, sobre un burro que encontró una flauta en el campo, por casualidad y, trasteándola, sopló y la flauta sonó, por casusalidad. ¡¿Y qué si fue casualidad o virtuosismo?! La cuestión es que sonó y el borrico pasó a la Historia. ¿Voy a ser menos que un burro? (me pregunté desde un incipiente histerismo)

Dos horas después estaba en las mismas. Y sin comer la fabada de bote. 

Entonces recordé que no estaba sola en aquella casa. Me puse en jarras, aclaré mi voz y solté un sonoro: - ¡¡¡¿QUIEN HA TOCADO LA TELEEEEEEEEEEEEE?!!!... ¡¿NADIEEEEE?! - ¡¡¡QUE DE UN PASO AL FRENTE QUIEN HAYA SIDO... O AQUÍ ARDERÁ TROYA!!!.

No salió, él o la ,cobarde... Iba a soltar unos cuantos tacos cuando sonó el timbre de la puerta. -  Sin dejar de gritar abrí y me encontré con Bedulio el Municipal, bloc de multas en mano. - ¡¿QUÉ PASAAAA?! - Esta vez se te va a caer el pelo, nena: Por querer dejar sordo a la Autoridad. Por tener al vecindario sin poder oír la tele. Por las grietas salidas en las paredes de algunas casas. Por ... -  ¡No funciona la tele, Bedulio! ¡¡¡NO FUNCIONA!!! (las lágrimas salían de mis ojos en modo aspersor)

De repente alguien me susurró: - Bisss, bissss... -  Era mi primer abuelito, llegado del Más Allá donde estaba probándose un nuevo sudario de Cocó Chanel que le sentaba como un guante, para decirme: - Nena, la tele está...DESENCHUFADA

 

jueves, 26 de septiembre de 2024

El tren.

Dormitaba en el sofá de la salita mientras un rayo de sol entró por la ventana a besarme los pies. - No puede ser (dije). Perdona pero es que me huelen los pies...Ah, que te da igual. Pues bueno, pues vale... tú mismo. - Y me regaló una quemadura de primer grado, el jodío.

Tuve que ponerme las últimas gotas del vinagre que guardaba para la ensalada, cuando se oyó el traqueteo de una locomotora viniendo a toda pastilla: - ¡¡¡PIPIIIIIIIIIIIPIIIIIIIIIIIIIIII!!! ¡CHUCUCHUCUCHUCUCHUUUUUUUUUU!

De un salto me enganché a la lámpara del techo y esperé que pasara el dichoso tren... Pero pasaron varios minutos y ni llegaba el tren ni el humo de su chimenea. 

Los brazos se alargaron tanto que quedé sentada en el sofá sin ningún inconveniente. Además, al ir por las aceras "musicales" podría fingir que tocaba al piano una nueva partitura: Las baldosas rotas: ¡clin, clan, clon, clin, clun...!

Salí al balcón a airearme ¡Y ahí estaba "el tren"!:  El árbol de la calle empleaba su bocaza de madera para imitar el ruido de un tren. - ¡¿De qué vas, Blas?! (le pregunté) - Me ha invadido la añoranza. La primera vez que me trasplantaron fue en una Estación de pueblo. Yo era un palito con cuatro hojitas. Tieso como una vara y sintiéndome importante porque los trenes me gustaron en cuanto los vi. 

- Estuve años en ese destino hasta que los profesionales de Parques y Jardines pensaron en mi para puestos de más categoría pero no tan entrañables. - El árbol me miró y dijo: - ¿Y esos brazos, nena?... ¡Que cruz tenemos contigo!

miércoles, 25 de septiembre de 2024

¡Oh, el amor...!

Unos profundos y sentidos suspiros en mitad de la noche, me despertaron. ¿De quién procedían? ¿de la Cotilla...? No, a esas horas intempestivas suele estar trapicheando por ahí. 

Agucé el oído y deduje que eran de hombre: - ¿Abuelito?... - por respuesta obtuve un ronquido. No creo que sea Pompilio. Duerme con las orejas abierta para enterarse, antes que nadie, que hay un calcetín digno de ser candidato a viudo. Tampoco es él. ¿Quién queda, aparte de los comensales de la Santa Cena que siguen encerrados en el cuadro?... Hum... ¿El árbol de la calle? 

Salí de puntillas al balcón después de despertar a las dos caras de la Cristalera que dormían a pierna suelta. No presté atención a la retahíla de "piropos" que coseché de ellas porque estaba segura de que el árbol de la calle tenía algo que ver con los suspiros ... ¡Y sí. Era él! 

- ¿A qué viene este escándalo si puede saberse? - Mi corazón llora un amor perdido ... Aaayyy - ¡Cuenta, cuenta! (total, ya me había desvelado) - Me enamoré de una dulce florecilla que salió en mi copa. No me atreví a decírselo y cuando me decidí, ya no estaba... Aaaayyyy

¡Ostras! (pensé) ¿Cómo le digo que se la comió Pascualita?... No me atrevo, pobrecillo.

Como si la hubiese nombrado en voz alta, la medio sardina aterrizó, chorreando, en mi escote. - ¡¡¡Coooñe, que frío!!! - De otro salto prodigioso, se subió a la copa del árbol rascándola con uñas y dientes. ¡A la jodía le gustó la flor y buscaba más! Menos mal que el árbol de la calle no lo interpretó así.

Ahora llora, agradecido a la sirena que, según él, ha aparcado el sueño reparador para consolarlo en sus penas de amor.

martes, 24 de septiembre de 2024

Celebración.

En la copa del árbol de la calle ha nacido una humilde flor. He preguntado a los personajes de casa y nadie sabe quién dejó ahí la semilla. Ningún gorrión se da por enterado. - ¡A mi que me registren! (dijo uno al que su pareja siempre le tiene puesto el ojo encima) 

Tampoco se responsabilizaron los comensales de la Santa Cena. - Con el hambre que arrastramos siempre ¿no crees que me hubiese comido la semilla? (contestó uno de ellos) - La Cristalera, medio ofendida, dijo: - ¿Comer yo semillas que, a saber de dónde salen? ¡Puag!

Mientras hablaban y discutían llegó la abuela con la coca para celebrar los trece años que Pascualita lleva con nosotras. Era bonita y apetitosa. Muy brithis. Con mucho perifollo. Tuve que reconocer que Geoooorge había echo un buen trabajo pero no se lo dije. Bastante envidia cochina me daba para que, encima, el inglés se ahuecara como un pavo real.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿qué estáis celebrando? ¡Ooooh! que tarta más boniiiiitaaaaa... ¿Trece velas? ¿por qué? - Mientras la Cotilla quería enterarse de todo, la abuela y yo no sabíamos qué decir...  

De pronto, la humilde flor del árbol de la calle, cogió protagonismo al ser transportada, a la velocidad del rayo, de la copa del platanero a lo alto de la tarta, por la sirena. Aquello cortó la retahíla de preguntas para soltar otras menos comprometidas: - ¿De dónde sale ésta flor? ¿Ha venido volando? - Aunque volvió, brevemente a las primeras: ¿Trece velas.., por qué?

Antes de que la cosa fuera a más, la abuela partió y repartió la coca. Pascualita se comió la flor a toda velocidad y a los comensales de la Santa Cena les cayeron unos lagrimones como puños mientras murmuraban: - ¿A que no nos deja ni las migas...?

lunes, 23 de septiembre de 2024

Hay amores que matan...

La abuela me ha llamado cuando aún no habían puesto las calles. - "Te aviso que esta tarde merendaremos en tu casa para celebrar que hace trece años conocimos a Pascualita. Geoooooorge lleva un rato en la cocina haciendo una coca clásica. De las de antes." - ¿A éstas horas? Angelico... - "Es un mayordomo inglés y todo él está centrado en contentar a su jefa, o sea, a mi menda lerenda". - En otro tiempo debiste ser negrera...

La escuché resoplar como una vieja locomotora de vapor pero me cuidé mucho de que no se me escapara la palabra VIEJA. Es muy suspicaz mi abuela. - "Cambiemos de tema (dijo) ¿Qué está haciendo mi chiquirritina bonita ahora mismo?" - Dormir. - "No me extraña. Estando a tu lado todo son bostezos"

Colgué el teléfono dispuesta a jurar por lo más sagrado, que se había cortado la comunicación. Di media vuelta en la cama y he dormido como un bebé. Pascualita me esperaba sobre la mesa de la cocina para desayunar juntas. Cualquiera diría que tiene tantos milenios. Ha venido impulsándose con su hermosa cola de sardina y ahora espera su cola cao para poner perdida la cocina. Sí. tiene un extraño modo de desayunar.

Pepe el jibarizado fue el primero de los personajes de casa, que la felicitó: - ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! - La sirena saltó al estante del llavero para abrazar a su amigo que, de paso, se llevó un buen mordisco de la dentadura de tiburón. El ojo catalejo de la cabeza hueca dio un respingo pero, finalmente, siguió su lento recorrido en redondo.

Se me saltaron las lágrimas viendo el cariño que se tienen estos dos...

domingo, 22 de septiembre de 2024

¡4558 relatos de Pascualita!

He adornado la casa con banderitas de papel de seda de todos los colores posibles y colgando de la lámpara del comedor he puesto un enorme 13. Tal como suena: TRECE. Porque éste mes hace 13 años que apareció la sirena más fea y con más mala leche que se conoce: PASCUALITA.

Es un ser anti diluviano, pero mucho anti, anti. El mundo estaba recién echo cuando ella nació. Ni siquiera estaban programados los primeros prototipos de personas, ni los monos, ¡nada!

Es un misterio cómo llegó Pascualita a mi casa dentro de una lata de sardinas en aceite de oliva que abrí, una tarde de hace TRECE AÑOS, para prepararme la merienda.

Otro misterio es el flechazo que hubo entre ella y mi abuela. Fue mirarse y quererse. Pobre del que se meta con ellas porque se defienden la una a la otra como fieras. 

Durante estos años, la abuela y yo, nos hemos preocupado de que nadie descubra a la sirena. La única que queda en el mundo, acuático y terrestre. Sería el fin de la especie si cayera en manos ... de la Cotilla, por ejemplo. Trapichearía con ella a cambio de vaya usted a saber qué. Y seguramente, acabaría en un laboratorio secreto, despanzurrada dentro de una botella con formol.

Pascualita está segura en casa. Yo no tanto. No sé cuantas botellas de chinchón he tenido que beberme durante éstos 13 años, para aguantar el dolor de sus mordiscos o de sus buchitos de agua envenenada ¿Cómo he podido aguantarla tanto tiempo?... Tal vez por ser una joya de la Naturaleza, a pesar de ser más fea que pegarle a un padre.

Brindaremos con chinchón on the rocks, deprisita antes de que se lo beba todo ella.  ¡Menudo saque tiene la medio sardina! ¡Felicidades, guapa! ... es un decir.

 

sábado, 21 de septiembre de 2024

La Cotilla está en forma.

Por fin la Cotilla ha tomado la decisión de salir a la calle: - Se me cae la casa encima, nena. Ya han pasado unos días... No deben acordarse de lo que pasó. Yo soy un buen ejemplo Fíjate: ¿Qué dicen que hice?

- Allá usted pero sigo viendo monaguillos por ahí. Alguno incluso duermen en el portal de casa para que no les roben los caseros a punta de alquileres desorbitados.

La Cotilla salió al balcón y tendió la vista a lo largo y ancho del panorama que tenía delante: montones de balcones con el cartel de Se vende o Se alquila.  - ¿Tú no pones nada? - No tengo espíritu de bandolero de Sierra Morena. - ¿Dónde está tu sangre fenicia? - ¿En la nevera? - ¡Que cruz tengo contigo, boba de Coria!

Cinco minutos después la vi salir del portal con su bolso sin fondo colgado del brazo. Inmediatamente, una larga cola de monaguillos y mafiosos, le fue a la zaga. Y ahí empezó la carrera.

Mi primer abuelito estaba sentado en la copa del árbol de la calle, envuelto en un sudario carmesí que engañó al propio Viento ya que pensó que el cielo anunciaba su presencia en Palma y alrededores y, sin dudarlo, bufó a pleno pulmón llevándose por delante a monaguillos y mafiosos volando por los aires para aparecer, cuando amainó, colgados de las luces de Navidad que el Ayuntamiento ya mandó colocar cuando todavía nos abanicábamos.

A lo lejos se escuchó un altavoz diciendo: - ¡Inaudito! a sus cien años, o casi, la señora Cotilla ha ganado la Media Maratón. Y aquí está el trofeo: ¡¡¡Una magnífica SOBRASSADA MALLORQUINA!!!

 

viernes, 20 de septiembre de 2024

Sugestionada.

Salgo a la calle y, de repente, siento que miles de ojos me observan. Miro. Son monaguillos vestidos de ídem. 

Levanto los hombros, escondo la cabeza entre ellos para pasar desapercibida. Con alegría veo que en algunos ojos brilla la duda y respiro tranquila. De repente llegan otros miles de ojos, rasgados: la Mafia China del señor Li que, dirigiéndose a los dubitativos, les aclaran: - ¡Sí. Sel la Boba de Colia!

Corro para coger el autobús llevando cuatro garrafas vacías para llenarlas de agua de mar para la pila de lavar del comedor. Los miles de monaguillos y los miles de mafiosos vuelan de costado para ir viéndose reflejados en los cristales el bus. Algunos se estrellan contra las paredes o las farolas. Se nota que les falta rodaje.

La voz del árbol de la calle suena junto a mi oreja: - ¡Un patín nai ná. Un patín nai ná. Patinando la niña cayó. Se cayó y en el suelo se quedoooooooo! - ¿A qué viene èsto? - ¿No tenía que avisarte si había novedades? - ¿Esto quiere decir que las ha habido? - ¡Muñeca chochona para la señorita! Te iría mejor un novio pero se me han terminado.

De repente me da por pensar: - ¿Cuántos monaguillos hay en Palma? ¿cincuenta? ¿novecientos noventa y nueve?... ¿De dónde salen tantos?

Al llegar a la playa de Can Pere Antoni me costó mucho encontrar la orilla y llenar las garrafas porque la totalidad de la arena estaba ocupada por los miles de mafiosos chinos comiendo rollitos de primavera entre ola y ola.

 

jueves, 19 de septiembre de 2024

Pascualita no sabe esperar...

Durante unos días la Cotilla no ha salido de casa. Dice que tiene agujetas ¡por mi culpa! Y, por lo visto me ha puesto la penitencia de tener que aguantarla hasta no sé cuando. - ¿Por qué no sale a que le de el aire? - No puedo. Sé de buena tinta, que hay monaguillos de paisano, vigilando ésta casa. - ¡Pues me ha tocado el Gordo sin jugar a la lotería!

Mi primer abuelito está que trina y ya me ha sugerido varios métodos para cargarse a la vecina sin mancharnos las manos: - ¿Y si me aparezco de sopetón, nena? Se quedará tiesa. - Ni hablar del peluquín. No quiero que pierdas tu lugar privilegiado en el Más Allá (le digo) - Pero... - ¡Que no! ¿Qué harían sin ti los grandes modistos? 

Hubo reuniones varias de los personajes para trazar un plan: desde sacar a la Cotilla a escobazos de casa, según las COFRE, o el sacarla al balcón, cerrando después, a cal y canto, la Cristalera y dejándola a merced de los elementos. Al árbol de la calle no le gustó la idea porque, por cercanía, tendría que aguantarla él.

Al final fue Pascualita quien dio en el clavo: un ataque sorpresa, por su parte, y dejarla pelona como otras veces. Todos aplaudieron a la sirena que, muy ufana ella, quiso demostrarnos cómo sería el ataque: Un minuto después, la muy jodía me dejó monda y lironda, llorando a moco tendido y arrastrando una teta por el suelo, una oreja de elefante africano, la nariz enorme, me río yo de la de Pinocho y un dolor que mitigaron, solo un poco, dos botellas de chinchón.

Estoy saliendo del coma etílico. Mi primer abuelito, subido a medio metro sobre los pies de la cama está orgulloso de mi: - El Hospital entero ha pasado por tu habitación, nena. Nunca habían visto nada igual.

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Top secret.

Llamaron a la puerta y, al abrirla, me di de bruces contra un cura vestido para hace misa. - Usted perdone... (dije, sorprendida) 

Pero mi sorpresa no acabó aquí porque en el rellano de la escalera había otros cinco como él. - ¿Es Carnaval? ... - ¡Más respeto y menos guasa, señora! Venimos a ver a la mujer llamada Cotilla... - ¡Y Otras Hierbas añadiría yo! - Miren, si vienen a pedir se han equivocado de puerta. Trabajo pero no soy ni mil eurista. No me llega la paga a fin de mes y...

- ¡Peor estamos nosotros. También nuestra paga es pequeña pero la compensábamos con las limosnas de los cepillos hasta que la Cotilla entró en nuestras iglesias... - ¡Ah, vaya! ¿Son ustedes los curas de sus iglesias, como dice ella? - ¿Está o no está? - No. Ahora estará "límpiando" sus cepillos.

Bajaron la escalera en tropel, dejando tras de sí olor a incienso y revoloteo de faldas negras.

Unas horas más tarde, mientras estaba de cháchara en la cocina con Pascualita y Pepe el jibarizado, oímos ésto: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ayayayayayayayyyyyyy... Estoy reventadaaaaaa - La vecina sudaba a mares y tenía el rostro arrebolado. - ¿No me diga que está con la menopausia, Cotilla? - Sigue entrenando, nena, que todavía puedes ser más tonta ¡Qué cruz tengo contigo!

Antes de que se encerrara en su cuarto, recordé: - Han venido a verla los de los cepillos. - ¿Me estás hablando en clave, boba de Coria? - ¡Los de sus iglesias! - ¡Un momento! ¿hablas de los curas de donde yo "límpio?" - Si. - ¿Les has dicho que estaba allí? - Si, claro. - ¡La madre que te parió!

martes, 17 de septiembre de 2024

¡Ya era hora!

Desde la cama escuché el alboroto que formaban los gorriones del árbol de la calle y el bocazas cantando a pleno pulmón arbóreo, El brindis de la Traviata.

No me quedó más remedio que levantarme e ir a poner orden. Me chocó ver a todos los personajes de casa arremolinados ante la Cristalera que no paraba de quejarse: - ¡Quitad las manos del cristal! ¡Me estáis poniendo perdida! ¿No habéis visto nunca un pájaro, atontaos?

Los comensales de la Santa Cena se daban codazos para quedarse con el mejor trozo del cuadro para ver bien la copa del árbol donde se brindaba con champan.

De la cocina llegaba el OOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado clamado para que alguien lo llevara hasta el árbol. Como no se me caen los anillos, fui a buscarlo y tanto él como Pascualita se quedaron conmigo. Y mientras yo trataba de saber a qué venía tanta escandalera, ellos dos no paraban de repetirme: - ¡Ha llegado una pajarita nueva. Otra diamante! El diamante soltero está loco de alegría y parece que ella también... - Pero como no los entiendo y mi primer abuelito debe estar probándose sudarios de entretiempo, la sirena y el llavero acabaron enfadados conmigo.

Los dioses de los pajaritos diamantes han escuchado los lamentos del macho que cada mañana casi desde que salió del cascarón, clamaba por tener una compañera ¡Ya era hora que se quitaran los tapones de las orejas los dioses, cooooñe!

Las COFRE, recostadas en la pared del balcón iban a lo suyo - A éstos habrá que verlos dentro de un mes, cuando la rutina ponga las cosas en su sitio. ¡¿Va a durar mucho éste paripé?! ¡Vayan desfilando, que tenemos que barrer y fregar el balcón y aún no hemos desayunado!

 

lunes, 16 de septiembre de 2024

Una mano lava la otra.

Me acosté muy tarde esperando la llegada de la Cotilla para preguntarle por el escondrijo de las carteras robadas... pero no vino a dormir.

Por la mañana, el repiqueteo del teléfono me dijo que mi jefe había preguntado por mí y echaba chispas como un dragón medieval. Mientras daba vueltas en su despacho, se preguntaba a qué abuelo, o abuela, tan medieval como el dragón porque a los más modernos ya me los había "cargado", le ha tocado esta vez irse al Más Allá.

Galopé por las calles imitando a los trotones que compiten en el Hipódromo de Palma. No hay nada como imaginarte que eres caballo ganador ¡para ganar! Llegué sudando a mares y diciendo: - ¡Perdón, perdón! Sé que tendría que haber avisado pero me fue imposible porque la muerte de la quinta hermana de la tía Sinforosa, a la que toda la familia llamó siempre Sinfo, que era la madrina de mi tatarabuelo Pentecostés, al que apodaron Teco para abreviar, fue por sorpresa. 

- Rondaba los ciento sesenta años, muy bien llevados por cierto. Estaba como una rosa ¡Y lo que le gustaba cantar el Cucurrucucú Paloma al despertarse todas las mañanas! Que no lo hiciera hoy ha sido lo que le ha extrañado a un sobrino-tataranieto que había ido a desayunar con ella Laccao con ensaimadas. Era muy mallorquina. Los panaderos eran de los que más la lloraban porque ¡son ciento y pico de años comprando, cada día, en el mismo sitio y... - ¡¡¡BASTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! 

Mi jefe es un sentimental. No puede oír hablar de desgracias personales.

Al volver a casa salí al balcón. El árbol de la calle preguntó: - ¿Te han echado? - Claro que no. - Este hombre es un santo... - ¿Qué sabes de las carteras que trajo la Cotilla? - Están con las raíces. La tía llegó con una pala, abrió un hueco en el alcorque y las metió allí. Sabe que guardaré su secreto porque ella, al cavar, dejó entrar aire fresco en la cavidad, que buena falta nos hacía.                    

domingo, 15 de septiembre de 2024

A buen entendedor...

La Cotilla ha salido temprano, para ir a "trabajar" ha dicho. - ¿En domingo? - Mira que tener que repetir ésta misma conversación, año tras año, cuando llega éste tiempo... Es pa mear y no echar gota, boba de Coria. ¡Es el Día de la Comunidad, coooñe! Que hay que dártelo todo mascado. Palma lleva toda la semana de evento en evento. apenas se puede andar por las calles. Te vas dando codazos a diestra y siniestra. Las iglesias están a punto de poner el cartelito de AFORO LLENO... - ¿Está molesta por eso, Cotilla? No me extraña porque es una sensación de agobio que... - ¡¿Que agobio, nena?! Es tiempo de aprovechar que luego, el invierno es muy largo.

- No sabía que tenía un sentimiento nacionalis... ta ¡¡¡La madre que la parió!!! ¡Va a robar! - Esa boca hace tiempo que tendría que habértela lavado con lejía! ¡Voy a trabajar! A "hacer" carteras y tú a callar que estás más guapa.

Por la tarde llegaron Bedulio y un compañero preguntando por la Cotilla.  - No está... - Vamos  a registrar la casa. - Yo no he hecho nada. - En algún sitio guardará las cientos de carteras que ha robado hoy. - Y sin más que decir, me echó al lado y ambos municipales se lo pasaron en grande vaciando cajones. Al no encontrar nada dijeron ¡Adiós, muy buenas! y se largaron ¡sin recoger!. Salí al balcón y  los puse de vuelta y media.

Había salido la Luna Pompilio me dijo que sabía dónde estaban las carteras robadas... - Que sí. De buena tinta... ¿No me crees? Pregunta al árbol de la calle. (y emprendió un trotecito) - ¿Eso es todo? - A buen entendedor pocas palabras bastan... - ¿ El árbol? ¿Qué sabrá él? ¡Pompilio, jodío, no me dejes a medias!...

sábado, 14 de septiembre de 2024

Que mal rato.

Sin que sirva de precedente, he sacado a Pepe el jibarizado a pasear. He colgado el llavero del asa de mi bolso para que pueda ver los sitios por donde vamos a pasar. Pensé que sería una cosa grata pero nada más lejos de la realidad.

Se ha pasado el tiempo asombrándose de todo. Por toda Palma podían oírse sus OOOOOOOOOOO a grito pelado. - ¡Pepe, calla ya, hombre! - Paseando por el Borne p tomar un refresco en alguna de las mesas de los distintos bares pero ha sido imposible. No solo porque estaban llenas de turistas sino, también porque solo sirven comidas o cenas. - ¡Y bien que gritaba Pepe! OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO (¡Siéntate ya, boba de Coria, que no puedo ver nada con claridad!) Esto me lo tradujo mi primer abuelito que se apuntó a la salida por Palma.

Por fin conseguí una mesa para tomarme un Laccao y entonces Pepe el jibarizado pudo usar su ojo catalejo para fijarse en las cosas que nos rodeaban girándolo lentamente.  Y decía OOOOOOOOO = ¡Gente, gente, gente! 

¡Menudo hartón de gente que tuvo el pobre! El ojo catalejo, habituado a la tranquilidad del estante de la cocina, derramó lágrimas como puños porque no está acostumbrado a moverse tan deprisa. Mi primer abuelito, envuelto en un nuevo sudario del que salían chorros de agua de colores con los que roció a todo el que se le puso a tiro.

De regreso a casa solo pude decir: - ¡No se os puede sacar a pasear! ¡La que habéis liado! ¡Mañana estaremos en las portadas de los periódicos!

Pero no. A veces se me olvida que a los personajes no los ve ni oye, nadie... Lo que sí comentaron fue: - En el Paseo del Borne, una mujer hablaba sola, a gritos, como si se peleara con alguien. Intentamos averiguar si era una actriz, contratada por el Ayuntamiento. Si es así, vaya dinero público más mal gastado.

 

viernes, 13 de septiembre de 2024

El euro.

Bajando la escalera de casa me encontré un euro nuevecito. Parecía recién echo. Brillaba tanto que me deslumbró y tuve la sensación de haber hallado un tesoro, dejado por uno de aquellos piratas con pata de palo, que en las venas tenían ron y les faltaba el ojo y la mano que perdieron jugando a las cartas.

Entré en casa con una sonrisa profident en la cara. Desde su repisa de la cocina, Pepe el jibarizado preguntó si ¡por fin! tenía novio: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Al comensal de la Santa Cena, el de las treinta monedas, se le salían los ojos de las órbitas: - ¡Dámelo y te lo multiplicaré hasta el Infinito y más allá! ¡Hará juego con mis antiguas monedas! - Las tuyas no brillan...

Mantuvimos una discusión en la que yo porfiaba sobre el estado de mi moneda: - Quiere decir que, de ahora en adelante, tendré ¡un futuro luminoso! - Las mías tienen más solera... - Mientras estábamos en esas bajé la guardia. Pompilio llegó corriendo como siempre y ¡ZAS! se llevó el euro. - ¡Eh, ladrón! (grité enfadadísima) 

Algo pasó volando sobre mi cabeza... ¡¡¡PASCUALITAAAAA!!!  - aterrizó junto al coleccionista de calcetines víudos que, al ver la dentadura de la medio sardina, soltó el euro y corrió a su guarida.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Hombreeeee! Aquí está el euro que se me cayó ésta mañana (dijo, al entrar en casa la Cotilla y con toda su caradura, se lo quedó) - A la sirena no le supuso ningún impedimento tener que cambiar de rumbo. En un segundo llegó a la cabeza de la Cotilla y la dejó monda y lironda entre gritos y ayes.

Ahora es Pascualita la dueña del euro. Lo guarda en el barco hundido de la pila de lavar del comedor... ¡Cualquiera se lo quita!

jueves, 12 de septiembre de 2024

Dichoso Servidor.

Me despertó el sonido de una conversación: - ... estamos hasta las narices de tu nieta. ¿a qué vienen tantas emociones, tanto lagrimeo, mocos por doquier ¡Ya está bien de tantas emociones por cualquier nadería! ¡Que no es una niña, coñe! Y luego están los que le bailan el agua empezando por el bocazas del árbol de la calle. A él le va de primera porque cuanta más lágrimas caigan en su alcorque, más contentas estarán sus raíces ¿Y nosotras qué? ¡A fregar y barrer el resultado de sus histerismos! La única que guarda la compostura en ésta casa es la sirena y el jibarizado. Habla con tu nieta, hombre. Dile que se dedique al encargo de su abuela (ya no le queda mucho tiempo a esa pazguata) y nos deje trabajar a nuestro aire.

La voz de mi primer abuelito sonó preocupada: - La pobre lo intenta pero los hombres de hoy en día viven aferrados a los móviles y no les sacas de ahí... 

Abrí los ojos. Las COFRE aprovecharon el rato de la siesta para quejarse. No les falta razón pero, hay que tener en cuenta que ayer no encontramos al Servidor de Google y no pude escribir nada. ¡Fue un desastre porque todos tienen algo que contar y de eso viven!

Acabo de darme cuenta que la Cotilla me mira fijamente desde el sofá de la salita. - ¿Quiénes son las COFRE? - A mi que me cuenta... -  ¿Hablabas con... tu primer... abue... lito, boba de ... Coria? - No creo. Las siestas son tan cortas que no dan opción a... - ¡Has hablado todo el rato! - jejejejeje ya será menos, mujer... - ¿Quién es el Servidor? ¿un candidato a padre del bisnieto de tu abuela que, como otros, ha tomado las de Villadiego? - ¡Cotilla, yo qué sé! - ¡¡¡Estás como un cencerro y aquí no me quedo ni un minuto más!!!

Hace un rato que ha salido y todavía tiemblan las paredes del portazo que ha dado.

martes, 10 de septiembre de 2024

Añoranzas.

Como por ensalmo, en casa apareció una caracola grande encima de la mesa del comedor. - ¿Quién ha traído ésto? (pregunté orbe et urbi) pero no supieron darme una respuesta convincente. 

Los comensales de la Santa Cena dieron por sentado que se trataba de un "milagro" - ¡Que fácil lo arregláis todo poniendo por delante la palabreja como si fuera un abracadabra! Si no lo sabéis, decidlo y ya está.

Pascualita, que había pasado la noche durmiendo en el barco hundido, abrió los ojos de par en par al sentarse en el borde de la pila de lavar del comedor y encontrarse frente a la caracola. Su hermosa cola de sardina la catapultó hasta la boca misma de la gran caracola aferrándose a ella como una lapa.

Estuvo un buen rato oliéndola, tocándola, disfrutando de ella como de un gran amor. Después de tomarse su tiempo, sopló y un sonido de mar, de olas rompiendo contra las rocas en día de tormenta... llenó la casa. - ¡Ha sonat es corn! - (grité alborozada y todos me entendieron)

A todos los que tenemos pelo, se nos puso como escarpias. Las lágrimas del recuerdo, de la añoranza, salieron bravíos de nuestros ojos juntándose los caudales hasta convertirse en un rio que desembocó, como siempre, por el balcón para entrar al alcorque del árbol de la calle hasta las profundidades de la tierra.

- ¡ Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué has tirado por el balcón, boba de Coria? ¡Me has puesto chorreando, jodía!

La Cotilla no estaba de humor, sin embargo al ver la caracola cambió de actitud: - ¡Aquí estás, bonita! Pensé que te había perdido.

- ¿La ha traído usted? - La encontré en la calle y pensé que era muy triste que una cosa tan guapa estuviese abandonada. Esta noche, en el trapicheo, haré un trueque con ella... o no.

- ¡¿En la calle?! - Sí. - ¡¿Cerca de la tienda del señor Li?! - Sí - ¿Otra vez mangando, Cotilla? - ¡Esa boca, niña, esa bocaaaa!




 

lunes, 9 de septiembre de 2024

¡Músicos!

De repente me ha dado por aprender a tocar un instrumento musical. No debe ser difícil cuando los toca tanta gente. Lo he comentado con el árbol de la calle y su respuesta ha sido: ¿Qué te hemos echo, nena?

Sé lo que le pasa. Le puede la envidia porque, por su configuración, no puede tocar nada. Ni siquiera el piano. Me lo imagino moviendo las ramas sobre el teclado mientras, por abajo, el tronco se lo va comiendo. ¡Que terrible pesadilla!

Pensé que se enfadaría al decírselo pero solo ha murmurado: - Eso es parte de la Leyenda Negra que se nos endilga a los plataneros.

Pascualita, que siempre parece que está en la higuera, ha saltado a mi escote y muy nerviosa me ha dado a entender que también quiere tocar música. Esto ha dado pie a que los demás personajes quisieran lo mismo. Estoy rodeada de envidiosos. 

Después han salido los "Divos": los comensales de la Santa Cena han sido los que más han fardado: - ¡Yo sé tocar la caracola! ¡Y yo! ¡Todos nosotros. Anda que no!

Al final resultará que tengo una orquesta en casa y la única que no toca nada soy yo... y la sirena. Entonces recordé que tenía unas castañuelas del año de la Pera y rebusqué en cajas y cajones hasta dar con ellas. Estaban bastante apolilladas. Eso lo resolvió Pascualita dándole unos bocados, al ver salir una mariposilla de los agujeros, que las redujeron a escombros.

Mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre la mesa del comedor. - ¡Mira lo que aprendido a tocar desde que estoy en el Más Allá, nena! - Llevaba una pequeña arpa dorada. Cuando sus dedos rozaron las cuerdas... salió algo así: ¡ñigo, ñigo, ñigo, ñi!

domingo, 8 de septiembre de 2024

Se acabó la Vuelta a España de ciclismo...

¿Y ahora, qué? ¿Qué va a ser de mis gloriosas siestas? Todo lo bueno se acaba y la Vuelta Ciclista a España  no iba a ser menos pero es una faena. Ya la echo de menos...

En casa estamos todos de acuerdo: no es lo mismo sin los esfuerzos de los ciclistas ni las largas peroratas de los locutores. Ambas cosas mezcladas crean un caldo de cultivo que te adormece en un santiamén. Ay, no hago más que suspirar por los buenos ratos dormidos... En fin, ya queda menos para la próxima Vuelta.

Los comensales de la Santa Cena se hacen cruces (¡cada año igual!) al ver a los corredores montados en esas máquinas tan finas y corriendo como posesos Y siempre hacen la misma pregunta: - ¿Por qué no les enganchan un caballo a las bicicletas para subir las cuestas? 

He renunciado a explicarles que el reglamento es quien pone las normas porque acabé haciéndome un lío. Ahora, siempre, me preguntan por el señor Reglamento. -  Les he dicho, por activa y por pasiva, que ya está muy mayor y se queda en su casa mirando la tele y tomando sopitas de leche.

 

 

 

sábado, 7 de septiembre de 2024

Cada uno a lo suyo.

Pasé la tarde mirando postales antiguas de Mallorca. Recordé que la abuela las dejó en uno de los cajones del cantarano cuando salió de casa para casarse con Andresito y residir con él en la Torre del Paseo Marítimo.

Aproveché que la Cotilla "limpiaba" a esas horas los cepillos de "sus" iglesias para entrar en su cuarto y ver lo que tenía por allí. Entonces recordé las postales y me las llevé.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ... ¡¿Has entrado en MI CUARTO?! - ¿Cómo lo sabe, Cotilla? (dije ingenuamente) - ¡Las postales! - Vaya. Si que es efectivo el Correo... 

Le faltó tiempo para llamar a la abuela y acusarme de robo con allanamiento de morada y no sé cuantas cosas más. Luego, teléfono en mano, salió al balcón llamando a gritos a Bedulio el Municipal. Poco después el coche patrulla aparcó bajo mi balcón: - ¿Qué pasa? (preguntó desde la calle) - ¡Sube! (ordenó la Cotilla) - ¡Ni hablar! Aquí estoy muy bien...

Tuvieron un tira y afloja durante un buen rato. La acera de llenó de curiosos que discutían con los que estaban asomados a ventanas y balcones: - ¿A qué no sube? jejejejeje Dicen que tiene pánico a no sé qué fantasma. - ¡La que da miedo es la vieja! - ¿La que está forrada? - ¿Esa? pues no tiene pinta de estarlo. - Mi cuñada dice que trabaja en la "limpieza" de cepillos jajajaja

Mientras todo ésto pasaba, el árbol de la calle aprovechó la cercanía del coche patrulla a su tronco y, como buen platanero, empezó a comérselo sin prisas pero sin pausas.

viernes, 6 de septiembre de 2024

La belleza, a veces, es efímera... ¿eh, Pascualita?

Me desperté en mitad de un sueño maravilloso. La Belleza, que iba de viaje, hizo parada en la maceta-zombi de mi balcón y el color rojo pasión lo inundó todo. - ¡Qué bonito! (me dije) - y corrí a verla, a pesar de que era tan temprano que aún no habían puesto las calles.

La Cristalera estaba cerrada. Tal vez porque la aurora aún no había empezado a pintar el horizonte de colores. El caso fue que no vi color alguno: ni rojo, ni verde, ni ná de ná.

Volví a la cama e intenté recuperar el sueño. El OOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado llegó alto y claro a mis oídos. - ¡Duerme y calla, jodío, que me espabilarás! - La Cotilla llegó en ese momento a casa. Venía de sus trapicheos. El gemido de sus viejos huesos me indicó que llevaba encima toneladas de cansancio:- ¡CRAC! AY... AY... CRACAC...! - Otra que me espabilará... - Pero, no. En algún momento me dormí como un ceporro y solo el despertador logró que abriera los ojos. 

Mientras desayunaba recordé a la hermosa amapola. Cogí mi vaso de cola cao y me asomé al balcón para admirarla. - Llegas tarde (la voz profunda del árbol de la calle me sobresaltó) - Y el salto prodigioso de la sirena, de la pila de lavar del comedor a mi vaso, me puso perdida de arriba abajo. - ¡NOOOOOOOOOOO! 

Miré a los dos personajes: El árbol dejaba resbalar un lagrimón por la corteza rugosa de su tronco. Pascualita se relamía satisfecha. Las COFRE pasaron por mi lado y pude escuchar: - Fue una ejecución limpia (dijo la escoba) - Así da gusto... Sin hacer horas extra. (contestó la fregona)

De la hermosa Amapola no se habló nunca más.

 

jueves, 5 de septiembre de 2024

¡Resucitó!

Las COFRE pasaron la noche en el balcón. En algún momento cayeron rendidas a los pies de la Cristalera exterior y durmieron a pierna suelta sin que la Maceta-zombi las molestara lo más mínimo.

Por su parte, la Cristalera interior dijo que no se abriría y cumplió su palabra. Hay que ver lo mal que se llevan estas dos lagartas. Todo ésto me lo contaron ésta mañana los comensales de la Santa Cena que, asustados a pesar de estar habituados a las resurecciones, no pegaron ojo en toda la noche.

Quien se ha presentado de buena mañana ha sido mi primer abuelito. - ¡Por fin se han terminado las pruebas de los nuevos sudarios! Ya verás que bonitos son, nena.

De un salto extraordinario, Pascualita cayó en mi escote dejándome helada. Di tal grito que, asustados, todos los personajes de la casa corrieron a refugiarse en los últimos rincones de la misma.

Recobrada del susto, me acerqué a la Cristalera para ver qué estaba haciendo la Maceta-zombi: - ¡Nada! No hace nada (dijo mi primer abuelito) ¿qué quiéres que haga? ¿tirar cohetes? ¿bailar un bolero de Antonio Machín? - Que antiguo eres, abuelito... - Me iba a contestar cuando un ligero movimiento en la tierra, reseca, de la maceta, llamó nuestra atención. - ¡Ooooh...! ¿Quién eres? (preguntó abriendo la ventana que me apresuré a cerrar) 

Un intenso color rojo pasión se abrió ante nuestros asombrados ojos, convirtiéndose en una falda con mucho vuelo pegada a un débil tallo pero con mucha personalidad: - Una Amapola. (dijo y, sin más, se puso a bailar)

 

 

 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

La maceta-zombi.

¡Ha llovido por un tubo! me he asomado al balcón para disfrutar del espectáculo con Pascualita pero a la medio sardina por poco le da un ataque al ver caer toneladas de agua ¡DULCE! cerca de ella. Ha saltado de mi escote a la triste maceta que tengo allí. No le gusta que la defina así pero es sosa hasta decir basta. 

Al principio de tenerla la regaba cada día esperando verla florecer. Cosa que no ocurrió y dejé de prestarle atención. El riego, cada vez más espaciado, no ayudaba a que la planta mostrara su lozanía. Un día vi que se había secado y me olvidé de ella. No he quitado la maceta del balcón por la pereza que me da tener que acarrearla hasta el contenedor de basura.

De repente me sentí observada. Apoyadas en la Cristalera, las COFRE no me quitaban ojo hasta que la escoba abrió la boca para decir: - ¡O la maceta chuchurría o nosotras! Hay que barrer debajo y ni tú ni la maceta hacéis nada para moverla. 

La maceta soltó un CRAC que se oyó en todo el barrio. Las COFRE sintieron que el miedo que se les había metido en el cuerpo. - ¿Una maceta zombi? (dijo mi neurona, algo alterada, a grito pelad) - Eso parece (dije mientras me temblaban las piernas)

La Cristalera se dio prisa en cerrarse pero yo ya había entrado en casa y dejé caer en la pila de lavar del comedor, a una asustada Pascualita.

Fue todo tan rápido que las COFRE ni se enteraron, hasta mucho después, que habían quedaron fuera. Desde entonces llevan aporreando los cristales para huir de la Maceta-Zombi que ríe por lo bajini, con muy mala idea.


 

martes, 3 de septiembre de 2024

¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHA

Pascualita está de muy mal humor. Malísimo. No creo que sea por el celo pero vaya usted a saber lo que pasa por esa cabeza antidiluviana. He llamado a mi primer abuelito para que me traduzca, si es que está hablando porque no se la oye, pero está probándose sudarios nuevos que preparan los grandes modistos para un desfile que celebraran no se sabe cuando porque, en el Más Allá nunca tienen prisa.

He preguntado a los personajes de casa si alguien sabe de qué va el enfado pero, como es un bicho agresivo, han preferido esperar a que se le pase el cabreo.

- No se le pasará, nena ( dijo Pompilio, parado ante mi como un pasmarote) - ¿Qué sabes que no sepa yo? - Que la sirena no habla. - ¡Ya ves tú que misterio! - Fue una órden del Gran Tritón Desorejado. - ¡Ostras! - Ese fue el motivo principal de la desaparición de los sirenos ¡Ellas se los comieron! - ¿También al Gran Tritón Desorejado? - ¡También! aunque le dio tiempo de esparcir su semilla en alguna de las tierras que iban saliendo del fondo del mar, al principio de los tiempos...

Llamé a la abuela: - GeoooorgeBrexit, pónme con mi... ¿Qué son esos gritos? - Ser Madame... - ¿Por qué grita como si la estuvieran matando...? ¿No será que Andresito le...? - ¡Oh, no, no! Mi segundo abuelito cogió el teléfono: - No te asustes, nena. Tu abuela grita por las mujeres que, en Irán, además de vivir encarceladas en un burca, ahora las han silenciado en la calle. -  "¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!"  "¡Grita, nena. Por ellas!" "¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!"

lunes, 2 de septiembre de 2024

Radio Calle.

- ¡Avemariapurísimaaaaaa! Me ha dicho Radio Calle que hablas con el árbol de debajo de casa ¿Es verdad? - Sí, Cotilla. - ¡Y lo dices tan pancha! - ¿Con quién quiere que hable si estoy sola casi siempre? - ¿Me estás culpando ¡A MI?! - No, pero... - ¡Búscate un novio y habla con él de lo divino y lo humano, coñe! Y de paso que te haga un bisnieto para que tu abuela se vaya contenta al Más Allá.

- ¡Huy si la oyeeeee! La abuela, donde va contenta es a El Funeral. ¡Está en su salsa entre bailes, historias, fotos para poner en el Muro de los Finados y celebraciones en su honor el día que alguien la palma ¿Para qué va a irse tan lejos? Ay, Cotilla. Está usted perdiendo fuelle jejejeje

La Cotilla había encontrado un tema de conversación y no soltaba presa. - También dicen que hablas con la Cristalera... - ¡Caray, cuanta cotilla suelta, Cotilla! - Hasta con el cuadro de la Santa Cena... ¿lo niegas? - ¡Claro que no! Son la mar de simpáticos. - ¿Tú te escuchas? ¡Ah! también dicen que nombras mucho a una tal... hum Pasc u a l... ¡ITA!

Hice como que me enorgulleciera todo aquello, sin embargo, estaba preocupada. - ¡No sabía que era taaaan famosa, Cotilla! Ahora mismo saldré al balcón a saludar a mis fans - ¡Quieta, parada, loca! - No le hice caso y me puse a gritar el famoso discurso: - ¡Como Alcaldesa vuestra que soy os debo una explicación. Y esa explicación que os debo os la voy a dar: como Alcaldesa vuestra...!

La Cotilla tiró de mi y entramos en casa y entonces nombré al que faltaba: - ¡Hola, abuelito! - ¡Que cruz tenemos... contigo! - Dice que, gracias a ti y a la abuela, ahora es un afamado modelo de sudarios de Alta Costura... Cotilla, ¿a dónde va, mujer...?

domingo, 1 de septiembre de 2024

¡Ese es mi primer abuelito!

Durante unos días los periódicos sacaron la foto del muslazo gaviotil acompañado de comentarios sobre si es sabrosa la carne de gaviota, o no. A raíz de esto, grandes cocineros españoles crearon recetas para cocinar "jamón de gaviota" En lo que todos coincidieron fue en decir: ¡cuidado con la sal!

También las televisiones se hicieron eco de la noticia, cosa que me preocupó algo más por si nos sacaban, aunque fuera de refilón, a Pascualita o a mi. Y sí. Se vio el salto de la sirena estrellándose contra el muslo de la gaviota. Pero fue tan rápido todo que nadie pareció enterarse.

Llegó a hacerse tan pesado el tema que apenas ponía la tele. Bueno pues la sirena se enfadó. lanzó dentelladas a diestro y siniestro. Me escupió saliva envenenada en cuanto me tenía a tiro... y todo ¿por qué? Por envidia. Eso le dijo a mi primer abuelito: - ¿Por qué sale el bicho ese que está malísimo y no a mi que fui la creadora de su muslazo?

- Habla con ella y dile que es preferible que siga en el anonimato porque... -  El abuelito no me escuchaba. - ¿Pasa algo? - Sí... La Momia. El amor de mi vida actual, está enfadada conmigo porque dice que no le dejo vivir su vida como quiere... - ¿Y qué quiere? - Volver a tener cubanitos-culito-respingones que tanta alegría le dieron en un pasado no muy lejano. - ¿Qué has contestado - ¡Que los tenga y bailaremos juntos!