El elefante estiró su trompa hasta la copa del árbol de la calle. - Vaya, ya tenemos aquí a San Serenín del Monte haciendo como que no cotillea pero ¡anda que no! Todo cuanto personaje se pasea por mi casa no hace otra cosa que cotillear. Y el elefante que paseaba por mi barrio no quiso ser menos.
Las dos caras de la Cristalera rezumaban envidia cochina porque nadie les echaba cuentas cuando ellas tenían dos caras y el elefante solo una trompa. ¡Ya ves tú que mal está repartido el mundo!
Los comensales de la Santa Cena andan como pollo sin cabeza dándose golpes de pecho en plan arrepentimiento por haber cedido al hambre canina. Pascualita se hace cruces - ¿No tienes hambre? ¡Pues come! luego una buena siesta y aquí paz y después, gloria.
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