- ¡Que bien se está en Palma ésta noche, en una terraza del Borne! Como música de fondo, una guitarra flamenca que me ha llevado en volandas hasta un banco de Sevilla, junto a su catedral donde disfruté del regalo de otra guitarra rompiendo el silencio con sabiduría.
Mi primer abuelito estaba ansioso por meter baza en mi soliloquio: - Pero... , nena... - Mientras yo seguía dándole vueltas a mis frases. Finalmente, viendo que por las buenas no lograba nada, se decidió por lo más efectivo: - ¡Para, nena! ¿Has visto algo que valga la pena? - ¡Claro! - Menos mal. ¿Asi que crees que puedes haber encontrado ¡por fin! al perfecto padre de mi bisnieto?
Me quedé sin habla durante un rato, aturdida ¿Qué estaba pasando? ¿Mi primer abuelito TAMBIEN VA A DARME LA VARA CON TEMA DEL BISNIETO?
- Claro, nena. Me he dado cuenta de que, aunque yo esté en el Más Allá, el bisnieto también será mío, no de Andresito.
Me doy por vencida. Mañana iré a la tienda de los chinos del señor Li y compraré un muñeco que pueda hacer pasar por un bebé. !Y santas Pascuas!
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