Las ramas del árbol de la calle repiqueteaban en la Cristalera sin cesar. - ¡Para ya, animal de bellota! (se quejaba ésta) ¡Me vas a romper! - No es culpa mía sino de este viento huracanado que se nos ha colado en el Barrio.
Siguieron discutiendo hasta que se escuchó un CRIS! - ¡Lo sabía! Ya estáis llamando a los de Carglas. - El viento se encrespó más aún. - Jijijijijijijiji Ni que fuerais el parabrisas del rolls royce que he visto en la calle.
¿Qué hacía el rolls de los abuelitos por aquí? - Quise asomarme al balcón pero estaba clausurado. - Dichoso viento, Molestas más que una pestaña dentro de un ojo.
Bajé a la calle dejando la puerta de casa abierta. Fue solo un minuto lo que estuve fuera pero bastó para que se colaran tooodas las hojas secas que corrían de acá para allá sin encontrar un lugar ameno donde cobijarse.
Mientras todas buscaban acomodo, la Cotilla, cargada de velas, velitas y velones, entró en casa como una exhalación. A penas me dio tiempo a decirle: - ¡Se le ha caído algo! - Ni me oyó. De repente me entró curiosidad por ver qué había encontrado "abandonado" cerca de la tienda de los chinos del señor Li... ¿Un broche antiguo?
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