Pascualita ha encontrado la horma de su zapato. Ya sé que no tiene pies pero es una forma de expresarme, María de la O. Estoy segura de que el conocimiento entre ellas viene de lejos porque ambas son más antiguas que andar palante.
La más jovencita es la Esfinge, mitad león, mitad persona. La otra es mitad pez, mitad persona. Dos personajes raros, raros. Y con un genio de mil demonios. Tengo entendido que llevan milenios sin hablarse hasta que, de repente sintieron que tenían muchas cosas que contarse y ahora hablan sin parar.
Pascualita, al ser tan pequeña como una sardina en aceite, viste minifalda y canta Quince años tiene mi amor, noche y día. La Esfinge, a la que teme el Tiempo, ha echo dúo con el árbol de la calle y cantan el Brindis de la Traviata en bucle. ¡Menudo tostón!
Y de repente, cada vez que se habla de la Flotilla por la Paz sale el careto de Pascualita en todas las televisiones mezclado con con infinidad de personas. Es una buena manera de pasar desapercibida.
Adivina quién soy. Es el título que ha buscado a un nuevo concurso televisivo de esos que duran dos días y medio y pare usted de contar.Me gusta más: Pare usted de contar
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