Ha entrado en casa una mariposa de hermosos colores irisados. ¿De dónde venía? - Tenía que saberlo y mi primer abuelito no estaba a la vista para preguntárselo. Está atareadísimo probándose los sudarios de la temporada Otoño-Invierno.
La mariposa revoloteó inspeccionando mi casa con ojo clínico. Se la veía cansada y le preparé agua con azúcar. Fue mano de santo. Una vez recuperadas las fuerzas se fijó en la pila de lavar del comedor y decidió posarse en las algas que asomaban del agua de mar.
Las bolas de polvo contuvieron la respiración y otro tanto hicimos los que pensamos que corría peligro inminente de ser devorada por Pascualita que, en éste momento estaba en el barco hundido.
El árbol de la calle cerró la bocaza de madera.Todos evitamos hacer ruido. Los comensales de la Santa Cena, desde dentro del cuadro movieron sus brazos como si fueran aspas de molino al ver emerger a la sirena. Entonces ocurrió lo inesperado: la mariposa , de un vuelo corto, vino a colocarse sobre la cabeza de Pascualita, desenrolló su trompa y con ella acarició a la medio sardina que, emocionada, se estremeció.
Se creó una atmósfera agradable, simpática, cariñosa y... ¡Vaya, todo se fue al garete cuando Pepe el jibarizado, harto de que nadie le explicara lo que estaba ocurriendo, gritó enfadado: - ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! Y como una pompa de jabón, la atmósfera agradable, etc. etc. ¡EXPLOTÓ!
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