viernes, 17 de octubre de 2025

La pelea...

En casa se vivían momentos intensos. La mayoría no ha visto una caza en directo y mucho menos entre un gato y una medio sardina. Los comensales de la Santa Cena preguntaban si, una vez acabada la caza, los restos del perdedor se repartían entre el personal asistente al espectáculo. Nadie sabía nada.

Pascualita, después de afilarse las uñas siguió con su poderosa mandíbula. Y, a todo esto, el gato sin enterarse de nada. Alguien preguntó: - ¿Está bueno un gato? - Desde la cocina llegó la voz de Pepe el jibarizado: - ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! 

Llamaron a la puerta. Era la vecina del tercero buscando a su gato: - No lo he visto, no... - Ultimamente viene mucho por aquí... - ¿Ah, sí? ... No lo sabía. - ¿La Cotilla no te ha contado nada? ¿Estás mala? Toséis mucho en ésta casa... - Es alergia a gato... - ¿Tenéis uno? Si la envidia fuera tiña no pararíais de rascar. - ¡Oiga! - No me dejó meter baza la tía.

Poco después empezaron, de nuevo, las toses, estornudos y el moqueo: - ¡El gato está en casa!  (grité) - Había llegado el momento de la verdad. 

Reptando con la fuerza de su hermosa cola de sardina, Pascualita apareció delante del balcón por el cual se coló un rayo de sol y se auto nombró "Foco de la pelea".  Con un gesto teatral, la sirena se desplomó. El gato entró en escena pavoneándose mientras la Alergia nos hacía tararear, a golpes de tos, el Brindis de la Traviata.

El gato se relamió ante la hermosa sardina que iba a merendarse en un visto y no visto. Se acercó, la olió y cuando iba a abrir la boca, ésta quedó clausurada por unos dientes terribles que anunciaban: ¡¡¡ ESTE ES MI TERRITORIO, MARIANO !!!

Pascualita, como ganadora, nos dio la vara durante días, pero la perdonamos porque al librarnos del gato también lo hizo de la Alergia. Y aquí paz y después, gloria..

 

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