viernes, 28 de febrero de 2025

Vecin@s.

 ¡Se ha perdido Pascualita! Llevo toda la mañana buscándola y no la encuentro. He terminado por llamarla a grito pelado por si se ha quedado traspuesta bajo algún mueble. Los únicos que se han dado por enterados han sido los vecinos: - ¿Pascualita? Solo le falta una amiga finolis a la boba de Coria esta. - ¡Y, encima, sorda! - Claaaro, para que pueda gritar a gusto. - Que alguien llame a Bedulio y que venga con la libreta de las multas. - Huuuuy. El pobre está muy malito desde que estuvo en esa casa. Yo ahí no entro ni harto de vino. - ¡Quita, quita. Lagarto, lagarto!

Mis nervios estaban llegando al punto de "cuerdas de violín tensas" - Así que para evitar  males mayores me senté en la butaca de la salita a serenarme y tomar unas cuantas copas de chinchón on the rocks.

Hecha la libación, me recosté en el respaldo de la butaca dispuesta a dormir una reparadora siesta cuando un escobazo, dado con maestría, me sacó del sopor. - ¡¡¡Aaaayyyyy, coooooñe!!!¡Escoba, esto no tiene ni pizca de gracia! - La televisión, que estaba encendida para hacer ambiente de parloteo en casa, llamó mi atención ahora que estaba espabilada. Salían peces y pensé - Ojalá pueda verlos la sirena... (pensé) - ¡Vaya que si los vio!

Pascualita, que llevaba tumbada en el sofá todo el rato, de repente se activó impulsada por la fuerza de su hermosa cola de sardina, estrellándose contra la pantalla del televisor. Luego, poco a poco se deslizó hasta caer al suelo y allí sigue, grogui, mientras veo a un grupo de pingüinos bailando merengue en el Polo Norte.

jueves, 27 de febrero de 2025

Arañas.

 Mientras yo tendía la ropa recién lavada, por el otro lado del tendedero una arañita, amarilla como la yema de un huevo, tendía hilos. - ¡Eh, fuera de aquí, bicho! - No me hizo ni caso, así no me quedó más remedio que dejar claro quien mandebaera el mandamás. ¡Mi menda lerenda! Y de un manotazo, la arañita se fue a tomar viento.

El árbol de la calle emitió un sonido extraño para un árbol. dijo algo así: - ¡IIIIIIIIIIIIIIIIH! - ¿A qué ha venido esto?  (pregunte?) - ¡Me repelen las arañaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas! No puedo con ellas. Y éste año han nacido más pronto..¡IIIIIIIIIH!- Tengo una fórmula para estos casos de fobias - ¿De verdad? ¡Mira, mira, tengo las hojas de punta! Dime ¿qué tengo que hacer?- : .- ¡Cantar!, porque quien canta su mal espanta. (dije y me quedé encantada conmigo misma)

No soy más tonta porque no me entreno. ¿Cómo se me ocurre abrir la boca y decir lo que he dicho? Ahora tengo que aguantar, noche y día, al árbol de la calle cantando como un descosido. Lo hace a todas horas y no sé qué hacer. He probado muchas cosas. Incluso le he tirado bolas de papel para atascar su garganta, ¡Ojalá que su canción cayera en la última posición, en el hipotético caso de que fuera a Eurovisión.

De pronto, un día dejamos de oírlo. - ¿Se ha muerto? (preguntó el vecino más dicharachero) Fuimos todos, en tropel, a ver al árbol. En la copa las arañas habían apresado su espíritu bajo capas y más capas de telarañas que no había dios que las rompiera.

Me hizo ilusión conocerlo. Y armada con unas tijeras, en un ¡tris tras! le solté aunque hubo una condición: - Prohibido, terminantemente FUMAR

 

 

miércoles, 26 de febrero de 2025

Los buenos consejos.

 La Cotilla, que regresaba a casa como todas las mañanas después del trapicheo y la "limpieza" de los cepillos de las iglesias que se adjudicó hace ya mucho tiempo, saludó como era tradicional en ella: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Me han contado... - ¿Quienes? - Las lenguas de doble filo... que Bedulio ha pedido una excedencia en su trabajo - ¿Y qué ha dicho su jefe? - Ha puesto el grito en el cielo y se ha acordado de TU familia.

Quedé estupefacta - ¿La mía? Que grosero el tío ¿no? ¿De qué va? ¡Ahora mismo voy a verle y le pondré las peras a cuartos! (se me empezó a calentar la sangre y me envalentoné) Menos mal que mi primer abuelito apareció sobre la vitrina  del comedor diciendo: - Yo que tú, no lo haría, forastera. Es el jefe de los guardias, nena. 

No hay nada como escuchar la voz de los mayores que, con su sabiduría, nos libran de tener abolladuras en el chasis corporal. - Y tienen porras. - Me costó un poco entender que no eran las del desayuno. Y ya, totalmente convencida, me quedé tan pancha en casa.

Por la tarde salí a pasear a la sirena dando una vuelta por el barrio. La tienda del señor Li estaba cerrada a cal y canto, igual que todos los comercios chinos del barrio. Se fueron a China a celebrar su Año Nuevo. 

Pascualita iba asomada en el viejo termo de los chinos. Tranquila después de desfogarse con los pobres comensales. Incluso durmió un rato. 

De repente sus ojos de pez cobraron vida. Ante nosotros apareció, al doblar una esquina, mi Municipal favorito: ¡Bedulio! y tuve que sujetar a la medio sardina antes de que saltara sobre él y le dejara la cabeza monda y lironda. 

Afortunadamente, Bedulio no nos vió. 

martes, 25 de febrero de 2025

Monstruítos.

Cada vez que pasaba cerca del aparador escuchaba gritos desgarradores. Pensé que alguien estaba oyendo capítulos de un dramón en su radio. Debí comentarlo en voz alta porque, tanto el vecino de al lado como la Escoba, vinieron a decirme lo mismo. - ¡Deja de hacer ruido! 

Me pareció muy injusto porque yo no era la escandalosa. Pero resultó que nadie de la finca me creyó y cansados de oír alaridos día y noche, los vecinos acabaron llamando a los Municipales para que escucharan y decidieran qué hacer. El resultado fue que mandaron a Bedulio y éste, ni corto ni perezoso, me endilgó una buena multa por dar molestias a la vecindad.

Ahí me enfadé y le eché en cara su poca profesionalidad. El levantó una ceja, mojó la punta del bolígrafo dispuesto a engordar la multa ya impuesta. - ¿Has escuchado los gritos? ¡No, padre! - ¿Cómo que no? - ¡No, señor! No he visto que entraras en mi casa. Ni acercarte al aparador y yo sé por qué. Temes que mi primer abuelito ronde a tu alrededor, bonito de cara.

- ¡Oye, que soy la autoridad! - Abrí la puerta de casa de par en par - Anda, pasa... - Pasito a pasito,  sudando a mares, llegó Bedulio hasta el comedor. Los alaridos no cesaron por ello. Es más, se intensificaron. De repente ocurrió lo impensable: ¡el cuadro se hinchó como un globo hasta que ¡¡¡EXPLOTÓ!!!

El comedor se llenó de comensales monstruosos, aunque de talla pequeña como cuando estaban en el cuadro. Los recogí sin saber qué hacer con ellos. - ¿Y Pascualita? (susurré) - Un dedo enorme en un cuerpo pequeñito, señaló hacia la mesa de la tasca. Allí estaba la sirena presidiéndola, encantada de la vida. 

Pensé que Bedulio la vería y tendríamos problemas... pero, no. Corría que se las pelaba por la calle, que era cuesta arriba, batiendo todos los recórds mundiales de velocidad, habidos y por haber hasta ese momento.

lunes, 24 de febrero de 2025

Y nosotras pasando pena...

Llevamos unas horas esperando el cataclismo pero no ocurre nada. La Escoba y la Fregona se han erigido en una especie de UME por si hay que entrar en el cuadro de la Santa Cena a recoger... lo que quede de la sirena.

Yo entraría pero no sé por dónde. Lo único que he echo ha sido llamar a la abuela por si quiere despedirse de su amiga. ¡Me ha puesto como hoja de perejil! Luego ha ordenado a su mayordomo que ponga el rolls royce mirando para mi casa y se salte cuantas señales de tráfico sean necesarias pero tienen que llegar en un suspiro.

Y así fue. Escuché un A, luego casi de inmediato, una Y.

La abuela entró arrollando cualquier cosa que le impidiera ver a su amiga, entera.

- "¿Cómo está mi niña bonita?" - Estoy bien, gracias, abuela. - Anda, quita de en medio, boba de Coria.(ya me extrañaba a mi...) - Llegó como Anibal con sus elefantes hasta el aparador del comedor y gritó: - ¡Pascualitaaaaaaa!

La sirena escuchó la voz amiga y asomó la cara luciendo una sonrisa, que hubiese sido encantadora de no ir enganchada a la oreja de uno de los comensales de la Santa Cena. - ¡Estás viva! 

No bastaron dos botellas de chichón para calmar el dolor de los comensales, cuyos enormes apéndices, deformados por los mordiscos de la incombustible sirena, no paraban de crecer.

domingo, 23 de febrero de 2025

Pues estan apañados éstos...

Mi primer abuelito no para de estrenar sudarios primaverales cargados de flores que acaban por el suelo y me paso el día barriéndolas. - ¿No puedes ponerte otra clase de sudarios? - ¿Quiéres que les haga un feo a los grandes modistos, nena. Además, así te libras de unas cuantas bolas de polvo. Y si las tiras a la calle, mejor que mejor. - ¿Quiéres que Bedulio me multe? 

De reojo, vi que la escoba miraba el reloj de cucú del comedor e, inmediatamente, se oyó - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla me pilló, infraganti. - ¿Se puede saber qué demonios estás haciendo, boba de Coria? - Barrer... - Barriendo ¿qué, alma de cántaro? 

¡Angela, María! (dije para mí) La Cotilla esperaba respuesta coherente a su pregunta pero yo no podía hablar de las flores caídas, ni del cabreo que tenía la Escoba, ni de la carrera que se dieron las bolas de polvo para salir del comedor porque ¡no puede ver a éstos personajes!: - ¡Ay, Cotilla, que risa jajajajaja! Acabo de despertar de la siesta y aún no sé lo que hago jajajajaja. - Como sigas así, este año tampoco habrá bisnieto... 

Ahora que todo parecía arreglado, me pilló por sorpresa ver pasar a Pascualita-misil-tierra-aire y estamparse contra el cuadro de la Santa Cena. Yo había cerrado los ojos para no ver el batacazo de la sirena pero volví a abrirlos al no oír ruido de cristales rotos. 

Poco a poco, los personajes se fueron asomando con cara de asombro. - ¿Eso ha sido el choque del famoso pedrusco contra la Tierra? (preguntó uno de ellos) - En un rincón del cuadro asomó la preciosa cola de sardina de Pascualita. Mi primer abuelito, siempre al quite, me susurró al oído: - Se esconde del señor Li, nena. - ¡Eso está muy bien! - ¡Ya! pero olvidas que allí (señaló el cuadro) NO HAY COMIDA.

sábado, 22 de febrero de 2025

La Cotilla lo aprovecha todo.

Al pasar delante del balcón me llegó el sonido de la calle: silbidos, aplausos, gritos de olé, olé... Me asomé esperando ver aparcado el rolls royce de los abuelitos pero no. Había un tropel de gente en la acera de enfrente, mirando hacia arriba y, al parecer, disfrutando de lo lindo.

- ¿Qué pasa? - pregunté al árbol de la calle. - Que tenemos una artista en la familia y no nos habíamos enterado. - Si lo dices por la sirena hace tiempo que, a pesar de su mal genio, es la reoca dando saltos mortales y... - No es Pascualita. - ¿Ah, no? pues... ¿la Cotilla? jajajajajajajajajajajaja - Nos dio tal ataque de risa que tuve que ir al baño. Lo mismo hizo el árbol de la calle que, aunque no se movió del sitio, sus raíces lo notaron.

Una de sus ramas me tocó el hombro y luego señaló ¿el suelo del balcón?. Concretamente, el rincón donde puse a la única maceta que tengo... y su esmirriada plantita. Miré y no podía dar crédito a lo que vi. Una flor maravillosa, de colores tornasolados, esparcía un aroma único mientras danzaba como una prima ballarina del Bolchoi.

Me encaré con el árbol: - ¿Esta no es... eh que no... ? ¿De dónde ha salido? - Sí es, boba de Coria. El Cambio Climático le ha devuelto la vida productiva. Este año ha florecido ya dos veces. Esta última, como ves, está espectacular. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Nena, baja a relevarme que estoy haciendo caja. - ¿Cobra a los vecinos? - ¡Naturaca! Lo de esta flor solo se ve en el Lido de París y aquí. Hay que aprovechar la ocasión...

viernes, 21 de febrero de 2025

La Cotilla está que trina.

Tuve que luchar a brazo partido con la Cotilla uno de los días que tuve barba. - ¡Que te vengas conmigo al trapicheo, jodía! - No pienso salir de casa con ésta pinta y menos con usted que lo mismo me cambia por cualquier cosa. - Hay un director de circo, dos charlatanes, varios médicos... deseando verte y examinarte a fondo. Que te haya salido barba ¡Un barbón diría yo ! les tiene muy interesados por ti. Saldrías en los telediarios y en las tertulias de la tele. Y quién sabe si, a cuenta de la barba, tienes al dichoso bisnieto de tu abuela.

Me tiene la cabeza loca ésta mujer. Creo que emigraré a la Torre del Paseo Marítimo y pediré asilo familiar a los abuelitos, como me han pedido a mi tantas veces!

Desde lo alto de la lámpara, mi primer abuelito dijo: - Que ilusa eres, nena. Te vas a quedar con tres palmos de narices. - Ya verás como no, mal pensado.

Cinco minutos más tarde tuve que darle la razón: - ¿Qué dirían sus vecinos al ver mi barba?- Serían la comidilla del barrio millonetis. Eso y más es lo que me han dicho... Voy a afeitarme otra vez. ¡Esto es un no parar!

De madrugada me despertó el cuerpo frío y mojado de la sirena en mi cuello. Fue tal el salto que di que traspasé el techo y asomé la cabeza en el dormitorio de los del 2º piso. Los vecinos han acusado a la Cotilla de haber llevado las cosas demasiado lejos al fisgar en su intimidad matrimonial y la han denunciado por ¡cotilla!

jueves, 20 de febrero de 2025

Cuando acaba el encantamiento...

En muy poco tiempo se han multiplicado los chinos de mi barrio. Salgo a la calle y me siento observada por multitud de ojos asiáticos. Resquicios de miradas que me siguen a dónde vaya. Un día lo comenté con la Cotilla. - ¿Crees que hay más? Yo no lo he notado. - Tampoco el árbol de la calle. - Tanto chino había, tanto chino hay, nena. -  Los demás personajes eran del mismo parecer

Los comensales de la Santa Cena me pidieron que los llevara a la tienda del señor Li.  - Hemos oído decir que tienen de todo... - Sí. - ¡Pediremos comida! - El señor Li quiere comerse a Pascualita ¡No puedo ir allí.

La noticia cayó como una bomba, - Por eso me llevo a la sirena a mi trabajo. - Se aburre mucho (mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre el balcón) Lo sé de buena tinta. - Desapareció perdiendo, con las prisas, algunos alfileres puestos en lo que será un nuevo sudario de Paco Rabanne.

Llamaron a la puerta y me temí lo peor. Así llevo unos días. Esperando la fatídica visita: Esta vez lo fue. El señor Li me apartó de un empujón y entró hasta el comedor a paso de carga. Metió el brazo hasta el fondo de la pila de lavar y sacó, triunfante... el barco hundido ¡vacío!

- ¿Dónde estal gamba golda, boba de Colia? (eso me gustaría saber) Yo complal a ti. - Haciendo de tripas corazón, mentí como una bellaca - Tenía una que compré en el Mercado de Pere Garau y pagué carisima. La tenía en esa pila pero ayer entró un pájaro por el balcón ¡y se la comió!

Los ojos rasgados estaban clavados en mi. - Tu mentil muy mal. No tenel dinelito pala complal gambas goldas. - Me sentí ofendida y grité: - ¡Que me salga barba si miento!

Por más que la afeite no para de salir

miércoles, 19 de febrero de 2025

¡Oh, noooooo!

Como este invierno es anormal, hacemos cosas anormales para un mes de febrero, por ejemplo, tener el balcón abierto de par en par. Y se nos ha colado un  pajarito. Eso es lo que me dijo la Cotilla. - ¿Dónde está? - En la caja que he dejado en la cocina... No pongas esa cara que no le pasará nada porque he echo agujeros en la tapa para que respire sin problemas.

Entré en la cocina y sobre la mesa había una gran caja con agujeros: - ¿No había una caja más grande? (dije con retintín) - A caballo regalado no le mires el diente... - Ah, que hay un caballo... será un poni. - No eres más tonta porque no te entrenas, boba de Coria. La caja estaba cerca de la tienda de los chinos del señor Li. - Vacía, supongo. ¡¿Por quién me tomas?!... No sé... algo parece moverse dentro. 

Di un respingo. - ¿No ha dicho que era un pajarito? - Sí... Es lo normal en éstas fechas calurosas. - Alguien puso el dedo en el timbre del telefonillo y se quedó pegado. - ¡Ya vaaaa! ¡Qué prisas! - ¡¡¡¿QUIEN ES?!!!

Era la Mafia China de la tienda del señor Li en busca de la Cotilla.

- ¡Ni se te ocurra abrir! - ¡Anda que no! entrégueles la caja y Santas Pascuas. 

Para cuando terminé la frase, la Cotilla se había volatilizado. - ¿Dónde está? - Mi primer abuelito apareció sobre la lámpara del comedor envuelto en un sudario de seda multicolor que lanzaba cohetes maravillosos. - ¡Deja que los chinos cojan la caja! (me gritó asustado el ver que iba yo a por ella)

Un grupito de chinos entró en la cocina siguiendo la dirección de mi dedo. Dos segundos después salían de casa. - ¡¿Qué hay en la caja?! - ¡Selpientes! este año sel el de la selpiente - Seguí preguntando: - ¿Vivas? - ¡Clalo, boba de Colia! - Otro chino, echando una ojeada a la pila de lavar del comedor, dijo: - ¡¿Sel gamba golda?! 

 

martes, 18 de febrero de 2025

Pascualita contra su imagen.

Desde que Pascualita vive en casa hay un objeto guardado bajo siete llaves para que no lo encuentre: Un espejo. 

Las pocas veces que la sirena se encontró ante un espejo reaccionó como una fiera corrupia. Por poco me desmonta la casa. Hoy ha vuelto a pasar por no tener controlada a la medio sardina.

Al despertarme de la siesta pensé que era un buen momento para arreglarme las cejas, que llevan camino de necesitar un cortacésped. La sirena seguía durmiendo a cola abierta, en el barco hundido. Lo hubiese jurado por Snoopy. Pero estaba en mi escote.

Del cuarto de baño me llevé lo necesario, espejo incluido, sentándome luego en el balcón, encantada de la vida. A mi alrededor se colocaron unas cuantas bolas de polvo, curiosas e inquietas. La voz de Pepe el jibarizado llegó desde la cocina - OOOOOOOOOOOOOO - Y yo contesté: ¡Buenas tardes, llavero! 

Poner el espejo ante mi cara y sentir como despertaban las furias del Infierno, fue todo uno. Un rugido, que para sí quisiera el león de la Metro, seguido de un misil aire-aire salido de mi escote, me recordó otros rugidos iguales y, espantada, grité: - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! Pero la sirena ya se había visto y atacó a su supuesto enemigo.

Por precaución, dejé el espejo sobre el sofá de la salita. Todo ocurrió tan rápido que, cuando paró (gracias a una vieja manta que le tiré encima y la dejé a oscuras) me admiró que un sofá pudiera desintegrarse en tan poco tiempo y un espejo quedar echo polvo que se llevó una ráfaga de aire que, curiosa, se asomó a ver qué pasaba.

Mi primer abuelito, algo molesto, preguntó: - ¿No has oído a Pepe el jibarizado avisándote? - ¡EN TU ESCOTE! - ¿Era eso? ¡La madre que lo parió! Con lo fácil que es hablar claro...

lunes, 17 de febrero de 2025

El queso-joya.


 En la nevera había una joya: un trozo de queso mahonés curadísimo. En cuanto lo vi, tanto Pascualita que estaba conmigo, como yo, empezamos a salivar. 

El queso abrió unos ojos enormes y el aleteo de su pestañas lleno la cocina de aromas de viento, mar y sal. - ¡Hummmm, Pascualita! No vamos a dejar ni las migas. - Por una vez estuvimos de acuerdo en algo.

- ¿Pensáis comerme? - ¡Sí, señor! será un placer hacerlo. - Pascualita corroboraba lo dicho con fuertes movimientos de cabeza. - ¡Vamos allá! - Mientras transportaba el trozo de queso a la mesa de la cocina, me contó: - Una tal Cotilla me cambió por una pandereta. - Vaya. - Creo que tenía algo que hacer conmigo ésta tarde: - ¿Ah, sí? no creo que llegue a tiempo.

La sirena dio un salto espectacular, como buena atleta que es. Para mi que hizo un triatlon porque de mi hombro fue al fregadero donde había un cacharro con agua e hizo unos largos. Volvió a saltar, reptó sobre la mesa de la cocina. Saltó al suelo. Se catapultó con la cola hasta el estante donde dormitaba Pepe el jibarizado al que dio un buen susto.

Una vecina llamó a la puerta: - Nena, en la entrada de la finca hay un elefante y como los únicos raros de aquí, sois vosotros, he deducido que te gusta a ti. - En efecto, había un elefante precioso al que conozco desde hace unos años. Lo tienen de plantón en una esquina del barrio. - Pasa, elefante ¿Te gusta el queso? ¡Es mahonés! - ¡Mira, estoy salibando! - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO gritó Pepe el jibarizado. Vino a decir algo así: Se me hace la boca agua.

El queso se puso a llorar, agradecido por ser comido con veneración. - ¡Gracias! Me hacéis muy feliz. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla me puso las peras a cuartos, abroncándome durante media hora mientras yo hacía la digestión. - ¡Vomíta el queso! (decía) - El relincho enfadado de un caballo negro como la noche, zanjó la retahíla de sandeces que soltaba la vecina - El caballo dijo: - ¡Te patearé! ¡Hay que ser muy cazurra para cambiar una joya de queso por una pandereta de plástico!

 

domingo, 16 de febrero de 2025

Una lección de cuando aún no existía la Historia, ni se la esperaba.

Mi primer abuelito apareció sobre el jarrón chino que compré, hace poco, en la tienda de los chinos del señor Li. - ¿Qué te parece mi nuevo sudario, nena? - ¡Primaveral! Pero estás dejando el suelo perdido de flores de almendro... - Puede que aquí sea una molestia pero, en el Más Allá, alguno se ha vuelto a morir, ésta vez de envidia. ¡Lo que nos hemos reído Coco Chanel y yo.

- ¿Hablas conmigo, nena? - Me llevé un sobresalto al escuchar la voz de la Cotilla. - No, no... Estaba recordando algo... jejeje - Me extrañó que no se quejara de la "alfombra" floral hasta que recordé que ella no podía ver ni oír nada que no fuese terrenal.

El abuelito llegó con ganas de hablar y yo no tenía nada mejor que hacer que escucharle . Por eso, ahora, sé que los peces como el Adefesio, eran parte de menú de las sirenas cuando aún el mundo se estaba creando. Claro que, en aquellos tiempos los peces eran unos bichos muy grandes.

A estos animales no les quedó más remedio que evolucionar para defenderse de las temibles sirenas. Y les salió un flexo en la frente a las hembras. Claro que entonces no se le llamaba así... - ¿Ah, no? - No. Y no preguntes cual era su nombre porque, después de millones de años, Pascualita no se acuerda. Lo que sí pasó, al verla en tele, fue que su sentido del gusto demostró tener más fuerza que el de la memoria. Por eso estaba tan enfadada. Y alargaba, inutilmente, la mano palmeada para arrancarla de la pantalla de la tele y comérsela... Pero la magia no llega a tanto.

sábado, 15 de febrero de 2025

Mano de santo.

Había ido a la playa a rellenar unas garrafas con agua de mar para la pila de lavar del comedor. Me llevé a Pascualita para que le diera el aire. 

Una vez allí me costó dios y ayuda que no se metiera en el mar aunque, de buena gana la hubiese soltado. Acabó metida en una de las garrafas. 

Una gaviota pasó rozando mi cabeza: - ¡Eh, ten cuidado! (le grité) - Lanzó un sonido desgarrador me dio mala espina. ¡La garrafa estaba vacía! La gaviota terminó cayendo a la arena. No podía volar. Una de sus alas no dejaba de crecer entre los gritos doloridos del pobre bicho.

 La gente se acercaba para ver el acontecimiento: - Es un robot creado por Inteligencia Artificial (dijo el más "enterado") - ¡Que va! Es un muñeco diseñado para entretener al personal hasta que llegue el verano. - ¿De quién será? - Del Ayuntamiento... en lugar de destinar el dinero a cosas más urgentes.  -  ¿Cómo cuales? - ¡Yo qué sé! Es la frase que se emplea en estos casos, chalao! 

Mientras discutían me acerqué al pájaro en busca de la sirena. De repente, entre las plumas enormes vi a la medio sardina con la dentadura de tiburón clavada en el ala. De un tirón seco me hice con ella y sin miramiento, la metí en el termo y salí cargada con las garrafas llenas.

Delante de la tienda del señor Li había una  larga cola de gente. - ¿Qué ha pasado? - Han puesto a la venta figuras del Adefesio. Desde pececitos de tamaño natural a salvavidas para la playa a diez euros.

Conseguí una figurita para la sirena y se esfumó su mal humor. Desde entonces están juntos.

 

viernes, 14 de febrero de 2025

Requiem por el pececito negro que quiso ver el sol.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Estas noche has gruñido, nena. - Yo no hago esas cosas, Cotilla. - Sonaba como el rugido de un león. - ¡Que yo no ronco, cooooñe! - ¿He hablado yo de ronquido, boba de Coria? He dicho gruñido. con G.

Media mañana hemos pasado discutiendo sobre este tema tan interesante. He callado la boca cuando he visto que nos habíamos quedado solas. La Cotilla no lo sabía pero teníamos un público muy atento hasta que se ha dado cuenta que nos repetíamos como el ajo y cada mochuelo se ha ido a su olivo. Ni las bolas de polvo se han quedado.

La Cotilla, al no recibir réplica ha dado una palmada y satisfecha, diciendo: - ¡Te he ganado por goleada! - y se encerró en su cuarto. 

Sin embargo yo sabía que no era así. Callé para escuchar a mi primer abuelito, que apareció sobre la lámpara del comedor columpiándos un ratito con ella. Menos mal que la Cotilla no vio el balanceo. 

Contrariamente a lo coloridos que suelen ser sus sudarios maravillosos, ésta vez lo llevaba negro y con lamparitas encendidas. Muy serio me dijo: - Lo ha echo Oscar de la Renta en honor al pez abisal que conociste el otro día. - Que feo era ¿verdad? - Feo, no. Fea. - ¿Ah, sí...? - Pascualita me lo contó, muy enfadada. Esta noche, desde el Más Allá, la he oído rugir  de rabia. Cuando la vio en la tele salivó de placer pensando que iba a ponerse las botas... Luego dijeron que se había muerto ¡Que desperdicio! (me dijo mientras la rabia le salía en forma de rugido) 

Esta tarde, junto a la pila de lavar del comedor, le he mandado unas palabras de consuelo: - Puedes presumir de haber conocido a los inventores del FLEXO.

El buchito de agua envenenada, que salió de la pila de lavar, se estrelló contra las gafas de buceo ¡Menos mal!

 

jueves, 13 de febrero de 2025

¡Uf, por poco...!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! He visto un pez escapado del cuento de la Sirenita. ¡Menuda imaginación la de Hans Christian Andersen! Creó una sirena y una exótica una lista de personajes acuáticos. Estaría borracho todo el día sino, no lo entiendo. Yo nunca tendría ocurrencias de esas.

- Es un cuento... - ¡Mentiras para tener a los niños alienados! - ¡Pero si les encanta...! - ¡Las sirenas no existen y el pez negro... - El Adefesio... - ¡Ese mismo! ¡Es de plástico! Verás lo que va a tardar el señor Li en tenerlos en su tienda. 

Mi mente pasó por encima de ideas comerciales sin apenas enterarme. ¡Tenía que defender la existencia de Pascualita!: - ¡Las sirenas  existen! Pero usted nunca ha sido niña. - Sí que fui niña. Tengo dos fotos de entonces. - ¿Por qué no cree en las sirenas? - ¿Se pueden comer? No, padre. No ves, boba de Coria que si las hubiera habría latas de sirenas en aceite, como las hay de sardinas y otros peces. En todos mis años de trapicheo no he visto ninguna lata de esas... (quedó unos segundos en silencio y luego dijo) - ¡Tu crees en las sirenas! jajajajajaja ¡Tienes la cabeza a pájaros!

Mientras reía marcó el número de la abuela: - ¡Geoooorge , pónme con mi amiga!... ¡Vamos, que es para hoy! - Hola, ya puedes quitarte de la cabeza tener un bisnieto. Tu nieta cree que hay sirenas ¡Está como un cencerro! jajajajajaja Tendrías que verla cuando lo afirma. Se pone tan seria que me parto de risa...  Nena, tu abuela quiere decirte algo jajajaja

En ese momento me di cuenta de haber estado a un tris de descubrir a Pascualita. La misma que, de un salto magistral, cayó en la espalda de la Cotilla y mordió con ganas. Desde que sabe que el pez abisal ha muerto está de un humor de perros. Yo llevo puestas las gafas de bucear, por casa. No quiero quedarme sin ojos si se le ocurre escupirme en ellos. 

La Cotilla está en la UCI y en la espalda tiene dos jorobas como los camellos...  Los del Circ du Solei ya han preparado un contrato para que lo firme cuando se recupere... Las hay con suerte.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Adios, Adefesio, adios.

La abuela entró en la cocina como un tornado, donde estaba desayunando con Pascualita y la foto del Adefesio. - "¡Ay, nena, que disgusto! ¿No te has enterado? ¡Nunca te enteras de nada! ¡Ni de hacer bisnietos! (¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?) ¡Pobrecita mía! ¡Ahora mismo voy en busca del mejor psicólogo de Mallorca para que le de la noticia! Yo me siento incapaz de hacerlo. Aaaaayyyyy, señor, que disgusto se va a llevar la pobrecita mía!"

Hasta ese momento no sabía de qué me hablaba. Tampoco me importaba ya que estaba luchando por mi vida al atragantarme del susto que me llevé al irrumpir en la cocina cuando acababa de meterme un trozo de pan tostado en la boca. Menos mal que Pepe el jibarizado le sacó los colores al recordarle que una señora NUNCA entra así en casa ajena: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - Se lo dejó bien claro.

O se entendieron por telepatía o a ella se le acabó el fuelle, el caso es que cerró la boca y miró a Pascualita como si la viera por primera vez. - ¡Aaagh! (por fin pude tragar el pan) ¿Un psicólogo? ¿En ésta casa? ¡Ni hablar! -  Una catarata de lágrimas mezcladas con su rimel carísimo, dieron a la abuela aspecto de careta de Carnaval. Entre hipos dijo paisano - ¿Estos? Es fea, sí, pero al otro había que echarle de comer aparte. 

Convencí a la abuela de que una persona extraña en casa sería contraproducente para la integridad de nuestra medio sardina... Y ésta, con un sonoro eructo, nos hizo saber que le había sentado muy bien la media foto que se acababa de comer.

 

martes, 11 de febrero de 2025

El adefesio.

- "Nena, en el mar han encontrado un pez" (dijo la abuela ) - ¡Angela, María! ¿No sería un tranvía? - "Menos cachondeo. Es un pez abisal" - ¿A quién avisa? - "¿Estás tonta o qué? Que cruz tengo contigo... Es un pez que vive en las profundidades más profundas del mar y como Pascualita es de esos barrios he pensado que si le enseño la foto del periódico, tal vez le demos una alegría al ver a un paisano" 

Aquello no me sonó bien. - ¿Cómo es el pez, abuela? .- "Más feo que Picio, justo es reconocerlo..." - De repente levantó la voz y dejó mi oído turulato: - ¡¡¡GEOOOOOOORGE, SACA EL ROLLS ROYCE QUE NOS VAMOS A VER A MI NIETA!!!

La risa nerviosa que me entró al ver al pez me duró una hora por lo menos: - ¡Que feooooo! - Sus parientes lo habrán echado para que no asuste a sus crías. ¿Esto le quieres enseñar a Pascualita? ¡Que mala uvaaaaa! - Sin decir ésta boca es mía, la abuela puso la foto del pez ante los ojos de la sirena y la reacción fue instantánea: La dentadura de tiburón se abrió dando chasquidos en el aire. Sin embargo no se le erizaron los cuatro pelos-alga de su cabeza. De un tirón se quedó con el papel de la foto en las manos, saltó con el a la pila de lavar del comedor y se encerró en el barco hundido.

- ¡LO HA RECONOCIDO! (gritamos estupefactas) - Como un misil, Pascualita salió del agua llevando trozos del papel. Al entender su nerviosismo la abuela mandó a Geooorge a por una foto plastificada del dichoso pez. Tardó pero lo trajo. 

Pascualita apenas sale del barco hundido. Se pasa las horas mirando al adefesio que ¡tiene una bombillita con luz delante de la cara!. Más original no puede ser... y útil .


 

lunes, 10 de febrero de 2025

El año de la serpiente ... A ver qué tal.

Ayer hubo fiesta en el barrio y media Palma lo invadió. Se celebró el Año Nuevo chino, el de la serpiente. El día anterior, el señor Li vino a casa acompañado de un nutrido grupo de paisanos suyos y se me heló la sangre en las venas creyendo que eran la mafia china. - Hola, boba de Colia. Tu dejalnos pasal al balcón. - Con un hilo de voz conseguí decir: - ¿Para qué...? - Mañana sel Año Nuevo Chino. Hay que ponel adolnos en álbores del bal.lio. - El árbol de la calle que, en esos momentos dormitaba, abrió unos ojos como platos al escuchar esas palabras. - ¡Dí que sí, nena! 

Pascualita corría verdadero peligro estando los chinos en casa. De repente el señor Li tuvo que ir al baño, a la cocina a por cerveza, a mi cuarto ¡no sé para qué! A la salita para ver una noticia en la tele... - Hizo un recorrido turístico y frenético para encontrar las "gambas gordas" que le encantan. Aproveché los momentos que iba de un sitio a otro, para coger a la sirena y meterla, disimuladamente, en mi escote con la orden tajante de no asomar la cabeza - A no ser que quieras perderla.

El árbol de la calle lucia farolillos rojos y dorados que, según dijo, le sentaban mejor a él que a cualquiera otro de los árboles del barrio. Y en honor a su belleza vegetal, se pasó todo el día cantando arias de zarzuela. Pensé que pararía cuando se acabase la fiesta pero no fue así. Siguió cantando, a grito pelado, por inercia. Por eso, cuando me senté a escribir éste Diario, un Sueño Reparador  se apoderó de mi, impidiéndome escribir algo coherente. Cuando, haciendo un esfuerzo, abría los ojos intentando leer, el Sueño Reparador hacía valer su apellido y yo me dejaba querer.

 

 

 

domingo, 9 de febrero de 2025

El sueño...

Ha sonado el teléfono cuando aún no habían puesto las calles. Al segundo timbrazo lo he tirado al aire y tal como caía le he dado un patadón que lo he puesto mirando para Pamplona... después de traspasar el cristal de la ventana ¡Ale, ya he hecho el jornal del día!.

Sonó el móvil de la abuela- "¿Por qué me cuelgas, nena? Escúchame bien porque no te lo voy a rpetir. Tengo un sueño que no veo y, aprovechando que estás ... ¿dónde estas?".. - .Estoy en mi casa... - " ¡Que suerte tienes, nena! Se nos ha echo tarde brindando con el recuerdo de Críspulo. Y todavía estamos en El Funeral ¡No sabes lo que nos hemos reído

A todo esto aún no sabía a causa de la leyendas.

Me costaba trabajo permanecer despierta y, encima, la voz pastosa por el chinchón trasegado, me invitaba a dormir. Se hizo el silencio. Luego la abuela dijo: - ¿Dónde está mi mariachis?

Fue demasiado para mi y dormí a pierna suelta toooooda la noche.

 

 

 

 


 

 

 

sábado, 8 de febrero de 2025

Un bonito cuento.

Miré bajo mi cama y allí estaba el personaje con el que había soñado esa noche. Era un egipcio de los que aparecen en pinturas y relieves. - ¿Cómo has venido a parar aquí? - Por pura curiosidad. He visto un resquicio de la Historia abierto y me he colado. - Imagina que no encuentras el camino de vuelta ¿Qué harás entonces? - Trabajar de arquitecto.

Intenté explicarle que todo había cambiado mucho durante los milenios y se echó a reir. - El cambio grande vino antes de nosotros, por eso pudimos hacer las pirámides. - El árbol de la calle metió una de sus ramas por la ventana. - Encantado de conocerle señor egipcio. ¡Caray! que guapo! - Sí, somos guapos pero tu no te quedas corta. ¿Qué clase de árbol eres? - Un platanero y como de todo. Me encanta el hierro. 

Se enzarzaron en una conversación técnica sobre el uso de la madera y del hierro mientras yo me aburría como una ostra. El vozarrón del árbol de la calle, cantando a plena potencia El brindis de la Traviatta, acalló la conversación.

Del cuadro de la Santa Cena salieron discusiones ruidosas: - Queremos ver al egipcio, nena (dijo el comensal de las treinta monedas) 

Fue verlo y empezar a mofarse de él: - ¡Mucha pirámide pero ¿has aprendido a abrir el mar, bonito de cara? - Y cantaron a coro: - ¡Moisés, el abre-mares! ¡Igualalo si puedes, listo!

Me temí lo peor pero el egipcio ni se inmutó. Incluso llevó el ritmo con las manos. Cuando el jolgorio decreció, el personaje dijo: ¿Dónde está escrito que ocurriera ese bonito cuento? -  Mientras los comensales seguían pensando, apareció una Vespa en el comedor que se llevó al egipcio antes de que se cerrara el resquicio de la Historia.

 


viernes, 7 de febrero de 2025

El celo.

Me he enterado que el causante de quedarme sin sillas en el comedor ha sido el nuevo celo de la sirena ¡¿Pero cuando se terminará ésto?! La medio sardina lleva milenios teniéndolos pero como no hay sirenos, no sirve para nada. Y aquí estoy yo aguantando el ajetreo de sus hormonas pre, pre, pre,pre, pre...etc. etc. etc antidiluvianas, prehistóricas ... Ya no sé que más decir de tan antiquísima que es la sirena... Ahora me asalta una duda ¿Se habían inventado ya las neuronas cuando ella nació? Total, que ¿a ver dónde nos sentamos ahora?.

El chirrido de las ruedas del rolls royce frenando de golpe en la parada del bus, llegó a mis oídos con la claridad de un toque de clarín a dos palmos de mi oreja. Inmediatamente arrancó el concierto de claxons y la entrada en casa de mi segundo abuelito: Andresito.

- ¿A qué ha venido el frenazo? (pregunté y contestó Geoooorge) Bus querer ocupar su puesto en la parada. - En SU PARADA, querrás decir. - No, boba of Coria. Un rolls royce ser the King. Un bus, esperar. - Madre del Amor Hermoso ¡Estás pallá, inglés! 

Andresito estaba muy serio y no me quitaba ojo. Mandó a su mayordomo a preparar el té y, en cuanto cerró la puerta de la cocina, dijo. - ¿Así que tu abuela tiene un querido al que tú acoges en ésta casa? - Digo NO a todo (contesté) - Y se llama Pascual (siguió como el que oye llover) - Pascualita (repliqué. Me temblaba la voz)

Andresito me miró desconcertado. - ¿Una mujer? - Hombre, yo no lo diría así jejejejeje Media y va que chuta. - ¿Has bebido chinchón? - On the rock ¿Quiéres?

Mi primer abuelito, desde lo alto del riel de la cortina de la salita, aplaudió a rabiar: - ¡Bien por ese cambio de conversación, nena! - Pero no fue tan fácil: - La Cotilla me dijo... - ¡Huy, lo que diga ese bicho. Pregúntale a tu mujer. Ya sabes: Pascualita. 

jueves, 6 de febrero de 2025

No hay mal que por bien no venga.

Me di cuenta que hacía horas que no veía a Pascualita y me dije, sarcasticamente, : - ¿A qué se la ha llevado la Cotilla al trapicheo y la cambia por un orinal de porcelana Luis XIV? 

Cinco minutos después me arrepentí de haberlo pensado porque la media sardina no aparecía por ningún lado. - ¡Pascualita... Pascualitaaaa... Pasc... - ¡Avemariapurísimaaaaaa! ¡No me digas que Pascual está aquí! ¡Por fin voy a verle la jeta al querido de tu abuela! ¡Sal, que voy a cantarte las cuarenta, estafa-viejas!

 Después recibí yo - ¿No te da vergüenza ser la Celestina de tu abuela? Llamaré a Andresito y ya puedes despedirte de la Torre del Paseo Marítimo ¡Sal, Pascual!

Ni salió Pascual ni Pascualita. Miré con disimulo aquí y allá. Pregunté, telepáticamente, a los comensales de la Santa Cena si la habían visto y fue que no. Tampoco la habían visto las bolas de polvo que corretean bajo los muebles.

Mientras la Cotilla hablaba por teléfono me pareció ver algo raro. Miré de nuevo y ¡allí estaba la sirena de los siete mares mordiendo, ferozmente, la pata de una silla del comedor! Me fijé un poco más y todas las sillas estaban comidas por los dientes de tiburón. 

La Cotilla me preguntó por qué no aparecía Pascual. - Es tímido (dije) - Según para qué ...(contestó) - Cogiéndome desprevenida se sentó en una de las sillas del comedor que se vino abajo entre craks de madera y gritos de la vecina.

Intentó levantarse apoyándose en otra silla y se desmoronó igual que todas la que tocó - ¡Ha entrado la termita en casaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYY!

Gracias al mordisco de Pascualita, la Cotilla ha salido en televisión y varios equipos de pádel quieren contratarla. Tiene una mano descomunal que casi roza el suelo y con un poco de entreno piensan que ganarían cuantos partidos se le pusieran por delante.

miércoles, 5 de febrero de 2025

El Orangután Americano.

Ojiplática, boquiabierta, pasmada, asombrada, patidifusa, ... Así me quedé después de oir al Orangután Americano (espero que me perdonen los orangutanes de Sumatra porque el parecido entre ellos es solo por el color.

Debe reconocer que, en aquellos momentos, estaba a punto de dormirme en los brazos de Morfeo e iniciar una reparadora siesta pero me llevé una frase suya, pegada como una lapa en la frente y me dio la murga.

La bahía de Palma y las de Pollensa y Alcudia estaban atestadas de gente moviéndose como una ola, entre gritos y lamentos de gente perdida y con  miedo en el alma. - ¿Qué pasa? (pregunté) Con el bullicio se perdió la respuesta. En vista del éxito me incorporé a una cola larguísima y así fue como me encontré en las tripas del barco donde apena cabía un alma. Pero sí la de mi primer abuelito - ¡Vámonos, nena! - En aquel lugar estas palabras no tenían ningún tenían valor. 

Noté que el barco se movía y poco después, navegó. Iba tan lleno que a punto estuvo de zozobrar. - ¿A qué viene todo ésto? - Vaciamos las islas Baleares. Hay que ¡construir. construir y construir! - ¿A dónde vamos? . En medio del mar (dijo una voz grabada) y una vez allí, se abrirán las compuertas y el barco, que es de rejilla, se hundirá,

Desperté mojada de sudor, Helada de frío y con ganas de salir de allí. Miré a mi alrededor. Era mi cuarto. Allí estaba la foto del Atlético Baleares que yo había clavado, ya hace años, en la pared. Pregunté a mi subconsciente: - ¿Qué nombre ha dicho?... Baleares, Palestina... - Que más le da.

martes, 4 de febrero de 2025

Abuelos-eternos.

- Tengo frío, abuela. Estoy helada y deseando que llegue el verano. Me paso el día tiritando y en el trabajo me han echado la bronca porque pensaban que bailaba. Mi jefe ha salido de su despacho como una furia salvaje. - ¡Ya está bien de bailoteo! ¡Esto es una empresa seria y se viene a trabajar... ¡Yo que se la de cosas que me ha dicho! Pensé que iba a despedirme. Al llegar a éste punto ha funcionado la telepatía porque el Jefe ha dicho: - ¡Y no te despido porque quiero saber al entierro de qué abuela o abuelo vas a ir cuando faltes al trabajo! Has enterrado a tantos que ya vas por los de la Edad Media. Son Abuelos-Eternos. Sirven como excusa cuando se llega tarde a los sitios.

- "Menudo rollo me has soltado, boba de Coria. Y lo que he deducido es que tienes más cara que espalda. Si quieres algo con muchas ganas, pero muchas, muchas, deséalo con fuerza y te será concedido. Hala, ya puedes ponerte a la faena si quieres que llegue el verano" - Y me colgó.

 Me faltó tiempo para ponerme el bañador nuevo, una toalla de baño en el balcón y tumbarme para tomar el sol repitiendo el mantra: - Ven, verano, ven.

Ahora estoy en la UCI con una pulmonía de campeonato por hacer caso a la dichosa abuela.

 

 

lunes, 3 de febrero de 2025

Que cansancio...

Aaaaayyyyy. Estoy despatarrada. Que cansancio, madre mía. Solo hago BOSTEZOOOOS...Si llego a saber ésto no habría mirado un video de facebook donde ¡AAAAAUUUUU...!, bailarines rusos muy aplicados me han dejado con la boca abierta ¡Que perfección! Se lo pasaré a mi bisabuelastra, la Momia ¡Con lo que le gusta bailar a ella! Antes tomare unos chinchones on the rocks para ver si me espabilo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Aún no has abierto la lata de fabada asturiana, boba de Coria? - ¡Huy, no! Estoy cansadísima. Abralo usted que a mi me ha bastado con la lección de ballet clásico... ay, ay...

La Momia me llamó, entusiasmada. - Me alegro que te haya gustado, bisabuelastra... - ¡Y lo he bailado con mis cubanitos-culito-respingones! Ahora duermen a pierna suelta... Estos jóvenes de hoy en día no tienen aguante. - Me abstuve de comentarle que yo solo lo vi y no me aguanto de pie.

De repente, dijo: - Dice tu primer abuelito que estás para el arrastre... - ¡¿Abuelito, de qué vas?! 

- Que desilusión, nena...

Haciendo de tripas, corazón, me arrastre hasta mi cama en buscar de una siesta gloriosa que compartí con Pascualita y el chinchón on the rocks.

 

domingo, 2 de febrero de 2025

No se repitió la historia.

Me entró un hambre canina y corrí a la cocina a prepararme algo. El ojo-catalejo de Pepe el jibarizado me siguió lentamente mientras yo buscaba algo que poner en el pan. Y cuando me paré frente a una lata de sardinas aceite,gritó:OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. e inmediatamente, algo chocó contra mi: - ¡Aaayyyy! (grité)  - De un manotazo mandé al proyectil a hacer gárgaras en la copa del árbol de la calle que también se quejó: - ¡Aaaayyyy jopé ya!

Me asomé a la ventana a mirar qué era lo que me había atacado. En seguida supe quién había sido por los pio pios de los gorriones que habitan en el árbol. - ¡Pascualita. ven aquí! (dije en voz más alta de lo debido porque, desde la acera llegó la voz de la Cotilla: - ¡¿Quién es Pascualita, boba de Coria?!

Hice como que no la había oído. La sirena, que sabe que de la Cotilla no se puede esperar nada bueno, entró en casa justo antes de que yo cerrara la ventana. Cayó sobre la mesa y estuvo expectante mientras yo abría la lata. Al ver tres hermosas sardinas un recuerdo muy vívido apareció de rondón colocándose junto a mi.

Cogí un tenedor y tal como había echo 13 años antes, las deposité con cuidado sobre la rebanada de pan con tomate... y ninguna dio señales de vida. Decepcionada, pues Pascualita esperaba encontrar alguna congénere, viva y coleando para tener con quién hablar, se enfadó y en un plis plás, se comió lo que iba a ser mi merienda.

Ahora lleva horas metida en el barco hundido de la pila de lavar del comedor. Para animarla un poco he echado un buen chorreón de chinchón al agua... Creo que me he pasado y está el bicho en coma etílico.