Tuve que luchar a brazo partido con la Cotilla uno de los días que tuve barba. - ¡Que te vengas conmigo al trapicheo, jodía! - No pienso salir de casa con ésta pinta y menos con usted que lo mismo me cambia por cualquier cosa. - Hay un director de circo, dos charlatanes, varios médicos... deseando verte y examinarte a fondo. Que te haya salido barba ¡Un barbón diría yo ! les tiene muy interesados por ti. Saldrías en los telediarios y en las tertulias de la tele. Y quién sabe si, a cuenta de la barba, tienes al dichoso bisnieto de tu abuela.
Me tiene la cabeza loca ésta mujer. Creo que emigraré a la Torre del Paseo Marítimo y pediré asilo familiar a los abuelitos, como me han pedido a mi tantas veces!
Desde lo alto de la lámpara, mi primer abuelito dijo: - Que ilusa eres, nena. Te vas a quedar con tres palmos de narices. - Ya verás como no, mal pensado.
Cinco minutos más tarde tuve que darle la razón: - ¿Qué dirían sus vecinos al ver mi barba?- Serían la comidilla del barrio millonetis. Eso y más es lo que me han dicho... Voy a afeitarme otra vez. ¡Esto es un no parar!
De madrugada me despertó el cuerpo frío y mojado de la sirena en mi cuello. Fue tal el salto que di que traspasé el techo y asomé la cabeza en el dormitorio de los del 2º piso. Los vecinos han acusado a la Cotilla de haber llevado las cosas demasiado lejos al fisgar en su intimidad matrimonial y la han denunciado por ¡cotilla!
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