sábado, 22 de febrero de 2025

La Cotilla lo aprovecha todo.

Al pasar delante del balcón me llegó el sonido de la calle: silbidos, aplausos, gritos de olé, olé... Me asomé esperando ver aparcado el rolls royce de los abuelitos pero no. Había un tropel de gente en la acera de enfrente, mirando hacia arriba y, al parecer, disfrutando de lo lindo.

- ¿Qué pasa? - pregunté al árbol de la calle. - Que tenemos una artista en la familia y no nos habíamos enterado. - Si lo dices por la sirena hace tiempo que, a pesar de su mal genio, es la reoca dando saltos mortales y... - No es Pascualita. - ¿Ah, no? pues... ¿la Cotilla? jajajajajajajajajajajaja - Nos dio tal ataque de risa que tuve que ir al baño. Lo mismo hizo el árbol de la calle que, aunque no se movió del sitio, sus raíces lo notaron.

Una de sus ramas me tocó el hombro y luego señaló ¿el suelo del balcón?. Concretamente, el rincón donde puse a la única maceta que tengo... y su esmirriada plantita. Miré y no podía dar crédito a lo que vi. Una flor maravillosa, de colores tornasolados, esparcía un aroma único mientras danzaba como una prima ballarina del Bolchoi.

Me encaré con el árbol: - ¿Esta no es... eh que no... ? ¿De dónde ha salido? - Sí es, boba de Coria. El Cambio Climático le ha devuelto la vida productiva. Este año ha florecido ya dos veces. Esta última, como ves, está espectacular. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Nena, baja a relevarme que estoy haciendo caja. - ¿Cobra a los vecinos? - ¡Naturaca! Lo de esta flor solo se ve en el Lido de París y aquí. Hay que aprovechar la ocasión...

No hay comentarios:

Publicar un comentario