domingo, 23 de febrero de 2025

Pues estan apañados éstos...

Mi primer abuelito no para de estrenar sudarios primaverales cargados de flores que acaban por el suelo y me paso el día barriéndolas. - ¿No puedes ponerte otra clase de sudarios? - ¿Quiéres que les haga un feo a los grandes modistos, nena. Además, así te libras de unas cuantas bolas de polvo. Y si las tiras a la calle, mejor que mejor. - ¿Quiéres que Bedulio me multe? 

De reojo, vi que la escoba miraba el reloj de cucú del comedor e, inmediatamente, se oyó - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla me pilló, infraganti. - ¿Se puede saber qué demonios estás haciendo, boba de Coria? - Barrer... - Barriendo ¿qué, alma de cántaro? 

¡Angela, María! (dije para mí) La Cotilla esperaba respuesta coherente a su pregunta pero yo no podía hablar de las flores caídas, ni del cabreo que tenía la Escoba, ni de la carrera que se dieron las bolas de polvo para salir del comedor porque ¡no puede ver a éstos personajes!: - ¡Ay, Cotilla, que risa jajajajaja! Acabo de despertar de la siesta y aún no sé lo que hago jajajajaja. - Como sigas así, este año tampoco habrá bisnieto... 

Ahora que todo parecía arreglado, me pilló por sorpresa ver pasar a Pascualita-misil-tierra-aire y estamparse contra el cuadro de la Santa Cena. Yo había cerrado los ojos para no ver el batacazo de la sirena pero volví a abrirlos al no oír ruido de cristales rotos. 

Poco a poco, los personajes se fueron asomando con cara de asombro. - ¿Eso ha sido el choque del famoso pedrusco contra la Tierra? (preguntó uno de ellos) - En un rincón del cuadro asomó la preciosa cola de sardina de Pascualita. Mi primer abuelito, siempre al quite, me susurró al oído: - Se esconde del señor Li, nena. - ¡Eso está muy bien! - ¡Ya! pero olvidas que allí (señaló el cuadro) NO HAY COMIDA.

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