lunes, 30 de junio de 2025

La que me espera.

De repente, Pascualita ha dejado de dar la lata con el aire acondicionado y, en lugar de ponerme contenta y aprovechar para dormir a pierna suelta, ahora estoy preocupadísisma... ¿Por qué lo habrá hecho? Manda narices.

He sudado tinta china estrujándome el cerebro. Y el resultado ha sido... ¡tachán! ... ¡que llevo unos días sin ver a la sirena!

¿Dónde se habrá metido? He puesto a todos los personajes de casa a buscarla pero, hasta ahora, sin resultados. Si seguímos así tendré que dar parte de su desaparición a Bedulio para que ponga en marcha la maquinaria de búsqueda de personas desaparecidas... ¿Pascualita es una persona? Creo que no... ¿Y si pregunto a Lobatón? 

Sonó el teléfono. Era la abuela. - "Nena, pónme con Pascualita porque me ha dado un pálpito raro. He sentido como si me cortaran un brazo y me he dicho: ¿Querrá decir ésto que la pazguata de mi nieta ha perdido a mi tesorito" - ¡Jopé, como afina la señora!

- Ahora mismo está durmiendo la siesta dentro del barco hundido de la pila de lavar del comedor ... ¿No querrás que la despierte? - Lo pensó un momento...  - "No, no. Mejor pasó luego a verla" Y colgó. - ¡Oh, no!

Desesperada, me asomé al balcón y grité, urbi et orbi: - ¡¡¡Pascualita, aparece, jodía!!!

domingo, 29 de junio de 2025

Cachondeo nocturno.

Mientras trataba de despertarme de un sueño húmedo, porque me encontraba flotando en medio de un mar en calma y no quería salir de allí, una flecha helada vino a chocar justo en medio de mi sueño haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo al tiempo que, desde las profundidades marinas, surgía un grito desgarrador acabado en ¡la madre que te parió, Pascualita!

Menudos despertares me da el puñetero bicho antiantianatiantiiiiiiiiiiiidiluviano. La tiparraca no tiene una idea buena. Es más, está encantada. 

Lo del sueño húmedo viene porque estos días hace mucho calor y antes de acostarme cierro puertas y ventanas, pongo el aire acondicionado y me duermo como un bebé hasta que... empiezo a sudar como si no hubiera un mañana. 

Como una zombi camino entonces pasillo adelante, dejando un rastro de sudor hasta llegar al aparato del aire acondicionado. ¡Está apagado! Mientras me acuerdo de la madre que parió a   la Cotilla, lo enciendo de nuevo. Vuelvo sobre mis pasos, patinando con mi sudor, y trato de dormir de nuevo. Esta historia se repitió varias noches hasta que, harta, aporreé la puerta del cuarto de la Cotilla que no se abrió porque no estaba en casa sino a sus trapicheos.... Entonces ¿quién apaga la aire acondic...? ¡La sirena!

Desde que la descubrí me paso la noche encendiendo, una y mil veces, el aire acondicionado. Las ojeras me llegan a los pies de no descansar. Pero ella, la medio sardina, está como una rosa y encantada de haberse conocido. Anda que... 

viernes, 27 de junio de 2025

Dichosa Pascualita.

 Pascualita me mira como si no nos conociéramos. - ¿Qué te pasa, Blancaflor? (le pregunto) Por toda respuesta me lanza a traición, un escupitajo en el ojo izquierdo que, como sucede siempre, ha alcanzado un tamaño tal que van a tener que pasar un buen puñado de días hasta que pueda volver a usarlo.

- ¡ La madre que te parió, media sardina! Ahora me pasaré el tiempo buscando el ojo porque, en cuanto se independizan se hacen amigos de todo personaje que les sale al paso. Aunque sea un comensal de la Santa Cena.

Sé que acabaré encontrándolo en cuanto empiece a faltarle el fuelle . Entonces deseará volver a su cuenca para darnos la vara al resto de personajes, contando las travesuras, juegos, carreras, etc. de las que ha disfrutado.

Como ya no tengo más abuelos y abuelas, cuya muerte me sirva para escaquearme del trabajo porque el jefe ha echo mi árbol genealógico y ha descubierto que soy la persona con más antepasados centenarios del mundo. Algunos son del tiempo de Matusalen.

Así que me he presentado en el trabajo con la cuenca vacía del ojo, tapada con un parche de pirata. - ¿Vas a venir así muchos días? - Pues... seguramente. ¿Quiere un chupito de ron o prefiere chichón, jefe?

No me valió que le bailar el agua. Me puso a limpiar: - Para que no me espantes a las clientas si te ven con semejante pinta... - ¿Alguien me presta una abuela que no pida bisnietos?

jueves, 26 de junio de 2025

¡Menuda sorpresa!

Ayer no escribí... Bueno, tampoco pasa nada porque no soy Cervantes pero si digo que haré un relato cada día, lo hago aunque me cueste encontrar una idea de la que tirar como si fuera el cabo de un ovillo. Pero ayer...

Sí. Hacía calor. Como hoy y estoy escribiendo con Pascualita en plan guardia de la porra. Claro que no le hace falta porra alguna teniendo semejante dentadura, pequeña pero de tiburón. Cuando me paro a pensar  la saca a pasear y tengo que estar al tanto porque es muy rápida mordiendo la jodía.

Ayer pasó algo tan bonito... Me dieron un envoltorio que se notaba que estaba hecho con los pies: -¿Qué es esto? (dije, a punto de levantarme e ir a por las pinzas de cocina) - ¡Abrelo ya!  (gritaron los impacientes) 

De un tirón seco, me quedé con lo que había dentro: la primera prueba de un libro firmando por Isabel Jiménez-Bravo Llabrés... yo.  No supe qué decir. No sabía nada. Es una novela que escribí a vuela pluma en la pandemia. Y se quedó escondida dentro de uno de los cuadernos grandes que tanto me gustan. Este año lo descubrí de nuevo. Mientras lo leía me decía ¿Esto lo he escrito yo?

Se llama La pastilla de jabón y tiene su intringulis y no, no sale Pascualita.

La sirena es para echarle de comer aparte.

 

martes, 24 de junio de 2025

¡Lo que traga la sirena!

Esta  mañana Pascualita ha tenido que hacer de "corta fuegos" para que pudiéramos entrar en la cocina a desayunar porque el suelo de casa estaba atestado de bolas de polvo. - ¡¿Pero qué es estooooooo?! - dije en cuanto puso un pie en el suelo y éste no estaba frío y, encima, con pelo.

Llamé a la sirena a voces. - ¡No puedo salir, Pascualita! ¡No podremos desayunar! ¿De dónde sale tanta bola de polvo? ¡¡¡Socorroooooo!!! ¡Quiero mi cola cao!

Presa de un ataque de ansiedad, gritaba como una loca, cosa que repercutió en los vecinos que no querían despertarse tan temprano pues aún no habían puesto las calles.  De repente, todas las ventanas de la calle se iluminaron como por arte de magia y se llenaron de siluetas protestonas y amenazantes.

A todo esto, la sirena, a la que le gusta todo y todo le sienta bien, había empezado a comer bolas de polvo abriendo un pasillo por dónde ella pasaba reptando y con la boca abierta. ¡Hasta en el cuadro de la Santa Cena entraron las dichosas bolas y hasta allí entró la voraz Pascualita!

Ahora estamos desayunando en santa compaña, la medio sardina, Pepe el jibarizado y yo

lunes, 23 de junio de 2025

No me entero de nada.

En casa se ha destapado la curiosidad por la puertecilla del reloj. Hasta la Cotilla me preguntó: - ¿Para qué crees que sirve la puertecilla del reloj. - Me quedé ojiplática. - ¿Qué es eso? - No lo tengo claro... Tampoco sé si se trata de una tontería supina que alguien puso en su ordenador y se ha echo viral. - Eso será. - Y dando media vuelta di por terminado el diálogo de besugos... Yo sí pero a la Cotilla le gusta sacarle punta a todo: - Nunca he oído el cucú.

Se me pusieron los pelos como escarpias. - ¡¿Tendrá razón?! ¿Por qué no me pasan a mi estas cosas?! ¡Así que tenemos un cucú en casa y yo sin enterarme! 

Mi primer abuelito descendió hasta mi oído con la soltura de una araña tejedora y responsable. - Escúchame bien, alma de cántaro: Lo que ha echo la Cotilla es una suposición a la que tú ya le das cara de verosimilitud, ¡Uf, que frase me ha salido! - Ya, entonces ¿para que sirve la puertecilla, abuelito? - ¡¡¡PARA QUE SE ESCONDA EL CUCU!!!, boba de Coria! jajajajajajajaja

- ¿Pero... hay o no hay... cucú...? ¿En qué quedamos? - Pascualita, igual que el resto de personajes, se partían de risa.

 


domingo, 22 de junio de 2025

¡Que lío!

- Me han llegado rumores al Más Allá sobre la curiosidad que despierta la puertecilla de reloj de pared (me dijo mi primer abuelito) ¿A qué viene eso porque, anda que no lleva lustros en tu casa? - Pues yo no sabía nada... ¿es verdad que desde allí espías a la abuela?... Cuando se entere se pondrá como un basilisco. No quisiera estar en tu pellejo.

Pues tú no se lo vayas largando en cuanto la veas. Ni al lechuguino del mayordomo, con la mala fama que tienen ¡Soy tu primer abuelito y me debes un respeto! - Pensé que tenía razón pero... la tentación es tan fuerte...

- Me gustaría entrar contigo por la puertecilla y enterarme un poco de qué va la cosa. -- ¡No necesitas entrar ahí porque estás viva, boba de Coria! - Huy, que fuerte ha sonado eso...  Nunca me lo habías dicho ¡snif!

Esta vez, mis lágrimas de nieta, no lo han ablandado y he quedado preocupada. Antes de desaparecer en el Más Allá, escuché la voz de la Momia gritándole al abuelito: ¡Resiste, amado mío o acabarás en el Purgatorio y no es agradable.

Me he pasado la tarde sentada junto al reloj esperando que diera las horas. Estas no pasaban y al final me hice un lío y comí dos veces Fabada Asturiana. ... Ahora se acerca el tercer plato.

sábado, 21 de junio de 2025

¿Acaso tengo que conocer todos los rincones de casa?

El abuelito dejó abierta la puertecilla del reloj. Era su escondite secreto para cuando quería ver la vida que él ya no tenía. Le molestaba un poco el tic tac del reloj y las campanadas no digamos pero, si quería saber la vida y milagros de su ex, no le quedó más remedio que acostumbrarse a esos ruidos. 

La puertecilla, abierta, del reloj hizo que al, sonar las campanadas sonaran más fuerte. Todos quedamos preocupados porque el reloj tiene más años que la tos y puede descuajaringarse en cualquier momento. - ¿Qué te pasa? (le preguntó el comensal de las treinta monedas, de la Santa Cena) - Debo haberme constipado porque me han dejado la puertecilla abierta y hace corriente.

- ¿Qué puertecilla? (dije) - Pascualita, que estaba sentada en el borde de la pila de lavar del comedor, elevó los ojos al cielo como diciendo: - Ay, señor, dame paciencia. - De la cocina llegó el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO del jibarizado que, ya puesto, contó a su manera, el último día de su vida terrenal. Y a mi primer abuelito no le quedó otra que venir a traducir esa enrevesada lengua. - Me estaba mirando en una charca que recogía agua de la nieve derretida, límpia y transparente. ¡Que guapo era! Todos, hombres y mujeres, envidiaban mi cuerpo serrano al que adornaba con hermosas plumas de guacamayo. Pero ese día fatal, aún no había amanecido cuando el Jefe de la tribu vecina se levantó con dolor de muelas. Salió a la calle con su machete-corta-cabezas-ajenas. A su vez, yo salí también en busca de una charca donde asearme y mientras me lavaba la cara mi cabeza cayó en el arroyo. Fue una extraña sensación ver mi cuerpo desde otra prespectiva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


jueves, 19 de junio de 2025

Cómo cansa ser mala...

Cuando salgo a la calle, lo hago de tapadillo y muy temprano, antes de que pongan las calles. No quiero que se rían de mi. Para volver a casa compré, en la tienda de los chinos del señor Li, unas caretas a cual más horrorosa para que nadie tenga ganas de meterse conmigo.

El primer día, al entrar en casa, no hubo personaje que no se asustara, Pascualita incluida. Me gustó la reacción y la siguiente careta fue más horrible todavía. Poco a poco le fui cogiendo el tranquillo a lo de asustar a la gente, visible o no.

Un día, ya lanzada, recuperé una foto tomada hace años a la sirena e hice fotocopias que me sirvieron para hacerme una careta y pasquines para poner en los comedores escolares. Así no habrá que nombrar al manido Hombre del saco para asustar a los críos para que coman. Y quien más se soliviantó viendo aquella horrible cara entre pez y persona, fue Pascualita. 

Los pelo-algas, tiesos como una vara, desaparecieron bajo el agua de la pila de lavar del comedor, escondidos dentro del barco hundido. Las pequeñas bolas de polvo llamaban a sus madres, aterrorizadas. Pompilio prefirió dar un largo rodeo y entró en casa camuflado entre la melena de la fregona a la que guió, contra su voluntad, hasta la entrada de su guarida-museo del Único Calcetín. 

Yo estaba feliz. Nadie me reconocía y yo asustaba hasta al Lucero del Alba... Poco a poco, el cansancio de los madrugones empezó a hacer su efecto y tuve que comprar Ceregumil en la farmacia. Entré con mi careta de la jeta de Pascualita y la farmacéutica me dijo: - ¿No te cansa hacer el indio todos los días, nena?

Entré tan preocupada en casa que, no vi a la sirena. En cuanto entré, me escupió  repetidamente con espíritu revanchista... ¿Cómo se explica sino mi enorme oreja o el ojo saltón que disfruta corriendo tras las bolas de polvo como si fuera un viejo verde?

miércoles, 18 de junio de 2025

Pues que GRACIA...

Mi casa está cerrada a cal y canto. No quiero que entre en ella el olor a madera quemada. Me siento muy mal. Pobre árbol de la calle. Ha muerto por mi culpa... ¿Qué clase de monstruo soy? No puedo dormir... bueno, algo sí, tampoco hay que exagerar.

Mi mente, enferma, buscaba excusas para que mi arrepentimiento no me causara mucha molestia. Sabía que si conseguía darle la vuelta a la tortilla, o sea, que el "bueno" fuera yo, tendria el asunto resuelto.

La puerta de la calle se abrió: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Por qué está todo cerrado con el calor que hace, boba de Coria? ¡Uf! aquí huele a cuerno quemado. - La Cotilla iba abriendo puertas y ventanas que respiraban aliviadas después de soportar la presión de un cierre hermético. - ¡Aleluya! - gritaron tírios y troyanos. - ¡Se hizo la luz! - soltó uno de los comensales de la Santa Cena. Todos se alegraron menos uno de ellos que, a punto estuvo de comerse una aceituna olvidada en la mesa de la Cena, sin que nadie lo viera "Adiós, almuerzo" pensó. Y se quedó con las ganas.

La Cristalera del balcón se abrió de par en par - ¡Por fin! - Y el aire caliente de la calle jugó a perseguir rayos de sol en las paredes de casa.

La curiosidad me pudo. Con Pascualita en el escote, me asomé a ver los restos calcinados de lo que, en su día, fue un árbol frondoso y ahora... ¡seguía siendo un árbol frondoso! ¡¿Pero, bueno... ?! ¡Esto ha sido un engañabobos! - Ay, nena. Que pardilla eres a veces ¿Crees que, con el calor que hace, la ciudad puede prescindir de un hermoso árbol frondoso? (me dijo mi primer abuelito con un punto de ironía en la voz) - ¡Me han tomado el pelo! (me quejé) - De la cocina salieron los OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado partiéndose de risa el muy jodío.  

 

 

martes, 17 de junio de 2025

Se cumplió el veredicto.

En el barrio no se hablaba de otra cosa: - ¿Visteis a la nena? ¡Qué tía! Como actúa. A este paso le entregarán un Goya a la mejor actriz antes de que cumpla los veinte ¡Me encantó! - ¿Los veinte? te digo yo que los treinta y cinco ya los ha dejado atrás. - ¡Exagerada! - Para mi que se queda corta, por lo que le he oído decir a su abuela cuando hablan a gritos... - O sea, ¡siempre! jajajajajaja - ... dice ¿Y el bisnieto pa cuando? que se te está pasando el arroz.

Parece que el concepto que la gente tenía de mi ha cambiado para bien, Pascualita. Y todo por "culpa" del dichoso platanero.- La sirena mostró su terrible sonrisa. - ¿Te divierte? Creo que me pasé siete pueblos... ¿no? Ah, bueno, mejor...

Los comensales de la Santa Cena, envidiosos de todo aquel que coma todos los días como, por ejemplo, el árbol de la calle. Un dos, tres, responda otra vez - El árbol de la calle, las bolas de polvo, los gorriones, tú misma, nena, Ya nos podrías pasar una ensaimada de vez en cuando... o una empanada... o...

Cuando vimos aparcar la furgoneta de Parques y Jardines junto al platanero, todos contuvimos la respiración. Tan solo la Cristalera interior, que es muy dramática, suspiró con tal fuerza que nos despeinó a todos. 

Contrario a lo que nos tiene acostumbrados, de la bocaza de madera no salió un chorro de voz cuando, haciendo un esfuerzo postrero nos dijo: - ¡Adiós... mundo... cruel... ¡snif!

Aquello era demasiado y cerré las persianas del balcón para no ver como talaban al árbol de la calle, le arrancaban las raíces y prendían fuego a su madera siguiendo las instrucciones del Alcalde, como castigo a haberse comido todo lo que se le pone a tiro... 

lunes, 16 de junio de 2025

¡Menudo despiste!

El vozarrón del árbol de la calle me paró en seco en cuanto salí del portal de mi casa. :¡Hombres, temblad! ¡La nena va en busca vuestra! - Resonó tan fuerte en mi cabeza que, estaba segura, lo habían oído todos los vecinos de la barriada. ¡Uf, que vergüenzaaaaa sentí pero, ya puestos en esa diatriba, no me supe callar.

- ¡La madre que te parió, arbusto de tres al cuarto! - ¿A quién llamas arbusto, solterona? - Eso era más de lo que podía aguantar y grité como una descosida: - ¡Me chivaré a Parques y Jardines de tu antropofagia y te talarán, te arrancaran las raíces y harán una hoguera con tu leña! ¡Que lo sepa todo el mundo: el árbol se comió la bici de Danielito, la moto de Bernardo, el estuche de las pinturitas de Margarita, el...! - ¡Calla ya, loca! 

No podía callar. Estaba desatada y la furia me salía por los poros de la piel. Mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre mi cabeza, espléndidamente vestido con un sudario de Cocó Chanel, - Nena, cariñito, te estás poniendo en evidencia. - ¡No digo nada que no sea cierto, abuelito! (se escuchó un murmullo general) - Déjalo ya, nena. - El árbol me saca de quicio... - Lo sé, pero piensa que la gente solo te oye a ti, cariño.

Aquellas palabras me volvieron a la realidad- ¡Oh, no! He hecho el ridículo más espantoso y, encima, portándome como una arrabalera. ¿Qué puedo hacer abuelito? ¡Quiero que me trague la tierra! - No será necesario. Simplemente saluda como si estuvieras en lo alto de un escenario.

Sin dudarlo, me incliné antes los cuatro puntos cardinales haciendo florituras con los brazos. Hubo unos segundos de duda y, de repente, la gente se echó a reir y aplaudir a más no poder.


domingo, 15 de junio de 2025

Ni en jarras.

La pesada de la abuela sigue en sus trece con su idea de que debo socializar con el vecindario. - Pero si me muero de vergüenza cada vez que paso delante del bar de abajo y el dueño me dice: - Aún no has venido a tomarte el café con leche que te dije. - Lo último que le he contestado es que estoy muy atareada. - "¿Pero sabes poner cara de estar estresada sin que te de la risa?"

 Han llegado las fiestas del Barrio y he pensado en ir a participar en los talleres de ball de bot, boleros y jotas mallorquinas, pero... esto tengo que ponerlo con letras mayúsculas, NO ME LLEVARE A PASCUALITA. NO SEÑOR.

 Una vez decidida a ir, todo fueron nervios e ilusión. Buscaría compañeros de baile para ir tanteando si, alguno de ellos, servía para padre del bisnieto de la abuela. En el mercadillo de ropa del Mercado de Pere Garau compré ropa para la fiesta. Pagué y me llevé un montón de vestidos, blusas, pantalones... Tuve que ir dos veces porque, al probarme la ropa en casa, la mitad de las cosas eran estrechas. La otra mitad me estaba enorme. Como allí no hay espejo, no tomé mis medidas, me las imaginé y en mi cabeza me veía perfecta.

Llegó la tarde deseada. Saludé a cuanto conocí y a muchos más. Todos podían ser candidatos pero, a la hora del baile, no salió como esperaba. En mi sitio se juntaron ciento y la madre. Puse los brazos en jarras, haciendo de mis codos arietes perfectos para  tener a la gente a raya. Pero no contaba con las mujeres mayores que, muy amablemente, me dejaron fuera del círculo: - A ver, moneta, vete un  poquito para allá. - Del otro lado también atacaban con su sonrisa y su saber infiltrarse ante viento o marea. Me quedé con los brazos en jarras y fuera del círculo. - Nenaaa, levanta el brazo, mona, que es más bonito, pero.

Total, intenté bailar. Juro que lo intenté. Lo que aún no sé es cómo no lo logré.

 

sábado, 14 de junio de 2025

Pascualita, ten cuidado.

Al volver del trabajo me salió al paso el dueño del bar de abajo, todo preocupado: - Nena ¿por qué no has vuelto a venir a desayunar? Lo que pasó fue una tontería de de uno que se cree gracioso pero ya le he dicho a su jefe que ese no vuelva más por aquí. Ahora vendrá otro. Y tú, ya sabes. Al próximo desayuno estás invitada.

Me sentí fatal. El de la cerveza no tuvo ninguna culpa pero la prudencia hace que no pueda contar lo que, realmente, pasó. Me imagino todas las teles abriendo sus Noticieros: ¡En Palma ha aparecido la única sirena viva del mundo! ¡Nació cuando los Continentes eran solo uno! ¡Los científicos se la rifan para estudiarla. Es un pequeño ser anti, pero que muy antidiluviano!

Sobra palabrería para decir la verdad: trastearla, abrirla en canal y guardarla en formol 

Bajaré mañana, le he dicho al del bar. Sin Pascualita, claro. No quiero más dolores de cabeza por culpa de la medio sardina.

Mi primer abuelito apareció sobre la cabeza del barero en plan abuelo-guardasespaldas. Pero todo transcurrió normalmente. Subí la escalera y entré en casa hablando con él del último sudario de Oscar de la Renta: - Es una belleza echa solo con abanicos que se abren, se cierran y abanican. - Que suerte tienes, abuelito, de estar en el Más Allá ¡Nunca has ido tan elegante  jajajajaja!

Ahora recuerdo que me crucé con un vecino que se santiguó tres veces seguidas y corrió escalera arriba. No sé por qué...

viernes, 13 de junio de 2025

Todo sea por socializar...

La abuela me ha dicho que tengo que socializar con gente de mi edad. Por eso, esta mañana he bajado, con Pascualita, al bar de abajo a desayunar. Sentada a una mesa desde donde se domina todo el local, esperé que ocurriera "algo" Y vaya si ocurrió.

La sirena, colocada en mi escote, aguantó, estoica, mis palabras: - Mira ese joven que entra... ¿Te gusta para mi? Huy, si no ha cumplido los veinte... ¡Mira, el repartidor de cerveza! Este está más echo... ¿Qué te parece?... ¡Huy, que viene, que viene! - ¿Hablas conmigo, guapa? ¿nos conocemos?

No tuve tiempo de contestar porque el del bar me puso el café con leche que había pedido, en el sitio exacto para que la sirena saltara a la taza dando un salto prodigioso, y entrando en ella tras dar tres saltos mortales con tirabuzones incluidos, "bautizando" al de la cerveza de arriba abajo. El pobre no supo de donde le venía la ducha caliente que acababa de recibir.

El dueño del bar, dio media vuelta al escuchar el grito del hombre. Al ver cómo había quedado, pensó que se lo había tirado yo por venir a molestarme. - ¡Fuera de aquí, idiota. No molestes a las clientas!

Todo fue tan rápido que nadie vio a la medio sardina entrar en mi escote de nuevo.  

 

jueves, 12 de junio de 2025

¡Fuera tele!

Pascualita se despertó de muy mal café. Esto se traduce en intentos de morder con su diminuta dentadura de tiburón o bien en alcanzar, a todo bicho viviente que se le ponga a  tiro,  con su venenosa saliva. La miro, a distancia por si acaso y me pregunto ¿qué hago yo con semejante especímen en casa? 

Toda la culpa es de la abuela que cree, a pies juntillas, que la sola presencia de la medio sardina junto a ella, le alivia el asma. Cuando le he comentado, pocas veces, que es una enorme tontería, ha amenazado con quitarme de su testamento donde deja, no se sabe a quién, la joya de la corona: la Torre del Paseo Marítimo desde donde se domina toda la bahía de Palma.

Parapetada tras unas gafas de buceo y desde lejos, pregunté qué le pasaba. Mi primer abuelito, que siempre está al quite, acudió raudo desde el Más Allá donde está considerado el mejor modelo de alta costura por los grandes modistos finiquitados ya.

Pascualita ha reconocido, en la tele, una garra de dinosaurio encontrada por antropólogos en lo que parece fue la despensa de una gran cueva, rica en huesos y despojos antidiluvianos. La garra perteneció, dice,  a la pareja de "su" GRUWH.  La Historia solo hablará de ellos, no de la medio sardina. Por eso está celosa perdida ¡¡¡AAAAAAAY!!! 

Mi primer abuelito gritó de dolor. Parecía imposible - Pero si eres un alma... - Pero está rabiosa la muy jodía... ayayayayayaya. - Y desapareció,

miércoles, 11 de junio de 2025

Lentejas.

Como por arte de magia, de un día para otro dejó de gustarme la fabada de bote y quedé alicaída al no saber qué comer. - Come lentejas (dijo el árbol de la calle) - Nunca he podido con ellas. Son durísimas.

Un silencio incrédulo se extendió por toda la casa, - ¿No las hierves primero, nena? - En el paquete no dice nada de eso. - Pero es de cajón. - Iba a entablar una discusión sobre lentejas crudas o hervidas cuando sobre el frutero, a dos dedos sobre los kiwis, apareció mi primer abuelito. - Pide consejo a tu abuela, nena. Sus lentejas con chorizo están de toma pan y moja. - El paquete tampoco dice nada de chorizo ni de mojar pan.

Atacado de los nervios, mi primer abuelito prefirió alejarse de mi tontuna supina, no sin antes recomendarme, una vez más, hablar con la abuela. Pero no estaba y pedí consejo al mayordomo inglés. Me recomendó poner verduras. - Dos o tres lechugas  cortadas a tiras. - Mucha lechuga es esa,,, ¿no? - Y two manojos de espinacas. Si quedar claro el caldo, two much manojos y lechuga. - Y el té con pastas.

No sé la de litros de té que nos metimos entre pecho y espalda. Al final bailé la raspa con el dúo COFRE que amenizó el arte de cocinar.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¿a qué huele, nena? - Pregúnte... ¡hip! a Geooorge - dije mientras intentaba contener una arcada. - La Cotilla, indagó. En la basura había multitud de sobrecitos de té. Otros de azúcar para matar el amargor y montañas de verdura cortada en juliana.

Al llegar la noche esperaron al camión de la basura. Lo asaltaron empuñando, como arma defensiva, sendos plátanos y cogieron la autopista de Palma Nova, rumbo a Calviá. Aparcaron el camión en la orilla de la playa y mientras una encendía una hoguera, la otra intentó pescar sardinas pero éstas no se dejaron. 

Ambas se golpearon en la cabeza al grito de: ¡Ostras, el té con pastas! -  Y vomitaron a placer.

 

martes, 10 de junio de 2025

¿No hay dinosaurios? ¡Pues, nos vamos!

No hay quien aguante a Pascualita normalmente, así que cuando está en celo vale más no llevarle la contraria. 

Gracias a mi primer abuelito, supe que la sirena, en un punto de su larguísima vida, bebió los vientos por un dinosaurio y pensé en algo que le aplacaría un poco su mal genio: un libro de dinosaurios. Con muchas fotos. Pensé que le gustaría.

A la salida del trabajo fui a la Feria del Libro y busqué y pregunté pero no hallé ningún libro de dinosaurios. - ¡No puede ser! ¡En toda Feria que se precie debe haber libros con fotos de dinosaurios! 

La gente reía pensando que yo era una atracción contratada por los libreros. - ¡Dí que sí! ¡Queremos dinosaurios de colorines! ¡Dinosaurios AL PODER! - Algunos entendieron A MORDER y tuvieron que intervenir los Municipales con Bedulio a la cabeza. - Lárgate o tendré que multarte por incitar a la mordedura. - ¡Abuelitoooo. Ayudaaaaa! (grité)

La cara de Bedulio perdió el color (pasan los años y no consigue que se le pase el miedo que le tiene al fantasma de mi primer abuelito) y ordenó a un compañero que me llevara a casa en coche. - Bueno, a falta de dinosaurios tal vez éste sea el futuro padre del bisnieto de la abuela (pensé) Pero no sonó la flauta ni por casualidad entre el chófer y yo.

lunes, 9 de junio de 2025

¿De un dinosaurio?

- ¿A qué se debió el modo de actuar de Pascualita el día que se requetepintó como una puerta? - Expuse mi pensamiento delante de gran parte de los personajes de mi casa para ver si alguno daba en el clavo pero nadie abrió la boca. Más tarde, fue el árbol de la calle quien me dio una ligera idea de lo que estaba buscando: - ¡Estoy hasta las narices de contemplar tanto amor en los nidos que hay en mis ramas. Y yo aquí, sin comerme un rosco!

Pensé: ¡¿otro celo?! Este bicho no para. ¿A quién podría preguntar?

Mi primer abuelito se descolgó, como una araña en su tela, desde el Más Allá hasta quedar a dos dedos de mi nariz. - Creí que nunca me lo pedirías, nena. Mira, me estaba probando el nuevo sudario, por eso está lleno de alfileres, que me está haciendo Dior. - Aunque mi primer abuelito sea solo un alma, cuando se pone nervioso o se agita, oigo su aliento entrecortado.-Respira tranquilo - Sonrió ¡Que guasona eres! 

Le expuse la conducta de la sirena y dijo: - Estuvo enamorada y como quien tuvo, retuvo, fue verlo de nuevo en la televisión para que su corazón se pusiera a cien mil. - ¿Cuando salió un sireno? - Nooo. Fue el Dinosaurio. Esta expuesto en un museo de Historia Natural. ¿Te das cuenta de las sorpresas que da la vida. Para un dinosaurio que encuentran completo, va y resulta que es GRUWH. 

- ¿Cómo sabes esto? - Porque hablo mucho con Pascualita. Tiene una mente preclara. - ¡No me digas! Como yo jejejejeje - No, nena. Tu eres muy simple. - ¡Abuelito!

 

domingo, 8 de junio de 2025

Aunque la mona se vista de seda...

Esta mañana Pascualita no ha aparecido para desayunar. Como la Cotilla no había regresado de sus trapicheos nocturnos, la he llamado a gritos: - ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAA!!! - Lo único que he sacado en claro de mi ejercicio bucal ha sido: afonía, despertar a los vecinos, aguantar las quejas de los vecinos, recibir una multa de Bedulio azuzado por los vecinos,  pero, la sirena siguió desaparecida.

Llamé a la abuela, con la que pude hablar después de pasar por la criba del mayordomo inglés y amenazarle con las penas del infierno. - Avísame cuando te lleves a Pascualita a tu casa, abuela... -" ¿La has perdido? - Dios me libre de hacer algo así" - "Entonces, la has perdido..." - Que nooooo... - "Definitivamente, la has perdido" 

Tuve que sentarme porque, de los nervios, las piernas no me aguantaban . Al abrir la boca de nuevo, salió algo así: - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy ¡snif! ¿Cómo lo sabessss? BUUUUUAAAAAAAAAAAAAA!!!

Me llevé el rapapolvo del siglo. Lloraba como una Magdalena. El charco de lágrimas que había a mis pies, crecía sin parar. No tendríamos sequía éste año. Era tal la escandalera que los vecinos multiplicaron sus quejas. - ¿Quién es Pascualita? - ¡Eso! ¿quién es? - ¡Oh, no! La he dado a conocer (me lamenté)

Una figura borrosa, pequeña y oliendo a pescado mezclado con perfumes de Avon que dejó la abuela al casarse, reptaba sobre las baldosas del comedor. La cara era una máscara horripilante, inhumana... Esos pelos-algas... - ¿Pascualita? ¡Era ella! Reconocí su terrible sonrisa de tiburón - ¿De que vas?... Entonces comprendí. La sirena se adueñó del cajón de mis potingues de maquillaje ¡y se puso de todo! Es muy dificil "tapar" millones de años de arrugas, rictus, dar brillo a la mirada...,etc. No lo había conseguido pero me guardaré muy mucho de comentar que es la mayor Mamarracha del Reino.

 

sábado, 7 de junio de 2025

¡Un pasito palante, María. Un, dos, tres. ¡Un pasito pa cá!

Mientras mirábamos la tele, porque no teníamos nada mejor que hacer, los personajes de casa y yo nos íbamos adormeciendo. El comensal de la Santa Cena, que no sabe qué hacer con sus treinta monedas que ya no son de curso legal, propuso que siguiéramos, con sumo interés (cada vez es más repipi) la reunión de Presidentes de las Comunidades Autónomas.

Hubo sus más y sus menos. - Será un tostón (dijo la parte exterior de la Cristalera del balcón) - Claro, como no puedes ver la tele ¡pero yo sí! (gritó su hermana interior) - La Escoba y la Fregona, llevadas por el sopor del calor, dormitaban en una esquina de la salita pasando olímpicamente del televisor cuando la voz de mi primer abuelito, las espabiló. 

- Para una cosa que os ofrecen gratis, ni lo miráis (se le notaba enfurruñado) Es que, si no pagáis, no os parece bueno ¿verdad? - ¡Oh, que sudario más despampanante llevas hoy, abuelito! - ¿De verdad te gusta, nena? La seda es salvaje ¡Fíjate que alguno de los gusanos aún están haciendo los capullos! - Ya sabía yo que, tocando el tema de los sudarios de alta costura, a mi abuelito se le pasa el enfado.

- Nena, aprende de la profesora. Aunque no lleva chandal ni zapatillas de deporte, no por ello deja de hacer su gimnasia mañanera... ¡Mírala! Aúpa... se da un garbeo de aquí hasta allí. Media vuelta. Así hasta que toma la palabra otro Presidente y entonces, la profesora inicia el garbeo... o no. Tengo que enterarme bien de las normas... ¡Mira, vuelta a empezar ¡Hale hop! ... Ahora, en cambio, ni se menea en su silla. ¡Venga, que esperáis para imitarla!

Pascualita, que pasa de todo, se ha zambullido en la pila de lavar del comedor haciendo un montón de saltos mortales que han dejado el suelo inundado y la pila, vacía. 

viernes, 6 de junio de 2025

No fue un sueño

Entré en la Librería de Segunda Mano para echar la Primitiva como todas las semanas. Y como siempre también, me hice la misma pregunta: - ¿Hoy toca que me toque? - y me dediqué una sonrisa sardónica.

 Desde la cola echaba una ojeada a los títulos de los libros colocados en las nuevas estanterías. El hombre que iba delante de mi levantó un brazo para coger uno que le llamó la atención y sin querer tiró el libro que estaba al lado. 

Me había gustado su portada: la Pirámide de Kefrén o Jafrá. Pensé: - Si me toca "algo" lo compraré.

El hombre que me precedía se vio apurado entre el libro que había elegido y el "egipcio" que no había manera de que aguantara la verticalidad. Alguien dijo: - Este libro se quiere ir jejejejeje - Sí (dije yo) A Egipto. 

Entregué mi boleto y escuché la voz de Tomeu: - Te han tocado nueve euros. ¡Es una premonición! Tienes que llevártelo - Puesta de puntillas, me hice con la antigua pirámide y pagué tres euros con cincuenta. Ahora el libro está en su salsa junto a los otros de mi estantería que hablan de tiempos remotos.

- ¡Nenaaaa! Calla que no oigo la película. - La Cotilla estaba en el sofá de la salita, tumbada de lado cual una Cleopatra de tres al cuarto. Pascualita, dormía en mi regazo una siesta reparadora sin que la vecina la viera porque ¡estaba tapada con el libro de la Pirámide!

jueves, 5 de junio de 2025

Sí, hija, sí.


 Somnolienta por no haber podido dormir todo lo que me hubiese gustado, me senté a la mesa de la cocina con Pascualita y Pepe el jibarizado, a desayunar. No he visto a nadie más contento que al llavero. - OOOOOOOOOOOOOOOOO - decía mientras su ojo-catalejo no perdía detalle de cómo se prepara una taza de cola cao.

Mientras yo lo hacía, Pascualita saltaba dentro de su taza poniéndo la cocina perdida de burbujas de chocolate que estallan en la boca. El pobre Pepe, que es más lento que un desfile de cojos, creyó quedarse sin probarlas y un lagrimón como un puño de gordo, cayó al suelo, rebotó, le entró por la nariz y a punto estuvo de ahogarlo ¡Madre mía, que panzada de reir!

Cuando, finalmente, logró probar una burbuja aquello fue el acabóse ¡Risas y lágrimas! ¡Ahogos e hipos! Los comensales de la Santa Cena, amontonados en el borde del marco del cuadro, se dividieron en hinchas de los dos equipos y gritaban como descosidos señalandoles cuanta burbuja de chocolate aparecía pegada a los muebles o las paredes.

Una hora más tarde, mientras bajaba la escalera de casa, me di cuenta de que les consiento mucho a los personajes de casa. Volví atrás y poniéndome en jarras, dije: - ... ¡Y cuando vuelva del trabajo, quiero ver la cocina limpia como los chorros del oro! ¿Oído, cocina?

Esperé verlos cuadrarse como si de la Guardia Real se tratara. Cosa que no ocurrió. Y en lugar del consabido - ¡Señor, sí, señor! dijeron: - Anda y que te ondulen con la permanent y pa suavizarte que te den con seltz (aumentando el habla castiza del Madrid de La Verbena de la Paloma)

 

 

miércoles, 4 de junio de 2025

No doy pie con bola...

Pascualita ha dicho "algo" . Cosa a la que no me tiene acostumbrada. Siendo, como es, una medio sardina, justo es que imite a un cetáceo. Me ha sonado a carcajada de esas sonoras que, al escucharlas, se saltan las lágrimas... ¿Puede una sirena reír así? ¡Ya lo creo que puede! En cuanto me ha visto con el bañador que me compré en rebajas, la muy jodía. 

¿Qué tiene de malo mi bañador? ... ¿que me viene "algo estrecho", cosa que no ocurría cuando me lo probé en la tienda. Esto solo tiene una explicación: de estar guardado en el cajón del armario, ha encogido.

¡Ha vuelto a hacerlo! ¡escuchad!: - ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!

Es la carcajada de la hiena. Huy, que mal fario. 

No sé si habrá sido por las contorsiones que he tenido que hacer para enfundarme el bañador pero, la cuestión es que me he tirado dos días con espasmos dolorosos en la zona lumbar.  El caso es que, a pesar del dolor, tuve una alegría pensando que estaba de parto. Parto = bisnieto = Torre del Paseo Marítimo para mi menda. 

Cada espasmo era una alegría hasta que, el razonamiento de la abuela hizo que cayera del guindo. - "Nena ¿erais dos?" - ¿Cuándo? ¿Para qué? - "Para hacer el bisnieto" - Pues... si quieres que te diga la verdad... No me acuerdo. ¿Es imprescindible saberlo? 

La abuela gritó: "¡Qué cruz tengo contigo!"

domingo, 1 de junio de 2025

He aquí el por qué de su rápida recuperación.

El árbol de la calle está en un ¡Ay! porque han llegado los chulitos del aire y teme que choquen contra él cuando pasan jugando en el aire. He tenido que decirle que cambie de repertorio porque, con tanto ay, parece que esté cantando una saeta.

¿No podrías tener un poco de empatía hacia mi? ¡Estoy de los nervios! - Pero si es lo mismo de todos los años. Tendrías que estar acostumbrado. Los vencejos son alegres, juguetones... - ¡Irresponsables, gamberros, escandalosos... - Simpáticos, veloces, acróbatas, ... - ¡Basta ya de ponerlos de bueno de la película! Si un día alguno choca contra mi me hará un traje... - Ah, no sabía que también eran sastres. Pero, vaya, con la energía que tienen, de estos pájaros me lo creo todo.

El árbol de la calle carraspeó pero no consiguió que le saliera la voz. Los nervios le jugaron una mala pasada. Por señas quiso culparme a mi de su desgracia. - ¡Si no tengo alas! jajajajaja (Mi risa no fue la mejor medicina para él) - De repente se puso rojo. La boca intentaba hablar pero la voz se había ido de vacaciones a una cala. Y al pobre árbol le dio un soponcio de mucho cuidado.

 Alguien debió llamarles porque vi a los trabajadores de Parques y Jardines discutir sobre qué tratamiento habría que darle. Mientras lo decidían, el árbol fue recuperándose, incluso volvió la Voz - No he podido nadar porque había una invasión de... - ¡Medusas! (grité) - ¡Guiris! (gritó la Voz. Y se llevó la muñeca Chochona)

- ¡¿Dónde está mi bici eléctricaaaa?! (exclamaba el técnico que la dejó apoyada en el tronco del platanero) - El hombre no lo oyó, a pesar del erúcto escandaloso que soltó el árbol. ¡Valiente rugido!