No hay quien aguante a Pascualita normalmente, así que cuando está en celo vale más no llevarle la contraria.
Gracias a mi primer abuelito, supe que la sirena, en un punto de su larguísima vida, bebió los vientos por un dinosaurio y pensé en algo que le aplacaría un poco su mal genio: un libro de dinosaurios. Con muchas fotos. Pensé que le gustaría.
A la salida del trabajo fui a la Feria del Libro y busqué y pregunté pero no hallé ningún libro de dinosaurios. - ¡No puede ser! ¡En toda Feria que se precie debe haber libros con fotos de dinosaurios!
La gente reía pensando que yo era una atracción contratada por los libreros. - ¡Dí que sí! ¡Queremos dinosaurios de colorines! ¡Dinosaurios AL PODER! - Algunos entendieron A MORDER y tuvieron que intervenir los Municipales con Bedulio a la cabeza. - Lárgate o tendré que multarte por incitar a la mordedura. - ¡Abuelitoooo. Ayudaaaaa! (grité)
La cara de Bedulio perdió el color (pasan los años y no consigue que se le pase el miedo que le tiene al fantasma de mi primer abuelito) y ordenó a un compañero que me llevara a casa en coche. - Bueno, a falta de dinosaurios tal vez éste sea el futuro padre del bisnieto de la abuela (pensé) Pero no sonó la flauta ni por casualidad entre el chófer y yo.
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