sábado, 14 de junio de 2025

Pascualita, ten cuidado.

Al volver del trabajo me salió al paso el dueño del bar de abajo, todo preocupado: - Nena ¿por qué no has vuelto a venir a desayunar? Lo que pasó fue una tontería de de uno que se cree gracioso pero ya le he dicho a su jefe que ese no vuelva más por aquí. Ahora vendrá otro. Y tú, ya sabes. Al próximo desayuno estás invitada.

Me sentí fatal. El de la cerveza no tuvo ninguna culpa pero la prudencia hace que no pueda contar lo que, realmente, pasó. Me imagino todas las teles abriendo sus Noticieros: ¡En Palma ha aparecido la única sirena viva del mundo! ¡Nació cuando los Continentes eran solo uno! ¡Los científicos se la rifan para estudiarla. Es un pequeño ser anti, pero que muy antidiluviano!

Sobra palabrería para decir la verdad: trastearla, abrirla en canal y guardarla en formol 

Bajaré mañana, le he dicho al del bar. Sin Pascualita, claro. No quiero más dolores de cabeza por culpa de la medio sardina.

Mi primer abuelito apareció sobre la cabeza del barero en plan abuelo-guardasespaldas. Pero todo transcurrió normalmente. Subí la escalera y entré en casa hablando con él del último sudario de Oscar de la Renta: - Es una belleza echa solo con abanicos que se abren, se cierran y abanican. - Que suerte tienes, abuelito, de estar en el Más Allá ¡Nunca has ido tan elegante  jajajajaja!

Ahora recuerdo que me crucé con un vecino que se santiguó tres veces seguidas y corrió escalera arriba. No sé por qué...

No hay comentarios:

Publicar un comentario